Me llamo Carlos, tengo 33 años y escribo esta historia porque necesito que alguien más, aparte de los protagonistas de la misma, la conozcan, y de paso probar si, al escribirla, puedo aclarar mis ideas y tomar una decisión que pueda ser acertada.
Paula tardó poco en coger el coche y llegar a casa de Fernando. Venía de rondar junto a la casa de la chica de la empresa, aquella a la que había visto a través de los monitores "jugando" frente a su ordenador.
Las imágenes se repetían en su cabeza con insistencia. A través de la cámara de vigilancia había visto a la chica de aquella empresa masturbarse furiosamente una tarde de sábado, en su puesto de trabajo, delante del ordenador.
Nuestro protagonista recibe especiales tratos por parte de un técnico que viene a su casa a efectuar una reparación. Ambos disfrutarán sus cuerpos con ansia.
Nuestro protagonista siente que su relación está casi acabada cuando conoce a un hombre que le emboba nada más mirarlo y con el que pasa una noche alucinante de sexo.
Un muchacho experimentado en las relaciones gay decide correr mundo. Se busca alguien que le lleve desde Ibiza hasta la península en barco a cambio de unos "favores". Y luego busca casa donde dormir, encontrando un muchacho con el que vivirá una relación apasionada.
Un muchacho que va a recoger a su sobrino al colegio traba conocimiento con un profesor que empieza a cortejarle hasta que ambos disfrutan como locos de sus cuerpos y sus pollas y culos.
Nuestro protagonista hace una apuesta con un lindo muchacho y al ganar obtiene no sólo una deliciosa felación sino una buena tarde de sexo con ese hombretón.
Dos hermanos que trabajan en el campo, en una región solitaria y casi inaccesible, descubren una interesante forma de aliviar su abstinencia y soledad.
Cuando ella tuvo que ir al baño y levantándose se retiró, percatándome de cómo las miradas de los hombres presentes la miraban al pasar al cotonear su cuerpo, sin ninguna arruga o línea que marcara su vestido ya que yo, antes de llegar, le había pedido sus bragas y que ahora guardaba en la bolsa de mi camisa.
Un joven espera el metro en el andén de una estación abarrotada. Fija su mirada en una joven provinciana y se las ingenia para poder manosearla aprovechando la aglomeración. Aunque una sorpresa aguarda bajo su falda.
Una fiel sumisa obedece ciegamente las órdenes de su amo. Exhibiéndose primero delante de hombres y mujeres y luego alcanzando la autosatisfacción a partir del fetichismo de un zapato.
Nuestro protagonista narra la experiencia que tuvo al quedar con una lesbiana y dejar que ésta le poseyera penetrando su ano con un consolador atado a su cintura.
Fantasía y realidad se funden muchas veces sin que podamos decir que el sueño no es real. Para nuestro protagonista, al menos, la diferencia no está nada clara...
Una mujer acude la playa, sola, buscando estar tranquila y relajarse. Desnuda, se sienta en la orilla y disfruta con el agua lamiendo su cuerpo. Toca su intimidad y cuando siente cómo crece la excitación descubre a su lado a un hombre hermoso y viril que la posee sin palabras.
Una mujer tiene tres fantasías y, en parte gracias a su marido, puede cumplirlas las tres: en un burdel y con un negrazo que maneja un instrumento impresionante.
Un joven aspira a casarse con una chica de buena familia que prácticamente lo ha cazado. Lo que no sabe es que se enfrentará a las mujeres de la familia, comandadas por la madre, que harán de él un esclavo obediente, juguete de todas ellas, como ya son el padre y el hijo.
Una chica se encapricha con un compañero de trabajo y quiere iniciar relaciones con él. Será el principio de una relación de dominación en que ella será transformada en una esclava sumisa.