Follada por el perro de unos amigos I

El relato es verídico, los nombres son los nuestros; yo soy Jesús y ella Cinta.

Todo comenzó así.

Pues unos amigos muy íntimos tenían concertado un viaje y tenían que ir en avión.

Sería 15 días; nos pidió que, si podíamos quedarnos con su mascota, un pastor alemán.

El animal es muy noble y ya nos conoce de ir por allí.

Pues nos lo trajeron a casa y todo bien. El tercer día, con las calores, los tres en el comedor con el aire acondicionado puesto y en pelotas los dos. Ella en el sofá, se quedó dormida con las piernas abiertas; yo en el butacón viendo la tele, el perro echado a mi lado. Se levantó, fue a la cocina a beber y, al regresar, fue hacia Cinta; ella seguía dormida, sin poder darse cuenta de lo que ocurriría.

Al volver, el perro se paró delante de Cinta y le olió el coño; ella, dormida, se acercó y se lo empezó a lamer. Yo no hice nada, lo dejé hacer y miraba; ella, dormida todavía, abría las piernas y se movía; le gustó, pensaría que era yo.

Estaba mojada; se despertó y miró.

¿Qué hace? Preguntó.

Yo. Le digo: “Te ha olido el coño”, le ha gustado y lo ha lamido.

Ella. Pues lo estaba pasando bien.

Yo. Le dije: “¿Deja que siga?”.

Ella. Se tumbó y se abrió de piernas; el perro se acercó de nuevo y comenzó de nuevo a lamerle el coño. A ella le gustó; poco a poco se abría más de piernas y se movía. Yo me acerqué y le di mi polla. Empezó a comérmela ella a mí y el perro a ella.

Ella cada vez más caliente y me dice que, como siga, me va a hacer que me corra.

Al poco tuvo un fuerte orgasmo y el perro se lo tragó todo.

Ella seguía comiéndose mi polla. Le pedí que se pusiera a cuatro patas para follarla un rato. Al poco, me puse delante para que me la chupase de nuevo; se la comía entera, desapareciendo mi polla en su garganta. Me comía los huevos, a lo que veo que el perro se acerca y se le sube encima, la agarra y sin más le mete la polla.

Ella gritó, me miró y le dije: “Déjalo, a ver qué hace”.

Follarla con unas ganas y le pregunto: “¿Te hace daño?”. ¿Te duele?

Ella. No está todo muy bien, me gusta.

Yo. Entonces, lo dejo a ver hasta dónde llega.

Ella. Tiene una polla larga y no es muy delgada; me está dando a base de bien, el jodido me tiene bien pillada.

El animal la follaba frenéticamente, dándole unas embestidas sin soltarla.

Poco después, ella se corrió de nuevo y el perro le hizo el nudo sin darle tiempo a separarse de él y se corrió también dentro de ella. No le dolía, pero no le salía con el nudo que le había hecho. Le dije: “Estate quieta, que se relaje un poco”. A los pocos minutos se separaron; él se puso a lamerle el coño y la polla suya.

Mientras estaba anudada, ella terminó de comerse mi polla, corriéndome en su boca y tragándose todo mi semen.

Al soltarse del perro, le pregunté.

¿Cinta te ha gustado?

¿Te ha dolido?

Ella. No me ha dolido y sí me ha gustado; ha sido algo nuevo, no es como las folladas que me has hecho tú o los demás que me han follado, es algo nuevo, no sé cómo explicarte, una sensación nueva.

¿Y tú, Jesús, qué me dices?

Yo. La verdad, me ha asombrado que te dejara follar, pero a la vez me ha excitado mucho; me ha gustado verte cómo te corría y cómo has disfrutado todo.

¿Esto hay que repetirlo, Cinta?