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Julia, una chica dominante X

Lo hice grandecito, de unos ocho dedos de largo aunque un poco delgado. La capa de pintura le había quitado grosor. Le quité con una cuchilla las rebabas en las líneas de unión. No me pareció muy bien hecho entonces. Efectivamente, se despegaría si le daba mucha caña, así que lo envolví con esparadrapo, que coloqué estratégicamente. Lo envolví en un preservativo y lo escondí, tirando cualquier otra cosa que me pudiera delatar.

Basado en un hecho real III

Me molestaba mucho su pantaloncillo y su pantaleta, pero como temía que se me fuera la oportunidad, como pude comencé una masturbadota de clítoris a toda regla, acariciando con las puras yemas de los dedos y sin apretar: suavecito, contante y remojándome los dedos cada vez posible en su humedad lubricante para acariciarla mejor en su botoncito...

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Juan puso sus dos manos sobre las caderas, sobre la parte alta de las nalgas de la tita y comenzó de nuevo a moverse. Me quedé callado, sobrecogido. Tuve miedo. Lo digo sinceramente. Fueron unos minutos que se me hicieron horas.