Levantándose se dirigió a la salita, y justamente cuando trataba de alcanzar el fono en la pared, una súbita sensación extraña entre sus piernas la inquietó y de pronto sintió humedad caliente que descendía entre sus muslos, para finalmente ser seguida de un abundante flujo de liquido que bañó el piso de madera sobre el que estaba parada.
Sebastián la empujó suavemente por entre el agua y los nenúfares del estanque jugando con su cuerpo, que ahora se dejaba deslizar hacia abajo y luego hacía arriba formando un remolino que a la vez que le producía cosquilleo le daba, entre las piernas, una sensación de quemazón que cada vez le estaba gustando más y más.
Sintió un liquido espeso y fresco derramarse sobre ella. Las manazas de su hermano lo esparcieron sobre ella, y la empaparon del todo mientras no dejaba de empujar. Olía a mayonesa. Follaba bien, y tenia una buena poya. Tenia un movimiento rítmico, y entraba y salía de ella con ritmo. Ningún tío la había follado tan bien. O tenían demasiadas ganas, o demasiado pocas.
Entonces apretó el botón que ponía "SSA" (sistema de secado automático) y sintió como un chorro de aire caliente le fue dirigido también al mismo lugar, el tipo no se lo podía creer.
Pero también se dio cuenta de otras manos que le tocaban los pechos, mientras otra boca le mordía la espalda, lentamente volvió la cara, pero solo pudo distinguir unos ojos grandes y verdes, como los de una pantera, mirándola con una mezcla de furia y deseo.
Serena, tras dudarlo un momento, camino hacia donde la enmascarada le indicaba, con mano temblorosa abrió la pesada puerta de madera y descubrió que se trataba de un baño de grandes dimensiones.
Abrió los ojos y se vio reflejada en el espejo con las piernas completamente abiertas y en el aire mientras sus dedos entraban y salían de su interior a un ritmo frenético y sus senos eran apretados con desesperación y sus dientes apretados y su cuerpo sudoroso y sus ojos desorbitados por el éxtasis que estaba viviendo.