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Sailor Moon: Un futuro diferente IV

Sailor Moon: Un futuro diferente IV

Serena nunca sabría cuanto tiempo se quedo dormida.

Al fin el sonido de la puerta al abrirse la despertó.

Su corazón se acelero, y sólo a causa el agudo dolor en su trasero no salto de la cama, temerosamente se cubrió con las sábanas de seda y miro a su visitante.

Se trataba de la joven esclava de la mascara negra, o al menos eso creía ya que esta vez llevaba una mascara descubierta del mentón, lo cual permitía ver sus labios carnosos y pintados de rojo carmín.

No obstante la chica seguía sin decir una palabra.

Simplemente se dio a la tarea de colocar sobre la cama una mesilla, sobre la cual se encontraba una gran bandeja de plata cubierta con una cúpula del mismo material.

Al descubrí su contenido Serena pudo ver que se trataba de comida.

¿Desayuno ó cena?. No lo sabía pues los grandes cortinajes de la habitación estaban cerrados, impidiéndole saber cual era el momento afuera de la casa.

La comida tampoco daba ninguna pista.

Era pan blanco, pescado y frutas diversas.

Acompañada de una generosa jarra de Té.

La princesa de la luna miro que también había un adorno, un pequeño ramo de rosas negras aún cubiertas por finas gotas de roció. Junto a las flores había una nota escrita en perfecto japonés que ella leyó inmediatamente.

-“Disfruta la comida o tendré que castigarte. Ángel”- Serena se sintió invadida por el miedo y comenzó a dar cuenta del contenido de la bandeja, aunque también era verdad que su estomago estaba más que dispuesto a consumir lo que se le ofrecía. Mientras comía la princesa miro de reojo a la chica enmascarada y, por un momento, le pareció que sus labios temblaban a ratos, como si estuviera a punto de hablarle, pero luego reasumía su papel de indiferencia. Al terminar Serena decidió intentar hablar con la chica, pero la cabeza le dio vueltas y de inmediato volvió a caer en las tinieblas de la inconciencia.

El tiempo paso de nuevo y Serena volvió a despertar.

Esta vez se sentía tan desorientada que por varios minutos no fue capaz ni de recordar su nombre.

En ese estado sintió que alguien la ayudaba a levantarse de la cama y la conducía hacia el baño, tenía la impresión de que las manos que la sostenían no tenían cuerpos, sino que flotaban libres como pájaros a su alrededor.

Le tomo por sorpresa el contacto del agua caliente sobre su cuerpo.

Tenía la impresión de que el agua jugaba a enredarse sobre sus senos desnudos, sobre sus brazos y piernas.

Mientras las manos sin cuerpo tallaban su piel con suaves y lánguidos movimientos, pero al cabo de un momento se dio cuenta de que se detenían para palpar sus pezones y los labios de su vulva, sentía el roce de largos dedos apretando y hundiéndose en su carne.

Luego tuvo la seguridad de que varias bocas lamían su piel, mordían sus pechos y mamaban del manantial de su entre pierna.

Asustada intento alejar a sus verdugos, pero apenas tenía fuerza para manotear como un bebe, aún así sus manos le transmitieron la sensación de una piel caliente y de un cabello sedoso y largo que se aferraba a sus pechos como una fiera a su presa.

Entonces las manos, ó al menos unas de ellas, le tomaron el rostro y sintió el contacto de unos labios ardientes sobre los suyos.

No era un beso de amor, sino uno beso de deseo animal que la hizo estremecer de pies a cabeza.

Pero por más que intentaba mirar el rostro de su onírico amante no podía percibir nada salvo oscuridad.

Sintió como aquella boca volvía a recorrer su piel, como se deslizaba por su cuello, por sus hombros hasta llegar a sus pechos para chuparlos hasta que su caricia se volvió dolorosa.

Entonces siguió su camino hacia la grupa de la princesa y al llegar se poso directamente sobre su flor íntima.

Serena experimentaba un goce perverso al abandonarse a los deseos de esas sombras sin materia, disfruto la entrada de aquella lengua reptante que le acariciaba el clítoris con un hambre devoradora.

Serena se percato de que unos brazos delgados le rodeaban la cintura para atraerla más contra aquella boca desconocida.

Pero también se dio cuenta de otras manos que le tocaban los pechos, mientras otra boca le mordía la espalda, lentamente volvió la cara, pero solo pudo distinguir unos ojos grandes y verdes, como los de una pantera, mirándola con una mezcla de furia y deseo.

Solo entonces fue consciente del toque de una piel áspera contra su espalda, del furioso talle de unas esferas firmes y el movimiento lento de unas caderas contra sus nalgas.

Lentamente esa boca a su espalda empezó también a bajar, mordiendo y succionando entre sus costillas hasta alcanzar las hermosas esferas de su trasero.

Mientras tanto la otra boca parecía fundirse con la vulva de la princesa, donde su hambrienta y cálida lengua jugaba con el delicado apéndice de Serena.

-¡AAAaaaahhhhh!….¡AAAAGGGGG!….-gemía la princesa. Al tiempo que sus dedos se clavaban con fuerza en los hombros de la sombra frente a ella. Mientras la sombra tras ella hacia que su lengua, mucho más larga que la de su compañera, penetrara por el rozado ojete. Serena sintió una serie de espasmos en su cuerpo, al tiempo que aquellos aguijones la atravesaban. Serena sintió volverse loca, nunca hubiera imaginado los placeres que su cuerpo podía ofrecerle, nunca espero que alguien le apoderara de ellos sin su consentimiento. Pero ahí estaba, incapaz de hablar, sintiendo como todos sus sentidos se concentraban en su vulva y en su ano. Hasta que todo estallo en medio de un mar de colores.

-¡Aaaaaaggggg!…. ¡Aaaaaahhhhhh!… ¡Si!…. ¡Maldita sea!…. ¡Sigan!…!- la princesa de la luna se derrumbo sobre sus amantes incorpóreas y estas la recibieron entre sus brazos.

El paso de las horas trajo consigo un nuevo despertar.

Esta vez no fue un ruido o una sombra lo que la inquieto.

Fue una presencia clara y poderosa, algo que la sometía simplemente por esta ahí. Serena abrió los ojos lentamente, la habitación seguía en tinieblas, y poco a poco recobro la conciencia.

Recordó su nombre, su vida y su destino. Pero por alguna razón todo eso ya no le importaba gran cosa. Lentamente volvió la cara y miro a quien estaba recostado a su lado.

-Ángel.- murmullo al contemplar la blanca silueta echada a su lado. La princesa quiso hablar pero la mujer de los ojos dorados la acallo colocando su largo dedo sobre sus labios pálidos.-Sssshhhhh.-fue el sonido que escapo de aquellos carnosos labios violetas. Serena sintió que el rubor le cubría las mejillas y guardo silencio. Entonces Ángel aparto su mano de los labios de la princesa y la llevo justo sobre sus pechos. Serena miro como Ángel abría la mano y la hacia descender sobre su pecho. Con un movimiento lento y firme Ángel tomo el seno en su mano y luego lo dejo que sus dedos lo recorrieran en toda su extensión, terminando con un leve pellizco en los pezones. Entonces la mano se quedo quieta, apoyada sobre el pezón… Serena sintió que sus ojos se llenaban de lagrimas y sus labios temblaban incontrolablemente. Pero no hacia nada por escapar.

En ese momento el bello rostro de Ángel descendió sobre ella, dejándola admirar sus hermosos rasgos llenos de perversa pasión.

Por un momento Serena creyó que aquellos labios de fuego la besarían y cerrando los ojos espero… y espero.

Pero el contacto no se produjo.

En lugar de eso Ángel se dirigió directamente hacia los pezones de Serena.

Esta sintió que su cuerpo se derretía como mantequilla en el fuego cuando esa boca atrapo su pezón derecho y se quedo ahí, inmóvil, con sus ojos dorados fijos en los ojos de su víctima.

Pero aún con esa aparente falta de pasión Serena se sentía feliz de que aquella mujer le prestara su atención.

De estar frente a esos ojos de oro liquido y sentir sobre su cuerpo el calor de sus manos o de su boca.

En ese momento la invadió una extraña paz, era como si hubiera estado perdida y al fin hubiera llegado a casa, y entonces supo que su cuerpo y su alma estaban en manos de aquella mujer…. para siempre.

Ángel pareció leer su mente, sus ojos brillaron como su emitieran su propia luz, y dejo que sus dedos se deslizaron por el vientre de Serena hasta llegar a su abultado coño, donde se enredaron juguetones en el vello púbico.

-Por favor…. por favor…- gemía la princesa.

-¿Por favor qué?- dijo Ángel mirándola de frente.

-Por favor… hazme tuya…-dijo Serena cerrando los ojos. La mujer no le respondió, en lugar de eso comenzó a besar el cuerpo de la princesa en ruta descendente para llegar hasta la parte interna de sus muslos, cuando Serena sintió el cálido aliento de Ángel moviendo el dorado vello de su vulva sintió que sus entrañas se abrían dejando escapar un océano de lava ardiente. La princesa de la luna abrió las piernas al máximo para que su amante pudiera contemplar el espectáculo de sus jugos goteando hasta las sabanas de seda. Ángel miro con deleite la escena, pero solo dejo que una sonrisa le iluminara el rostro. Entonces la princesa pudo sentir la lengua de la mujer paseando por la parte interior de

sus muslos para lamer el liquido que aún escurría de las entrañas de sus entrañas. Eso hizo que sus nervios se tensaran como cuerdas de violín, que sus pechos saltaran y su espalda se arqueara hasta casi romperse.

De pronto Ángel se incorporo y sin dudarlo fue directo a la fuente del néctar que saboreaba en su boca.-¡Oooooohhhhh!…. ¡Aaaaaaagggggg!- gimió Serena al sentir por fin la boca de la mujer pegada a su sexo, solo entonces tuvo fuerzas para mover los brazos y tomar en sus manos la cabeza de su amante, sintiendo como sus dedos se hundían en la abundante cabellera azabache.

-¡Huuummmm!.-era el sonido que emitía Ángel mientras devoraba todo lo que su presa tenía para darle. Mientras tanto Serena sentía morir de placer, disfrutando de esos labios de fuego pegados a los de su vulva, de aquella lengua que entraba y salía de ella para lamer todas sus entrañas y llevarse toda su humedad. Instintivamente Serena apoyo la planta de los pies en el colchón de la cama y levanto las caderas para entregarse totalmente a su nueva dueña. Hasta que llego al limite de sus fuerzas y comenzó a vaciarse de una manera aún más salvaje que la anterior.

-¡AAAAAAGGGGG!.-gritó Serena sintiendo que iba a desmayarse una vez más. Pero la fuerza de esos ojos que la miraban por encima de su vulva la mantuvieron conciente. Por un momento todo fue calma, mientras la princesa recobraba el aliento y Ángel la miraba divertida.

-Colócate una almohada bajo las caderas.- ordeno firmemente. Serena se movió lentamente en cumplimiento de la orden. Mientras tanto Ángel se acariciaba el sexo con una de sus manos, mientras que la otra pellizcaba sus propios pechos con infinita pasión.

La visión excito a la princesa de la luna y apresuradamente termino de colocarse como Ángel le había pedido. Entonces la mujer se coloco entre sus piernas para que su coño negro se frotara con la dorada pelambre de su amante. Pero había algo más, Serena pudo sentir como si algo así como un dedo pequeño tocara los labios de su vulva, rozando la hendidura de su cuerpo para luego crecer y entrar en ella lentamente. Al principio creyó que era una ilusión provocada por su excitación, casi una caricia aterciopelada contra su clítoris. Las manos de la mujer comenzaron una nueva exploración por el cuerpo de la princesa, oprimiendo sus pechos adolescentes y pellizcando sus erectos pezones, para luego acariciar la suave línea de sus axilas y llegar hasta los hombros y el cuello. Aquellas caricias distrajeron la atención de la princesa, provocándole una nieva excitación, su vulva se humedeció al contacto de los otros labios íntimos. Mas pronto noto de nuevo la curiosa sensación de que algo entraba en su cuerpo.

¡AAAAAAYYYYYY!.- fue el grito que desgarro las tinieblas que las envolvían. Mientras Serena sentía como sus entrañas eran desplazadas por un invasor imprevisto, algo que simplemente crecía dentro de ella sin darle tiempo a nada. Por un momento el dolor la hizo desear la muerte, pero en lugar de eso fueron los ardientes labios de Ángel los que acudieron en su auxilio, diluyendo el dolor con sus caricias sobre los labios y los ojos de Serena. Sus pechos se movían incontenibles a causa de su respiración agitada y sus manos se crisparon sobre los hombros de su amante. Pronto se sintió llena, totalmente poseída por un imposible falo que parecía no terminar de entrar jamás. Por primera vez Ángel tuvo un gesto de misericordia y detuvo el avance de su… ¿miembro?.

-¿Cómo lo sientes?.-pregunto mientras besaba los senos de Serena.

-Oooooohhhhh… Ángel… ¿Qué me has hecho?…-interrogo la princesa con el último aliento que le quedaba.

-Te he reclamado como mía.-contesto Ángel fríamente.-Desde hoy y para siempre serás mía… mí pequeña princesa de la luna… la favorita de entre todas mis esclavas… –

-¡OOOOHHHHH!… ¡Si!… Seré lo que tu quieras….-

-Júralo… jura que serás mía por toda le eternidad.-

-Lo juro….-murmuro la princesa.

-Ahora relájate y déjame seguir.-dijo Ángel. Entonces reanudo el movimiento de sus caderas, de forma brutal y atroz, impulsando su infernal apéndice dentro de la princesa de la luna quien se sentía al borde mismo de la muerte, pero que al mismo tiempo no deseaba otra cosa que dejarla continuar arrodillada entre sus muslos, sacándole la vida con aquellos bombeos que parecían no tener fin y que llegaban a lo más profundo de su cerebro

-¡AAAAAAHHHHHH!…. -las piernas de Serena rodearon el cuerpo de su atacante y ella misma la empujo hasta el fondo de sus entrañas para recibir un caudal de ardientes jugos que se mezclaron con los que emanaban de su propio cuerpo. La convulsión fue tan fuerte que la princesa se incorporo para abrazarse a su cabalgadora y besar sus labios en una muestra de absoluta entrega. En ese momento una luz negra las rodeo a ambas y las fundió en un solo ser por algunos segundos. Al cabo de unos instantes Serena sintió el contacto de otras manso acariciando sus espaldas. Dando un respingo miro hacia atrás y descubrió al intruso. Se trataba de la chica enmascarada quien abarcaba con sus brazos a las dos mujeres. Ángel la miro sonriente y sin prisa tomo la mascara en su mano para tirar de ella y dejar el rostro al descubierto.

Serena creyó estar viviendo una nueva alucinación al ver el rostro de aquella esclava silenciosa.

-¡REI!.-exclamo sorprendida.

-Perdóname Serena.-dijo la princesa de Marte mientras besaba delicadamente los hombros de su compañera. una avalancha de preguntas se aglutinaron en boca de la princesa de la luna. Pero era incapaz de articular palabra. Su estupefacción no le permitió darse cuanta de que Ángel la soltaba para entregarla en los brazos de Rei. La chica de fuego recibió en su regazo el cuerpo maltrecho de su amiga, mientras su señora descendía de la cama y desaparecía en las tinieblas.

-¿Por qué estas aquí?.- pregunto Serena sin moverse. Con la cabeza apoyada entre los pechos de la princesa de Marte. Rei la miro con ternura acariciando las doradas hebras de su cabello. -Porque la amo.-dijo Rei con los ojos llorosos.- Yo iba camino a un templo en Okinawa, y cuando me detuve en un hotel a descansar la vi por primera vez. Ella me invito a habitación y yo acepte, esa noche caí en sus brazos y desde entonces he sido su esclava. Pero ella me pidió que le entregara a la persona más querida de mi corazón para demostrarle que le sería fiel, y yo le hable de ti.-por un momento ambas guardaron silencio.

-¿De mí?-Serena miro fijamente a su amiga. -No lo entiendo.-

-Serena.-dijo Rei acariciando la larga cabellera de su princesa.-Yo… yo te amo.-la princesa de la luna se estremeció al escuchar esas palabras.

-Pero. ¿Y Nicolas, y Yaten?.-

-En realidad nunca me importaron.-respondió Rei.-Solo fueron una forma de negar mis verdaderos sentimientos. Serena, ahora se que te amo a ti. Pero tu no me hubieras aceptado porque estabas destinada a ser la esposa de Darien y la Neo-reina de Tokio de Cristal. Pero Ángel es lo suficientemente poderosa como para cambiar el destino. Así que, si quería entregarme totalmente a ti, esta era la única forma.-Serena guardo un largo silencio que hizo temer lo pero a la princesa de Marte.- ¿Me odias verdad?.-pregunto Rei entre sollozos.

-No.-dijo Serena acariciando la mejilla de Rei.- ¿Cómo podría odiarte cuando yo misma he caído a sus pies?. Además…-

-¿Además qué?.-

-Es curioso.-la mano de la princesa de la luna comenzó a bajar muy despacio por el cuello de su amiga, hasta que llego a sus calidas esferas, que de inmediato se pusieron duras como la roca.-Siento como si me hubieran quitado una gran peso de encima. Hacia mucho que no me sentía tan.. libre.-Ambas princesas se miraron intensamente y poco a poco fueron acercando sus rostros hasta que sus bocas se unieron en un largo beso. Desde la oscuridad Ángel las miraba satisfecha, mientras admiraba el cristal de plata. El futuro… Su futuro empezaba en ese momento.

Epilogo.

Cuando Darien Chiba abrió los ojos estaba desnudo, recostado sobre una gran cama de estilo europeo. Solo recordaba el beso de aquella extraña mujer que lo había hechizado en tan solo unos días. Recordaba los labios ardientes sobre los suyos mientras cenaban en aquel elegante restaurante. Lentamente se incorporo y bajo de la cama, la habitación era grande y decorada al más puro estilo occidental, en ese momento se abrió la puerta y una chica vestida con un traje de cuero negro entro a la habitación. Su rostro estaba cubierto por una mascara que le cubría totalmente su cara.

-¡¿Dónde estoy?!.-interrogo con firmeza encarando a la desconocida. Pero ella no le respondió. Entonces el futuro rey Endimión decidió marcharse y se encamino hacia la puerta abierta. Pero antes de salir miro de nuevo a la silenciosa enmascarada. Había algo levemente familiar en la larga cabellera rubia que salía por detrás de la mascara.

Fin.

Tal vez te preguntes, oh lector, como fue entonces el Milenio de Plata. Puedo decirte que Ángel nunca se sentó en el trono de Tokio de Cristal. Pero el resto forma parte de otra historia…

¿Qué te ha parecido el relato?