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Sueños con la profesora

Estaba a pocos metros del cielo, en mis manos un vehículo hermoso, convertible, tapicería de cuero, buena música y un motor que daría envidia a cualquier corredor de carros y mas aún, a mi lado, dos hermosas y celestiales piernas que sostenían el cuerpo y cara mas divinos que yo había conocido, ni qué decir de su cola, parte la que sostengo, es la primera que nos fijamos los hombres en una mujer, eran firmes y levantados

Lluvia

De allí en más aumenté mi frecuencia de visitas a esa ciudad. Nos las ingeniamos para que se tomara algún día y me acompañara a otra ciudad. Total, nadie nos vería si ella no saldría del hotel. Así que yo trabajaba en la oficina y nos prodigábamos amor en las noches de diversas ciudades.