Cuando aún no ha pasado. Imagino lo que va a ser un fin de semana inolvidable desde el mismo viernes noche hasta el domingo por la noche, nunca había durado tanto el juego, y nunca fue tan intenso, pero antes de contaros todo lo que sucederá os hablare de él y de mí.

Él tiene 30 años, 1,75 m. Pelo castaño y constitución normal, es mi Amo, aunque no siempre fue así, yo tengo 27, mido 1,60 m. Soy morena, un poco rellenita, a él le gusta así, y soy su esclava sumisa, aunque no siempre fue así.

Nos conocimos hace mucho tiempo, y comenzamos a salir como amigos al principio, como pareja después durante dos años, relaciones normales si bien con algún juego erótico y morboso, nada de esto pasó por nuestra imaginación, un día él rompió la relación, me dejó, lo pase muy mal, y pensé que nunca más volveríamos a estar juntos, así fue un tiempo, pero tres años más tarde, reiniciamos la amistad, y ahí comenzó todo.

Durante el tiempo que fuimos pareja, yo fui dejando que me pidiese cosas y a la vez complaciéndole, recuerdo una mañana que me acompañó al centro comercial donde yo trabajo, y en el coche estuvimos acariciándonos antes de iniciar el turno de tarde, ese día yo iba de representante de una marca de salchichas, llevaba un uniforme rejo, con una minifalda muy corta, bien, pues en el coche me quitó las bragas, nada anormal, estábamos mareándonos a base de bien, anticipando una noche loca, pero cuando ya me iba a trabajar se negó a dármelas, y tuve que irme sin ellas y estar ocho horas imaginando que todo el mundo sabía que no llevaba nada bajo la mini, lo pase fatal, pero me dio mucho morbo y esa noche cuando nos volvimos a ver hicimos el amor sin siquiera quitarme el uniforme, desde entonces muchas veces más me hizo ir sin ropa interior, al principio no me gustaba la idea, ahora deseo que me lo pida, me encanta.

En otra ocasión, lo que me pidió fue que llevase un portaligas o un corpiño, nunca antes había usado prendas de ese tipo, pero le complací, me hizo exhibirme para él, estábamos en un descampado, cuando se cansó de mirarme, me bajo la braga a las rodillas, yo me la iba a quitar, pero me dijo que no, que la dejase ahí y caminase, yo no me atrevía notaba el elástico que me tiraba en las rodillas y me sentía mal, peor que desnuda, pero me obligó, me dijo que o lo hacía o me daría unos azotes, me pareció que lo decía en serio y como pensé que solo sería un momento lo hice, pero me hizo caminar bastante, para delante, detrás, ahora para, ahora sigue, me hizo fotos, y cuando pensé que todo había terminado, hube de repetir todo, pero con las bragas en los tobillos, lo que aún molestaba más al caminar, y parecía que me iba a caer en cualquier momento, lo pase fatal y como le dije que no me había gustado y que no lo haría más, me gane mis primeros azotes, que no me gustaron nada.

Después de esa experiencia, pensé que no me volvería a pedir más juegos eróticos, aunque reconozco que cuando meditaba a solas sobre lo que habíamos hecho me excitaba y deseaba seguir adelante, pero me equivoque por teléfono me ordenó, ya no me sugería ni me pedía, ya me ordeno, llevar el conjunto de liguero, bien, sin problema, pero además debía llevar el pubis afeitado o depilado completamente, puse el grito en el cielo, nunca lo había hecho ni lo haría, su respuesta fue que además fuese sin bragas, no que me las quitase allí donde quedamos, no, que fuese sin ellas directamente, le dije que estaba loco si pensaba que lo iba a hacer, me contestó que si iba a la cita sin obedecerle, me ganaría una azotaina, y que mejor era que no fuese siquiera si no le obedecía y que eso daría por terminada nuestra relación, me colgó.

La cita era dos días después, lo pensé mucho, y decidí aceptar, pero fui con las bragas puestas, tanto me obsesione con el afeitado del pubis que se me olvido quitármelas, llegue al lugar de la cita y él estuvo muy amable, no hacía ademán de desnudarme, nos tomamos algo, hablamos de vaguedades y de repente me preguntó si llevaba las bragas puestas, de golpe recordé que me había ordenado quitármelas, le dije que sí, por mantener el momento y pensando que como lucía un conjunto nuevo de liguero que incluía unas tangas preciosas no le molestaría sería una sorpresa, seguimos charlando, entonces me indago sobre el depilado, le dije que si lo había hecho, pero note que me ponía roja como un tomate, él me pidió que me levantará y se lo enseñara, le dije que más tarde, «ahora mismo», me dijo en un tono que no dejaba lugar a la duda, salte como si me hubiesen puesto un resorte, me plante ante él y me subí la falda, no hizo nada vio la tanga y me miró, movió la cabeza, lo recuerdo, y con mucha delicadeza empezó a quitarme ropa, pensé que había olvidado lo que me pidió de ir sin bragas, cuando me quitó la falda y la tanga, me dejó con una blusa y medias y zapatos, entonces levantó la blusa y contemplo como había quedado mi coñito afeitado, le gustó aunque me indicó que lo quería siempre así hasta «nueva orden», y mejor depilado, yo no dije nada, pero de repente me miró y me interrogo si o había entendido, le dije que sí, y me pregunto si me habían dolido los azotes del otro día, también le dije que sí, y sin mediar palabra me inclino sobre sus rodillas y antes de empezar y pese a mis protestas me dijo, «Pues con estos no olvidaras que cuando te digo que vayas sin bragas has de hacerlo», y comenzó a darme azotes en el culo y en las nalgas, yo me retorcía y protestaba, pero es más fuerte que yo y me dio hasta que se hartó, cuando termino, yo estaba furiosa, me sentía fatal, él sentado allí mirándome y yo sin poder evitar llevar mis manos a mis doloridas nalgas, pensando que quien se creía que era para tratarme así, chillándole de todo, él tranquilo riéndose, le dije de todo que no le vería más que era un cerdo pervertido, entonces él, sin decir nada se levantó y se acercó, yo no quería saber nada, quería vestirme y marcharme, pero me besó y si al principio no acepte, poco a poco, cedi, hicimos el amor, tuve extrañas sensaciones, el culo me ardía, el pubis me picaba irritado, me había afeitado con una cuchilla normal, pero estaba excitadísima, al finalizar, esperaba que él me pidiera perdón en lugar ello el me confesó que le había gustado mucho azotarme y que le encantaba que le obedeciera, que cada vez me pediría más cosas, yo pensaba que iba dado.

Un tiempo después, él se fue de la provincia, me dejó de un día para otro, lo pase fatal, pero a los dos años de no saber nada, un día me llamó, hablamos y algo largo de la conversación en que hablamos de todo, derivamos a nuestras experiencias eróticas, y me dijo que quería verme de nuevo en el mismo lugar que la noche del afeitado, así la llamábamos, y en las mismas condiciones o ya sabía lo que me esperaba, yo le dije que se ahorrará el viaje, que estaba enfadada con él, que bastante hacía cogiéndole el teléfono y si pensaba que iba a ir a un descampado con un liguero y el coño afeitado iba dado, él solamente me dijo el día y la hora y colgó.

Estuve varios días dudando, la cita era unas semanas más tarde cuando él regresará, al final, decidí ir, pensando que él no lo recordaría, efectivamente, no estaba, pero mientras me fumaba un cigarro recordando aquella noche, y pensando que era una tonta, llegó su coche, me estremecí, pero pensé que no iba a pasar nada, cuando salió por la portezuela, temblé, seguía igual, un poco más rellenito, al verle acercarse, pensé, bueno hoy no llevó las bragas, no me azotará, y con ese pensamiento me di cuenta de que deseaba que pasase lo que vino a continuación, tuve que exhibirme para él, mi coñito perfectamente depilado le encantó, me preguntó mil cosas, hicimos el amor, en un momento dado regresó a su coche y me dio un paquete pequeño, me dijo que era mi regalo pero con una condición debería aceptar una práctica que a él le encantaba, mientras habría el regalo, el haría spanking conmigo, no tenía idea de que era eso, pero dije que sí, el regalo era un libro, «Historia de O», y el spanking ya lo sabéis todos, me azotó de nuevo, pero está vez me lo imagine al ver cómo me hacía colocar y acepte pues muchas noches había recordado aquellos primeros azotes y me había excitado mucho, no diré que me gustó, pero no proteste como la vez primera, incluso le prometí reiniciar nuestra relación y hacer lo que me pidiera para complacerle, hay se inició todo de nuevo.

Hoy, os resumo la situación, voy sin bragas siempre que no tenga el periodo, el depilado lo hago semanal con una crema específica, la semana que no me azota, lo extraño, he llegado a darme palmetazos yo, me lo hace con la mano, con una varita de bambú, con palas de ping pong, con sus cinturones, que hacen mucho daño, nunca es excesivo pero me deja un par de días marcas, he firmado un contrato de sumisión que otro día os enviare, he posado para fotos y películas de vídeo suyas, solo para los dos haciendo de todo, he descubierto que me encanta hacerle mamadas y tragar hasta la última gota, que me gusta ser humillada, castigada al rincón, azotada, y exhibirme para él, un día me obligó a abrir al chico de las pizzas vestida solo con medias, zapatos, corpiño negro, cofia y delantal, muy pequeño, porque a veces soy su criada, me llamó mientras atendía al chico para que pudiese ver mi culo rojo de azotes, lo pase fatal pero estábamos en otra provincia, y una vez hecho estaba excitadísima, me gusta estar atada para él, me obliga a ir desnuda o casi conduciendo por carreteras, a ser su esclava en una palabra, y me gusta.

Antes de terminar os diré, que como título de este relato, escogí «Noche con las amigas», porque este viernes salgo con compañeras de trabajo y amigas, me ha dado permiso, pero ya me adelanta lo que me espera, al llegar me desnudará, menos las bragas, me atará a la cabecera de la cama por las muñecas, bajará las bragas a las rodillas, las dejará ahí, y me azotará, después me hará el amor, posiblemente me encule, le encanta hacerlo hace poco que lo hemos descubierto, sé que abre de hacerle felaciones en cuanto ponga ante mi boca su pene, solo me soltará para ir al baño, así estaré desde que llegue el viernes hasta el domingo, pero el sábado por la tarde él ha quedado con una amiga en casa a ver una película, no sé lo que pasará, pero os digo una cosa, estoy deseando llegar a casa el viernes después de salir con las amigas, ya os contare más. Muchos besos de Sumisita.