Que te vieron con dos chicos musculados del gym, a la par, dándote el lote; que incluso con una pelirroja te pillaron en el metro, ¡menudo despelote!
Que te escita descarriar a seminaristas y novicias de su destino sagrado; que el párroco sospechaba, y tuvo algún tiempo a un detective contratado.
A sus 18 años recién cumplidos aún es imberbe; parece una chica de anime o manga, la polla me hierve. Jandra, junto a mi hija y esposa son mis tres mejores furcias; para escalar en el podio ellas utilizan sus mejores astucias.
Cuando mea sobre mi cara no necesita usar un Kleenex para secarse el chocho; yo se lo chupeteo hasta dejárselo más seco que un bizcocho. En alguna ocasión tuvo un microorgasmo mientras me orinaba estando de pie; es la postura que más le pone, conmigo bajo palio. La sujeto para que no tambalee.
Me hace un buen ordeño. Me estruja el rabo, de dentro hacia afuera, apretando fuerte el glande en la zona uretral. Le pega unas buenas sacudidas. De vez en cuando le suelta un gargajo para lubricarlo y que fluya mejor la manuela. Yo me fijo en su cara de chica eficiente y hábil en su trabajo.
Ya enfrente de su puerta golpeo unas tres veces. Me abre Rebeca. Lleva el pelo recogido en un moño, una blusa blanca con un generoso escote, una falda plisada larga color azul y unos tacones de aguja que la ponen en el 1,76 m, sacándome bastante altura. Sus dos jamones los lleva enfundados. en...
Sonia estaba empeñada en follarse a un buen mozalbete cubano; colgarme unos hermosos cuernos en mi presencia, algo muy mundano. El chico era un poco reacio a las frivolidades europeas; Sonia lo convenció de que prestar a tu pareja disminuye las cefaleas.
A la pelirroja le tocó hacer el papel de esclava, de sumisa servicial. Sus compañeras se ensañan con ella. Le escupen en la boca unos considerables gargajos verdosos, le mean en la cara, le mandan que les lama sus respectivos traseros con sus rajas sucias. Caminan descalzas por la habitación y...
La verdad es que en aquel camping me sentía como Huckleberry Finn en su cabaña del árbol. De noche parecíamos una caravana de un western haciendo una parada, dirección a California. En fin, que Camile y yo recorrimos casi todos los locales de la villa. De madrugada todas las músicas son buenas.
Cuando el cura ya tiene la polla bien alojada y acomodada en las entrañas de Rafael, le pide a Ana que se suba al “andamio”. Ana se inserta el falo de su padre de una sola clavada y comienzan a follar los tres a buen ritmo. Martirio se acerca y le pega buenos lametazos al conejo de su hija.
Ya en el baño, se quitó las bragas que estaban chorreando y se pasó un dedo por su rajita. Estaba húmeda, muy húmeda.