El día que tuvo el accidente, bueno, que fue atropellada. Dona salía de dar su clase de spinning en el gimnasio donde había sido contratada.
Ella estaba resplandeciente y sólo por eso me sentía satisfecho. Por otro lado, resultaba curioso que en nuestros encuentros fuera de mi casa, me tratara de usted y con tanto respeto, como el cura que era.
Zoey empezó a lamer el empapado coñito de Silvia, con auténtica maestría. Dominaba la técnica a la perfección. Inicialmente lo hizo por sus labios, abriéndolos con sus dedos alcanzó el clítoris con su lengua. Lamía muy lento y muy húmedo, succionando de vez en cuando. cosa que le hacía estremecer.
El chaval tenía una vista preciosa a través del cristal del ascensor. Cuando llegamos arriba, tiré de la falda de Esperanza abajo para que no fuese enseñando el culo y guiñé un ojo al chaval. Seguro que esta noche se hacía una paja pensando en ella. Salimos y pedimos una mesa
El marido me enseña fotos de su mujer y pasamos un buen rato juntos.
Salió de la ducha y aunque no se lo había pedido se puso de rodillas, feliz y sonriendo, mientras me duché, cuando vio que cerré el grifo, fue a levantarse para acercarme la toalla… -Déjalo PERRA, ya la cojo yo, y por cierto, a partir de mañana… Así terminó el último capítulo…
Una pareja encuentra una forma nueva de compartir su deseo y mezcla lo que están viendo directamente con su propia imaginación.
Esa noche casi no dormí pensando en los detalles: la escena asquerosa de esa prostituta dejándose humillar por algunos billetes, el tamaño del miembro del vecino, su cara y sus pechos brillantes por el semen, la espantosa barriga de mi vecino, su risa odiosa, esa mirada de control y dominación. Nada
Eva decide, con mucha excitación, realizar la primera tarea sexual que le propone el Gurú.
Siguen las peripecias de los maestros de escuela rurales, azotes, sexo, muerte... la vida