Mi forma de ser se vio descubierta de forma muy casual pero muy muy adecuada y aprovechada por mi astucia, la cual llego al dia inolvidable para mí y con la persona que menos pensaba.
Ya tenía casi 19, me llevó directamente al motel de la ruta, si bien no me pidió que me agachara escondiéndome de las miradas curiosas lo hice, asumí mi posición de amante, en forma natural, todos estos años pensando cómo sería estar con él, como gozar ese bulto que a simple vista era grande, podía ser mi padre, era viejo, era para mi algo fuera de toda normalidad, pero que era y es imposible negarse.
Yo creía que iba a ser yo, no era de los mejores cuerpos pero sí el más nuevo, sin embargo eligieron al chico de mi lado, un gitanillo quien era un artista con la navaja. Óscar se resistió y lo desvistieron de malas maneras.
Entonces ella sin decir nada se subió aún más la falda, para que pudiera contemplar mejor sus formas, bajo una mano hasta su rajita y sobre la tela se empezó a frotar su sexo, lo que me hizo empalmarme enseguida, instintivamente mi mano se apodero de mi polla y la empecé a masajear, no dando crédito a mi visión.
Comencé a desnudarme y de repente entraron dos amigos suyos en la habitación, intente taparme pero se me echaron encima enseguida, estaba aterrada, se reían de mi diciendo q vaya putita habían conseguido, que cuando acabaran no iba a poder ni caminar...
Lo que comenzó a levantar mis sospechas, de que algo estaba cambiando en ella, fue un día que estábamos en una cala de Cadaqués, ella se puso a tomar el sol desnuda y como a mí no me gusta tomar el sol me fui de excursión por las rocas del cabo de Creus.
Su fantasía era normal, pero no por eso dejaba de ser emocionante, irse a una isla con dos amantes, desde luego, uno su marido y perderse allí durante seis meses, sin preocuparse de nada, ni del dinero, ni los críos, ni las broncas de su jefe, ni de la compra diaria, ni la casa, solo sol, sexo y más sexo.
Siempre fui el consentido de la Abuela y lean hasta el final, se que les encantará.
Al llegar a nuestro bloque yo me despedí de ellas, pero Ainhoa empezó a decir que yo me podía quedar un rato en su apartamento mirando la tele, o que podía dormir esa noche en su apartamento. Yo por supuesto que dice que si, era lo que desde, que me había quedado solo con ellas en bar quería más en el mundo.
Nosotros ya contentos porque quería repetir el sanduche, pero aún había un problema el hombre todavía no terminaba de instalar las alarmas y no podíamos hacer nada aun, esperamos como una hora y no terminaba así que sin importar que aquel desconocido entre de rato en rato a mi casa nos encerramos en mi cuarto y comenzó lo bueno.