No era la primera vez que me corría mientras estaba siendo follado, pero sí fue la primera vez que vi como de mi polla empezaban a caer gotas de semen mientras me estaban dando por el culo, salpicando por todas partes, a la vez que mi polla se bamboleaba al ritmo de las enculadas que estaba recibiendo.
Vaya vaya, pero mira que sorpresa, si al final mi vecinito además de mojado y colocado, nos viene caliente, ¿eh? Me respondió dejando que yo le siguiera palpando la verga por encima del pantalón.
Sus recuerdos pasaban atemporalmente, a pedido de sus padres le fue a agradecer el regalo, sentado leyendo el diario, estaba en el living, le agradeció y en el oído le dijo que le gustaba "jugar" su sonrisa seductora, te mereces todo mi niña , cuando se vayan al río, el sábado quédate a "descansar", su esposa (una gorda tetona)
A todo esto al cabo de 5 minutos se acercaron unos chavales a él y le retaron a jugar a los dardos, su novio era un gran jugador y si había algo que pudiera separarla de ella era precisamente eso, así que aceptó y se fue a jugar dejando a Raquel con algunas de sus amigas.
Historia de una mujer madura que descubre circunstancialmente el desenfrenado deseo sexual que despierta en uno de sus alumnos.
Voy a contarles otra historia que me sucedió esta vez en Medellín donde fui a unas reuniones de trabajo y como siempre debo sacar el tiempo que se requiera para ir de búsqueda, siempre buscando buenas vergas, esto me ocurrió en un sauna que queda cercano a la catedral basílica.
Al alcanzar el día, piqué a mi propia puerta, esperando acoger mi cordial saludo, pero entonces, quise entenderlo todo, y comprendí que nada en absoluto te ama.
Es una historia que le sucede a un muchacho de 27 años en el sur de Chile, después de 8 meses de inactividad sexual, es cómico, entretenido, y anecdótico, léanlo, se los recomiendo.
Ella con los dientes me fue bajando los calzoncillos y yo con las manos su bombacha. Empezó a chuparme la pija de manera bestial, bajaba y subía por mi falo de una forma que me hubiera hecho acabar enseguida.
El atardecer nos encontró solos en la quinta, mi marido había llamado que se quedaría en el campo en Entre Ríos para terminar un tema de la hacienda al día siguiente, su mujer desde Buenos Aires para terminar las compras para las fiestas que se avecinaban.