Capítulo 3

A la mañana siguiente ni bien se despertó, en lo primero que pensó es si el Gurú le habría contestado, y qué haría en caso de que no tuviera respuesta, porque a esta altura tenía ya muchas ganas de que la situación se convirtiera en algo cotidiano, en un entretenimiento que la sacara de la infernal rutina que era su vida.

Que la hiciera olvidar del aburrido de su marido, del maltrato entre ambos, de las exigencias de sus hijos, de su jefe en el trabajo, de los fines de semana en la quinta de sus suegros soportando a la harpía de su suegra, etc., etc. Algo que la mantuviera caliente, que le presentificara ese erotismo que ella había perdido hacía ya mucho tiempo.

Busco la notebook antes de pedir a Juanita su café matinal. La abrió y fue en busca de su s correos. Y allí estaba. Leyó a toda velocidad:

“Veo que te has decidido a jugar con tu imaginación. Me gusta, me alegra y me da mucho placer. Yo seré tu confidente sexual: me contarás todo lo que tu fantasía pueda llegar a desplegar. ¡¡¡Nada de vergüenza entre nosotros!!! Quiero que seas lo más explícita posible, que nos excitemos mutuamente con las cosas más atrevidas que pasan por nuestras mentes.

Al principio yo voy a ayudarte, a incentivarte, mostrándote indicios para que puedas ir tomando vuelo poco a poco, pero el objetivo es que sea tu persona la voz cantante y excitante en este intercambio. Y cuando yo me caliente con tus relatos voy a hacértelo saber para que sepas que vas por el camino esperado”.

“Me gusta lo que me mandaste, son fantasías muy cachondas, pero las relatas en forma muy formal, sin desplegar tu imaginación, sin agiornarlas con todos los detalles sutiles que el relato se merece”

Ahí se dio cuenta que era cierto, que había imaginado mucho más de lo que plasmó en el correo. ¿Por qué? ¿Timidez? ¿Vergüenza? ¿Pacatería? ¿Inocencia? ¿Inexperiencia? En fin… Tal vez una mezcla de todo eso. Ahora más aun, quería seguir, porque se iba a contestar esos interrogantes. Y no sólo eso: tenía la oportunidad de desplegar su sensualidad, su erotismo dormido o reprimido…

“Esta noche te mando un pequeño relato para que comiences a comprobar por qué carriles deberemos andar…Espero tu respuesta…las represiones comienzan a caer…”

“Imagino…

«Estás por llegar a la casa que tenés anotada en la carta que te hice llegar junto con las llaves del departamento. Yo estoy ya ahí pero escondido, es decir vos sabés que yo te voy a mirar pero a mí no me ves. Cerrás la puerta. Hay una música suave. Vos empezás a desnudarte muy lentamente (como las indicaciones que también figuran en la nota), como en un streep- tease, vas sacándote cada prenda con mucha lentitud y seducción hasta quedar completamente desnuda…Ahí tomas una crema que está sobre un sillón y lentamente empezás a masajear todo tu cuerpo, tus pechos, tus piernas,tus muslos, tu cola, te detenés en tu vulva y la acaricias con mucha suavidad, son movimientos suaves que a mí me hacen entrar en una fuerte erección mientras voy observando en forma muy «voiyerista» tus movimientos de gacela calentona…Tus manos saben con exactitud dónde encontrar el placer y hacerlo crecer geométricamente…

Cuando estás entrando a un inminente clímax, aparezco yo, con una cámara en mano y un antifaz que coloco sobre tus ojos para que las fotos que tomaré a continuación no reflejen tu identidad. Al sentir el ruido de la máquina tu cuerpo empieza a contorsionarse y a ofrecerle a la lente las poses más atrevidas, lascivas, procaces…Te entregás muy concentrada a ofrecer tu cuerpo descaradamente imaginando el efecto que irás produciendo en quien te observa. Te tocás, acaricias tus partes íntimas, y te sentís arder! Y repentinamente, en un colapso de tu excitación, sentís como mi miembro muy erecto, te penetra profundamente y ambos rodamos al piso en un frenético abrazo….”

Cuando terminó de leer ese último párrafo sintió que su cuerpo palpitaba: había entrado en una especie de fascinación, y empezó a entender e imaginar cómo sería lo que vendría. Apagó la notebook y se dirigió a su cuarto. La casa estaba totalmente a oscuras y en un silencio total. Lentamente se metió bajo las cobijas.

Percibió la respiración profunda de su marido y se acurrucó de su lado como para no hacer ningún movimiento que pudiera despertarlo. No se podía dormir. De pronto se percató que su trusa estaba muy húmeda, metió sus dedos bajo la fina tela de algodón, apretó sus muslos haciendo presión sobre su mano, y fue quedándose dormida, con una sensación extraña pero agradable….

(Continuará)…

Sería interesante que al leerlo me pudieras ir mandando a guruayudador@gmail.com cómo imaginas que continúa la historia

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