Síguenos ahora en Telegram! y también en Twitter!

El fantasma I

Tenía las piernas bastante separadas para no molestarle cada vez que tenía que coger una herramienta de la caja, por lo que me extraño muchísimo notar el intenso roce de su ruda mano en mis sensibles labios menores, mientras sacaba una gran llave inglesa; cuyo áspero mango, al salir, aun rozo más a fondo mi intimidad, deslizándose insidiosamente por la rosada abertura.

El violento deseo de la tarde

Esas tardes en que yo se los entregaba en cada momento, en cada rincón, cuando aprendió a mamarlos con delicadeza, a veces, y con furia otras, en que me sentí amamantando a un animal joven, hambriento y mío y en que los dos nos dejábamos llevar por este juego diabólico que nos llenaba cada día de un deseo creciente.

La bodega I: La iniciación

La deliciosa sensación de su saliva inundando mis rincones más profundos la excitación era tremenda, este cincuentón me estaba haciendo volar, sentía como su bigote rozaba mis paredes interiores provocándome un enorme placer, estaba enculado y yo mismo trataba de pegar más mi cola contra su cara, sentí su respiración en mi culo, ese aire caliente que se daba paso en mis entrañas, sus manos acariciando con fuerza mis nalgas, estuve a punto de correrme de no ser por que el me detuvo, dejó de mamarme el culo

Perra guerra

Aprovechando la confusión y la cortina de humo subí rápidamente al vehículo y me introduje en él por la escotilla, dentro se encontraban tres soldados de artillería, me informaron de que la ciudad estaba prácticamente asegurada y que los núcleos de resistencia habían sido asfixiados, la victoria estaba solo a unos pocos minutos de distancia.

Tres generaciones

En ese instante su cara estaba llena de sudor, con los ojos hinchados como los de un polluelo que acaba de romper el cascarón, todo mojado, acalorado, con el cabello en el rostro como si hubiese sido depositada en la axila de un gigante; sus mejillas blancas estaban por lo tanto algo manchadas del maquillaje que no soportaba tanta humedad; su respiración tensa, difícil, caliente y teledirigida a mis fosas nasales y a los sensores que tengo en la lengua.

El robo I

De pie miré como se recuperaba. Poco a poco su respiración se normalizó y nuevamente cubrió sus pechos con una mano mientras con la otra cubría su cara. Tenía mucho tiempo por delante. La agarre por el pelo y la levante del piso.

Mi primera novia

Mi pene totalmente erecto saltó ante su cara, ella con total normalidad lo tomó con su mano y lo empezó a masajear. Tiró la piel hacia atrás una y otra vez hasta que colocó la punta en su boca. Lamió un poco la cabeza y lo fue introduciendo poco a poco hasta meterlo todo. Comenzó una mamada como nunca me la habían hecho.

El rodaje

Hasta el momento en que, deslizándose por mi cintura, se introdujo en la parte trasera de mis braguitas. Fue todo tan rápido que no me dio tiempo a reaccionar ni a quitármelo de encima antes de sentir su afilado dardo haciendo las veces de supositorio, y después me dio igual, pues el enorme placer que sentía bien valía la molestia de su intromisión.

Maravillas en el país de la delicia II

Otras tres mujeres se asomaron al baño y decidieron entrar. Rondaban la treintena. Iban en busca desesperada de bebida, y encontraron la botella en la bañera. Ni siquiera pensaron que alguien podía haberla estado chupeteando y babeando. Comenzaron a llenar sus copas y a brindar, entrelazando sus brazos.

Cumpliendo con la fantasía de mi novia

Eran las siete de la mañana y mi novia se dirigía al parking a coger su coche y de pronto mi amigo con la cara totalmente tapada la cogió por detrás y colocándome las manos de ella por detrás decidí a esposárselas con unas esposas que teníamos, tapándole los ojos y la boca.

El voyeur

Y, aunque en alguna ocasión he podido observar, haciéndome el tonto distraído, como durante las fiestas más alocadas algún que otro invitado exaltado le daba algún que otro cariñoso apretón intencionado, en aquellas carnosas zonas que se supone que no debía tocar, aprovechándose del estado de euforia que le produce el alcohol a mi mujer aun en pequeñas dosis, la cosa no había pasado de ahí.

El cine, primera infidelidad a mi novio

Empezaba a estar caliente y para evitar que mi hermano viera algo puse la chaqueta encima de mis piernas. Quique, al ver lo que hacia ya no tuvo ningún tipo de reparo, su mano llega directamente a mi mojado clítoris. Aparto un poco mis bragas y sus dedos comenzaron a juguetear con mi labios vaginales, en aquel juego me corrí un par de veces.

El elegido

El mes pasado, al estarse dedeando frente a mí, como preámbulo a poseerla y deslecharme en ella, entre gemidos y la respiración entrecortada, me comentó que al encontrarse sola, se masturbaba deliciosamente, imaginando como era cogida al mismo tiempo por mí y por otra persona.

Las verdaderas intenciones de mi jefe

La agarraba de los pechos con ansia y probaba todo tipo de posturas, aunque decidió que prefería la posición fetal: ella con la espalda apoyada en la tumbona, en cuclillas, mostrándole el conejo a mi jefe, que la podía penetrar hasta el fondo con esa tranca.

Descubrí a mi hermana

Tenía un tanga cuya línea apenas le tapaba la raja. ¡Menudo culo! Ya no pude más y me saqué la polla, que no es por nada, era más grande que la de aquel tipo. Miranda se arrodilló y le hizo una mamada de escándalo a Juan, que así se llamaba. Luego él la dio la vuelta y por fin la vi las tetas.