Capítulo 15

Día a día XV – Final

CHARLINES

En pocos minutos llegó un camarero con las viandas y las dejó en la entrada de la habitación donde había una mesa escritorio. Tras comer, nos acostamos esta vez sí, a dormir. Los primeros rayos de sol me despertaron, notando mi polla dura como hacía tiempo. El calor del coño de Ana me llamaba y me dejé ir dentro de ella. Esta gimió al notar mi dureza, volvió su cara lo que pudo y me besó.

  • Trátame con dulzura, soy una señorita.

Empecé un lento mete y saca notando como mi polla rozaba las paredes de ese coño que parecía llenar entero. Me apretaba como una boca y me succionaba hacia dentro. Me estaba volviendo loco, pero yo quería su culito.

  • Quiero tu culo Ana, quiero tu culo
  •  Jodeeer, que goloso es mi jefecito.

Sujetó mi polla con su mano y la acercó a su culito. No estaba muy lubricado, así que bajé mi boca hasta él y se lo empecé a comer, intentando introducir mi saliva lo más adentro posible.

  • Joder que bueno, sigue, joder, no pares.

Cuando sus gemidos eran más fuertes, subí por su espalda y acerqué mi polla hasta su culito. Ella la cogió en su mano, se dobló un poco sacando su culo y apuntó hacia su orificio. Ahora sí que entró mi capullo sin mucha dificultad. Ana gimió mientras mi polla entraba y fue estirando su cuerpo lentamente para facilitar mi entrada. Yo la doblé al estilo cucharita y fui lentamente ganando terreno en ese culito que me absorbía como una boca. Cuando estuve totalmente dentro de ella empecé un suave balanceo que hacía que mi polla se moviera muy lento en ese hambriento culo. Ana gemía y se retorcía sobre mi polla estirando y encogiendo su cuerpo. Lentamente fui acelerando el ritmo disfrutando del roce de ese culito que quería más, que pedía más.

  • Rómpeme cabrón, rómpeme.
  • Aceleré mi ritmo en cinco o seis intensas penetraciones, me vacié dentro de ella dejando su culo lleno de mí. Ana se estiró apretando su culo sobre mi polla a la vez que gemía, disfrutando del intenso orgasmo que le estaba invadiendo.
  • Jodeer, esto es disfrutar de una enculada, nunca había gozado esto y me ha encantado.

Sujete su cuerpo apretando sus pechos con mis manos y besando su cuello quedamos dormidos. Un ruido me despertó, mire el reloj y ya eran las nueve, salte de la cama directo a la ducha.

  • ¿Dónde vas tan deprisa?
  • Son las nueve.
  • Joder

Ana salto de la cama y se coló en la ducha. Nos dimos una rápida ducha y nos vestimos rápidamente. Buscamos un taxi y aunque el camino era corto, llegamos a las nueve y veinticinco a la oficina. Aún quedaban cinco minutos para abrir. Cerca había un bar donde desayunamos algo rápido. Ana abrió la oficina y yo me fui a, mis cuentas. Sobre las doce de la mañana llego el director de la sucursal, termino de explicarme los balances y a eso de las dos salimos a comer. Había visto que los resultados eran buenos y que realmente esa sucursal funcionaba bien. Le di potestad al director por si necesitaba más gente, que no dudara en contratar. Le hable de lo bien que me había tratado Ana y volvimos a la oficina. Al llegar tuve una llamada sorpresa, era Mily.

  • Pero buenooo, que dice la mujer más guapa de Madrid?
  • Te echo de menos cabrón, necesito una buena sesión de sexo.
  • Así me gusta directa jajajaj. Creo que estaré en Madrid el domingo.
  • Llámame y te voy a buscar.
  • Si que estas necesitada,si, jajajaj. No te preocupes, cuando salga te llamo.
  • Eso espero.

Colgué el teléfono y me despedí de los miembros de la oficina. Bese tierno a Ana y busque un taxi para acercarme al aeropuerto. Aterricé sobre las nueve, me fui a cenar y después me fui para casa, me di un bañito en la piscina y me fui para la cama. Habían sido unos días muy duros y muy placenteros a la vez. No tarde en quedarme dormido.

Me levante sin prisa, ese día ya tenía todo hecho, me faltaba llamar a esperanza para ver que tal seguía y despedirme de Carmen. Llegue sobre la una a la oficina, quede con Carmen para comer y llame a Esperanza. Esperanza me confirmo que todo estaba correcto y que me esperaba a final del trimestre. Unsin estaba de asuntos propios, por lo que no pude despedirme de ella, ya lo haría Carmen.

Carmen y yo salimos a comer y tras la comida me dijo que tenía un cliente y sentía tener que irse. La besé tierno en la boca, le acaricié su precioso culo y partí hacia la casa.

Tomé un taxi y le dije que me esperara, recogí la maleta y me llevó hasta el aeropuerto. Aunque era viernes, tampoco tenía por qué quedarme más en la isla. Llamé por teléfono a Mily y le dije que a las nueve estaba en Madrid. Creo que del grito que pegó casi se le cae el teléfono de la mano.

Al llegar a Madrid ahí estaba Mily con una radiante sonrisa y un cuerpo espectacular. Vestía una pequeña faldita a cuadros con unas medias hasta la rodilla y una camisa blanca anudada a la cintura. Parecía una colegiala y menuda colegiala. Nada más verme echó a correr y rodeándome con sus piernas se colgó de mi cuello mientras me besaba con pasión.

  • Cabrón, tengo el coño chorreando y tu vendrás seco.
  • Pues no, has tenido suerte ayer libré jajajajjaj.
  • Que hijo puta eres, jajja, pero ahora eres solo mío.

Nos acercamos al aparcamiento donde tenía su vehículo aparcado y nos montamos en él. Nada más subir, echó su mano a mi polla y suspiró en un largo suspiro. Condujo comiéndome en los semáforos hasta llegar a su casa. Subimos comiéndonos en el ascensor y al entrar me dijo, siéntate en la mesa del salón, voy a por la cena.

Mily apareció totalmente desnuda y con cuatro mangas pasteleras. Se tumbó en la mesa y me dijo.

  • Hay vino en el aparador, si te apetece las copas están arriba.

Me levanté y me serví una generosa copa de vino, mientras Mily depositaba en su boca parte del interior de la primera manga pastelera.

Entendí que el plato era ella y procedí a alimentarme de ese divino manjar. Creo que era una variedad de frutas, seguramente ligadas con alguna galleta, pero estaba riquísimo. Cuando me hube terminado la porción, besé esa boca para mezclar sabores. La boca de Mily estaba fresca y dulce. Repasó sus pechos con la segunda manga. Esto era más fuerte, por eso la porción fue más pequeña. Sabía a queso de cabra y cecina, con un toque de aceite de oliva. Nunca lo había probado así y me encanto. Lamí sus pechos, sorbiendo sus pezones y mordiéndolos ahora ya muy duros. Mily gemía y sus labios se empezaban a abultar. Me miró con los ojos vidriosos a la vez que observaba como empezaba a brillar su coño.

La tercera manga fue regada por su vientre y en esta estaba concentrado un tartar de atún rojo, perfectamente cocinado. No deje nada, lamí con fricción ese plano vientre mientras Mily se retorcía de placer.

Para el final, la última manga contenía un revuelto de ostras con limón, todo natural y muy bien triturado. Mily lo extendió entre los labios de su coño y yo loco de gula me lancé a degustar ese elaborado plato. La conjunción de las ostras, el limón y los jugos del sexo de Mily, hicieron que mis pupilas gustativas se llenasen a la vez que mi polla se ponía completamente dura. Lo lamí todo con suma gula recreándome en ese abultado clítoris que erguido llamaba mi atención. Mily gemía y subía y bajaba su pelvis buscando el contacto directo de mi lengua. Sus jugos explotaron en mi boca, dando el toque final a unos perfectos platos.

Tras unos breves minutos se levantó, me besó con pasión y me dijo.

  • Desnúdate.

Volvió con otra manga pastelera, pero esta vez separó mi silla, abrió mis piernas y dijo.

  • Ahora el postre.

Extendió la crema por mi polla, que estaba más bien floja. Se recreó en ella notando como iba creciendo en su boca. Lamio despacio toda la crema. Introduciendo mi polla en su cálida boca y empezó a hacerme una lenta, muy lenta mamada. Mi polla entraba poco más de la mitad en su boca, de donde la volvía a sacar, lamía mi frenillo, mi capullo y la volvía a introducir lentamente en su boca. Mientras hacía esto, su mano no paraba de subir y bajar por mi polla, excitándome ambas caricias al máximo. Acercó de nuevo la manga pastelera a mi polla y viendo que pronto tendría su regalo, aceleró el ritmo hasta conseguir empastar ambas cremas en su boca. Me miró a los ojos y ascendió por mi cuerpo hasta llegar a mi boca, donde mezclamos todos esos sabores. Después de un largo y caliente beso donde mi mano no podía dejar de acariciar esos pezones se separó de mí.

  • Ahora sí, ahora vamos a cenar.

Se adentró en la cocina y trajo los mismos platos que ya habíamos degustado, pero esta vez sin triturar.

Mientras dábamos buena cuenta de ellos, hablamos del tiempo donde yo había estado en canarias, de mis andanzas y de lo bien que había salido todo. Ella me contó que en su trabajo le habían ascendido y que ahora tenía un poco menos de tiempo libre. Tras la cena nos sentamos frente a la chimenea a tomar una copa.

Desnudos como estábamos, mis manos recorrían su cuerpo sin descanso acariciando sus pechos, el interior de sus muslos y su cara y su cuello. Incansables mis manos se adentraban entre sus muslos, pero solo rozaba sus labios para subir por su vientre, acariciar sus pechos y repasar sus otros labios. Tras varios minutos de incesantes caricias, Mily se puso a horcajadas sobre mí, sujetó mi polla con sus manos y apuntando a su coñito se dejó caer suavemente sobre ella. Me miró, apoyó sus manos en mi pecho y empezó a mecerse adelante y atrás en un ritmo lento, muy lento.

Yo la miraba a los ojos, observando como cada vez el placer, su placer, era mayor. Llevé mis manos bajo sus glúteos los alcé muy tenuemente y empecé un bombeo incansable, que hizo que Mily explotase en mil pedazos, cayendo sobre mi exhausta.

  • Joder cabrón, como te he echado de menos, no sabes cuánto.
  • Yo también lo hice pequeña, yo también ¿Quieres que el próximo finde vayamos a Valencia?
  • Siiii, me encantará, eres un amor.
  • Y ahora a la cama que creo va a ser un finde muy largo jajajaj
  • Vamos.

Ese fin de semana estuvo lleno de sexo y caricias, visitas y paseos por la ciudad y cariño, mucho cariño.

El lunes nada más llegar, me llamó don Genaro, para agradecerme el trabajo en las islas. Este, ya estaba dando grandes beneficios en muy poco tiempo. El hombre estaba muy contento y me extendió un abultado sobre.

  • Esto es para usted, se lo ha ganado
  • Muchas gracias don Genaro, pero solamente cumplí con mi trabajo.
  • Pero lo hizo usted muy bien y eso es de agradecer.
  • Pues muchas gracias.
  • Espere… tenemos un poco desentendidas las sucursales del levante, Murcia y la parte central de Castilla la Mancha. Se que esto le llevará mucho tiempo, pero ¿tendría inconveniente en ocuparse de ello?
  • Para nada don Genaro, ¿puedo escoger al personal que me ayudará?
  • Puedes hacer lo que quieras mientras me dejes a mi secretaria.
  • Lo tendré en cuenta. Muchas gracias.

Sali de ese despacho con una idea en la cabeza, Mily se encargaría de la zona de Levante. Solo tenía que convencerla de trabajar con nosotros.

Pero eso ya lo contaré si puedo en otro momento.

FIN

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