Relatos eróticos de Chile

+24
88 relatos

De putas

0,00 (0 votos)
A mi edad, por aquel entonces tenía 20 años, aún me resultaba conflictiva la experiencia que había tenido con mi pareja y el conserje, pues hasta antes de aquella si bien había tenido una vida bastante liberal en el ámbito sexual, siempre me había relacionado con personas que conocía socialmente, es

Cortita pero buena

0,00 (0 votos)
Cuando llegó mi pareja al bar, quedó sorprendido al verme, no andaba especialmente vestida para una ocasión como aquellas que nos gustan disfrutar de cuando en vez, sin embargo reí pues sabía lo que le estaba provocando.

Una cálida tarde de verano

5,00 (1 votos)
Mariela había enloquecido, tironeaba del perro y lo follaba con todo su cuerpo, Lucky emitía unos ligeros y agudos chillidos sintiendo los músculos de mi esposa que ordeñaban con fuerza su pene, tal y como lo hace conmigo

Trio

3,70 (3 votos)
Te veo salir de la ducha y extiendo mi mano con tu trago, lo recibes guiñándome un ojo atrevido, prometiente y perverso.

Blacky

5,00 (1 votos)
No me quedo otra opción que permanecer en cuatro patas sintiendo su nudo, su esperma y disfrutando los orgasmos

Don Leandro II

5,00 (1 votos)
Leandro hizo todo perfectamente, sus manos temblaban cuando procedió a echar la cremita a sus piernecitas, esos muslitos regordetes

Don Leandro I

3,70 (3 votos)
El viejo no se lo hizo repetir, se colocó detrás de mí, sentí el bulbo de su cabezota deslizarse entre mis glúteos

¿Qué tal un paseo fuera de la ciudad?

0,00 (0 votos)
Lo deseaba cada vez más, así que prontamente me arrodillé, Fred se metió detrás de mi y continuo a lamerme, pero esta vez su lengua se ocupaba de mi culo enviando temblores a todo mi ser, sentí que Mario se acercó a mi y me desabrocho mi falda y bajó el cierre de la misma, levantando una pierna a la vez, le facilite el modo de quitármela y dejarme desnuda desde mi cintura hacia abajo

Muerte de un amor eterno

0,00 (0 votos)
Me puso una almohada bajo mi vientre, sus dedos entraban y salían de mi culito, me abrió las piernas y lo sentí ubicarse entre ellas, después dirigió su pene enhiesto a mí orificio anal ...

¡Enséñame tú, papi! V – Final

0,00 (0 votos)
Pasados algunos días, Carolina me avisó que le tocaba a ella hacerse cargo del turno de cuidar a mi suegra, así que iniciamos nuestro ritual de follar con mayor asiduidad y prepararnos para el periodo de abstinencia, yo ya sabía que la única abstinencia la estaba haciendo la Sole y ya me imaginaba de cómo estará de caliente y sedienta de sexo

¡Enséñame tú, papi! IV

0,00 (0 votos)
Los momentos pasaban y la Sole comenzó a respirar afanosamente y a chillar con gozo, no me atrevía a moverme y cogerla fogosamente para no romper el hechizo de este momento tan íntimo que se había formado entre mi hija y yo, la Sole empujaba hacia arriba para sentir mi pija penetrante restregando las paredes de su coño, yo trataba de variar la angulación en que mi pene entraba y salía de su estrecha conchita.

¡Enséñame tú, papi! III

0,00 (0 votos)
—¡Lo sabía, papi que lo hacías pensando en mí! … ¡Lo sé que te niegas a penetrarme, papi! … ¡Lo sé y no lo entiendo! … ¡Lo sé que también tú lo deseas, papito! … ¡Dime que te gustaría meterme tu verga, papi! … ¡Dímelo! … ¡Quiero escucharlo, papi! … ¡Sí quieres que me corra ahorita mismo, dímelo! … ¡Dímelo! …

¡Enséñame tú, papi! II

0,00 (0 votos)
Sujeté a mi hija mientras se derrumbaba sobre el sofá y continuaba a convulsionar, sus ojos estaban cerrados al igual que sus muslos, tenía un brazo sobre su frente y su mano estaba todavía crispada en una especie de agonía post orgásmica, la contemplé por largo rato mientras sus tetas se cimbraban y temblaban, finalmente se recompuso un poco.

El emprendimiento

5,00 (1 votos)
Perdí la noción del tiempo, quizás también mis sentidos, una vorágine de placer se apoderó de mi ser, mi sangre hervía en mis venas, mi concha se había transformado en mil conchitas que vibraban y contraían procurándome múltiples orgasmos, miles de coños frenéticos se corrían en mi cuerpo, un orgasmo sideral, celestial y demencial...

La hacienda, mi Kitty y yo

5,00 (1 votos)
Ella me miraba con sus grandes ojos marrones y había en su semblante una sensación de felicidad, como si estuviera disfrutando de este acoplamiento, al cabo de unos minutos el perro negro se despegó de mi Kitty y pude observar un enorme pene rosado con venas moradas muy delgadas que goteaba y todavía palpitaba, tenía el grosor de una mandarina a la base y de ahí hacia la punta se adelgazaba:

La ninfa del bosque

0,00 (0 votos)
Una bandada de caiquenes en su migración hacia el sur, se alzo en vuelo cuando el sonoro descorche de la verga de Pablito salió expelida de mi chochito ...

¡Sí me lo dices te daré un regalo! I

0,00 (0 votos)
Me giré y puse mis nalgas cerca de su nariz, Mauro restaba inmóvil, totalmente hechizado, me incliné y lo miré por entre mis piernas, mi coño estaba alineado con sus ojos, mis rizos negros estaban humedecidos por los fluidos que rezumaban desde mi panocha ardiente