El fin de semana comenzó con una llamada de Camila, una de mis amigas más cercanas. «¿Qué tal si hacemos una pijamada este viernes?», me preguntó con entusiasmo. No lo dudé ni un segundo. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que nos juntábamos todas juntas, y estaba ansiosa por verlas.
La noche llegó y con ella, Camila, Sofía, Laura y yo. Trajimos vino, snacks y películas románticas. La atmósfera estaba llena de risas y chismes. A medida que avanzaba la noche y el vino fluía más libremente, las conversaciones se volvieron más íntimas. Sofía, siempre la más atrevida del grupo, comenzó a contar historias de sus aventuras amorosas. Laura, la más tímida, se sonrojaba pero escuchaba con atención.
«¿Y tú, Valeria?», preguntó Camila, mirándome fijamente. «¿Tienes alguna historia interesante que compartir?»
Me mordí el labio, un poco avergonzada. «Bueno, hay algo que me ha estado intrigando», admití. «Siempre he sido curiosa sobre el sexo en grupo. ¿Alguna de ustedes ha tenido alguna experiencia?»
Había un silencio incómodo por un momento, hasta que Sofía sonrió y dijo: «Bueno, ¿por qué no intentamos algo nuevo?»
El resto de la noche se llenó de risas y sugerencias. Decidimos que sería algo divertido y seguro, sin presiones. Nos prometimos que, si alguna de nosotras se sentía incómoda, podía retirarse en cualquier momento.
A medida que la noche avanzaba, el alcohol y la excitación comenzaban a tomar el control. Sofía se acercó a mí y me susurró al oído: «¿Lista para algo diferente?»
Me mordí el labio y asentí. «Sí, estoy lista.»
Comenzamos con besos suaves y caricias. Laura y Camila se unieron a nosotras, sus manos explorando nuestros cuerpos con una mezcla de timidez y deseo. Sofía se inclinó hacia adelante y me besó en los labios, su lengua explorando mi boca con una pasión que nunca había sentido antes.
«Mmm, Valeria», susurró ella, «estás tan hermosa.»
Me senté en el sofá y Sofía se colocó entre mis piernas, comenzando a besarme el cuello y los senos. Laura y Camila se unieron a nosotras, sus manos explorando nuestros cuerpos con una mezcla de timidez y deseo.
«¿Te gusta esto, Valeria?», preguntó Laura, mientras acariciaba mi pierna.
«Sí, me encanta», respondí, sintiendo una oleada de placer recorrer mi cuerpo.
Sofía se deslizó hacia abajo y comenzó a lamer mi clítoris, sus dedos explorando mi interior. Laura y Camila se turnaban para chupar mis pezones, sus bocas haciendo que me estremeciera de placer.
«Dios, esto se siente increíble», gemí, mientras Sofía continuaba lamiendo y succionando mi clítoris.
Cambiamos de posición, y esta vez fui yo quien se colocó sobre Sofía, montándola en una posición de vaquera. Laura y Camila se unieron a nosotras, acariciando nuestros cuerpos y besándonos con pasión.
«Mmm, así es como me gusta», gemí, mientras Sofía me besaba el cuello.
La noche continuó con una mezcla de besos, caricias y sexo. Cambiamos de posición varias veces, explorando diferentes formas de dar y recibir placer. En algún momento, Camila se colocó detrás de mí, mientras Sofía y Laura se turnaban para chupar mis pezones.
«Oh, sí, así es como me gusta», gemí, mientras Camila me penetraba lentamente desde atrás.
La noche terminó con risas y abrazos, sintiendo una conexión más profunda con mis amigas. Había sido una experiencia que nunca olvidaría, una noche llena de placer, descubrimiento y amistad.
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