Se salió de dentro del chico y me dijo. Ahora te toca a ti hazle gozar de lo lindo, llénale el culo con tu polla. Dirigí mi polla al ojete del chico y ella misma se encargó de meterla, como estaba súper lubricado, entro con bastante facilidad, comencé a darle con ganas mientras ella me empujaba y me decía así rómpele el culo, hazle gozar.
Después cogieron el gel de baño y me enjabonaron todo, de arriba abajo dejándome bien espumadito y suave, Sara se entretuvo en enjabonarme perfectamente la polla y los huevos que ante el delicado masaje y la visión de los dos cuerpos desnudos se puso más tiesa que un mástil dando pequeños saltitos como si dijese que quería perforar los mimosos chochitos de aquellas dos hermosas estudiantes que tanto se aplicaban en la asignatura del placer.
En un momento, cerró sus ojos y se dejó llevar por las caricias de aquellos hombres de cuerpos esculturales, podía ver como disfrutaba la sensación que provocaban en ella cuando la recorrían con sus manos, y rozaban sus cuerpos desnudos contra el de ella. Los tres estaban sudando ofreciendo un espectáculo de piel morena entrelazada que escurría pequeñas gotas haciéndola cada vez más seductora.
Que tonta, me había emocionado simplemente viendo a ese tipo, observando como miraba a través de mi minúsculo vestido mis enormes y erguidos pechos, mis caderas, mis piernas bien torneadas y morenas, sintiendo el roce de su cara, angulosa, dura como el acero. Todo pasó en unos segundos, y la idea de que David estuviese allí ya no me disgustaba en absoluto, pero me quité como pude los pájaros de la cabeza y le comenté el plan que teníamos dándole media hora para prepararse.
Después de mucha bebida decidimos volver al juego de la noche anterior. Les informamos a las nuevas chicas de que iba el juego y ellas aceptaron a la primera. Parecían unas chicas calientes. Como la noche anterior la gente se fue quedando en ropa interior y volvieron de nuevo las pruebas. La primera en perder fue Sandra, una de las nuevas. Era la que más grandes tenía las tetas y Vanesa decidió aprovecharlo así que le mandó que fuera al bar, pidiera algo y se lo dejara caer por encima como por accidente de forma que se le pudieran ver perfectamente ese par de melones que tenía.
Pasaron una noche inolvidable los tres a partir de que ella se presentara en la habitación de los dos chicos ya que la lluvia había entrado por la ventana, mojando su colchón.
Inmediatamente a mi eyaculación, Ana se retiró de mí y empezó a lamer el culo de su prima para saborear mi semen caliente. Carlos sacó su enorme polla y se corrió en la boca de Marta, que no paraba de tragar y escupir semen mezclado con su saliva. Los fluidos de la boca de Marta caían por su cara y continuaban por su pecho.
Mi novio le dio otro empujón y este salió despedido hacia atrás, los otros dos chicos se abalanzaron sobre mi novio, yo me interpuse entre ellos para evitar la pelea y rápidamente llegó un guarda de seguridad, que tras contarle lo ocurrido, nos indicó que nos marchásemos mientras él retenía a los tres gamberros.
Después de correrse en el culo de Lidia, se marchó a su despacho a hacer más trapicheos de los suyos. Lidia se reincorporó y fue corriendo a recuperar la cinta de vídeo, la guardó en su bolso y se fue. Estaba temerosa de encontrarme en casa y no saber que decir. Cuando llegó me miró y yo la salude como si nada hubiera pasado. Yo pensé que ella no sabía nada y ella prefería que fuera así.
Entré en el servicio, me acerqué a ella y esta me acarició el paquete por encima del pantalón. Sin pedirle permiso me agache y le pedí que empezara a mear. Quería tocarle el coño mientras sentaba se meado en mis manos.
Fuimos a cenar a un restaurant muy lujoso, durante la comida tomamos dos botellas de vino, que para mí acostumbrado a tomar no fue nada, pero ella estaba en un estado en el que era fácilmente manejable. A cada rato se le escapaban sus senos de la blusa y ella ni cuenta se daba, por lo que yo tenía que estar avisándole.
Sabía que su esposa era distinta a las demás y pensaba continuamente que si ella era tan insaciable para el sexo necesitaría a alguien más aparte de él.
Me desataron las manos y pude meter un dedo para coger el caramelo, estaba tan metido el caramelo en su coño que hubiese sido imposible alcanzarlo con la lengua incluso aunque me hubiese tirado allí días enteros buscándolo.
Nuestro protagonista hace una visita a tres amigas que vivían juntas. Con la excusa del calor las chicas no llevaban mucha ropa y él no tardaría mucho en desprenderse de la suya.
Hace 15 días le dieron una invitación en la facultad para una fiesta en una casa muy grande, con parque y pileta, ella está en el último año de su carrera, y decidimos ir, se puso una blusa traslucida y muy escotada, y una pollera muy corta que casi dejaba ver el comienzo de su cola.
Yo empecé a notarme nerviosa pero a la vez excitada cuando a uno de los comensales se le cayó una copa de vino en el suelo y sin recordar que llevaba una falda muy corta, me agaché sin doblar las rodillas y enseñé mis glúteos hacia los cuales se dirigieron todas las miradas.
Ambos nos empalmamos y su novia para comprobar si me había empalmado me tocó el paquete. En la siguiente yo perdí y me quite el bañador, estaba empalmado, mi polla era normal de unos 16cm pero era gordísima, Javier volvió a sacar la carta más alta y me impuso su penitencia, estar atado en una silla hasta que termine la noche, yo proteste pero todos aceptaron su penitencia.
Nos metimos dentro de la tienda, y yo me senté al lado de la rubia a la que tanto deseaba hacerle el amor. Pues casualidad que el primero que tuvo que quitarse algo fue ella. Y se quitó el top. Yo me estaba desmayando del placer que sentía, y dije que siguieran jugando que yo me iba fuera un ratito. Me fui a una fuente que había a tomar por culo y me moje la polla con agua fría para que se me bajase un poco el "hinchazón".
De nuevo las sensaciones recorrieron mi cuerpo, aventándome hacia un abismo de gemidos y movimientos espasmódicos y convulsivos. Por entre el velo de neblina del placer, podía divisar a los otro cuatro alrededor de nosotros, masturbándose como locos mientras nos contemplaban. Antes que yo, el que me penetraba alcanzó el orgasmo derramándose dentro de mí.
Su miembro se había endurecido de tal forma que me era imposible continuar sin encajarlo dentro de una cavidad carnosa. Se incorporó, de rodillas detrás de mí que continuaba lamiéndole el coño a Alba y apuntó su pene directo a mi vulva.
Estaba disfrutando la muy puta de mi compañerita. En eso el hombre, que tendría unos 35 años, le toma la bombachita sacándosela por arriba del pantalón, la parte que se veía. Ahí ella di una especie de gemido. Mi verga estaba redura a esa altura con ese panorama.
Irene se puso cachonda a mas no poder, las copas y mis manos se encargaron de llevarla a ese punto, tanto que me pidió que nos fuéramos de inmediato y que les inventáramos cualquier cosa para ya no recibirlos en la casa, pero en lugar de eso les sugerí a todos irnos juntos y continuar la fiesta en la finca.
Llevaba tiempo saliendo con mi actual pareja, Fermín. La verdad es que la cosa iba bien, pero tenía la sensación de que la relación se estaba estancando un poco, y sobretodo en el tema sexual. Los momentos apasionados del principio se estaban acabando y cada vez parecíamos más un matrimonio al uso.
Son tres amigas muy ardientes. Una noche estando en la "disco" conocieron a cuatro chicos que ansiosos de sexo terminaron con ellas en una excitante orgía.
Al llegar al almacén, Isa estaba sentada encima de uno, ensartada hasta el fondo y cabalgando, mientras el otro se la metía en la boca. Mi única reacción fue sacármela y masturbarme, aunque iba tan lanzado que tuve que controlarme para no correrme al instante.
Unos jóvenes participan en una fiesta. Cuando están bien bebido van ocupando camas con idea de descansar. Y el novio de una de las chicas la sorprende "jugando" con otro chico bajo las sábanas.
En el sexo se cuidaba mucho pero cuando se dejaba llevar por el ambiente y la química, podía terminar en cualquier lado con cualquier tipo. Era una noche de esas, era un momento de esos y no iba a parar.