Mi esposa y yo acabamos de casarnos y no tenemos hijos.

Eso no nos molesta.

Mi mujer está muy bien.

Tiene 20 años.

Yo tengo 40.

Lo que interesa ahora es el sexo, ¿verdad? Pues, tiene su buen culo: redondito y turgente.

Tiene unas tetas nada despreciables, al igual que sus piernas, pies.

No les miento. Se me para la verga casi todo el día al verla.

A los dos nos gusta cierto jueguito… Verán, tenemos un sótano muy amplio.

Allí vamos siempre con un grupo de amigos: cuatro hombres y dos mujeres, aparte de nosotros. ¿Qué creen que hacemos?

Primero, le vendamos los ojos a mi esposa y le amarramos las manos a una cadena que cuelga del techo.

Por supuesto, está desnuda.

Yo me siento en un sofá frente a ella.

Todos estamos desnudos ahora.

Ahora todo comienza.

Los otros cuatro y una de las mujeres se dedican a besar, lamer, morder, chupar, penetrar y todo lo que se puedan imaginar a mi muy bella mujer.

Mientras, yo en el sillón penetró a la otra chica.

Me gusta mirar cómo follan a mi mujer, como la agarran las tetas, las nalgas, le enrojecen la piel, le dejan moretones y ella gime de placer y de dolor.

Después de juguetear un rato con la chica, nos unimos al grupo y buscamos todas las formas de gozarla.

Alguien la penetra por detrás, dos por delante, uno hace que se la chupe (subido a una silla), las mujeres le chupan y muerden los pezones. Todos estamos muy divertidos.

Nos vamos turnando los agujeros y las protuberancias hasta que alguien se viene en la cara de mi mujer y otro le sigue y ella abre la boca para recibirlo todo y los dos restantes se vienen en su cara también.

Las otras dos chicas comienzan a besarle la cara y los labios a mi mujer, mientras que nosotros lamemos, mordemos y chupamos su ano y su coño.

Al final la bajamos y nos tiramos todos en el suelo y revisamos el cuerpo de mi mujer, viendo los moretones, las marcas de dientes, los arañazos, las irritaciones, a veces la sangre de una pequeña herida.

Ella se ríe.

Nos besamos entre todos, mujeres y hombres.