La dependienta
Lo que os voy a relatar me ocurrió a principios del verano pasado y es de las experiencias que más han cambiado mi visión de las mujeres.
Era una tarde poco calurosa, de esas que apetece pasear, mi trabajo me obliga a buscar nuevos proveedores, hacia las 5 de la tarde salí de una visita que me había ido muy bien y estaba especialmente contento.
Al pasar por una galerías comerciales en busca del coche vi una tienda con ropa muy bonita y me quede observando los diferentes modelos que estaban expuestos en el escaparate, mire hacia el interior y vi a una mujer de unos 45 años imponente.
La estuve mirando un rato iba con una falda ceñida, corta por encima de las rodillas y una raja en la pierna derecha por la cual se vislumbraba unas piernas perfectas. Me decidí a entrar para ver su belleza de más cerca.
Buenas tardes, me gustaría ver esos pantalones cortos que tiene en el aparador.
Su blusa era transparente con algunos bordados en los lugares estratégicos, impidiendo mostrar los pezones, los botones desabrochados mostrando el canalillo que formaban sus intrigantes tetas y sandalias de talón que aún moldeaban mas su figura.
De cuerpo estaba sensacional, su figura era escultural, melena rubia moldeada, su rostro era de lo más normal, ni guapa ni fea y unas finas gafas impedían ver a simple vista unos ojos grandes y azules.
Salió del mostrador y se dirigió a unas perchas donde estaban colgados.
¿En que color le gustarían? Y sin esperar mi respuesta saco varios colores, le he sacado una talla 44, pero mejor se prueba unos y a sí vamos sobre seguro, y me abrió la cortina de los probadores.
Pase, pase. Cuando este listo me avisa cerrando la cortina tras ella. La cortina quedó un poco abierta y cuando yo la iba a acabar de cerrar observe que cerraba la puerta de la tienda con llave, hecho que no le di importancia ya que supuse que era para que no entrase nadie mientras estaba pendiente de mí.
¿Cómo le quedan? En ese momento abrí la cortina. Póngase aquí que hay mas luz. «De cintura le quedan bien pero tal vez una talla mas», y llevando su mano al lado de mi paquete me dijo: «fíjese por aquí le tiran un poco» y cogiendo un poco de tela con dos dedos pero apoyando su mano en mi bulto dijo: «la pinza le queda un poco abierta», «póngase la talla 46», y volvió a correr la cortina, dejándola otra vez entreabierta.
Esta vez yo no la acabe de correr, mirando a través del espejo vi como la dependienta se ocultaba detrás de unos percheros como si estuviera poniendo bien la ropa pero sin dejar de mirar al espejo que se reflejaba todo lo que ocurría en el interior del probador en el que yo estaba.
Eso me excito, me saque los pantalones, y me puse los otros, al situarme bien la camisa que llevaba me baje los calzoncillos dándome la vuelta en el momento justo que ella podía ver mis partes, mi polla creció casi instantáneamente acabe de atar el botón del pantalón y salí. Ella ya estaba esperándome y volviendo a poner la mano en el pantalón dijo: «Mucho mejor esta talla, ¿ve como ahora no se le abre la pinza?, Y eso que ahora tiene algo ahí que le hace mucho bulto».
Yo enrojecí, pero para que ella no lo notara me descare enseguida, «Me llevare un par de ellos uno en azul y otro en verde».
«Muy bien, ¿quiere algo más el señor, camisas, polos, bañador?
«¿Tiene bañadores? Es que no los he visto».
«Si señor venga por aquí», me llevo a un mostrador y empezó a sacar modelos diferentes, «¿Cuál le gusta?, ¿Tipo bóxer o slip?, ¿Atrevido o discreto?.
«Pues no sé que hacer, todos me gustan, pero esto hasta que no los ves puestos…..»
«Pruébeselos, no hay ninguna prisa por mi parte». Y me hizo pasar otra vez al probador, esta vez no corrió la cortina, dejándome a mí que la cerrara.
Tire de la cortina con suavidad dejándola prácticamente cerrada, solo quedo abierta un par de dedos, por el espejo vi como ella volvía a situarse en el mismo lugar, pero esta vez tuvo que arriesgarse mas para poder ver algo, que impedí de todas formas.
Salí con un bóxer estampado que me llegaba hasta las rodillas, ella se acerco enseguida. «¿Le importaría quitarse la camisa para ver mejor como le quedan?, Ella cogió mi camisa y la dejo encima de una silla de la tienda. «Le queda bien, pero para mi gusto demasiado largo, usted tiene las piernas muy bonitas y las tendría que mostrar más», «Pase y pruébese otros», y cogiendo de la cortina la cerró dejándola otra vez un par de palmos abierta.
Sin aparentar que yo me había dado cuenta que la cortina estaba tan abierta me saque el bañador quedando desnudo ante el espejo, alce la mirada buscado donde se encontraba ella y la encontré en el mismo lugar, esta vez, tenia la mirada tan clavada en mi polla que no se dio cuenta ni de que la estaba observando. Me puse otro bañador y salí, «Este le queda mucho mejor, demasiado serio, pero mejor que el otro», «¿Por qué no se prueba el Slip?.
«Es que no me gustan, a parte solo quiero el bañador para usarlo de pantalón, yo siempre voy a playas nudistas».
«Pues si es para usarlo de pantalón, espere» se dirigió hacia un cajón al principio de la tienda y trajo unos pantalones distintos.
«No quiero pantalones normales que con la arena se ponen asquerosos y no quiero ir a la playa con calzoncillos»
«Estos pantalones se llevas sin calzoncillos, pruébeselos y ya me dirá», cogió la cortina y la volvió a medio cerrar, y yo tampoco la acabé de cerrar. Me quite el bañador y me quede en pelotas busqué a la dependienta por el espejo y la encontré enseguida esta vez ni se había movido y me observaba a través de un espejo, me puse un poco de lado evitando la mirada directa a mis partes y antes de subirme los pantalones empecé a toquetearme mi polla y mis huevos. Miré de nuevo a la dependienta para ver cual era su actitud, se había desplazado para buscar una visión más directa de mis movimientos. Una de sus manos había desabrochado un botón de su blusa y buscaba una excitada teta. En ese momento me di la vuelta mientras me acababa de subir el pantalón.
¿Qué tal me quedan?, ¿No cree que me aprietan un poco?.
«Claro que le aprietan, pero no se preocupe que yo se lo arreglo». Se agacho ante mi, me bajo los pantalones y sin tocar mi polla con sus manos su lengua empezó a recorrer mi polla de arriba a bajo sin dejar un solo milímetro sin lamer, subió poco a poco una de sus manos para acariciarme los huevos, y con la otra mano me acariciaba el agujero de mi culo. Yo estaba inmóvil no sabia que hacer viendo a esa mujer que no conocía de nada dándome un placer indescriptible. Sin sacarse la polla de su boca se quito la blusa, vaya tetas que tenia un poco caídas pero para la edad que debía tener aún se sujetaban muy bien, dos pezones que despuntaban llenos de excitación grandes y oscuros de haber amamantado a mas de niño.
Ella se levantó y me empujo hasta un sillón que había ahí cerca, me hizo sentar mientras ella de forma muy excitante se quitó la falda y las bragas dejando al descubierto un chochito con poco pelo y muy bien arreglado.
Se volvió a agachar y a agarrando mi mástil con sus manos volvió a metérselo en la boca, estaba ya apunto de correrme cuando se detuvo, se levantó y llevo su coño hasta mi boca.
Yo chupe el coño con delicadeza sus labios vaginales caían sobre mis labios, su rosado clítoris despuntaba pidiendo a gritos «cómeme, cómeme» yo no tarde ni un segundo en acercar mi lengua sobre él, que solo rozarlo note como la mujer se estremecía de placer, sus piernas se cerraron sobre mi rostro en un espasmo violento.
Yo movía mi lengua con firmeza por su clítoris, los jugos que iba desprendiendo resbalaban por mi cuello, el olor era penetrante, la mujer no paraba de jadear, sus movimientos se iban acelerando por momentos hasta que tuvo un orgasmo que sus piernas temblaron de tal manera que creí que se iba a caer, la agarre tan fuerte por las nalgas que clave su coño en mi boca, en ningún momento deje de lamerle su clítoris hinchado.
Levante a la mujer depositándola en el suelo, su rostro estaba desencajado, su mirada se perdía en otro mundo, me situé en posición de 69 y pasando mis brazos por debajo de sus muslos abrí su coño todo lo que pude dejándome ver todo el esplendor de esa raja rosada, lo tenía tan abierto que podía ver casi sus entrañas.
Introduje mi lengua todo lo que pude y con un dedo iba masturbando su clítoris, ella no hacia mas que gozar, jadear e ir teniendo orgasmos.
Saque mi lengua de la cueva, introduje uno, dos y hasta tres dedos, sus gemidos aumentaron de tal manera que creí que se oirían desde la calle, con el dedo pulgar seguí masturbando su clítoris, sus movimientos se hicieron mas acompasados y sus muslos se tensaron, esa mujer estaba apunto de reventar, su clítoris se puso grande y duro como un garbanzo, acerque mi cara a su entrepierna para echarle mi caliente aliento.
En ese momento note como la dama agarro mi polla con una fuerza descomunal, mi verga estaba dura como el hierro debido a mi excitación.
La mujer arqueo su cuerpo para poder gozar mas con su corrida, en ese momento mordí su clítoris, el grito que dio fue ensordecedor, de su vagina, salía un mar de jugos que yo intentaba sorber pero con los movimientos de cadera era prácticamente imposible sorberlos todos, su mano incrementó la presión sobre mi polla.
La dama se quedó inmóvil, su respiración acelerada y entrecortada se fue relajando, yo me levante y me senté en el sofá para observar lo bella que estaba.
A los pocos minutos empezó a abrir los ojos, en su rostro se dibujo una sonrisa de felicidad que delataba como se encontraba en esos momentos. Poco a poco se fue incorporando hasta abrazarse a mí y besar mis labios profundamente. Mi polla palpitaba de excitación, el capullo estaba rojo como un tomate, ella se la introdujo en la boca y con movimientos suaves y lentos pero rítmicos me hizo correr dentro de su garganta, se tragó toda mi leche sin dejar que saliera ni una gota de su boca.
No paro ni un segundo hasta que mi polla estuvo nuevamente erecta. Se levantó y se sentó dándome la espalda encima de mi polla, introduciéndosela en su coño que seguía lleno de jugos.
Fue una cabalgada muy suave, creo que quería gozar de tener una buena polla en su interior, al rato cambio de posición y cabalgándome pero esta vez de cara, sus pechos y pezones estaban hinchados como globos y a ellos conduje mis manos y mi lengua, su ritmo seguía siendo muy lento, mis huevos ya volvían a estar llenos de leche y el golpeo de sus nalgas en ellos hacia que me subiera una especie de dolor desde los huevos hasta el estomago que me proporcionaba un extraño placer.
Su cabalgada se fue haciendo cada vez más violenta, su rostro volvió a tomar una expresión que me hizo entender que se iba a correr de nuevo, sus ojos se quedaron en blanco, sus uñas se clavaron en mi espalda mientras jadeaba con su corrida. Yo notaba que por mi polla como descendían otra vez sus jugos vaginales, se levantó rápidamente y me masturbo hasta que explote en su rostro, tenia leche por todas partes, en el pelo, la nariz, las gafas quedaron completamente cubiertas de leche, cuando acabo de exprimirme y con su boca llena de mi leche me beso traspasándonos nuestros respectivos jugos de boca a boca.
Cuando recuperamos las fuerzas y la compostura me hizo la cuenta de la ropa que me llevaba y pague.
«Hasta la próxima, vuelva cuando quiera».
«Adiós, hasta la próxima, seguro que vuelvo».
Como ya os podéis imaginar, desde aquel día siempre compro mi ropa en esa tienda y nunca dejo que me acompañe mi novia, siempre le digo que tengo la mejor estilista de España.