Era una tarde en la casa, mamá estaba trabajando y me llamó para decirme que llegaría mi tía.

Era una señora, con 3 hijas y un hijo varón, Mi prima mayor era dos años menor que yo, y mi Tío como siempre muy trabajador.

Siempre vestía en las fiestas o visitas con faldas largas o pantalones guangos, y blusas o camisas acompañados de un suéter o chamarra. Es decir, nada que ofrecer a la vista.

Cuando llegó a casa, le dije que mamá llegaría más tarde, pero con gusto podía esperar.

Yo estaba haciendo mis tareas de la Universidad, y la verdad no quería que se quedara mi tía.

Entonces tuve que irme al comedor a seguir estudiando para estar con ella y no dejarla sola.

Yo tenía 24 y ella 44 sin embargo ni ella ni yo teníamos idea de lo bien que nos íbamos a pasar!

Ella observaba que estaba haciendo mis tareas y empezó a preguntarme acerca de eso.

-Qué haces sobrino?

–Mi tarea de mate.

-Ah, entonces no te quito tiempo.

–No se preocupe. Le dije.

-Pero es que es muy difícil las matemáticas y necesitas concentrarte.

–Si, pero es fácil la tarea.

-En serio?

–Si, mire, le explico.

Comencé a platicarle lo que tenía que hacer, y le dije que se acercara. Para que viera.

-Son muchos números, no le entiendo.

–Es muy sencillo. Mire se hace así.

Conforme platicábamos, ella se reía por no saber, pero esa sonrisa me causaba ternura.

Poco a poco empezábamos a tener más confianza.

-Es que no le entiendo sobrino, soy muy burra para eso jaja!

–Nada de eso tía.

Le puse mi brazo derecho sobre su hombro, abrazándola y acariciándola para mostrarle empatía.

Ella sonrió, desviando su mirada a su hombro.

Pensé que la estaba incomodando y retiré entonces mi brazo de ella.

Continué explicando.

Ella decía que era muy difícil.

Se acercaba más hacia mí, seguía explicándole, hasta que su cabeza estaba cerca de mi hombro.

-Sigo sin entender, jajaja!! Me decía.

Me empecé a reír y entonces volví a poner mi brazo alrededor de su hombro, y ella acercó su cuerpo hacia mí.

Entonces, solo para hacerle reír mas, baje mi mano hasta su cintura, y empeze a acariciarle.

-Ay sobrino, me haces cosquillas! Jajaja!

Ella trató de separarse de mi, pero hice que su pierna chocara con la mia.

-Ay que piernas tan fuertes, me dijo.

–A la orden para usted.

-Ay gracias.

Verá usted, estas piernas son fuertes, que hasta la puedo cargar.

Yo ya estaba decidido a sentarla en mis piernas. En pocas palabras, yo ya estaba caliente. Quería tenerla ahí!

-En serio?, yo peso mucho sobrino.

–No que. y en ese momento agarro con mis manos sus rodillas para subirlas a mis piernas.

-Que haces, Jorge?!

–Demostrándole que usted no pesa.

Alcance subir sus rodillas a mis piernas, dejando sus pies al otro lado.

Pero estábamos incomodos, entonces le dije:

–A ver siéntese bien que está muy incómoda! le agarre su cintura y levante su cuerpo, ella me decía:

-No, no, mejor bajo mis pies.

Pero al momento que ella bajó sus pies de mis piernas, sin dejar de agarrar su cintura y gracias a ese movimiento, hice que se sentara en mis piernas.Que suerte! Pensé.

-Ay Jorgito que me haces.

–Así está más cómoda tía.

Y de inmediato apoyándome con los puntas de los pies, flexioné hacia arriba para demostrarle que ella no pesaba.

Al subirlas, su espalda se fue hacia mí, que es lo que yo quería.

-Huy, que pesada estoy!

–Nada de eso Tía, mire siéntese bien para que esté cómoda.

Agarré su cintura nuevamente e hice que sus nalgas cayeran en donde mi niño ya estaba calentándose.

Ella al sentirlo, saltó un poquito, pero la tenía bien sujetada con mis manos.

-Ay sobrino, no. Ella trato de levantarse, pero no la dejaba.

–Ya ve como usted no está pesada.

-Es que estas muy fuerte! Ella dijo.

Yo seguía sujetándola bien con mis brazos en su cintura, y mi “niño” ya se estaba poniendo duro.

Ella forzaba para soltarse de mí.

-Ay sobrino que me estás haciendo.

–Explicándole mi tarea. Entonces empecé a reírme!

Ella también sonrió de nervios, pero al no poderse liberar de mí, creo que se dio por vencida y empezó a quedarse quieta sobre mis piernas, estaba gustándole mi miembro.

Mi tía ya estaba saboreándose ese pedazo de “niño”.

Entonces empezó a mover sus nalgas, y mi pene empezaba a ponerse duro.

Ella solo gemía, por fin había cedido!

Y seguía ella, ahora deslizando adelante y hacia atrás sus nalgas sobre mi “niñote”.

Ella ya estaba caliente, yo observaba que cerraba sus ojos al sentir mi pene, le estaba gustando.

Qué rico, decía, saboreándoselo al mismo tiempo, y gimiendo.

Después de un rato, yo estaba empezando a sentir la erección.

Empecé a moverme también, sujetándola bien de la cintura y Ella solo accedía a mis movimientos, cerrando sus ojos y gimiendo de satisfacción.

Creo que ella pensó que solo íbamos a tener esa fricción, y no iba a pasar nada más.

Pero a partir de ese momento algo sucedió, mi tía se agarró de la mesa y se inclinó un poco, empezó a presionar sus nalgas hacia mí con mucha fuerza, se estaba dando de sentones.

Me estaba ofreciendo sus nalgas!

Entonces me levante, pero agarrándole su cintura seguíamos rozándonos muy rico. Volaron cuadernos, libros y calculadora al suelo, para que ella se inclinara totalmente sobre la mesa. Mi tía no puso resistencia, le estaba gustando lo que le hacía, mas bien, le estaba gustando lo que le estaba metiendo!

Ubiqué el cierre de su pantalón y lo fui bajando, ella trato de impedirlo pero fue inútil, el poder de mi “niño” era más poderoso que sus intentos.

De esa manera le baje los pantalones, le seguí rosando mi miembro a sus nalgas, pero solo faltaba quitarle su calzón, su calzón le cubría todo, las nalgas, la vagina, sus pelos, un calzón muy recatado.

Mi pene ya estaba en medio de sus nalgas, entonces ella se encorvó más, y abrió aún más sus piernas,

Ella estaba en éxtasis, le estaba gustando!

Sin dudarlo, le bajé los calzones hasta el suelo, le empecé a rozar con mi pene bien erecto, y ella solo gemía y decía lo rico que sentía.

Como perrito me incline sobre ella, y empecé a agarrarle sus senos, acariciarlos,

-Ay que rico, me decía.

Me di cuenta que su blusa tenía botones, entonces procedí a desabotonarla, ella no ponía resistencia.

Volví a tocar sus senos, pero estaba su brassier aún, por lo que mañosamente lo jale hacia abajo para poder tocar esos senos al natural. Eran senos caídos, sin mucha carne, pero por el momento todo era bueno. Acaricié sus senos y al mismo tiempo me encimaba sobre ella. Solo gemía de placer.

Hasta que llegó el momento de empujar fuerte, hacia su vagina, ella lo pedía, me ayudo a hacerlo.

Me volví para estar parado y poder metérsela a gusto. La agarre de su cintura y fui acercando mi miembro hacia ella, su mano me lo agarró y lo colocó en su vagina. Me decía empuja más fuerte, lo hice y sentí que le perfore su cuerpo, ya estaba adentro de ella.

Ella solo gritó de placer, y me dijo más rápido.

Empecé a trabajarle, y a meterle más velocidad, ella estaba totalmente en éxtasis, gimiendo de satisfacción y gritando de sufrimiento, roja de la cara como su estuviera enojada, agarrándose fuerte de la mesa y sus senos rosándolo.

Solo cerraba los ojos y gemía de lo rico que me la estaba cogiendo!

Yo ya estaba sintiendo el gusto por meterle más y más fuerza al empujar sobre ella.

Por cada golpeteo ella hacía pequeños gritos de dolor.

Así seguí empujando, hasta que sentí que algo se iba a salir de mi niño!

Ella tenía la cara de dolor, rostro sonrojado, estaba en éxtasis.

No aguante, hice un grito de dolor, pero inmediatamente me sentí relajado.

Mi tía estaba recibiendo mi semen!

Cada vez que se salía mi semen, ella se iba hacia adelante, su vagina me apretaba el pene.

Mi tía me estaba ordeñando

Yo sentía algo de dolor por el apretón de la vagina, pero rico a la vez!

Mientras hacíamos eso, ella se lamentaba pero de satisfacción.

Estuvimos así un buen rato, encimándome sobre de ella y besando su cuello, su hombro y agarrándole sus senos y cuerpo, la tenía bien ensartada y le estaba gustando aquello!

No me quería soltar hasta que ella terminó de apretarme.

Mi tía me dejo seco!!

Saque mi niño, flácido, con dolor, pero más que satisfecho!

Mi tía seguía inclinada sobre la mesa, con sus pantalones sobre el suelo, su blusa abierta, mostrando sus senos al aire libre, y su brassier colgando de su cintura, una imagen que nunca olvidaré.

¿Cómo era posible que mi tía se volviera zorra por mi?

Se levantó y al caminar sintió un pequeño dolor, lo que la hizo caminar despacito.

Ay sobrino, exclamó.

Se encuentra bien tía?

Adolorida pero bien sobrino.

Le agarre de las manos y le dije: Qué hermosa estás! solo para sentirla bien.

-Gracias!

Inmediatamente le solté un beso en la boca. Ella lo acepto, de manera que se acercó más para otros.

Nos abrazamos y le agarre todo, nalgas, senos, acariciándola todo, hasta llegar a los besos de lenguita! ufff!!

Terminamos y me dijo que se iba al baño a arreglarse.

–Está bien tía.

Por mi parte hice lo mismo.

Yo ya no era un chamaco puberto, pero andaba como burro en primavera!

Ella al fin salió.

-Que vas a pensar de mí, que horror! Me dijo.

Me quedé callado pensando lo que iba responder y se me ocurrió lo siguiente:

–Solo se vive una vez tía!

-Pero no se lo digas a nadie. Eh! Si no, se nos va armar!

–A nadie, tía, será nuestro secreto. Contesté.

-Esto se quedará entre nosotros.

–Seguro, tía. Y cuando volveremos a vernos?

– Yo te llamare y te enseñaré muchas cosas!

Y en efecto, ella me hizo hombre!

Pasó el tiempo y cuando lo recordamos, ella solo me dice, a gallina vieja buen caldo!