Mi hermana, mi amiga, mi novia, mi amante
Desde siempre mi hermana y yo hemos mantenido una relación muy fuerte, más allá de cualquier convencionalismo.
Hemos crecido en una familia de clase media-alta y nuestra educación aunque religiosa y fuertemente arraigada nos han impedido reforzar nuestro cariño y el amor que profesamos la una por la otra.
Mi hermana y yo somos de edades muy cercanas, ella un par de años mayor que yo, y somos muy parecidas físicamente.
Todo lo que voy a relatar a continuación es totalmente verdad y ha ocurrido y sigue ocurriendo en la actualidad.
Desde que tengo uso de razón mi hermana y yo hemos mantenido una estrecha amistad en todos los aspectos, nos hemos contado todos y cada uno de nuestros secretos y hemos mantenido muchas de las cosas que nos han ocurrido en nuestra intimidad. Nuestra relación se basa en el amor mutuo que nos tenemos y en lo mucho que nos gusta el sexo.
Desde hace años, nos hemos bañado juntas en la bañera, hasta que en una edad algo más madura, nuestros padres no consideraban que debíamos seguir haciéndolo, por lo que durante una temporada dejamos de hacerlo y cada una se duchaba por su parte.
Pero pronto ocurrió algo que me sorprendió y que cambio por completo la relación entre mi hermana y yo. Yo tenía 17 años y ella 18.
Un día llegaba yo del gimnasio después del colegio y mi hermana estaba ya en casa, mis padres aún no habían vuelto de trabajar, ya que lo hacían tarde, y de la puerta me fui directamente a la ducha.
Entre en el baño, cerré la puerta sin cerrojo como solía hacer y me desnudé. Me metí en la ducha y empecé a enjabonarme.
De pronto y sin darme cuenta, mi hermana entró totalmente desnuda en el baño y en la ducha, y diciéndome «hola hermanita…» y comenzó a enjabonarme.
Aquello me sorprendió pero me gusto, me gusto tanto que empecé yo a enjabonarla a ella y viceversa. Así nos duchamos de nuevo juntas, después de algunos años sin hacerlo.
Después de aclararnos, nos secamos y nos pusimos los albornoces y nos fuimos cada una a nuestros cuartos, pero antes de que me quitara el albornoz, apareció mi hermana en mi cuarto con únicamente una braguita y un sujetador puesto, y me dijo: «Te echaba de menos…, quería volver a recordar viejos tiempos, ¿te ha importado? «, y le dije que no, que yo también la echaba de menos y que me había gustado mucho la sorpresa.
Ella dijo que se alegraba y que esperaba que pudiéramos seguir haciéndolo cuando nuestros padres no estuvieran, a lo que respondí que me parecía muy bien.
Entonces ella se fue a su cuarto y yo me vestí preparándome para la cena.
Durante el resto del tiempo no pasó nada, cenamos tranquilamente, vimos un rato la tele y luego nos despedimos hasta el día siguiente.
Durante algunos meses más, seguimos duchándonos juntas, y lo hacíamos antes de que nuestros padres volvieran de trabajar, así que nosotros mantuvimos nuestro secreto y ellos no se enteraron de nada.
Pero volvió a pasar algo que dio un giro radical a nuestra relación de hermanas.
El día que yo cumplía 18 años, por la noche, después de haber estado con nuestros amigos y haber tenido un buen cumpleaños, cuando mis padres estaban dormidos, apareció mi hermana en mi cuarto, yo ya estaba dormida pero me despertó y mirándola en la oscuridad, me di cuenta de que estaba totalmente desnuda, y la pregunté que qué era lo que la pasaba, y me dijo que nada, que si podría meterse en la cama conmigo para dormir, y no pude resistirme, y le dije que si, que no había ningún problema.
Entonces me acosté de lado para dejarla sitio y en ese momento ella me abrazó y empezó a desabrocharme el sujetador, la pregunté que qué hacía y me susurró al oído que no me preocupara y que me dejara ir. La hice caso y me quitó el sujetador, mis pechos se quedaron desnudos y empezó a tocármelos y a decirme que la gustaban mucho y que tenía la piel muy tersa. No le di mas importancia a que me los tocara.
Entonces me dijo que me quitara las bragas, y la pregunté que por que quería que me las quitara, pero ella me volvió a decir: «Quítate las bragas», pero esta vez en un tono mas duro, así que no tuve más remedio que quitármelas. Al fin y al cabo quitándomelas íbamos a estar las dos desnudas y lo cierto es que me gustaba aquella situación.
Estuvimos desnudas el resto de la noche, y acordamos que desde aquel momento íbamos a dormir juntas y desnudas, y que en ningún momento nuestros padres se tenían que dar cuenta.
Seguimos haciendo nuestra vida normal de hermanas, saliendo con nuestros amigos y sin dar en ningún momento ningún indicio de que dormíamos juntas y desnudas. Al principio cada una se metía en su cama pero en el momento en que mis padres se dormían una de las dos se iba a la cama de la otra y volvía poco antes de que se despertaran por lo que no despertamos ninguna sospecha en ningún momento.
Al cabo de algunos meses, yo ya había cumplido 19 años, mis padres decidieron comprar una casa en el campo, lo cual realmente nos gustaba a toda la familia, ya que a todos nos gustaba el campo.
Íbamos todos los fines de semana y lo pasábamos muy bien, hasta que un viernes, después de volver a casa por la noche nuestros padres nos dijeron que iban a pasar el fin de semana en la casa de la sierra, y mi hermana dijo que a ella no le apetecía y que se quedaba, y yo dije lo mismo, pero por que realmente no me apetecía ir ese fin de semana.
Estaba cansada y quería quedarme en casa. No tenía ningún plan especial, simplemente no me apetecía, a lo que nuestros padres dijeron que nos quedaríamos solas en casa, y dijimos que muy bien, que no había ningún problema sobre ello.
A la hora de acostarnos, vino mi hermana y me preguntó en voz baja si me importaba que si esa noche dormíamos separadas, que quería estar sola. Me extraño, ya que después de otros malos momentos que pasábamos alguna de las dos, seguíamos durmiendo juntas, pero la dije que no, que no me importaba, así que esa noche, después de un montón de tiempo juntas, dormimos cada una por nuestro lado.
Al día siguiente, por la mañana, mis padres se fueron a la casa de la sierra y nos dejaron solas. No le di mas importancia, pero no sospechaba las intenciones de mi hermana. Desde aquel día la relación de amistad-amor que teníamos cambió para siempre.
A medía mañana, una vez que mis padres se fueron y que ya habían llamado desde la casa de la sierra, como habían dicho que iban ha hacer, se acercó mi hermana a mí y me dijo … «Han llamado papá y mamá, que ya están han llegado, y que vuelven el lunes por la noche», a lo que conteste algo así como «genial», me fui al salón y me senté en el sofá a leer una revista, y al poco rato llego mi hermana y puso música, pero lo que me sorprendió realmente fue lo que ocurrió a continuación. Se subió a la mesa que tenía enfrente y se puso a bailar, pero de un modo muy sensual, así que deje la revista y me puse a mirarla, entonces ella empezó a hacerme un strip-tease, y la pregunte que qué hacía y ella me respondió que si me gustaba y la dije que si, entonces continuó quitándose la ropa, pero me sorprendió cuando jugaba con su minifalda, ya que me enseño que llevaba ligueros, que nunca la había visto con ellos, ni siquiera sabía que tenía, así que me excitó bastante aquello, empecé a notar algo distinto en mi y que nunca había experimentado, me estaba excitando mi hermana, me estaba poniendo cachonda…
Se quitó primero la blusa y a continuación la falda, quedándose solo con la ropa interior, y no sé por qué me pareció que estaba más guapa que nunca, y lo único que acerté a decir fue: «venga, sigue». Ella siguió con su strip-tease, quitándose primero el sujetador, y a continuación el tanga que llevaba, y solo se quedo con el liguero, las medias y los zapatos de tacón, bailó durante un rato más y luego se paró, se bajó de la mesa, me tendió la mano y me dijo «¿te ha gustado?», y la respondí con un «si» rotundo, entonces dijo ella, «pues ahora tu», así que ella se sentó en el sofá y yo me subí a la mesa dispuesta a hacer el primer strip-tease de mi vida, y además a mi hermana…
Aquello me puso aún más cachonda, y empecé a bailar quitándome la ropa, la miraba y la veía acariciarse, y yo pensaba, «mi hermana se esta masturbándose mirándome», lo cual hacia que me mojara del todo, y efectivamente cuando me quité la falda que llevaba puesta, ella vio la humedad en mis braguitas y dijo «estas húmeda?… muy bien sigue así, desnúdate..», a lo que yo respondí quitándome las bragas pero aún me quedaba por quitarme el polo que llevaba y el sujetador, pero quise excitarla aún más, así que cogí las braguitas y se las tiré, ellas las cogió y empezó a acariciarse con ellas la entrepierna, y cuando me iba a quitar el polo, me dijo «no, ven aquí», así que me bajé de la mesa y entonces ella prácticamente me arrancó el polo y a continuación me quitó el sujetador, y me dijo «sabia que eras una zorra, pero no sabía cuanto», me quedé sorprendida pero no dije nada. Mi hermana me había desnudado, me había puesto cachonda y además me había llamado zorra, pero no dije nada. Me cogió de la mano y me dijo: «ven conmigo», me llevo hasta su cuarto y de un empujón me tiró en la cama, y fue entonces cuando yo dije «¿pero que haces?», y me respondió «eres una guarra y vas a ser sólo mía», entonces me besó en la boca, y empezó a acariciarme por todo el cuerpo, yo ya no podía más, así que me deje llevar por todo aquello y recuerdo que lo único que dije fue «hazme el amor» y ella me dijo «te voy a follar como no te ha follado nadie todavía».
Nos pasamos el resto del fin de semana haciendo el amor, desnudas todo el día, besándonos y acariciándonos.
Desde aquel momento, no solo éramos hermanas, sino lesbianas, y además practicábamos sexo la una con la otra, algo que nunca hubiera imaginado que me iba a pasar a mi.
Cuando llegó el lunes, nuestro comportamiento volvió a ser el mismo, guardamos nuestro secreto y en ningún momento dijimos ni hicimos nada que delatara nuestra actividad sexual durante el fin de semana, así que volvimos a ducharnos juntas cuando mis padres ya no estaban y a hacer el amor por las noches sin que se enterasen.
Y así pasó un montón de tiempo, de vez en cuando y totalmente planeado, nos quedábamos fines de semana en casa en vez de ir a la casa de la sierra, solamente para poder repetir aquella experiencia que habíamos tenido, y repetíamos nuestros strip-teases pero cada vez hacíamos el amor en sitios distintos, en el mismo sofá, sobre la mesa, en la cocina, en el baño. Me convertí en su juguete sexual y reconozco que me encantaba serlo. Hacía conmigo lo que quería y yo no podía resistirme a nada que quisiera hacerme.
Cuando íbamos juntas por la calle íbamos de la mano, abrazadas y a veces nos besábamos, lo cual despertaba cierta inquietud a nuestro alrededor por que aún no estaban acostumbrados a ver a dos chicas a las que sólo creían lesbianas besarse, lo cual nos hacía mucha gracia.
Pero ocurrió algo que me marcó mucho. Mi hermana, mi amiga, mi amante, decidió irse de casa, y se mudó a un piso con otra chica y un chico. Al principio me molestó mucho, pero me molestó mucho más cuando me enteré de que no sólo vivía con otra chica y un chico, sino que además por las noches hacían tríos.
Me enteré de esto por que un día fui a su casa y por la noche, en la cama, noté como se levantaba y salía de la habitación. Al tardar mucho en volver, me levante y sin hacer ruido me dirigí a la otra habitación donde se suponía que dormía su amiga con su novio, pero me sorprendió verles follando a los tres.
El estaba detrás de mi hermana follándola a cuatro patas mientras mi hermana le comía el coño a su amiga. Estuve mirando un rato, hasta que me volví al cuarto y no pude hacer otra cosa que masturbarme hasta quedarme tranquila, después de haberme corrido tres veces. Después caí profundamente dormida.
Al día siguiente volví a casa, pero ya no era lo mismo, había visto a mi hermana hacer el amor con otra chica y con otro chico y no se por que, pero me sentí traicionada.
Durante un par de semanas estuve sin hablarla, me llamaba por teléfono pero enseguida la colgaba, nuestras conversaciones no duraban más de 30 segundos, hasta que una noche recibí una llamada suya.
Serían las tres de la mañana, cogí el teléfono y era ella. Me preguntó que qué estaba haciendo, y evidentemente le dije que dormir. Me preguntó si seguía durmiendo desnuda y le respondí que sí, que siempre dormía desnuda, entonces me dijo que ella también estaba desnuda y que estaba pensando en mi y que se estaba masturbando mientras hablaba conmigo. Aquello me puso rápidamente muy cachonda, y empezamos a masturbarnos juntas por teléfono. Cuando nos corrimos, antes de despedirnos, me pidió que fuera al día siguiente por la tarde a su casa, que tenía una sorpresa para mi.
Al día siguiente por la tarde, tal y como me había pedido fui a su casa y su amiga me abrió la puerta, nos saludamos y me pasó al salón, me dijo que enseguida vendría mi hermana, que efectivamente aparecía en ese momento por la puerta del pasillo.
Estuvimos hablando un rato y le pregunté por mi sorpresa y me dijo «tranquila, todo lo bueno, se hace esperar»…, y la respondí, «que miedo me das…». En ese mismo momento, llamó a su amiga y cuando esta apareció la preguntó «estas lista para la sorpresita de mi hermana?», y ella dijo, «sabes que yo siempre estoy preparada para las sorpresas…».
Entonces se giró hacia mi y me dijo «ves esa caja que esta ahí encima?, pues es parte de tu sorpresa».
Me levanté, cogí la caja y volví a sentarme en el sofá. Abrí la caja y entonces vi un conjunto de lencería negra, muy sexy, y me dijo, «póntelo». Me levante y me dirigía al cuarto de baño para cambiarme, pero me cogió su amiga y me dijo, «no, cielo, aquí delante nuestra». Miré a mi hermana y la dije «aquí no me voy a cambiar», pero me dijo «o te cambias aquí mismo o se acabó la sorpresa, tu veras…». Ella sabía que no podría resistirme así que empecé a desnudarme, ellas empezaron a besarse y a meterse mano descaradamente, mientras yo acabé de desnudarme y empecé a ponerme el regalo que me habían hecho. En ese momento, empezaron ellas a desnudarse, y justo cuando yo ya estaba terminando de vestirme, me di cuenta de que faltaban las bragas y pregunte por ellas «Y las bragas?» y me respondió su amiga «no te hacen falta»… mi hermana miraba y sonreía.
Total, que ahí estaba yo, con un conjunto precioso de corpiño con ligueros, y medias negras y con unos tacones altos, pero sin bragas, con ellas dos desnudas.
Me preguntaron si me gustaba el corpiño y las dije que si, que me parecía precioso. Era la primera vez que estaba desnuda con otra mujer que no fuera mi hermana, así que aquello me cortaba un poco.
Se levantaron y me llevaron al cuarto grande, que era el dormitorio de la amiga de mi hermana y su novio, y ahí estaba el, desnudo sobre la cama y totalmente excitado. Pregunte sobre aquello y mi hermana me respondió que iba a participar en la primera orgía de mi vida y que iba a ser la esclava sexual de todos ellos, a lo que me negué, pero entonces mi hermana me dijo «o por las buenas o por las malas, zorra». Entonces aquello si que me molestó, por que con ella el sexo siempre había sido placentero y de mutuo acuerdo, pero aquello pasaba de la raya así que la dije «eres una puta y no me puedes hacer esto», y entonces su amiga me dijo «no quieres follarte a tu hermana?», y respondí «como?», y entonces ella dijo «ya lo saben todo, y saben lo guarra que eres, así que no te hagas la estrecha…», en ese momento, el novio de la amiga de mi hermana dijo «bueno, vamos a follar o no?» y mi hermana dijo «si, pero la vamos a follar a ella». Me empujo hacia la cama y me ataron las manos al cabecero con dos pañuelos, por mucho que me resistiera no podía liberarme, así que empecé a gritar, pero me mi hermana se sentó encima de mi y tapándome la boca me dijo «mira hermanita. Basta ya de bromas. Eres igual de puta que yo, y has venido a follar, ya lo sabías, así que lo mejor es que te relajes y disfrutes, si no va a ser peor para ti. Sabes que no te vamos a dejar ir, que decides?», me quitó la mano de la boca y la dije entre sollozos «muy bien, que queréis que haga?» y me respondió «nada, simplemente disfruta de la experiencia, es tu primera vez en grupo… ¿ tienes alguna preferencia ?» y entonces pensé que lo mejor seria dejarme ir y participar, por que veía que no tenía escapatoria, y dije «si, quiero follar con él», y entonces mi hermana se quito de encima mío y dijo «enhorabuena… por fin entras en razón» y a continuación llamó a su amigo y le dijo «follatela!».
Entre mi hermana y su amiga me abrieron las piernas y el chico que se estaba masturbando se acercó a mi y directamente me metió su polla hasta el fondo, de una vez, sin contemplaciones. Entonces soltaron mis piernas y empezaron a chuparme los pezones, uno cada una.
Allí empezó la sesión de sexo duro más increíble en la que he participado. Follamos durante horas y de todas las formas inimaginables, e hice cosas que no había imaginado que pudiera hacer. Perdí la cuenta de las veces que me corrí, pero me encantó y disfrute muchísimo, tengo que reconocerlo.
Estuvimos toda la noche, y al día siguiente me dolía todo el cuerpo, tenía los pezones enrojecidos y el coño ardiendo de cómo había sido todo aquello. Me levante de la cama en la que estaban mi hermana, su amiga y su novio durmiendo, me vestí y me fui a casa sin que se enterasen.
Durante unas semanas, mi hermana y yo no nos llamamos ni nos volvimos a ver, hasta que un día vino a casa con un chico, y nos lo presentó a mis padres y a mi como su novio.
Era un chico alto, guapo, con muy buena presencia, educado, y a todos nos cayó estupendamente. También nos dijo que se había mudado a otra casa que había alquilado y que cuando quisiéramos ir a verla, que simplemente la llamáramos.
Durante un par de meses no hubo nada entre nosotras que pudiera delatar nuestras actividades sexuales pasadas, nos comportábamos de la manera más normal del mundo, y ni siquiera entre nosotras a solas hablábamos de sexo o hacíamos alguna mención al respecto.
La verdad es que yo prácticamente me había olvidado de todo lo que había pasado y creí que ya no volvería a pasar nada, pero me equivoque.