Capítulo 7
Mi historia VII
Cuando me hube corrido dentro de mi mujer, miré hacia mi cuñado y este estaba masturbándose.
Comprendí que había aceptado la venganza con más deportividad de la que cabía esperar.
Luego, mire a mi mujer que estaba aún a cuatro patas, con la cara colorada por el orgasmo y el coño rebosante de mi semen y le dije: Bueno, ahora cual iba a ser mi recompensa?
Serás cabrón, me dijo mi mujer, no has tenido bastante que te has follado a mi hermana con las ganas que le tenías.
¿Cómo que me la he follado?, contesté, si alguien se ha follado a alguien, ha sido ella a mí.
¿Y que más quieres? Me dijo. Que me dejes tu culito «nunca lo habíamos hecho». Y una mierda, me contestó.
Entonces Cristina, con un hilillo de voz que casi no le salía del cuerpo, dijo tímidamente: Bueno, si tú no quieres….
Yo alucinaba, miré a mi mujer, esta se encogió de hombros y mientras mi cuñada nos daba la espalda, mi mujer me agarró la polla y se la puso a Cristina en la entrada trasera.
La separó un momento, se metió mi polla en la boca llenándomela de saliva y la volvió a colocar en el mismo sitio.
Empujé despacio y Cristina empezó a gritar, mi mujer me dijo que parase, pero Cristina le calló diciendo que le dolía, pero que siguiese que quería que su marido viese como le rompía el culo, para que se le quitasen las ganas de volver a ir de putas.
Si lo que había pasado hasta ahora no era suficiente, lo más sorprendente de todo, al menos conociendo a mi mujer, fue que esta se lamió efusivamente un dedo y empezó a masajearle el cítoris a su hermana.
Al ver esto, no pude evitar correrme en el culo de Cristina, y cuando se la saqué mi mujer siguió masturbando a su hermana hasta que esta se corrió.
Dimos por terminada la sesión, sin hablar casi nada. Cristina limpió el semen de su marido del suelo, pues este se había corrido hacía ya rato, y nos acostamos.
Al día siguiente, Antonio y Cristina, estaban tremendamente acaramelados, Cristina sacó el tema de la noche anterior, agradeciendo a mi mujer lo que había hecho.
Antonio no hablaba nada, y yo parecía como si no existiera.
Luego de nuevo muy tímidamente, le dijo a mi mujer, me gustaría pedirte un último favor, me encantó cuando tu marido me hizo eso con la boca, ¿Cómo podía aprender mi marido?.
Yo pensaba soltar una gracia y decir que se lo volvía a comer y que el mirase, pero mi mujer se adelantó y quitándose el bañador dijo: Ahora me lo come Fernando, Antonio que mire y después que practique contigo.
Obviamente yo no me resistí y empecé a comérselo a mi mujer, a los cinco minutos estaba Antonio al lado nuestra comiéndole el coño a su mujer, cuando la mía se corrió, me incorporé y empecé a follármela mientras mirábamos a la otra pareja.
Joder que torpe eres dijo Cristina, anda métemela que estoy ardiendo, mi cuñado se quitó el bañador y empezó a follársela.
Casi a los dos minutos, volvió a decir mi cuñada, otra vez, es que no hay manera, y mi cuñado se salió de mi cuñada. El muy capullo se había corrido ya.
Cristina empezó a mirarme a mi, luego cruzó la mirada con mi mujer que por entonces se había montado encima mía, con la polla dentro.
Ni lo sueñes, le dijo mi mujer a su hermana, lo de anoche fue la primera y última vez, y saliéndose de mi, dejándome con la polla en el aire, se levantó y se metió en nuestro dormitorio.
Mientras iba por el pasillo decía, ni se te ocurra tocársela, y a los 15 segundos apareció con el consolador que habíamos comprado hacía un par de años, después de lo de Clara, y que ya casi no utilizábamos.
Dándoselo a su hermana dijo, toma, apáñate con esto.
Se sentó otra vez sobre mi polla y siguió montándome hasta que nos corrimos, aunque yo estaba más pendiente de ver a mi cuñada con el consolador en el coño que de lo que estaba haciendo con mi mujer.
Antonio estaba de nuevo avergonzado sentado en una silla mirando, cuando todos terminamos, mi mujer le dijo a Cristina, que debía ser ella la que ayudase a su marido a aprender, y que se olvidase este de hacerlo a diario mientras no aprendiese, así pondría interés.
Mi mujer y yo, jamás hemos vuelto a tener sexo en grupo de nuevo, y mi mujer me explicó que lo que había pasado, era porque era su hermana la que lo necesitaba.
No obstante, las mujeres cuando están solas hablan también de sexo y…