Capítulo 2
El recibimiento del «viaje» fue algo digno de un premio a la mejor actuación, tanto como de mi señora como mío ella efusivamente me recibía, con besos diciendo cuanto me había extrañado, con una sonrisa de alegría por mi parte escondía mis broncas por ser «cornudo», ya en mi cama, el cargo de aceptar mi cuerpo, recibiendo como lo que en verdad era una reputa, viciosa, gozosa del sexo.
Aparte del conocido amante, descubrí que el encargado de las carnes en el supermercado cruzaba miradas «raras» y conocidas para mí, no paso una semana, que mirando la cámara desde mi trabajo, asistí a una nueva sesión de sexo de mi puta esposa, los chicos en la escuela, ella desnuda en el dormitorio, mientras el carnicero entraba rápidamente deshaciéndose de la ropa, abierta en par, cogida recibió su leche, que refregada con sus dedos chupaba con ahínco de puta, mientras se daba vuelta para ser enculada, la perra con la desesperación tomaba esos dedos llenos de semen, no creo dudaría de mamar al mismo tiempo a otro o ser cogida por vagina y culo, completamente emputecida, en menos de media hora termino la sesión, se vistió junto con el macho de la tarde.
No pasaron quince minutos, cuando llamó por teléfono a Carlos (su primer amante, que yo conocía) , rogando por encontrarse, no podía creer que en una hora se encontrarían en el motel donde yo los localice, ni siquiera fui a corroborarlo, vi por la cámara como se cambiaba con una lencería sensual de puta, me puse a trabajar, sin poder dejar de pensar, ¿Qué había sido de esa mujer recatada?, desaparecida en el fuego de las calenturas.
A la noche otra vez los besos, hacían sonreír a los chicos , después de acostados, me puse a leer en la cama el diario, me extraño después de semejante día de cogidas, como ella fue la que requirió sexo, trayendo los aparatos en sus manos y una gran sonrisa en su cara, la muy puta se pasó a tres en el día y con más de un polvo cada uno, si no la hubiese visto , nadie creería que esa mujer era tan puta.
No supe como actuar, pasaron dos meses más, en total hay registrados en mi cama siete amantes, que hacen de las películas porno , simples historias de amor, esa tarde de viernes tuvo a dos , había llegado el día y era ese, enculada y vaginada recibió sin imputarse, termino mamando y cogida , para la noche recibirme deseosa de más.
!RECORNUDO! tenia que pensar , me enloquecía encamarme con ella, fue Laura quién me dio las direcciones del club de intercambios, ya que mi mujer me hacía cornudo y gozaba pijas sin problemas, por lo menos podría hacer lo mismo, una cara de sorpresa , negando escucho mi invitación.
!Soy decente! gritaba al escucharme.
Tuve que mostrarle la grabación de su última cogida y nombrarle sus amantes, para que otra vez aceptara que la sabía todo, el club fue parte de la solución ahora éramos los dos cornudos, la primer semana, creo que disfrutamos los cuatro, reunidos después de pasar tres horas de sexo duro, por el simple gusto de coger, nos encontramos los cuatro, sentados tomando un whisky, fue Esteban que contó , porque estaba desde hace seis meses ahí, la historia era un calco de la mía, las zorras conversaban entre ellas, seguramente queriendo perfeccionar su emputecimiento. Mientras escuchaba al «cornudo»
Dejamos a los chicos con los tíos, le pregunte si alguno de sus amantes tenia una mujer , por lo menos con un cuerpo similar al suyo, para invitarlo al intercambio, no dijo nada , pero el viernes hicimos el intercambio en un mismo cuarto con una pareja de una vez anterior, el sábado en el club, reconocí a uno de los amantes con una hermosa mujer, ella expresaba timidez, nos fuimos cada uno a cuartos distintos, era la primer mujer de un amante de mi esposa, en verdad soporto mis embates, al ver sus ojos con lagrimas, me corto la inspiración, trate de convencerla de que gozara, ella expreso sus pensamientos diciendo que sabiendo que mi mujer era la amante de su esposo, quería esto, por venganza, nunca se había imaginado que la invitación era de su propio marido.
Ahora se sentía sucia, puta, era su primera vez, si bien acabe en ella, nos pusimos a charlar, le conté mi historia y le pedí que se relajara, que gozara imaginando a su mejor amante que sintiera el sexo , que no buscara el amor, fue ella quién tomo mi falo, lo puso en su boca, chupándolo suavemente al crecer en su boca lo relamía y pajeaba con su mano, ella misma se masturbaba con sus dedos, hasta llegar al punto de sacar el falo de su boca y abierta de piernas pedía:
!Ponela! !Cógeme! !Por favor!.
Pensando que fácil se transforman en putas, acabe con todas mis ganas y falo al fondo.
El intercambio nos permite conformarnos con ser y hacer cornudos.