Somos un matrimonio estable radicado en Aguascalientes México, al inicio de casados, Elena mi esposa y yo fuimos salvajemente celosos, a tal grado que estos sentimientos hicieron que peligrara nuestro matrimonio, sin embargo la madurez y la seguridad lo rescataron.

Años más tarde en Zacatecas México, conocimos a una pareja de recién casados en un disco, terminamos los cuatro en nuestra habitación del hotel y sin pensar las cosas nos hicimos el amor cada cual con su pareja, sin embargo la experiencia de ver y ser vistos nos provocó una excitación y gran curiosidad por avanzar en esos juegos.

Tiempo después Elena conoció a Arturo, un amigo que de verdad la ayudo con consejos en una etapa en que nuestro matrimonio tenía problemas, con la amistad llego el gusto por ambos y por ende el deseo.

Cuando Elena me confeso que de verdad le gustaba Arturo como hombre, yo me sorprendí que me excitara esa situación, por tal motivo y sobre todo por amor a ella, y por verla totalmente feliz, la apoye condicionalmente e inclusive atreviéndome a aconsejarla para decirle como coquetear con él y como provocarlo, en ese tiempo desconocíamos que algunas parejas tuvieran este tipo de relaciones y menos que tuvieran un nombre: «swinger»

De esta manera Elena, con mi conocimiento, empezó una relación muy ardiente y tierna (así lo considera ella) con Arturo, en esa época yo viajaba constantemente a la ciudad de México y eran los días que ellos aprovechaban para tener sus encuentros cachondos y eróticos en el hotel o en el departamento de Arturo, estos no llegaron a ser en más de cuatro ocasiones.

Cuando regresaba de mis viajes, Elena me contaba con lujos de detalles esos encuentros, estos relatos mejoraron por mucho nuestra vida amorosa y sexual, descubriendo con ellos nuevas formas de preámbulos y nuevos juegos eróticos.

Siendo Elena una mujer excepcionalmente guapa, sexy, con una figura y cara de latina cachonda, que llama la atención de todos los hombres, me imaginaba como Arturo la gozaba, de tal manera que le empecé a rogar a Elena que me dejara observar cómo le hacían el amor, «esto no se va a poder» me contesto «pues Arturo tiene una mentalidad más cerrada y nunca lo podría aceptar» (el creía que Elena me ponía los cuernos)

Para poder lograr mi objetivo le propuse a Elena que invitara a Arturo a la casa con el pretexto de que yo estaba en la ciudad de México, pusimos en marcha nuestro plan y entonces paso uno de los días más memorables para los dos.

De todas las opciones para el lugar del encuentro escogimos al bar que tenemos en la planta baja de nuestra casa, este bar da a su vez a una terraza y a un jardín, por la noche si la terraza está apagada desde el bar no se ve más que oscuridad y al contrario si uno está en la terraza y el bar esta prendido uno parece estar viendo cine ya que el amplio ventanal permite ver todo con claridad.

Llego la noche esperada y yo me fui a sentar a la terraza preparado con unas cubas y un paquete de cigarros, a la hora señalada llego Arturo y se acomodó junto con Elena en los taburetes altos del bar, después de 2 horas interminables de cubas, platicas, risas y coqueteos empezó a realizarse mi fantasía, en un momento Elena que se veía guapísima con una minifalda negra muy corta se paró de su banco para que Arturo le prendiera fuego a su cigarro, el siguió sentado y dejo que se acercara, en ese momento el aprovecho para tomar su nuca y lentamente la empezó a besar, al principio eran besos sin prisas y hasta tiernos como le gustan a Elena, mientras esto pasaba la sujeto por la cintura y se la pego al que seguía Sentado, en esa posición y con las piernas de Arturo abiertas y Elena parada en medio de ellas empezaron lentamente a restregarse y a besarse con lujuria, claramente vi cómo empezó a sobarle los muslos por las partes exteriores y también note como Elena perdía poco a poco la razón, al estar de perfil los dos hacia mí, note como le crecía el bulto a Arturo y como entonces empezó a bajar el cierre de la blusa tipo chamarra de Elena, debajo de esa blusa no traía nada, eso facilito para que Arturo empezara a acariciar con ardor sus pechos y sus pezones, pezones que estaban totalmente duros y parados, signo inequívoco de la excitación de Elena, cuando Arturo se atrevió a chuparle y besarle los senos hermosos de Elena, ella empezó a gemir y a suspirar con una intensidad que casi me provocan una eyaculación ahí mismo aun cuando no me estaba masturbando, pensando que ya no podía existir algo más allá de lo erótico, Arturo metió las manos por debajo de la faldita y empezó a apretar las preciosas nalgas de mi esposa, al borde de la excitación Elena empezó a masturbar a Arturo por arriba del pantalón, él en correspondencia paso una de sus manos al frente y haciendo a un lado su tanguita empezó a frotarle su clítoris y casi de manera inmediata bajo su dedo y se lo enterró hasta el fondo, Elena empezó a moverse como poseída y empezaron a simular que hacían el amor, los gritos, gemidos y los ruidos de los besos que expresaba Elena fueron una grata y erótica sorpresa para mí, pues tal vez También conmigo los hacia pero por los momentos nunca llegue a oírlos y gozarlos con tal claridad, quiero imaginar con todo esto que Elena tuvo uno o varios orgasmos en esa masturbada que le daban y en el éxtasis total le saco él pené a Arturo y lo empezó a masturbar como solo ella lo sabe hacer, con esta técnica es obvio que Arturo no tardó mucho en venirse, cuando lo hizo derramo su leche en los pechos descubiertos de mi esposa, en ese momento no pude más y bajándome la bragueta explote con una eyaculación de antología y que aun la recuerdo cuando me masturbo.

Cuando creí que había pasado lo máximo y deseando que Arturo se fuera para hacerle como loco el amor a mi mujer, resulto que Elena se retiró al baño para limpiarse la leche de Arturo que le quedaba aun en los senos, el también hizo lo mismo pero en el baño del bar, cuando regreso Elena, Arturo ya estaba sentado y ella con una sonrisa de pícara y de satisfacción le ofreció una copa, el acepto y cuando Elena se inclinó en la barra para tomar algunos hielos el llego por atrás y la empezó a besar en el cuello, Elena respondió levantado y repegando aún más su hermoso trasero al pené de Arturo, el a su vez le volteo solamente la cabeza y se empezaron a besar con desesperación como si fuera la última vez, yo veía claramente cómo se querían comer la lengua mutuamente, en eso vino lo mejor, Arturo a espaldas de ella le subió lo poco que quedaba de falda haciendo a un lado el hilo dental de la tanga, Elena se dio cuenta de sus intenciones y quiso poner resistencia pues no lo quería hacer en la casa, sin embargo pudo más la fortaleza del y la excitación de ambos, y como fotografía recuerdo como se sacó la verga Arturo colocándose de inmediato un condón y de un golpe se la dejo ir a Elena, se empezaron a mover como locos y ella nuevamente soltó gemidos y gritos que aun retumban en mi cerebro, no duraron mucho pues Elena se separó y volteándose le retiro el condón e inclinándose para darle una rica mamada (es una experta), Arturo no pudo aguantar más y se empezó a venir dentro de la boquita de Elena, ella sorprendida por esta acción puso una cara de satisfacción y de lujuria por haberle provocado nuevamente y con su boca otra rica eyaculación, esto fue suficiente para mí ya que tuve en ese momento mi segunda eyaculación.

A partir de ese momento otro sacrificio iniciaba, pues no fue hasta media hora después que Arturo se retiró, media hora que se me hicieron días ya que me quería comer viva a mi mujer, apenas Elena cerraba la puerta principal detrás de él, cuando ya estaba tragándomela a besos, nos empezamos a restregar y no tarde en tocar su tanguita, esta, estaba totalmente empapada por sus jugos, la cantidad de ellos y su viscosidad me marearon de lujuria, sentir que así estaba mi esposa por culpa de otro hombre me hizo perder totalmente la razón, la lleve nuevamente hasta el bar y sentada sobre una de las sillas altas le levante su pierna derecha, dándome Elena un súper espectáculo ya que me mostró lo esplendoroso de sus muslos y al final su tanguita brillando por culpa de sus líquidos, no pudiéndome aguantar más me incline y tomando su tobillo a la altura de mi hombro empecé a limpiar con mi lengua todo él líquido que traspasaba su tanguita, Elena seguía gritando y gimiendo como poseída y entre ellos me decía como había gozado y como Arturo la volvía loca, con mi lengua hice a un lado la tira de tela de la tanguita, dejando al descubierto su enorme e inflamado clítoris, el cual chupe y mordí suavemente a la vez que introduje uno de mis dedos en su empapada vagina, esto fue suficiente para que Elena tuviera un orgasmo que cualquier película porno de calidad hubiera envidiado, no pudiéndome contener más me saque la verga y tomando su otro tobillo levante su pierna izquierda acomodando sus dos tobillos sobre mis hombros y sin tocarme él pené lo apunte a su rajita y con la tanga puesta pero a un lado de sus preciosos labios vaginales se la deje ir hasta el fondo, empecé a bombear con una fuerza y con una intensidad como si fuera a ser mi último acto en este mundo, para aumentar y multiplicar nuestra calentura le preguntaba en qué grado y en qué momentos había gozado más su revolcada con Arturo, entre sus gritos y gemidos me contó cómo le regalo a Arturo tres orgasmos y que por culpa de la calentura permitió por un rato que se la encajara en el bar, la manera en que me lo platicaba, sus jadeos y revivir esas imágenes me provocaron mi tercera eyaculación de la noche y la inunde totalmente mientras le chupaba un pezón erecto y duro por la excitación.

Nos subimos a nuestra recamara y mientras Elena se metió a bañar me acosté en la cama, volviendo a recordar todo nuevamente y como un niño de 14 años tuve con eso para tener otra erección de inmediato, cuando salió Elena se me quedo viendo y por su expresión supe que era correspondida mi lujuria, se hinco sobre la cama y haciéndose a un lado la toalla me empezó a besar suavemente la verga y los huevos, por unos minutos aplico esa técnica para después succionar y morder con suavidad todo mi miembro hasta el momento en que se la quería tragar toda, mientras yo la tomaba por la nuca y realizaba movimientos para encajársela hasta la garganta, cuando sintió que estaba a punto de soltar mi leche dejo de chupar y se montó sobre ella y de frente a mi volvió a decirme todas las calenturas que había experimentado hacia unos momentos con Arturo, aprovechando la ocasión le pregunte si deseaba que en ese momento Arturo estuviera detrás de ella y le hiciera el sexo anal, una cuestión que anteriormente le había platicado y que Elena lo rechazaba, diciendo que eso ya pasaba los límites de su moral, pero en ese momento a Elena la encendió mi pregunta y me contestaba de una manera caliente que deseaba el pené de Arturo en su ano, para hacerlo más placentero mientras me cabalgaba le empecé a tocar, acariciar y a presionar su riquísimo orificio, imaginándonos que Arturo estaba ahí detrás de ella, así y por esa noche Elena tuvo su ultimo orgasmo y yo mi última eyaculación, pasaban de las 5 de la mañana y Elena aun desnuda se acostó pegada a mí, la abrace y sentí en ese momento que la amaba más que a mi vida, ella pensó lo mismo y besándome me dijo «te amo», después, nos quedamos totalmente dormidos.

Como esta experiencia Elena y yo tenemos otras de igual o mayor intensidad, espero tener la oportunidad y el tiempo necesario para poderlas compartirlas con quienes asisten a este sitio.

Es importante señalar que es la primera vez que escribo una experiencia y nos excitaría a Elena y a mí verla en la red, así mismo recibir los comentarios y experiencias que les causen a los lectores.