Mi clienta predilecta
Cuídate de esa mujer, toma las cosas muy a pecho me había dicho mi primo Maurizio a propósito de su amiga Conny, a la que le había recomendado llamarme para arreglar su equipo PC.
Llegué a su puerta el día y a la hora exacta que mi nueva clienta había determinado para auscultarle su equipo.
Una vez timbré, en segundos Conny me abrió la puerta, yo no la conocía, pero en segundos, me reía de la advertencia de mi primo, tenía los más grandes y erectos senos que había visto en mi vida.
Llevaba, de manera deshonesta diría yo, una pequeña blusa azul casi transparente, que sus erectos y marrones pezones la hacían casi reventar.
Completaba su indumentaria con unos pequeños y descoloridos jeans que cubrían también una monumental cola.
Era las 8:00, primera hora de la mañana, no había tomado aún mi desayuno y con semejante bello espectáculo, quedé casi al borde del colapso.
De inmediato, nos dirigimos a su habitación, lugar donde tenía el computador en problemas.
Me senté en su silla ergonómica y solo ahí pude reponer mis fuerzas.
Llevaba un bronceado natural, no obligado.
De seguro, practicaba regularmente un deporte al aire libre, su diminuto jeans así lo confirmaba, pues permitía ver una pequeña parte de sus piernas no bronceadas.
Antes de decir algo, bajó al parecer a la cocina de la casa y trajo con ella dos buenas tazas de café.
Estar en su cuarto, ver la toalla con la que había secado su cuerpo, el olor a café mezclado con ese característico olor a mujer recién aseada, me hacía imaginar su cuerpo desnudo en mis brazos.
A mi parecer era una belleza desprevenida, era hermosa y yo la deseaba.
– Desde hace varios días cuando entro a navegar por Internet, me aparecen páginas que yo no solicito abrir y con frecuencia me hacen retirar de la red, me dijo conecte su PC al servidor de Internet y en efecto desde el primer momento se cargaban y aparecía en pantalla varias páginas no solicitadas manualmente.
Acordamos para la semana siguiente, enviarle un técnico para hacerle el mantenimiento a su equipo, había que destaparlo, limpiar el polvo acumulado y configurar algunos programas.
Bajábamos las escaleras para dirigirnos a la puerta de entrada, cuando resbaló a mi lado.
Antes de caer pude tomarle del brazo y evitar un golpe fuerte, no obstante se lesionó un tobillo. La ayudé a bajar los escalones que faltaban y la senté en el sofá.
Me pidió que le trajera hielo del refrigerador, lo envolví en un trapo y le pedí subiera el pie afectado al mueble.
Al hacerlo, abrió sus piernas y pude ver, de reojo claro, cuán ajustado era su jeans, que dejaba ver toda la forma de su sexo.
Podría haberme quedado siglos frotándole el hielo en su tobillo, pero en ese momento llegó su hermana menor y ya era tarde, tenía que visitar otros clientes.
– La próxima semana le envio al técnico para hacerle mantenimiento a su equipo, le dije y me despedí.
En el resto del día, el cuerpo de Conny daba vueltas por mi cabeza.
Siendo muy temprano, al otro día recibí llamada de ella, diciéndome de adelantar el trabajo puesto que no iría a trabajar al gimnasio donde era profesora de ejercicios aeróbicos por tener su pie lesionado y aprovecharía el día para dedicarlo al arreglo de su PC.
Iba a ordenar a uno de mis empleados, pasar por su casa a reparar y mantener su computador, cuando tomé la decisión de hacerlo personalmente.
Tomé mi maletín de herramientas y en poco tiempo estuve en su casa.
Timbré e inmediatamente me abrió ella.
Para mi sorpresa caminaba bien y al parecer su pie se había repuesto.
Llevaba una pijama de algodón corta de dos piezas, que se ajustaba a su escultural cuerpo, era irresistible el espectáculo
– Me he mejorado del pie, pero quisiera me ayudaras a colocarme nuevamente hielo, me dijo, fue al refrigerador y trajo una bolsa plástica helada.
Otra vez su pierna sobre el sillón y yo podía ver su espléndido sexo.
Llevaría unos cinco minutos recorriendo su tobillo lesionado y su pie cuando lo hice un poco mas arriba hasta la altura de su rodilla.
Cuando intenté hacerlo mas arriba de su pierna, me miró extrañada y retiró su pierna.
No fue una mirada dura la que me dio, sino más bien de pudor.
– Podríamos ir a ver tu PC, me animé a decirle, para romper el silencio que mi acción atrevida había causado.
El PC ya no se encontraba en su cuarto sino en una habitación de estudio sobre una mesa.
Hice las conexiones necesarias para encenderlo y disponerme a trabajar.
Desapareció del cuarto del estudio y la verdad me pareció mejor, al lado mío no me dejaría trabajar.
Recordaba que el problema de su equipo era la aparición inesperada de programas mientras navegaba en Internet.
Claro, en la pantalla había numerosos accesos directos a sitios de sexo y en la carpeta inicio estaban los programas para abrirlos.
Eran páginas de sexo masculino, fotos de hombres desnudos, chat´s con hombres, páginas de relatos eróticos.
Esta niña lo que le gusta el sexo, no tiene palabra, pensaba para mis adentros.
Me fui a opciones de Internet, borré un inmenso historial y abrí la carpeta de archivos temporales de Internet.
Muchas páginas abrí y concluí que esta chica navegaba por lo menos tres a cuatro horas diarias en busca de sexo.
Su carpeta de sitios favoritos igualmente era sólo páginas de sexo.
Revisé temporales de su correo e igualmente, tenían contenido de sexo.
La curiosidad ya me carcomía hasta los huesos y como tenía un programita para averiguar claves ingresé a su correo electrónico, tenía correspondencia con varias chicas y chicos y el tema era sexo de hombres.
Sus escritos decían cosas como: me vuelvo loca imaginándome a tu novio encima de mí, me siento totalmente mojada con las fotos que me enviaste, cómo desearía tener tu pene entre mis piernas.
Olía a café y pensaba Conny se encontraría en la cocina preparándolo, me equivoqué, ella estaba detrás de mí viendo todo lo que yo leía en su pantalla.
Haciéndome el que no se había enterado, borré todos los archivos relacionados con este tema.
Hice mantenimiento a su disco duro, retiré algunos virus por lo que tuve que actualizar su antivirus, apagué, destapé su equipo, limpié y reinicié.
En efecto su ordenador empezó a trabajar mejor.
Simulé a Conny sorprenderme con su presencia y le dije he borrado algunos de tus archivos de Internet que causaban tropiezos a tu máquina.
Su mirada fue pícara y la mía de guardar un secretico
– Sabes Jaime-, colocándose detrás de mí y recostando sus hermosos pechos sobre mis espalda- cuando voy a cerrar mi PC, estos botones no me funcionan-, no sé como hice para recordar su solicitud, podía sentir sus pezones, tomé sus manos y puse sus dedos en los controles para ejecutar adecuadamente la acción, ella aprendió fácilmente a hacerlo.
Nos quedamos varios segundos con las manos tomadas hasta que las retiró y las puso sobre mis hombros diciéndome, – gracias a ti he recuperado mi máquina, fuiste muy gentil en venir tú personalmente a repararla era claro que ella estaba agradecida, y yo feliz recibiendo sus manos en mis hombros.
Por más que lo deseaba, no quería que la situación fuera más lejos, me acordaba de mi novia, no podía traicionarla, por lo que me levanté de la silla y me despedí lo más amablemente posible de Conny.
Quise darle un beso en su mejilla, ella, estoy seguro lo aceptaría, pero me contuve.
Antes de partir y cobrar mi trabajo nos dimos nuestras respectivas direcciones de correo, por supuesto yo ya me sabía la suya sin que ella lo hubiere descubierto.
En la noche y días sucesivos, no me explicaba lo bobo que fui en no permitir las caricias de Conny.
Era cierto que amaba a mi novia, pero la provocación de Conny no tenía perdón.
Me había portado como un estúpido.
Pasaron varias semanas antes de recibir un correo que me decía en síntesis:
Jaime, nuevamente se me ha descompuesto el PC, pensé que solo habías borrado algunos de mis archivos pero veo que fueron todos, que malo eres, quisiera que vinieras este próximo sábado en la tarde, me encontraré sola en mi casa, te espero, Conny Días antes del sábado, había encontrado a Conny en un chat y la reconocí porque yo sabía su apodo, Coniie.
Me presenté como jorgas y de inmediato me contó de la reparación de su equipo y del técnico buenísimo que la ayudó.
Me describía como hombre amable y de pronóstico excelente para tener sexo con ella.
Me narró también cómo quiso hacerme entrar en calor, mostrándome sus piernas, recostando su pecho contra mi espalda y acariciándome los hombros.
Yo ya no pude más, a partir de ahí, solo esperaba que fuera sábado para volver a ver a Conny.
El soñado día llegué muy temprano a su casa y de inmediato me hizo seguir, llevaba una camiseta larga holgada casi hasta sus rodillas, por lo que suponía vestía su pijama y era claro que aún no se había duchado.
No más fue entrar y recibí un balonazo de su hermanito Guille y ahí mismo me desilusioné, ella me había dicho que iríamos a estar solos.
El chico me invitaba a jugar con su balón a lo cual acepté con dos contestaciones a sus tiros de balompié.
Conny y yo le explicamos que deberíamos trabajar en el PC, prometiéndole volver otro momento a jugar con su pelota.
Lo anterior fue motivo para que Guille no se apartara de mi lado.
Con él nos sentamos frente al computador e inicié la revisión.
Conny a propósito había dejado entre-abierta la puerta del baño, así que por un momento pude ver su silueta bajo la ducha, era irresistible su encanto.
En ese momento me había olvidado de la fidelidad a mi novia, Conny la ocupaba.
Salió de la ducha se vistió iguales jeans solo que esta vez llevaba una diminuta blusa que cubría sus senos sin sujetador.
Sentado, nuevamente sentí aquellos pechos sobre mi cuello, ahí permanecieron por varios minutos hasta que Conny dijo a su hermano:
– Guille, búscate a tu vecino Mau para que juegue al fútbol contigo- a lo que Guille le contestó:
-Mau ha salido de vacaciones con sus padres y regresa hasta la próxima semana Ya Conny iba a decirle cualquier excusa al niño cuando me acerqué a su oído y le dije:
– Otro día será Conny Y muy cerca de mi oído ella me replicaba: – será qué Jaime? con pícara sonrisa, a lo que yo le respondía:
-será amarte Conny -. Terminaba de decir esto a Conny cuando sentí su mano en mi bragueta, pero como el chico estaba ahí, me retiré, el pequeño merecía respeto.
Terminé de arreglar y dejar funcionando su computador y nos despedimos con un triste hasta pronto, no sin antes hacerme tres buenos pases de balompié con Guille en la calle cerca de su puerta.
Esa noche ingresé a la sala de chat preferida por Conny y no la encontré.
Pasó una semana y por fin estaba en chat.
Chateamos muchos minutos, quizás horas hasta que me atreví a decirle que yo era Jaime el técnico de su computador.
Se desconectó inmediatamente, sin escribir nada y era claro que se encontraba molesta por esa situación.
Le escribí varias veces a su mail sin recibir respuesta, después supe que había cambiado de dirección.
Nunca más volví a saber de Conny pues me interesaba en mi novia Paola que por esos días habíamos iniciado un vida sexual muy placentera a los 18 años de ella y mis 24.
Jugaba balompié todos los sábado en la tarde en un parque cercano a casa, cuando de pronto recibí un pelotazo en mis rodillas.
Era Guille !!, me alegró verle.
De inmediato le pregunté por su hermana porque pensé ella lo acompañaría.
No había venido solo desde su casa, cosa que me pareció lejos para un chico de su edad de 6 años.
Terminé mi juego y acompañé a Guille hasta su casa.
Mi sorpresa fue mayúscula al ver nuevamente a Conny.
Tuvimos feliz y cordial saludo y me hizo seguir a la sala de su casa y nuevamente comprobé que aún era linda, vestía de manera desprevenida y lujuriosa.
Guille le pidió permiso para ir donde su vecino a jugar nintendo y se cerró la puerta.
Me manifestó que sus padres llegarían hasta la noche, lo que me originó una tremenda necesidad de poseerla.
Sin decirnos nada, me abrazó e iniciamos besándonos.
No tuvimos tiempo de llegar a una cama porque ahí mismo en el suelo y en el sofá de su casa tuvimos nuestro primer orgasmo que nos llevó a veinte escasos metros del paraíso.
Primero nos hicimos amantes, luego novios y así vivimos cerca de cinco años.
Ella vivía con sus padres y asistía a la Universidad, se haría Ingeniera de Sistemas.
Cuando nuestras condiciones económicas mejoraron nos casamos y puedo asegurarles que mantenemos la misma pasión de aquella inolvidable tarde de sábado.