Menage a trois
El otro día mi esposa me dijo que aceptaba la propuesta que durante mucho tiempo le hacía cada vez que hacíamos el amor.
Era algo que yo quería pero realmente sus palabras me tomaron por sorpresa.
Dijo que tenía que ser sincera conmigo y que le gustaría coger con otro tipo.
Me pidió perdón por decírmelo de esa manera pero como yo hacía rato que le insistía con el tema y le tiraba ondas con un amigo común empezó a ratonearse y ahora quería que se la cogiera.
Me preguntó si yo aceptaría que lo acariciara, que lo tocara, que dejara que él se metiera en su cuerpo y para ser más cruda y expresiva me dijo si le permitiría que se la chupara, ya que eso como bien yo lo se es su especialidad, su pasión.
Me quedé inmóvil como a alguien que descubren «in fraganti» en algo incorrecto.
Ella muy pocas veces habla tan crudamente pero cuando decide ser sincera puede resultar hiriente y hasta perversa.
Le respondí que me gustaría que lo hiciera y que mirara mi bragueta que ahí estaba parte o toda la respuesta.
Tenía una erección de aquéllas con solo escuchar sus palabras, sobre todo cuando me preguntó si dejaba que se la chupara a otro. Imaginé sus labios carnosos posadas en una pija ajena y me calenté muchísimo.
Lo llamé a mi amigo Juanca y le conté que Nora había accedido.
El estaba al tanto de las propuestas que a diario le hacía a mi esposa pero nunca creyó que podría llegar a cogérsela a pesar de que le gustaría hacerlo tal como me lo había confesado cuando lo elegí para ella.
Así fue que resolvió venir para casa de inmediato, no fuera a ser que mi mujer se arrepintiera.
Cuando le comenté a Nora que se preparara porque Juanca estaba por llegar se puso nerviosa y me dijo que el hecho de que accediera a hacerlo no quería decir cuándo lo iba a hacer pero luego de un intercambio de caricias dijo que sí y fue a arreglarse poniéndose el vestido más provocativo que tiene y que sabe que a mí me vuelve loco.
Al arribar nuestro amigo tomamos un par de copas sin hacer ninguna alusión a lo que estaba por ocurrir y puse música muy suave para ir distendiéndonos.
Mi mujer bailo primero conmigo y luego un rato con él. Decidimos pasar al dormitorio y Juan pidió pasar primero lo que aceptamos.
Nora entonces comenzó a dudar si entraba o no.
Me dijo que si no le gustaba lo dejaba plantado en medio de la cama. Le dije que no se preocupara que si yo notaba que estaba a disgusto iba a ser el primero el pedirle que se retirara y que lo iba a hacer porque eso estaba convenido y porque no era rencoroso.
Le propuse mirar por el agujero de la cerradura para ver que pasaba adentro y cuando ella se agachó para espiar su corta pollerita me dejó ver su culito redondo y, como es delgada, la bombacha se le encaja en medio de la concha dando la sensación de que es puro tajo.
Mi bulto comenzó a crecer rápidamente
Cuando le pregunté que veía me dijo que Juanca se estaba acariciando su enorme verga que ya tenía toda erecta. Parecía que se masturbaba según ella.
Yo no aguanté más y bajé mis pantalones. Corrí su bombacha y se la puse ahí mismo.
Ella se sorprendió y se preocupó por si llegaba a salir nuestro amigo
Eso me incentivó aún más y empujé con tanta mala suerte que la cabeza de mi ella impactó contra la puerta que se abrió de golpe, así que quedamos con mi mujer agachada mirando la cama donde Juan estaba muy pancho haciéndose la paja y yo como un perrito enchufado en la concha de ella.
Antes de que se enfriara todo por el ridículo mutuo lo llamé para que se acercara a Nora, que avergonzada por la situación intentaba apartarse de mi lado.
El casi se le tiró encima por lo que le puso la pija casi encima de la cara.
No tengo dudas que ahí se produjo el «crack» que hacía falta, es decir el punto donde uno se olvida de todo, donde el deseo manda y ahí se produjo la siguiente situación.
Mi mujer agarro la verga con fuerza y se la introdujo en la boca dejándola quieta sobre su paladar mientras movía lentamente su lengua y fue cerrando los ojos como si cayera en un agradable sueño.
Su cuerpo se aflojó y buscó con su cola mi pija bien parada.
Yo la penetré y Nora se entregó al placer total.
Como me había dicho se notaban sus ganas de cogerse a otro hombre porque pronto invertimos los papeles y era Juanca el que la penetraba mientras ella me la chupaba a mí.
Luego quedamos los tres fusionados.
Ella en medio de nuestros cuerpos recibiendo nuestras caricias.
La penetramos simultáneamente, yo por su conchita y el otro por el culo.
El placer era total para los tres.
Nora fue penetrada indistintamente por todos sus orificios y quedó extenuada al igual que nosotros.
Esa noche no la olvidaremos más, aunque después vendrían otras mejores.