Soy hembra agraciada, aunque no completamente lo que a mi me gustaría. 32 años.
Morena de pelo liso y muy largo, por la cintura, que suelo llevar algo ondulado, cuando me hubiera gustado ser rubia. Intente cambiar de color, pero no me favorece.
Bajita, 165, cuando hubiera deseado medir 20 0 25 ctms más! ¡Mis pechos eran pequeños y feos después de mis dos partos, pero me operé en dos ocasiones, con un resultado actual más que satisfactorio y explosivo.
Nada de silicona, la cual me implantaron la primera vez y queda como dos pelotas. Suero, más caro pero superior, y mas natural a la vista. Unas tetas preciosas realmente.
De lo que si estoy muy orgullosa es de mi tono muscular y figura tras haber tenido dos hijas.
Mi culo y piernas son duros y muy bonitos, aunque con algo de estrías a consecuencia de aquello, y mi cintura semejante a la de Rosario Flores, plana, estrecha y definida. Mi cara es atractiva aunque sin poder decir que poseo un rostro bellísimo, por lo cual lo dejaremos en guapa.
En definitiva, me salgo mucho del montón y me veo del tipo de Natalia Estrada. Si bien he de reconocer que ella es mas guapa(guapísima) creo sinceramente que de cuerpo no me saca tanto.
Hace algún tiempo, hubiera dicho que yo era mejor, pero he tenido ocasión de ver bien su trasero en la TV italiana, y debo reconocer que aunque el mío es muy bonito también, el suyo es mejor, y tiene mejores caderas. Por lo demás, estamos a la par creo.
Resumiré la historia de mi vida. Casada desde jovencita con un hombre musculoso y guapo, un calzonazos no obstante con el que hago lo que me da la gana.
Nuestra economía es boyante, y no creo que encontrara otro que aguantara lo que él. Ambas son razones definitivas para seguir juntos. Ama de casa actualmente. Dos hijas, 13 y 14. Viciosa al máximo. Más que el sexo, me atrae el morbo, encontrar siempre nuevos retos.
Hace poco se mudó cerca una vecina. Si es por comparar29 años, rubia, pelo corto, tipo Susana Griso, guapísima. Tetas enormes naturales.
Después de verlas se que aún algo cedidas por los años y el tamaño, se mantienen muy bellas, más que las mías por cuanto poseen ese encanto inigualable de los pechos naturales bonitos.
Más alta y mejor cuerpo en general. Vino a casarse con un hombre adinerado, y se vinieron a vivir a un bungalow cercano. Pronto pude ver que como a mí misma, le gusta vestir provocativa por la calle y provocar.
Nos hicimos muy amigas, intimamos mucho, Llegamos a confesarnos infidelidades y aventuras. Ella me contó que pertenecía a varios clubs
del tipo intercambios, tríos y sexo en general entre sus miembros, y me habló de sus aventuras en ellos. Me puso los dientes largos, y me invitó a vivir una aventura nosotras solas aquel mismo fin de semana.
Acepté dudosa pero decidida, no se si me entendéis. Un morbosísimo temor me atenazaba, a la vez que deseaba con toda mi alma aceptar como hice.
Dijimos que nos iríamos a pasar el fin de semana a casa de su hermana soltera, un chalet en otra localidad de la misma provincia, aprovechando que ella la dejaba libre por cuestiones de trabajo esos días.
Era mentira, estaba allí con un amante y avisada. En realidad cogimos el avión y nos fuimos a una provincia alejada, hospedándonos allí. Ese Sábado, saldríamos en plan guarras total, los más fuerte posible.
Llegado el momento, nos maquillamos y vestimos. Estábamos preciosas. Ella vestía un top realmente escandaloso por lo reducido: Sus tetas, parecía amenazar constantemente con salirse por él.
No obstante, quedaban bien seguras paresadas por un wonderbrá que las convertía seguramente en el par de tetas más bonito que habré visto en mujer vestida. Pantalón vaquero elástico, que le quedaba de fábula, y tacones.
Yo por mi parte, decidí lucir lo más provocadora posible. Lo más heavy. Opté por una simple camisa blanca anudada a la cintura, y una minifalda super mini, vaquera y elástica también, con tacones igualmente.
Ni sujetador ni bragas. Era lo más escandalosa posible. Mis enormes tetas aseguraban con salirse frecuentemente de la camisa desabotonada, y mi coño luciría a la vista con facilidad. Estaba nerviosísima, pero resuelta. Allí nadie me conocería ni me volvería a ver.
-¡Joder tía, que pasada¡-me dijo Desirée al verme-Estás preciosa-Diciendo esto, me dio un suave beso en los labios. Nunca antes lo había hecho, aunque yo sabía que le gustaban igualmente hombres que mujeres. Si se esperaba que iba a cortarme se equivocó.
En lugar de eso, tomé una de sus bonitas tetas en mi mano, sobre la ropa. Separó ligeramente los labios, y sonrió. Sacó su lengua y la mía fue a su encuentro. Jugamos un poco con ellas y salimos.
Tomamos un taxi, y nos dirigimos a una discoteca. Nada de lo acostumbrado. Pedimos nos llevara expresamente a una cañera, donde acudieran adolescentes y jóvenes puestos de todo. Allí nos metimos. Desde el principio, fuimos un escándalo. Yo me cortaba un poco. aunque no demasiado. eran todos muy jóvenes, pero sabía a donde iba. Ellos nos miraban con deseo, ella con una cara de desprecio no disimulado. Se podía casi leer sus mentes; «Vaya par de guarras».
No había pasado un cuarto de hora, cuando Desirée me comentó que se iba a dar una vuelta en el coche de un guapísimo chaval de unos 18 o 19 años, dejándome sola, aunque no por mucho tiempo. Avisó que aquella debía ser una noche sonada, y debíamos compartir muchas emociones aún.
En fin, que me quedé sola en la pista bailando. Toda rodeada de jovencitas y jovencitos en su mayoría rondando los 20, muchísimos de menos. Y yo allí con mis 32, y mi pinta de puta. Tenía que hacer enormes esfuerzos porque mis tetas no se salieran fuera, sin éxito muchas veces. Una y otra vez se salían.
Todos los chicos me miraban hipnotizados, y yo bailaba lo más provocadora posible. En un momento dado, quedó un podio libre de gogos. No lo pensé dos veces para subirme a él. Ahora mi coño, quedaba a la vista de todo el mundo. Un par de veces, pasaron los porteros seguramente avisados por alguna chica escandalizada, pero nada malo estaba haciendo. Cuando volvieron las gogos, me bajé.
De nuevo en las pista, todos los que podían se acercaban, intentando contactar, pero yo tenía el ojo echado a dos chicos de un grupo, con toda seguridad menores de 18 años, guapísimos.
Me miraban y sonreían, comentando entre ellos. Se podía leer algunas palabras en sus labios, ya que tampoco se escondían. «Pedazo de guarra» «Putón», «calientapollas», y cosas por el estilo. lejos de molestarme, me ponía a mil, haciendo todo lo posible por provocarles más aún, haciendo botar mis tetas.
Cuando les miraba y me descubrían haciéndolo, la mayoría de las veces me cortaba y miraba para otro lado. Otras veces esbozaba una tímida sonrisa. Estaba claro que les estaba provocando y lo sabíamos todos, pero me cortaba bastante mantener la mirada.
En un momento dado, el rubio se dirigió hasta mí. Era el más guapo de los dos, y me puse muy nerviosa, por más que deseara que se presentara. Por su camisa semidesabrochada, podía admirar sus pectorales juveniles, duros, definidos, deliciosos.
-Ven un momento-me pidió con mucha seguridad en si mismo, tomando mi mano. Le seguí hasta donde estaba el otro chico. Ahora admiré su culo. Es la parte masculina que más me seduce. Un culo prieto, redondito, huuummm. . . no hay nada más delicioso. Rellenada perfectamente su pantalón vaquero. Daban ganas de morderlo. Llegados allí, los demás habían salido. Me abrazó por la cintura.
-¿Cómo te llamas?
-Gloria-contesté seguramente ruborizada, aunque la poca luz ambiental venía en mi ayuda.
-Yo soy Jose, y este Pascual-
Les besé a cada uno dos veces en la mejilla. Estaba muy bien también el morenito. Se notaba que hacía pesas, aunque no demasiado. Aunque no tan guapo como el rubio, tenía unos labios carnosos hechos para besar, deliciosos. Formaban un dúo muy atractivo.
-¿Nos dejas que te comamos las tetas un poco?
La pregunta surgió con una sonrisa cínica. Obviamente, no esperaba una respuesta afirmativa. Seguramente buscaban reírse un rato ante mi reacción, que debían suponer sería tímida y evasiva. Me reí muy comprometida, totalmente cortada. Quería decir sí, pero no me atrevía.
Me reí más, estúpidamente.
-Que va tío. -contesté sin mucha convicción. -¡Estás loco¡
-¿Por qué? Somos los dos tíos más buenos de la discoteca-contestó chistosamente, divertido ante mi situación difícil.
-Ya. . . -sonreí-pero es que. . . no se. . .
-Vente, vamos fuera a hacernos una raya.
Me tomaron de una mano cada uno, y me levaron fuera. Yo me dejaba llevar, sin muchas reticencias, pero con dudas. Yo no quería ninguna raya, pero los tres sabíamos que la raya era solo una escusa. Llegamos hasta un coche en el parking, donde habían varios amigos dentro y otros fuera.
-Dejadnos sitio detrás. Vamos a hacernos una raya.
Se bajaron los tres de atrás. Preguntaron quien quería rayas, e hicieron las oportunas. Yo no quería, pero decirlo me daba vergüenza. Sería como decir «he venido a que me folléis». Deseaba decirlo, pero aún me cortaba.
Una vez la carpeta con las rayas se fue para los demás, quedamos detrás, hablando. Se sentaron de perfil, uno a cada lado mío, recostadas las cabezas lateralmente contra el sillón. Hablábamos me miraban descaradamente las tetas. Supe que tenían 16 y 17 años, aunque ciertamente aparentaban un poco más, no mucho, pero un poco en a la sala. Pero tardaban y no lo hacían.
Estaba muy, muy cachonda. Parece que el rubio se cansó antes de esperar. Colocó su mano como pìdiendo permiso sobre mi vientre. No le dije nada y lentamente, como el que no se da cuenta, la fue subiendo, hasta colocarla al cabo de unos momentos de conversación sobre mi teta, acariciándola suavemente.
Me miró a los ojos, es busca de aprobación o negación. Para entonces, ya estaba totalmente cachonda, y nada me importaba. Incliné la cabeza y le besé los labios suavemente. El apretó entonces mi teta, y comenzó a sobarla con ganas mientras me morreaba con ansia.
Terminó el espectacular, morreo con varios besos sonoros. Quería que todos mirasen hacia dentro y hacia nosotros, pero ni los de delante se habían enterado aún de que pasaba.
Miré entonces al moreno, que se limitaba a mirar como su amigo me sobaba la teta sin decidirse a intervenir. Supongo que temía que reaccionara ofendida de que me trataran como una guarra. Pero eso era lo que yo quería precisamente.
Cuando lo miré, me miró a los ojos. le sonreí, invitante. No se hizo de rogar para tomar mi otra teta. Pasaron unos momentos acariciándomelas y sobándomelas por encima de la ropa !Sublime placer ¡Soy hipersensible en las tetas, creo que más que en el coño.
Tonterías las que dicen que unas tetas operadas quedan sin capacidad de sentir placer. Creo que siento incluso más, aunque esto último quizá sea psicológico. Siempre quise tener un buen par de tetas, y antes no las tenía.
. Yo misma les abrí la camisa, dejando las tetas fuera, para que las sobasen a placer y desnudas. Estaba temblando de deseo y expectación por que nos descubrieran. Pero nada. Iban demasiado cargados, atropellándose por hablar. Comenzaron entonces a comerme las tetas. Yo me recosté y me abandoné, cerrando los ojos. Sentía un placer sublime, delicado, embriagador. . . comencé a gemir. . .
Las primeras frases que comencé a reconocer al respecto, eran morbosísimas.
-¡Mira, mira¡-entre susurros-¿Le están mamando las tetas?
-¡Ostia sí¡
-¡A ver, a ver. . . ¡-alguna chica
-Será guarra-otra. Todo ello entre susurros que pretendían ser bajos, pero perfectamente audibles. Entreabrí los ojos. Los dos de delante miraban vueltos hacia atrás. Les sonreí.
-Estoy enamorado de vuestros dos amigos.
Comenzaron a mamar con más ganas y velocidad, a la vez que comenzaban a juguetear con mi coño abierto de par en par, introduciendo sus dedos, pellizcando mi clítoris.
Yo a mi vez, comencé a suspirar con más fuerza, dando pequeños grititos. Oía comentarios y aclamaciones, pero ya no los escuchaba. Solo estaba atenta a mi placer. El rubio, siempre tomando la iniciativa, pues sabía que era mi preferido, se sacó la polla fuera.
-Mámamela, puta¡
Me agaché y comencé a mamar con deleite, saboreando aquel saborcillo tan característico, ligeramente a orín. Mi culo quedó mirando hacia el moreno, e hice lo posible para que el ojete apuntara directamente hacia él. Me subí la falda y coloqué ofreciendo mi ano, cuidando que no quedara expuesto mi coño.
No es que fuera a negárselo, es que quería dejarles claro desde el principio que también aquel agujero estaba a su disposición. Estaba claro lo que pedía. El moreno me introdujo entonces un dedo en el culo, después de chuparlo.
Me encantó sentirlo entrar, por lo cual abrí la boca para suspirar de placer, y me saqué la polla de la boca para mirar momentáneamente atrás, a los ojos de Pascual.
Cuando devolví mi atención a la poya, me quedé felizmente sorprendida. Aquel rabo que se adivinaba grande, era enorme, de unos veinte ctms calculo. Me encantan las pollas enormes, aunque quizá si lo son demasiado, cuesta más a la hora de la penetración. Es algo psicológico, que proporciona un morbo increible, más que un placer puramenbte fisiológico.
Continué mamando con devoción. En un momento dado, Jose me tomó, y me hizo sentar sobre él de frente, metiéndomela hasta el fondo, entraron encontrar alguna postura para follarme culo y coño a la vez, pero fue imposible dentro del coche ¿Lo habéis intentado en serio? No es nada fácil, os lo aseguro.
Por más que me inclino, ofrezco un ángulo abierto con la dirección de la polla que viene por detrás, y es dificilísimo conseguirlo. El caso es que dentro del coche resultaba imposible, así que Pascual tuvo que esperar.
¡-Méteme un dedo en el culo, Pascual. -le pedí. era plenamente consciente de que todo el grupo nos miraba, y quería darles carnaza. Noté algo entrar en mi ojete, pero estaba claro que no era un dedo. Era algo más grueso, y no muy largo. Me gustó.
Después supe que era un mechero de esos con funda en forma de pene de goma, facilitada la entrada con cacao de alguna de las chicas. Sabía que todos miraban como me perforaba Pascual el culo con algo, a la vez que Jose me follaba. Este, a la vez, intentaba comerme las tetas, y las sobaba con ansia. No soy mujer multiorgásmica, sino más bien de un orgasmo continuo y prolongado. Comencé a manar jugos enseguida, y estaba en un nirvana irreal.
-1Rápido, salta¡-
Interpreté que me avisaba por miedo a embarazarme, con lo cual no había problema. Había decidido incluir ese riesgo en el morbo de la noche.
-¡No¡!Córrete dentro, préñame ¡No nos conocemos, no me volverás a ver. No te supondrá problema.
¡No, quiero correrme en tu cara, manchar esa cara de puta¡
Me encantó la idea, así que descabalgué y me apliqué a mamar. Cuando me avisó que le venía, la saqué de mi boca y apunté al centro de mi cara. Comenzó a surgir yeta con ganas, con fuerza. Es maravillosos sentir algo así en la cara. Es como la forma de demostrarte un hombre cuanto le ha gustado lo que le has hecho ¿Sabéis? Una corrida abundante y escupida con fuerza, habla inexcusablemente de un gran placer en ellos, y en ningún sitio la sientes tan plenamente como en la cara. Eso sí, en el ojo pica un poco a veces.
Mientras los chorros se estampaban uno tras otro en mi cara, mantenía los ojos fijos en los chicos y chicas de fuera, con expresión de viciosa.
-Límpiala con los dedos y lámela.
No hacía falta que me lo dijera, ya iba a hacerlo yo sola. Saboreé su semen. No es que sea un sabor delicioso, pero es muy agradable por el morbo que conlleva. Cuando acabó, le tocó a Pascual. Comenzó a follarme como lo había hecho Jose. Pero pronto descubrieron que, el grupo de amigos, podían ocultarnos.
Así, Pascual podía acostarse a lo largo del sillón, sus piernas fuera mientras yo lo montaba e, inclinándome, podía ofrecer mi ojete a Jose, que quedaba oculto del resto del parking. No es que me importara demasiado, no iba a volver por allí, y si lo hacía, sería en el mismo plan y sin conocerme nadie. . Pero a ellos si debía cortarles. Además, tal escándalo no creo que lo permitieran los de seguridad en el parking.
Jose se bajó los pantalones y me enculó. Me estuvieron así follando un rato, en el que orgasmé continuadamente, en un delirio de placer, manando jugos como una fuente.
-No te corras en mi coño Pascual, por favor. Quiero que lo haga Jose(era mi favorito, ya lo sabéis).
-¿En tu boca?
-Donde quieras amor. -le contesté muy dulcemente, mientras agarraba mis tetas que se bamboleaban locas de no hacerlo.
Cuando vino a correrse, fue cómico. Tuve que saltar y retroceder saliendo del coche, pero manteniéndome agachada para recoger su semen. Culeándome empujé a José que no quiso sacar su polla de mi culo ni un instante, pues parece que estaba a mil y le venía.
Quedé agachada fuera del coche, inclinada la cintura. Jose perforando mi culo, y Pascual cascándosela para correrse en mi cara, lo que hizo escandalosamente. Ahora si debieron darse cuenta muchos del parking Apoyada con una mano en el marco de la puerta abierta, me giraba mirando a Jose a los ojos mientras con la otra recogía el semen de Pascual para lamerlo! Que morbo¡
-¡Ahora sí e voy a llenar el coño de leche¡-dijo sacándola y metiéndola en mi coño-¿Estás casada?-era una pregunta trivial, mi anillo lo decía claro. Nunca me lo quito. Me gusta que quien me folla sepa que estoy casada.
-Casada, dos hijas.
-¡Pues ahí va la tercera para el cornudo de tu marido¡-gritó eyaculando a la vez que daba un ultimo y violento empujón, metiéndomela hasta los huevos.
Cuando se hubo corrido, me senté a relajarme un poco. Hubo algunos amigos que intentaron algo, pero dejé claro de forma muy amable y dulce que solo Pascual y Jose me interesaban. Más relajada, me recompuse la ropa, y retoqué mi maquillaje.
Cuando salí, no quisieron besar mis labios para despedirse, lo cual es comprensible después de haber degustado el semen de ambos abundantemente, y sabiendo como son los hombres para estas cosas. Pascual tenía bastante, pero Jose me pidió que en vez del beso, le hiciera una cubana.
Estuve encantada. Sacando un saco de dormir del maletero, lo pusieron a mis pies, con lo cual pude arrodillarme sobre él para mamarle al polla a Jose, sentado en el coche, las piernas afuera, mirando hacia mí.
Tardó más en correrse, pero me encantó saborearla por más tiempo. Esta vez, cuando se corrió, lo hizo directamente en mi boca, sin estropearme el maquillaje.
Me arreglé entonces la camisa, y me despedí delos chicos, agradeciéndoles lo que me habían hecho disfrutar.
Se empeñaron en que les diera mi teléfono, pero o lo accedía a tomar el suyo, sin mucha intención de usarlo otro día. Me encantaba la idea de que quizá me hubiera preñado un adolescente que estaba buenísimo, y que nunca más volví a ver.
Les provoqué con la mirada y una sonrisa al pasar ante los demás, y les provoqué meneando el culo cuando me dirigí a la sala.
-¡Tí buena¡!A ver cuando me toca a mí¡ !Me he enamorado de tus tetas¡ !Yo también quiero follarte el culo¡ !Y también quiero correrme en tu cara¡¡Hazme una cubana a mí también, con ese par de melones¡-gritaban los chicos.
-!Tía guarra¡ !Puta¡ Pederasta¡ !Aguela¡ !búscatelos de tu edad¡ – las chicas.
Mi amiga, que andaba buscándome por el parking, venía a mi encuentro sonriendo fascinada. Todo el parking me miraba ante el griterío que se había montado. Levanté entonces mi falda, y les enseñé el culo al grupo que me gritaba, con lo que mucha más gente se unió.
Me volví, y me abrí la camisa, enseñando mis tetas, moviéndome para mecerlas y echándoles un beso. Los gritos arreciaron por todas partes, auténticas burradas que me ponían a mil. Ahora también incluían a Desirée, y recibía una ovación, contestando a todos con besos al aire. Se acercaron los de seguridad a ver que ocurría, pero solo sonrieron.
Vueltas a la sala, cada vez fuimos objeto de más comentarios. Frecuentemente, como quien no quiere la cosa, nos tocaban las tetas o el culo mientras bailábamos.
Dejábamos jugar a los más guapos, y excusábamos con delicadeza a los demás.
No obstante, no surgía ninguno que nos terminara de convencer. Jose y Pascual ya no me ofrecían morbo, pues ya los había probado.
Solo un poco Jose, pero tampoco demasiado. Desirée en cambio, si deseaba follárselos. Me dijo que prefería algo conmigo de por medio, pues aún no habíamos follado juntas, pero que si pasados quince minutos no aparecía nada digno de llevarse a la boca, se los presentara.
Fue decir eso y cambiar el turno de gogos. Uno era un chico guapísimo, con pinta de extranjero, nórdico, alemán o algo de eso, de unos 19 años, veinte como mucho. Vestido únicamente con un tanga.
Musculoso sin exagerar. Unos abdominales como una tabla de fregar, y unos pectorales perfectos. Hombros anchos, brazos fuertes1hhuuummm, que hombre. . . ¡Piernas delgadas pero musculosas, un culito. . . !uuufff, una tentación ¡Y de la cara! que cara ¡Un ángel aniñado de enormes ojos azules, y largo pelo rubísimo y rizado. Algo amanerado quizá, pero de alguna manera realzaba su encanto. Lo del hombre y el oso cuanto mas feo mas hermoso. . . . bueno, creéroslo. En fin, era algo de lo que no se ve por España. . Un nórdico de esos que nos hacen caer la baba a todas.
Comenzamos a bailar provocándole desde abajo. Desde allí, miraba sin recato nuestras tetas que hacíamos mover para él. Nos miraba a las dos. Si bien yo vestía más escandalosa, Desirée era bellísima, mas que yo, rubia y mas alta, por lo cual resultaba igualmente impactante. Intercambiábamos miradas, sonrisas y besos lanzados al aire.
En un momento dado, subí con él al podio. Bailamos juntos, provocativamente. Dándole la espalda. me agarró las tetas desde atrás, acariciándolas sobre la camisa. Fuerte ovación y gritos. Me bajé por miedo a que me expulsaran del local, aunque deseaba que me reprendieran. Sería morbosísimo. Me despidió con una palmada den el culo.
Al rato de bajar yo, subió Desirée. Lo mismo. Sobada de tetas, aplausos, gritos, y palmada en el culo de despedida.
Cuando acabó su turno, el chico dio un salto, y se acercó hasta nosotras.
-Vamos a tomar un chupito. – dijo con un tono ligeramente afeminado. Me puso a mil. Encuentro un gran morbo en chicos así, incluso en un gay atractivo, aunque también me gustan varoniles.
Tomamos el chupito. El brindó por nosotras, nosotras por él. Nos tomó de la mano a cada una, y nos llevó al cuarto de los gogos, sin más. Allí estaban las otras chicas. Eran cuatro de este turno. En el otro, fuera, dos chicas y dos chicos.
Sin demasiados preámbulos, comenzamos a besarnos y sobarnos, ante la mirada de las chicas, mientras se relajaban y cambiaban. Obviamente, no tenían ganas de irse fuera, estaban cansadas, pero acabaron por hacerlo, cuando ya ambas estábamos con las tetas al aire, ofrecidas a las manos y boca de aquel dios de la belleza, nuestro Apolo particular, morreándonos indistintamente.
-Un momento, te explico las condiciones. Puso una cómica expresión de sorpresa, de extrañez Desirée. -Seguramente, el chico pensó que íbamos a pedirle dinero o coca. -Puedes follarnos a las dos, por donde quieras y hacer lo que quieras. Pero a condición de que después se lo cuentes a todo el mundo. Quiero ver como nos señalas y les cuentas lo putas que somos ¿ok?
El chico estuvo encantado. Comenzó entonces el festival. Desirée sacó su poya y comenzó a mamarla. Me arrodillé junto a ella, y compartimos aquella bonita polla. Más pequeña que la de Jose, pero mucho más atractivo en general este chico. Con toda su suavidad, que no llegaba tanto como a pluma, se comportó como muchos «hombrecitos» quisieran, y pocos pueden. Nos dio toda la polla que quisimos, por todos nuestros agujeros. le hicimos cubanas, mamadas, pajas. . . y aguantó como un toro.
La sesión de sexo fue larga. Incluso los otros dos chicos, que en un primer momento intentaron unirse a la fiesta, rechazándoles nosotros con toda diplomacia, se ofrecieron para cubrir sus turnos mientras estuviera ocupado. Estos y las chicas, se portaron muy bien, y apenas entraron lo justo para cambiarse y retocarse.
Nosotros por nuestra parte, seguíamos a lo nuestro sin prestarles atención. Incluso entró el fotógrafo de la discoteca, con su cámara de vídeo. Ocultando nuestros rostros Desirée y yo con unos antifaces de los gogos, permitimos sin problemas que nos grabara un buen rato.
Fue algo delirante para los sentidos. Jhon, que así se llamaba el chico, se corrió repartiendo el semen en nuestras bocas. Es algo delicioso y muy sensual, mamar una buena polla a medias con otra, besándonos, recogiendo su saliva del rabo en cuestión, compartiendo su yeta. . . Nos hizo delirar con su boca en tetas y coño. Fueron varios polvos, en los que siempre respondió como un hombre, su miembro orgullosamente erecto. deliciosamente erecto, en desafío continuo a nuestros agujeros.
Recogí su semen del culo e Desirée, y ella de mi coño. Disfruté comiendo mi primer coño, mamando de aquellas preciosas tetas, mientras aquella bonita polla se mantenía a mi vista, esperando. Nunca sabía acertar que deseaba más. mamar aquella polla, lamer aquel coño, mamar de aquellas tetas, lamer algún ojete. . . fue algo delirante.
Finalmente, acabamos con la resistencia de nuestro guapísimo amante. Se lo agradecimos lo mejor que supimos, con besos, masajes con las tetas, caricias. A este si accedí a darle mi teléfono, como Desirée.
Decía que solía cambiar de trabajo con frecuencia, y que cuando iba por agencia, iba a distintos puntos de España, nuestra provincia entre ellas. Por otra parte, suponía una tentación demasiado fuerte como para despedirse sin saber donde poder contactar con él. No todos los días se conoce un dios.
-Voy a orinar y salimos. Tanto follar me ha dado unas ganas enormes.
Dijo orinar, no mear, con un dejé amanerado que me hizo sonreír. Me encantaba aquel chico. Obviamente, me encanta un tío viril y masculino, pero también algo delicado como él resulta encantador.
-Jhon. . . una idea cruzo meteóricamente por mi mente. No se me había pasado antes, llegó de repente. -¿Has meado alguna vez sobre una chica?-pregunté sin vergüenza, vencidas todas mis barreras, preparada para la morbosa respuesta, tanto si era positiva, como si era una mueca de asco.
Jhon me miró confuso. Luego a Desirée, también sorprendida, pero solo por mi audacia que no se esperaba. Ella me había comentado que practicaba habitualmente la lluvia dorada. Por ella sabía, que podía ser de distintos tipos, según lo concentrada que fuera. Si lo era demasiado, salía muy amarilla y con un sabor muy fuerte, difícil de soportar. Sí lo era poco, entonces salía blanca o transparente, y sabía ligeramente a orín, muy agradable y morboso.
Me arrodillé ante él, sonriente.
-Si lo deseas hazlo. Yo estaría encantada de recibirla. Desirée vino a arrodillarse al lado. -No Desirée, por favor. No tengo inconveniente en compartir nada contigo, eres mi mejor amiga lo sabes. Pero esta vez quiero que sea para mí sola. Nunca lo he hecho y quiero recibirla entera. Es decir. . . si Jhon quiere-añadí mirándolo de nuevo, sonriente.
-Pero. . . ¡pondré perdido el suelo¡
-No te preocupes. Ahí hay fregona y cubo. Luego lo limpio yo.
Jhon, con una sonrisa en los labios, se sacó la polla del tanga sin prisas.
-Un momento. Desirée. . . asómate a ver si esta cerca el fotógrafo ¿Quieres que nos grabe?-le pregunté con un guiño. Su mirada de vicio fue suficiente respuesta.
No estaba demasiado cerca, pero lo localizaron enseguida y vino.
-Entra Rodrigo-le animó Jhon. Entraron el y Desirée y cerraron la puerta tras ellos. -Vamos a hacer una lluvia dorada ¿Quieres grabarla? Sino, déjale un momento la cámara a Desirée.
-¡Que dices, esto yo no me lo pierdo¡-Hay que ver como reniega mucha gente de prácticas como la lluvia dorada, y lo extendidas y deseadas que están en realidad, como he podido comprobar.
-Ok, le dije. Pero intenta no sacar mucho mi cara, no planos que se me pueda reconocer.
-Ok.
Una vez en posición, Jhon sacó de nuevo su gloriosa polla, y comenzó a mear con ganas. Apuntaba directamente a la boca, y yo tragaba con deleite, ya que parecía ser del tipo suave, ligeramente olorosa dorada por todo mi cuerpo.
-¡Méame toda¡!El pelo, la ropa, todo. . . que se note que me has meado.
Ví la duda en sus ojos. No estaba seguro de si quería que aquello se supiese, pero el morbo pudo más. Me regó detenidamente, en una meada realmente larga. Se meó n todo mi cuerpo. Sonreí ampliamente mientras restregaba mis ojos, pues me escocían de la orina. Me ofrecieron un pañuelo para secármelos, pero Desirée pidió que lo hiciera con su top. Era tan morbosa como yo. La complací sonriente.
Me miren el espejo. Más puta no podía parecer. Mi pelo empapado, igual que mi ropa. Mis tetas transparentándose a través de la tela de la camisa empapada, pegada a ellas. Revisé la grabación, por si debía borrar alguna toma de mi rostro. Todo perfecto.
-Ahora recuerda. Cuéntaselo a todo el mundo.
Cuando salimos, había un descanso para los gogos. Desirée y yo nos subimos cada una a un podio. La gente nos silbaba y gritaba piropos y burradas. Hasta llegar allí, al pasar por entre la gente, algunos creían reconocer el olor a meado en mí, aunque ciertamente muy suave.
-¡Va meada¡-se leía en sus labios mas que se oía. -¡La han meado¡-Aunque tampoco eran demasiados. Yo sonreía.
Desde arriba, disfrutaba de los jóvenes que se amontonaban bajo mía para verme el coño. Y ví un brillo de envidia en Desirée Seguramente, la próxima vez no me dejaría tanta ventaja en el vestir.
Podía ver a Jhon hablando con a gente de nosotras, señalándonos. También Jose y Pascual, y a algunos otros. Sabía lo que decían e iba a mil. Jhon vino a llamarnos.
-Oye, que hay uno que no se cree que os he follado a las dos.
No hizo falta más. Bajamos y, abrazados los tres, nos dirigimos al encuentro del individuo.
-Jhon amor, somos tuyas. Tócanos las tetas, haz lo que quieras. Que le quede claro a ese idiota y a todos.
-Tócanos lo que quieras amor. Añadió mordiéndole una oreja. -Preséntanos como quieras. Como tus zorras, como quieras.
-Eso, no temas ofender. Trátanos como simple carne.
¡Que morboso era todo aquello¡
Llegados ante el incrédulo, nos presentó.
-Mira, estas son Gloria y Desirée. Se han enamorado de mí, y no he tenido más salida que follármelas ¿Cierto?
-¡Hhhuuummmm, ssiiiii. . . ¡-asentíamos entre gemidos mientras le besábamos el cuello y mordíamos el lóbulo de su oreja. -¡Y que follada¡. Aquel miraba con una sonrisa estúpida, intentando ocultar su envidia.
-La rubia es algo fuera de serie, Mirta que culo-dijo, haciéndola girarse y tocándoselo con descaro. -Pero la morena también está muy buena-ahora me tocó a mi. Me encantó el trato. Y mira que tetas tienen, dijo tocándonoslas. -Mira-añadió sacándonos una fuera a cada una. Estas son naturales, estas no ¿Cuál te gustan más?!Toca, toca¡
No se hizo de rogar, tocando y retocando a consciencia.
-La verdad es que las dos son impresionantes.
Ok, chicas, ya podéis iros. -Nos morreó a ambas.
-No dudes en llamarnos si te apetece una mamada o algo-se despidió Desirée con un guiño.
Continuamos bailando. Pascual y Jose nos rondaban continuamente. Se les iban los ojos detrás de Desirée, sobre todo a Jose. Finalmente se me acercaron.
-Oye, ¿Qué vais a hacer después tu amiga y tú?
Llamé a Desirée y le pregunté.
-No tenemos nada pensado.
-¿Queréis veniros con nosotros a dar una vuelta?
Era increíble la osadía de aquellos pibitos entrando de aquella manera a quien incluso podría ser su madre. Era de un morbazo increíble.
-Tengo una idea mejor-contestó ella, que andaba loca por follarse a Jose-Aquí supongo que dentro de no mucho comenzará a flojear. Nos tomamos la última, y os venís con nosotras al hotel ¿Tenéis algo que hacer mañana?
Se miraron entusiasmados.
-No. contestaron al unísono.
-Ok, decidido.
Al cabo de media hora. salimos juntos de la discoteca. Pero dejo eso para otro día.