Mi nombre es Pedro y estoy casado con Ana desde hace 10 años.
Nos conocimos desde niños y fuimos novios cuando yo tenía 16 años y ella 15. Nuestro matrimonio siempre ha ido de maravilla, tenemos dos hijos y Ana se conserva igual de hermosa.
En la cuestión sexual, también hemos sido muy afortunados de satisfacernos plenamente y básicamente porque he tratado de inventar cosas nuevas constantemente.
Diferentes posiciones, diferentes lugares, caricias, motivarnos con videos, etc. Todo esto, con la intención de no caer en la monotonía.
De tal manera que al pensar en nuevas sensaciones, llegue a desear verla con otro hombre.
Quería que ella experimentara el probar un pene diferente al mío.
Ella no había tenido relaciones con otro hombre que no sea yo, y eso me parece que es limitar su satisfacción y su posibilidad de experiencia.
Mi pene es de un tamaño regular creo que le satisface, pero compre un miembro de hule de gran tamaño y pude ver lo mucho que lo disfruto.
El problema fue que cuando le dije que me gustaría verla con otro, se indignó.
Me dijo que si no la conocía, que como era posible que la quisiera compartir con otro hombre.
Al ver su reacción le pedí disculpas y le dije que solamente era una idea, que lo olvidara.
El otro problema fue que yo no lo olvide y comenzó a crecer esa idea en mí.
No sabía cómo podría hacerlo realidad.
Después de mucho pensarlo decidí como lo haría. Tendría que ser sin que supiera ella que yo lo había planeado.
Puse un anuncio en la sección de contactos y seleccione a un hombre de 35 años, del cual omitiré su nombre.
El aprecia ser una persona honesta y que me inspiro mucha confianza.
El plan era que saldríamos Ana y yo a una disco y nos sentaríamos a un lado de él, donde ellos quedaran viéndose de frente, para que él le coqueteara con la mirada y si había respuesta se ella seguir adelante.
Yo me levantaría al baño, para que el aprovechara y pedirle permiso para verla después. Le pedí que fuera muy educado, porque de otra forma, de seguro lo rechazaría.
Tengo un negocio de venta de repuestos electrónicos, y le di a él una grabadora de reportero con un micrófono que le adapte, para que grabara su conversación con Ana.
Y así lo hicimos, le dije a Ana que la llevaría a bailar y que se arreglara. Nos fuimos a la disco y al llegar inmediatamente ubique a mi nuevo amigo. Nos sentamos como lo había planeado.
Después de un rato de bailar y de tomar algunas copas. Pude ver como cada que me volteaba a la pista de baile, Ana estaba volteando para atrás de mí, donde estaba sentado él.
Incluso en una ocasión la vi sonriendo. Decidí que era el momento de ir al baño. Sentí un poco de nerviosismo, por lo que pudiera pasar.
En el fondo quería que ella lo rechazara, pero era más mi deseo por que no fuera así.
Me tarde un poco más de lo normal y cuando regrese, Ana estaba sola y de lo más normal.
Me senté y le pregunte; -«¿todo bien?». -» Si amor». Tenía la ligera esperanza que me dijera que un tipo se le había insinuado o algo, pero no fue así. Pensé que sería por temor a que armara un desmadre. No aguantaba la espera de hablar con él, pero tendría que ser al otro día.
Me levante más temprano de lo normal y en cuanto salí de casa le marque a su celular para saber qué había pasado. -«hola, ¿cómo estás?». -«bien, ya está. Solamente falta que me llame tu esposa, le deje una tarjeta con mi nombre y teléfono».
Sentí que se me movía todo el estómago, pero ya estaba en eso y ni modo yo me lo busque, era mi deseo. Ahora había que ver hasta donde llegaría Ana. Le pregunte a él como se había grabado y me dijo que solamente se escuchaba su voz y la música, pero que él me decía lo que le contesto Ana a lo que él le decía.
Me contó que se acercó y le dijo que por favor no lo tomara a mal, pero que llevaba rato observándola y que le parecía una mujer muy hermosa y que se sentiría muy honrado si le aceptaba una invitación a tomar un café.
Me dijo que ella se puso muy nerviosa y volteaba para el baño, pero que tomo su tarjeta y la guardo en su bolso.
Ahora habría que esperar, para ver si Ana le llamaba. Como era un sábado, no le podría llamar, ya que por la tarde no trabajo y estaría en casa. Todo el fin de semana estuve muy nervioso y ella de lo más normal.
El lunes por la tarde me llamo él y me dijo que ya le había llamado Ana, que la invito a tomar un café.
Que quedaron de verse ahí, a las 10:30 AM, del martes. Me vi con él, para ponernos de acuerdo de como seria todo y le di una bolsa, de las que les llaman mariqueras, y le adapte una cámara de vídeo, para que grabara todo lo que sucediera. Le dije que en caso de que hubiera algo, tendría que ser en un hotel.
No quería que ella supiera donde vivía el. Por la noche me dijo Ana que le llamo una amiga de la escuela, que me cae muy mal, y que la invito a desayunar. Le dije que estaba bien. Como se han de imaginar, esa noche, no pude dormir. Al día siguiente me despedí, y le dije que se portara bien con su amiga y que no iría a comer.
Toda la mañana estuve como cuando ella dio a luz, caminando de un lado a otro, esperando la llamada de mi amigo. A las 2:15 p.m., me llamo él y me dijo que estaba servido. Fue primero un sentimiento de desilusión, ya que no creía capaz a Ana de hacerlo, y me llegaron las dudas de que si realmente sería la primera vez.
Pero también ardía en deseo de ver el vídeo y escuchar los detalles. De inmediato me reuní con él y le pedí el vídeo. Estiro la mano con el vídeo y sin soltarlo me pregunto, si estaba seguro de querer verlo. Lo jale y solo le dije que regresaría más tarde, para platicar con él. Regrese al negocio y me fui directo a mi privado.
Mientras se regresaba la cinta, que por cierto estaba terminada, me serví un trago y encendí un cigarro. Al encender la vídeo lo primero que se ve es la cama vacía y me di cuenta que la ubico en el tocador, estaba un poco chueca, pero se veía bien, solamente se perdía un poco de la cama, debido a la altura del tocador.
Se escuchaba música de la que programan en los moteles. No se escucharon más sonidos que la música, por más de 10 minutos y no se veía nada más que la cama. Después se escucharon, los gemidos de Ana, supuse que la estaba acariciando en la vagina.
Después se escucharon los de él y se dejaron de oír los de ella. 15 minutos después de solamente escuchar gemidos, él se acostó en la cama, totalmente desnudo y con una erección de aproximadamente 20cm. Ya me había enseñado su miembro cuando hicimos contacto, pero no estaba erecto.
Después llega Ana, también desnuda y se acomoda agachando su cara sobre su miembro, pero tapándome todo con sus bellas nalgas. El descubre que no voy a ver nada y suavemente le toma sus nalgas, para acariciárselas, mientras ella se lo mama y ella entiende sus intenciones y sin dejar de mamar se gira, dejándome ver todo el panorama. No podía creer lo que estaba viendo, mi bella y fiel esposa con una verga enorme en los labios.
En ese momento, puse stop, y fui por un rollo de papel al baño, estaba seguro que me tendría que masturbar un par de veces. Seguí viendo como Ana estaba como si le fueran a quitar esa verga. Lo besaba de arriba a abajo, con su lengua, con sus labios, lo metía casi todo en su boca y con una mano lo masturbaba.
Creí que lo haría terminar, ya que Ana da unas mamadas increíbles. Después de unos minutos en la detuvo. Le pidió que se sentara sobre él. Ana se acomodó y con su mano tomo su verga y la froto en su vagina. Se daba masaje con la verga en las nalgas, en el ano y en la vagina. Luego la puso en la entrada de su vagina y se fue sentando en ella lentamente, hasta que vi como desapareció, quedando a la vista únicamente, los huevos.
Yo sabía que podía con ella, porque es más o menos del tamaño de la de hule que le compre. Pero estoy seguro que la sensación debió ser increíble, por que inmediatamente se empezó a mover, primero lentamente y cada vez más rápido.
Vi como los labios de su vagina quedaban abiertos y como brillaban de húmedos. No tardaron más de 3 minutos, cuando por las exclamaciones de ambos me di cuenta que estaban terminando al mismo tiempo.
Ana se recostó sobre su pecho, mientras él tomaba una caja de pañuelos del buró. Le saco la verga, todavía erecta, y ella se tapó con los pañuelos. Se dejó lo pañuelos en la vagina, cerro las piernas, lo abrazo y se besaron durante unos minutos. Él le acariciaba los pechos y las nalgas con una mano y con la otra la abrazaba.
Ella le tomo la verga y lo empezó a sobar y de nuevo se le paro. Él se levantó y se acomodó sobre ella, le abrió las piernas, le quito los pañuelos, le froto con la verga un poco, y de un solo intento se la metió toda.
Ana cerró las piernas en ese momento y gimió muy fuerte. De nuevo abrió las piernas y con sus manos le tomo las nalgas y le ayudaba a que la penetrara más profundo. Tardaron unos 5 minutos en terminar, esta vez primero él y luego Ana.
Después se quedaron otro rato besándose y hablando. No se escuchaba nada, pero después él me dijo que Ana le decía que no quería que la malinterpretara, pero que le había gustado mucho y que quería seguirlo viendo.
Que ella me amaba, pero que yo tenía un pene muy diferente y que lo hacía muy diferente.
Le dije que si no le había preguntado, si lo había hecho antes con otro y me dijo que no le había preguntado.
Ahora mis dudas son si será bueno que él le pregunte y si está bien que le permita que la siga viendo.
Para mí fue una experiencia increíble verla gozar de esa manera, pero no sé si valga la pena correr el riesgo, de que se enamore.
Él me dice que no le interesa ella, pero le gusta como lo hace, pero que si no estoy de acuerdo se retira.
Yo sé que si no es con él será con otro.