La muerte del gusano
El pequeño Jaime tenía solo 4 años y, como cualquier niño de su edad era muy curioso.
El había escuchado a los mayores hablar sobre el noviazgo, pero se preguntaba qué sería eso con ese nombre tan raro.
Un día le preguntó a su madre, quien siendo «de la antigua escuela» quedó impresionada con la pregunta y no supo qué contestar. Una noche en que sus padres saldrían a una fiesta, su mamá al despedirse le contó que esa noche vendría el novio de su hermana y le sugirió que se escondiera detrás de la cortina para ver y aprender sobre el noviazgo.
A la mañana siguiente contó lo que había visto:
«Mi hermana y su novio se sentaron y conversaron por un rato, parece que él no se sentía muy bien, al parecer le dolían los ojos, porque apagó las luces y dijo que así estaba mejor, al parecer a mi hermana le dio pena ver a su novio así pues lo abrazó para hacerlo sentir mejor.
Al rato, pensé que mi hermana se estaba enfermando, pues la cara se le estaba poniendo bien rara y parece que no podía respirar muy bien, su novio debió pensar lo mismo porque le puso la mano dentro de la blusa para sentirle el corazón, al parecer tenía dificultad para encontrarlo y parecía que se empeoraba cada vez más, porque hubo un momento en que él y mi hermana se quedaron sin respiración.
Él tenía escalofríos y sentía frío en su mano derecha porque la puso bajo la falda de mi hermana para abrigarla, entonces fue ahí que mi hermana empeoró: comenzó a deslizarse por todo el sofá, tenía fiebre; yo sé que tenía fiebre porque se veía muy agitada y le decía a su novio que se sentía muy caliente, fue en ese momento que descubrí la causa de su enfermedad: era un enorme gusano que se había metido dentro del pantalón de su novio… él lo agarró con su mano para que no se le escapara, cuando mi hermana lo vio, sus ojos se agrandaron y dijo que era el más grande que había visto.
Ella se enfureció y trató de matar al gusano agarrándole la cabeza a mordiscos, de pronto ella hizo un sonido raro y dejó caer al enorme gusano, me imagino que la mordió, porque mientras ella lo agarraba con las dos manos, el novio sacaba de una caja un tubo de goma y se lo puso a la cabeza del gusano para que no mordiera a mi hermana, ella se recostó y abrió las piernas de forma que pudiera hacerle una llave de tijera, el novio la ayudó a aprisionar al gusano y se formó una pelea de los mil demonios, ella comenzó a brincar y a gritar «dale… dale… si dale» como loca, por poco rompen el sofá, parecía que estaban aplastando al gusano entre los dos, después de un rato dejaron de moverse y dieron un suspiro, él se levantó, estaban seguros de haber matado al gusano.
Yo supe que estaba muerto porque colgaba inmóvil y parte de sus entrañas le salían por la cabeza.
Después de esa tremenda pelea, mi hermana y su novio estaban cansados; después de descansar un rato se acariciaron pero el gusano ¡¡no estaba muerto!!: brincó y se quedó derechito de nuevo (yo creó que los gusanos tienen siete vidas igual que los gatos), comenzó otra vez la pelea, esta vez mi hermana trató de matarlo sentándose encima de él, fue peor que la vez anterior, sólo después de varios minutos pudieron matarlo pero esta vez sí estaba muerto, porque le novio de mi hermana le arrancó el pellejo y lo echó al inodoro….»