Parte I

Hola, soy una chica de 19 años y me he decidido a mandaros mi experiencias con un amigo porque creo que no tiene nada que envidiar al resto de relatos que tenéis. Para que me imaginéis os diré que soy morena, pelo largo, ojos negros, un metro sesenta, cincuenta kilos y un pecho muy desarrollado.

Yo tenía 16 años cuando Marta, una amiga tres años mayor que yo, me convenció para ir a una sala de fiestas bastante selecta de Madrid. 

Al principio no quería ir, ya que era un sitio caro y se salía de los ambientes que yo solía frecuentar, pero acepté ya que mis padres no estaban y podía salir toda la noche y no hasta las doce como cuando estaban ellos, además Marta me dijo que tenían una sala de salsa y me gusta mucho bailar música caribeña.

Quedé con Marta a las 11, me dijo que me pusiera algo elegante y yo elegí un vestido negro de fiesta que usé en nochevieja, yo estaba muy nerviosa porque nunca había salido a esas horas ni a ese sitio y pensaba que no me iban a dejar pasar por la edad. 

El caso es que llegamos a eso de las 12, no tuvimos ningún problema y ni nos cobraron entrada por ser chicas. Era un sitio fabuloso, muy elegante, observé que la mayoría de los hombres tendrían de treinta en adelante y eso era porque había que tener pasta para entrar ahí.

Marta me presentó a dos chicos de su edad que conocía de otras veces y estuvimos con ellos tomando una copa y bailando un buen rato, de repente observé que un hombre me miraba, era maduro, de unos cuarenta años, atractivo, con canas y traje caro, poco después me quede sola un momento y se me presentó, me dijo que se llamaba Luis y que le gustaría invitarme a una copa, el caso es que me aburría con los amigos de Marta y acepté. 

Nos fuimos a la barra y pidió dos cubatas bien cargados, me preguntó que si estaba con alguno de esos dos chicos, yo le dije que no y me contestó que tenía demasiada clase para esos niñatos, me impactó la seguridad que tenía en sí mismo y que me trataran como a una mujer por primera vez en mi vida. 

Al terminarnos la bebida fuimos a bailar merengue y el caso es que, no sé si fue por el alcohol, el frotar nuestros cuerpos por la música o que me diera morbo estar con un hombre mayor que yo pero, me excité mucho y noté como se humedecía mi chocho, estaba muy cachonda y supe que si Luis pretendía hacerme el amor no podría negarme a sus deseos. 

Luis notó como me había sonrojado, me dijo que descansáramos y nos fuimos a la zona de sillones de la disco ( más tranquila y oscura que el resto de la sala de fiestas) , por el camino pidió otras dos copas y nos sentamos, creo que se dio cuenta de lo que me pasó en la pista de baile porque ya desde el principio empezó a besarme y a acariciarme, yo estaba algo mareada y no me podía negar, en un momento llevó mi mano a su entrepierna y noté que la tenía dura, mientras me besaba y yo le acariciaba el paquete, introdujo su mano entre mis piernas y empezó a tocarme el chocho a través del tanga, yo estaba a mil , entonces Luis me dijo que este sitio le empezaba a aburrir y que por qué no nos íbamos a otro lado, yo acepté y mientras salíamos me despedí de Marta , Luis la dijo que no se preocupara que él se encargaría de llevarme a casa. Nos subimos a un taxi y fuimos a un piso suyo (Luis es empresario y tiene varias propiedades en Madrid), yo estaba algo nerviosa porque creía que íbamos a otra disco y sabía lo que significaba que me hubiera llevado a una casa. Luis preparó dos copas y nos sentamos en el sofá , me dijo que me relajara, se quitó la americana y la corbata, me quitó los zapatos para que estuviera cómoda y comenzamos a besarnos , enseguida volvió su mano a mi entrepierna pero esta vez apartó el tanga y empezó a tocarme directamente el clítoris, él tenía mucha experiencia y me estaba volviendo loca de gusto, me subió el vestido , me quitó el tanga , me separó las piernas y comenzó a chuparme el clítoris mientras me introducía un dedo dentro, yo me retorcía de placer (era la primera vez que me hacían algo de esto en mi vida), se estuvo un buen rato y tuve un orgasmo muy fuerte que me dejó completamente idiotizada , entonces me dijo que era mi turno y se sacó su pene que estaba totalmente erecto, yo nunca la había chupado pero no se lo dije para no parecer una cría , así que traté de imitar una mamada que vi en una peli porno, primero le besaba los huevos para luego jugar con ellos con mi lengua, luego subí con la lengua hasta la punta y me la introduje apretando con los labios, me dí cuenta que si succionaba en la punta le daba placer así que cuando me la sacaba lo hacía, él guiaba el ritmo de la mamada con su mano izquierda que estaba en mi nuca, a veces, con su mano derecha me la sacaba de la boca y me golpeaba con ella en la barbilla para después hacer círculos en mis labios antes de meterla dentro otra vez, me dijo que era una chiquilla adorable y que lo hacía muy bien, nos pusimos de pie y nos quitamos la ropa, al quitarme el sostén estuvo un buen rato magreándome los pechos (siempre había estado avergonzada de ellos porque eran muy grandes para mi edad y peso, pues soy muy delgada, pero a él le encantaban ), también se puso a chuparme los pezones y a jugar con ellos con la lengua lo que hizo que se pusieran muy erectos, entonces me guio hasta una habitación con una cama grande donde me tumbó boca arriba con las piernas abiertas, se fue a la mesilla y sacó un tubo del que empezó a untarme una crema con dos dedos en mi coño, primero alrededor de los labios y luego por dentro, me dijo que era una crema espermicida pues a él no le gusta usar preservativo (ya que le quita placer al acto), y así no quedaría embarazada, el caso es que con los dedos me daba mucho gusto mientras la untaba, yo no aguantaba más y le dije que le necesitaba dentro, él me miró con una sonrisa pícara , se puso sobre mí y acercó su miembro hasta la abertura de mi sexo, con su mano guiaba su pene y empezó a restregarlo por toda la raja, de repente la colocó y la introdujo de un empujón en su totalidad, sin miramientos, al principio me dolió un poco pero según marcaba el ritmo no dejaban de venirme oleadas de placer, mientras, mis pechos se movían al compás de sus embestidas lo cual parece que le agradaba mucho porque se separaba para poder observarlos bien.

Me hizo cambiar de postura y me puso a cuatro patas, me la volvió a meter y aumentó el ritmo , me vino un orgasmo tan fuerte que me hizo apretar la cara contra el colchón, mientras con las manos me separaba los glúteos para que Luis estuviera cómodo, entonces me dijo que se iba a correr, la sacó de mí y la dejó apoyada en la entrada de mi ano donde dejó toda su carga de leche, yo notaba sus oleadas de semen , muy abundante y cálido, y como chorreaba hacia abajo por mi raja y algo por mis muslos, lo cual me dio mucho morbo, se salpicó las últimas gotas y buscó mi boca para que nuestras lenguas se encontraran. Fue maravilloso, en ese momento le dije que a partir de entonces no podría vivir sin mi ración de sexo con él, se rio y me dijo que era su chiquilla (me llama siempre así) y que siempre estaría cuando yo le necesitara, pero esto os lo contaré en otra ocasión.

Parte II

Quedé con Luis para el siguiente fin de semana, iban a estar mis padres y tendría toque de queda, así que les dije que me iría con mi amiga Marta a la casa de sus padres en la sierra. En realidad Luis lo preparó todo para pasar el fin de semana en Toledo en un chalet que él tiene allí. Me vino a buscar a la estación y directamente nos fuimos al chalet, yo estaba completamente eufórica, llevaba toda la semana esperando poder volver a estar con mi madurito y tuve que hacer esfuerzos para no abalanzarme sobre él cuando lo vi. Durante el trayecto no pude contenerme y le empecé a tocar el paquete mientras conducía, parece que también tenía muchas ganas de verme porque la tenía dura como una barra de hierro.

Llegamos a su chalet y aunque él ya quería hacerme el amor en el mismo salón yo le contuve y le dije que quería darme una ducha, quería estar limpia para mi hombre, me dio una toalla y me indicó donde estaba el baño, me limpié a fondo y cuando fui al dormitorio ya estaba completamente desnudo, me dijo que estaba muy sexi recién salida de la ducha con la toalla puesta alrededor pero que estaba mejor sin ella , me la quitó y empezó a lamerme los pezones que se pusieron muy duros y erectos, todo esto estando sentado en la cama, yo quería sentir su sabor así que me arrodillé y me metí en la boca su pene mientras le acariciaba los huevos y él a mí el pelo, estaba tan excitado que al poco de empezar a meterla y sacarla de mi boca sacó el liquidillo pre-eyaculación y tuvo que empujarme para no correrse. Aproveché para tumbarme en la cama boca arriba y abrí todo lo que pude mis piernas , notaba el flujo que emanaba de mi chocho y que me resbalaba hasta el ano, Luis se quedó mirando el panorama un momento y enseguida se puso sobre mí introduciéndome su miembro muy despacio, yo estaba superexcitada y temblaba de placer por todo el cuerpo, empezó a meter y sacar su pene y ya enseguida me vino el primer orgasmo de las ganas que tenía, él notó como me convulsionaba y continuó el bombeo acelerando el ritmo, nuestras caderas se chocaban y él con una mano me iba pellizcando los pezones de un pecho a otro, en ese momento decidió poner mis piernas sobre sus hombros y comenzó a dar violentos empujones con gran fuerza , eso me volvía loca y me hizo sentir un placer increíble, Luis se tumbó en la cama y me hizo subirme sobre él, me la metió y me dijo:” vamos a ver si te mueves también como gozas”, yo me lo tomé como un desafío y traté de hacerle un buen trabajo moviendo mis caderas sobre su cuerpo, él apretaba sus manos en mi culo fuertemente y me separaba los glúteos inconscientemente según le venía el placer por la fricción del metesaca, ante esta situación note como me venía otro poderoso orgasmo y al decírselo a Luis me aparto de él violentamente gritándome: “¡espera zorra, quiero irme contigo¡”, rápidamente me puso a cuatro patas y comenzó a darme duras embestidas con su pene, follándome a lo perro, me vino el orgasmo mientras que él agarrado a mis caderas me hacía el amor de la manera más eléctrica que recuerdo, enseguida estuvo preparado y como en nuestro primer encuentro volvió a soltar toda su carga de leche en mi ano, yo notaba esas acompasadas sueltas de su leche acompañadas de sus jadeos mientras iban tocando mi cuerpo y es ese agradable calorcito de su carga que se expandía por mi ano, mi raja, mi chochito y mis muslos, tuvo una corrida descomunal , estuvo soltando por lo menos un minuto, después de soltar su miel estuvo un buen rato acariciando su punta del pene por toda mi raja del culo, jugando especialmente en mi ano, mientras masajeaba su rabo en mí me pidió disculpas por haberme llamado zorra antes, se excusó diciendo que había sido producto de la excitación del momento, yo, totalmente rendida a él, le supliqué que no dudara en tratarme como una furcia con tal de desahogarse a gusto, que mi cuerpo era para su disfrute y que me consideraba su propiedad, él se rio y me dijo que no había conocido chica como yo y que le volvía loco, había estado toda la semana pensando en mí, esperando para hacerme el amor . Con la paz del momento y el dulce masaje que el pene de Luis daba en mi culo noté como los músculos de mi ano se relajaban y abrían mi agujerito lo suficiente para que se introdujera algo del semen que había en la entrada por el principio del conducto anal, ayudado en parte por el paso del pene de Luis, noté un dulce calor por esa zona prohibida y me sobresalté algo, Luis debió darse cuenta y me introdujo un dedo en mi ano totalmente a su merced y hurgó apartando los restos de su corrida. Sabía que Luis sentía atracción por mi ano y teníamos un fin de semana por delante para hacer cumplir sus deseos. Pero eso os lo contaré en otra ocasión.

Parte III

Después de arreglarnos fuimos a cenar a un sitio caro de la ciudad, Luis nunca ha reparado en gastos conmigo, y al volver nos acostamos para dormir pero Luis estaba tan excitado que a lo largo de la noche se despertaba con una gran erección, yo estaba tan cansada que no podía atenderle como antes, al decírselo me dijo que no me preocupara, que lo entendía, se subía sobre mí, me separaba las piernas, la metía e iniciaba el metesaca , procuraba desahogarse cuanto antes, no aguantaba la eyaculación y se corría dentro, después se retiraba , así estuvo toda la noche , una vez noté como que me empujaban, me desperté y allí estaba Luis en pleno orgasmo, que yo me enterara lo debió de hacer tres veces pero pudo haber sido una o dos más en toda la noche. Era muy feliz por servirle de ayuda y desahogo después de todo lo que él había hecho por mí, además si estaba en esa situación era por mi culpa.

Nos despertamos muy tarde, Luis me pidió que no me vistiera, le gustaba verme desnuda por la casa, tan solo me dio unas pantuflas, él en cambio sí se puso ropa cómoda y nos fuimos a comer. Mientras Luis recogía la mesa yo fui al salón, notaba cierto cosquilleo en el chichi así que me empecé a tocar y mirar, lo tenía algo rojo e hinchado en los labios, en ese momento entró Luis, me vio y me dijo con una sonrisa: “vaya, vaya, así que mi putita no ha tenido bastante con lo de anoche”, me sentía algo avergonzada , a pesar de todo lo que habíamos hecho me imponía estar desnuda ante un hombre maduro y además me había pillado en el sofá en una situación difícil de explicar (mirándome el chocho sentada en el sofá con las piernas abiertas mientras me separaba los labios vaginales con las manos), le expliqué que lo tenía algo escocido, él se sentó a mi lado y me lo empezó a mirar y a tocar con un dedo, me tumbó en el sofá y me dijo: “tendremos que ponerle remedio a eso”, en ese momento me separó los labios vaginales y comenzó a lamer mi chochito , daba largos lametones al principio para a continuación pasar a darlos cortos en pleno clítoris, era un auténtico experto, cuando vio que empezaba a convulsionarme me introdujo dos dedos y comenzó a moverlos rápidamente, yo estaba flotando y me salió un chorro de flujo que sorprendió a Luis de lo abundante que era, el orgasmo fue brutal.

Me quedé tirada en el sofá completamente a gusto con Luis acariciándome por todo el cuerpo, en ese momento me preguntó, por el día anterior, si me gustó cuando me introdujo un dedo en mi ano y me confesó que desde que me vio una de sus obsesiones era sodomizarme, yo le contesté que fue agradable pero que una cosa era un dedo y otra su poderoso miembro, que resultaría muy doloroso, Luis me dijo que si se preparaba bien no tenía por qué doler y que ese era el mejor momento pues estaba relajada y aún excitada, para convencerme puso una peli porno y la rebobinó en un punto en que aparecía una enculada, en ella intervenía una chica que parecía muy joven, casi como yo, la chica recibía sin problema una tranca descomunal y su cara no reflejaba el menor signo de queja incluso gozaba, Luis me enseñó que debía hacer como la chica: estimularme el clítoris con una mano mientras recibía su pene por detrás, esto era importante porque me daría placer en el acto sexual y además serviría para relajar los músculos de mi ano; el caso es que me excité viendo la peli porno y me dio confianza la seguridad de Luis y ver a la chica de la cinta, no pude negarme a sus deseos y me llevó al baño, se desnudó y nos introdujimos en la bañera, no era una bañera normal, era el doble del tamaño habitual y además estaba al ras del suelo, me hizo ponerme a cuatro patas con mis manos separando mis glúteos, estaba colocada fuera de la bañera con mi culo en dirección a Luis que estaba dentro, él cogió el chorro de la ducha y con agua templada la dirigió a mi culo, con la otra mano, en la que se había puesto una especie de guante de tela de toalla, empezó a flotarme el ano en círculos y sin avisar comenzó a pasar su lengua por mi agujerito, era muy agradable y la introducía todo lo que podía dentro, sin duda había conseguido relajarme el esfínter y había perdido todos los nervios, él notó que tenía el agujero nada contraído y pasó a quitarse el guante y me comenzó a untar crema body milk que tenía preparada por mi ano y por su pene, me introducía un dedo y lo hacía dar círculos para agrandarme el conducto, me dijo que comenzara a estimularme el clítoris y lo hice, lo tenía muy mojado producto de la excitación del momento y enseguida comencé a aumentar el rimo de mi respiración , a todo esto Luis ya me introducía dos dedos para ensancharme mi esfínter y el body milk era tan abundante que resbalaba hasta mi mano del clítoris. Luis decidió que era el momento, lo tenía suficientemente relajado y lubricado , así que acercó su pene y comenzó a restregarlo por mi ano, como acomodándolo, que mi cuerpo se acostumbrara a él, estaba muy excitada, me daba un morbo increíble la situación y deseaba que mi hombre tomara posesión de lo que tanto quería, colocó la punta en la entrada e hizo un poco de presión , yo le pedí que fuera cuidadoso, no notaba nada de dolor y ya tenía la punta dentro, dejé de masturbarme para separarme los glúteos con las dos manos y así darle mejor panorama a Luis , mi cabeza estaba contra el suelo, Luis volvió a empujar y en ese momento si noté un dolor grande pero soportable, esto me hizo soltar un quejido, pero Luis era un experto y retiró su pene unos centímetros lo que me produjo una sensación de alivio que hizo que me volviera a estimular el clítoris con una mano, entonces volvió a empujar introduciendo su pene un poco más que la vez anterior, esta vez dejo su pene anidando un rato sin moverlo, quería que me acostumbrara que se ensanchara mi esfínter, volvió a sacarlo levemente y empujó hasta el fondo, me la había introducido en su totalidad y yo me estaba tocando el chocho salvajemente, sentía una mezcla de dolor y placer que me gustaba, que era mucho más placentero de lo que podía haber imaginado, estaba gimiendo de placer ,Luis al verme gozar dijo: “Que!, te gusta, verdad? Puta” “desde que te vi supe que te iba a gustar esto, zorrilla”, entonces comenzó a sacar y meter suavemente su miembro, primero en distancias muy cortas , después más largas y empezó a acelerar el ritmo, la lubricación era perfecta y el dolor había disminuido según me acostumbraba a su pene , la sensación era de un gusto diferente y me vino un orgasmo que hizo que se convulsionara mi cuerpo con pequeños temblores, esto agradó a Luis, me la sacó y me hizo dar la vuelta para ver mi cara , me echó las piernas hacia atrás y volvió a introducirla en mi ano , se agarró a mis caderas mientras me empujaba ya a gran velocidad lo que provocaba que mis tetas vibraran al ritmo de sus envestidas, de repente y sin avisar se corrió dentro de mí mientras apretaba con fuerza mis senos, fue el orgasmo más poderoso que había tenido conmigo, dejó su pene en mí un rato mientras daba los últimos culetazos y me apretaba los pezones. Después se la lavó allí mismo y se fue a beber algo, me dejó completamente exhausta, sin poder moverme, disfrutando de la experiencia que había vivido y que se repetiría muchas veces más durante los próximos meses. Ese fue sin duda el mejor fin de semana de mi vida.

Parte IV

Mi relación con Luis continuó, y tengo que decir que satisfactoriamente, nos veíamos los fines de semana y ocasionalmente entre semana a la salida del instituto si él tenía ganas de hacer el amor. Luis era un hombre muy posesivo y celoso y siempre me interrogaba sobre qué es lo que había hecho, con quien había ido… yo tenía que contarle mi vida al detalle e informarle sobre mis amigos, los lugares a los que iba, e incluso si con mis amigas quedábamos para salir con chicos tenía que pedirle permiso a Luis. El ejercía un gran dominio sobre mí y tengo que decir que me excitaba, me gustaba sentir que mi vida dependiese de sus deseos, sentirme su propiedad. Luis se había dado cuenta de esta circunstancia y de mi dependencia al sexo con él y abusaba de ello, ya no me llamaba “mi chiquilla” sino “mi putilla” o “mi zorrilla”, a veces me ordenaba cosas como ir al instituto sin bragas (cosa que luego comprobaba a la salida) o al salir de copas con él me hacía quitarme el sostén, ya comenté que tengo unos pechos muy desarrollados para mi peso y edad, y provocaba un balanceo que no podía evitar, pero lo peor era que tengo unos pezones que se marcan mucho, muy grandes y daba igual que me pusiera tops o vestidos era como ir desnuda y las miradas de los hombres así lo atestiguaban ante el orgullo de mi Luis que disfrutaba exhibiéndome.

En una de estas ocasiones Luis me había preparado una sorpresa, al ir a su casa me regaló una pulsera de plata de esas que se ponen en el tobillo, llevaba la inscripción “esclava de L. G.”, me ordenó que la llevara siempre, el ir con ella me daba mucho morbo, sobre todo cuando estaba completamente desnuda solo con la pulsera, a él también le excitaba mucho y el que yo la aceptara con gran ilusión creo que le confirmó su dominio sobre mí, esa noche después de contemplarme desnuda, tan solo llevando la pulsera, me ordenó que se la chupara, él estaba de pie vestido, se sacó su pene y yo de rodillas empecé a restregar su punta en mi lengua que sacaba todo lo que podía, eso le volvía loco, después me la metía en la boca apretando con los labios e iniciaba el metesaca que duró un buen rato hasta que llegamos a un punto en que él con la excitación daba golpes de cadera mientras me agarraba la cabeza, me estaba follando por la boca, estaba como loco y a punto, así que la sacó y cumplió con la que me dijo después era una de sus fantasías: correrse en mi cara, se la meneó un poco y mientras con la otra mano me sujetaba la cabeza empezó a dejar toda su descarga en mi cara dando grandes gemidos de placer, se estuvo un buen rato soltando y cuando acabó el semen resbalaba por mi cara, mofletes, barbilla, cuello, algo por uno de mis párpados y un par de chorros por mis senos que enseguida extendió con sus manos por ellos.

Me fui a limpiar al baño y cuando volvía me encontré con mi hombre en el pasillo, me puso contra la pared, me levantó una pierna y me introdujo su pene que tenía semierecto, entró con facilidad pues estaba muy mojada por la experiencia anterior, y empezó a marcar un ritmo muy duro, al poco me corrí como una loca, su pene en mi interior había crecido como nunca y esta postura me encantaba, entonces Luis me subió en volandas agarrándome del culo, yo enredé mis piernas en su cintura y mis brazos en sus hombros, me empezó a dar empujones hacia arriba y así me provocó el segundo orgasmo, cuando notó que me había ido me bajó, me hizo ponerme de espaldas y separarme los glúteos y comenzó a salivarme el ano con sus dedos (con el tiempo había acostumbrado mi ano a su pene y sólo necesitaba lubricarlo un poco para hacérmelo por detrás, me lo había dejado grande y muy flexible), enseguida colocó su pene en mi ano y lo introdujo con facilidad, lo tenía abierto, muy cómodo para él, comenzó a hacerlo como le gusta: dando grandes envestidas, fuertes empujones que hacían que yo soltara grititos con cada una de ellos mientras me sujetaba con sus manos las caderas, así estuvo un buen rato hasta que llevó sus manos a mis senos y me los empezó a apretar y sobar, eso le hizo ponerse a punto y separándome me hizo dar la vuelta, ponerme de rodillas y otra vez me echó su corrida en mi cara, esta vez fue menos abundante y esto me permitió mirarle a los ojos mientras lo hacía para ver sus gestos de placer que me hicieron sentir orgullosa.

Esa noche llegué tarde a casa y mis padres me castigaron a no salir el domingo, pero no me importó, estuve todo el día en mi habitación recordando la tarde anterior acariciándome el chochito como una loca.