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Mi cantante favorito

Mi cantante favorito

Todas las personas que me conocen saben que deliro por un famoso cantante, siempre he recibido alguna que otra burla de mis amigos ya que cuando lo veo, suspiro, me muero por él.

Tengo todos sus cd, todas las fotos que puedo conseguir, autógrafos, en mi cuarto, en todas las puertas de la casa hay una fotografía de él, bueno cualquiera diría que estoy completamente loca.

En junio me entere que daba un recital en Villa María, no lo dude ni una sola vez fui corriendo a comprar una entrada en la primera fila, cuando comenzó el recital allí estaba yo con el corazón latiendo a mil por la emoción inmensa de tenerlo tan cerca, verlo cantar pero sobre todo bailar, ver su cuerpo, su ropa en fin no quería perder un solo detalle, me encanto su cinto, sus zapatos, la transpiración que corría por su cara, imaginándome además que así estaría todo su cuerpo bañado en sudor, en un momento dado él venía bajando por unas escaleras por el costado derecho del escenario, yo estaba allí en frente a él, levanté mi mano lo más que pude, y no pude creer cuando se puso en cuclillas y me tocó la mano, eso fue como tener diez orgasmos juntos, creo que nunca en mi vida llegué a sentir tal emoción.

A pesar de que todos me felicitaron por lo logrado, yo pensaba llegar más lejos con mi sueño, me enteré que pronto vendría a grabar un video clip muy famoso en la capital de mi país, como soy del interior entonces se me ocurrió la idea de hacerme de un club de fans, y así intentar llegar más fácil a él.

Con el club de fans viajamos hacia la capital, el primer día de la grabación estábamos allí el se acercó y saludo pero no hubo mayor acercamiento, después de enterarnos en que hotel se hospedaba nos dirigimos hacia allí, cuando llegamos ya eran como las 10 de la noche y al parecer había una fiesta en el hotel, nos quedamos en la entrada cuando vemos a un muchachito de unos 18 años aproximadamente que iba a entrar solo, lo encaramos y le preguntamos si no podía hacernos entrar con él, y dijo que no tenía ningún inconveniente.

Así fue como logramos pasar el primer problema, una vez allí dentro nos dispersamos entre la gente para averiguar algún dato, logramos saber que estaba en el segundo piso, habitación 108, al parecer era algo así como una suite, ya habíamos acordado que se haría un sorteo, en el momento del sorteo algunas chicas se arrepintieron cosa muy favorecedora ya que aumentaban las chances de ser la ganadora, no se porque pero estaba convencida que iba a ganar y así fue!!!!!!!!!!!!!, faltaba algo no sabía que había que hacer, la presidenta del club de fans había escrito en un sobre cerrado lo que debía hacer la que resultara afortunada, mientras se abría el sobre temblaba de los nervios, ella comenzó a leer, la que resultare ganadora deberá entrar en la habitación, depositar una rosa roja en su cama, una dedicatoria, y por último traer alguna prenda “conocida” algo que hayamos visto todas que él usa, ya sea en un recital o en un video clip, y así se dará por cumplida la misión.

Logramos saber que él no estaba en la habitación, sobornamos al muchachito de la limpieza que nos diera una copia de la llave, prometiendo que en 5 minutos la devolveríamos, algo maravilloso estaba ocurriendo sin duda, era como si el destino estaba de mi lado ya que todo era perfecto, mientras subía las escaleras sentía unas hormiguitas que me hacían efervescencia en el estómago, llegué a la habitación y muy suavemente fui abriendo la puerta, en un instante estuve dentro, me quedé boquiabierta observando todo, la cama impecable de dos plazas o tal vez era más grande, la cubrecama de un color salmón pastel, almohadones, un gran televisor, equipo de música, me apresure a depositar la rosa, una carta que decía: Querido (su nombre) sos la persona más hermosa del planeta, eres el sueño más imposible y loco que tengo pero también el más real y verdadero. Una fan enamorada.

Luego tenía que encontrar alguna prenda, se me ocurrió el cinturón pero ¿Dónde lo guardaría? Traté de calmar mis nervios y pensar ¿Dónde guardan los hombres ese tipo de cosas?, supongo que donde van los pantalones, había un gran placard de puertas corredizas, al abrir una puerta sólo veía toallas, frazadas, nada.

Tengo que buscar en otra parte comencé a abrir todo lo que veía de pronto siento alguien que dice: Oye!! Que haces? Que estas buscando? El tiempo que tarde en reconocer esa voz y en encontrarlo con mi vista parece eterno, pero cuando doy vuelta estaba allí medio desnudo solo tapado de la cintura hacia abajo con una toalla blanca y con crema de afeitar en la cara, solo nos quedamos mirando sin pronunciar palabra, él esperando una respuesta y yo casi al borde del desmayo, yo…… este……eh………es que…… no podía articular una frase coherente; te voy a ayudar dijo él, tú estás aquí buscando dinero? Quieres robar?. No, eso no es verdad yo sólo estoy aquí porque…. ¿Qué hago le dijo la verdad? ¿Pensará que soy una tonta, haciendo esto?. ¿por qué? pregunto él. Estoy cumpliendo una misión.

Ahhhh ¡que bien! Una misión, y ¿cuál es? Me dijo en torno de burla. Bueno disculpa, mejor me voy, traté de acercarme lo más rápido que pude a la puerta, él se abalanzó saltando por sobre la cama, y me tomó del brazo, tú te quedas y me explicas que estás haciendo aquí, porque ya mismo llamo al conserje del hotel. No por favor no llames a nadie…..ok te voy a explicar.

Comencé a contarle todo, él me escuchaba muy atento, mientras yo hablaba lo observaba, sus músculos, su piel caribeña, era un cuadro irreal que mis ojos nunca habían tenido la dicha de admirar, ¡es tan hermoso! Pensaba, pero mi preocupación era que me creyera mi historia; luego de terminar, él se acercó a la cama y tomó la rosa, delicadamente aspiró su aroma y me dijo que era muy bonita pero prefería que fuera mía, leyó la dedicatoria y luego sus ojos me observaban, estalló en una carcajada, sus ojos chispeaban, su cabello azabache, su piel dorada por el sol, sus dientes blancos perfectos, el sonido de su risa era excitante, era un abrazo, suave pero masculina, la risa del cómplice en una conspiración, del hombre que secretamente desea robarte el corazón, aunque el mío era de él ya no tenía que ganarme, yo sentía que quería poseerlo, domesticarlo, quería domarlo como a un potro salvaje y peligroso.

Después de regalarme esa grandiosa risa me pidió perdón y se fue al baño, apareció con la cara libre de espuma y con interiores, me preguntó, ¿hay algún problema en que esté así? No para nada le dije, se recostó en la cama con la espalda apoyada en los almohadones y me dijo que me sentara a su lado, tenía un vaso de jugo, me ofreció y con su vaso me dio de beber de ese jugo exquisito, luego dijo: supongo que si eres una fan debes saber muchas cosas de mí, no? Si le dije se algunas cosas.

Él dijo hablemos sobre el aspecto amoroso cuáles son los besos que más me gustan? Los de la espalda dije con un gesto de triunfo, el asintió, ¿Cómo son mis besos? Bueno…al principio son dulces y suaves pero al pasar el tiempo se vuelven salvajes… sonrió. Se me hizo un nudo en el estómago, el aire entraba y salía de mis pulmones sacudidos por bocanadas largas, sentía que me estaba derritiendo, cada vez más mojada, allí estaba él casi desnudo y tieso por un ansia que yo tendría el privilegio de satisfacer, me busqué los senos, mis dedos se escurrieron dentro para sentir la fuerza de la sangre en el cono palpitante de mi pezón, mientras tanto las paredes de mi interior seguían empapándose, la pelvis se contraía y relajaba abriéndose y cerrándose con anticipación al placer inminente, busqué su cara el estaba allí orgulloso y desafiante, mientras yo jugaba conmigo misma, arranqué mi ropa y mis pezones salieron descubiertos, estaba ardiendo, mis manos llegaron a la puerta de mi vagina, hacia arriba, abajo, atrás, me sentía tosca, grosera y desvergonzada masturbándome delante del hombre que adoraba, los movimientos se hicieron rítmicos, mi mano se movía adentro y afuera, eso era para él, todo para él.

No pudo soportar más y se lanzó sobre mí, lo envolví con las piernas; aún mi mano estaba sepultada dentro de mí, de pronto contra mi vientre sentí esa parte de él que tanto ansiaba, imposiblemente grande, más dura que la roca, sonreí triunfal ante lo que había creado.

Pero primero él quiso beber la humedad de mis labios, no hubo delicadeza en el beso, era como llegar al pináculo del goce, pero allá en mi vientre sentía como él me apuñalaba como una daga, pesado y furioso como un garrote, pujaba contra mí, sus manos retorcían mis cabellos, tironeándolos, obligándome a apoyar la boca contra la de él.

Las lenguas se enredaron y el líquido de ambos se mezcló.

El no me amaba, pero me necesitaba tanto que me poseería en ese mismo instante, lo quiera yo o no, no me hacía promesas solo llenar mi cuerpo hasta desbordarlo, el no tendría consideraciones ni ternura, yo lo amaba y nada de eso importaba, él bajo bruscamente la mano y arrancó la mía de entre las piernas, flexionó las rodillas y me sentí desmayar al sentirlo en posición de poseerme.

Allí ante la abertura él esperó.

Sentía la dureza palpitando peligrosamente en el borde de mis labios, mis manos se aferraron a las sábanas para afirmarse, preparándose para el maravilloso y cruel ataque que él estaba a punto de desatar.

Quería tocarlo, extrañarme de su enormidad, pero sobre todo quería que me poseyera, me temblaban las piernas, las separé un poco más, nunca en mi vida me había abierto tanto, mis líquidos corrían como un río desbordante sobre las paredes, las cuales latían de placer queriendo calmarse a toda prisa. Por favor, por favor….gemí

Eso bastó, pujó contra mí y se deslizó adentro, grité de goce al sentirme llena, él sepultó la cabeza entre mis pechos, abarcándome las nalgas con sus manos fuertes, manipulando mi cuerpo, con mis piernas rodeé su cintura, apretándome fuerte a la fuente de placer, y al hacerlo comprendí que no podía detener el orgasmo, el aliento salió bruscamente de mis pulmones, mis músculos perdieron coordinación, mi cuerpo se retorcía en la cresta del placer, me estremecía con los espasmos del clímax mientras empapaba el vientre de él.

El no me dejo en libertad, me hizo girar, quedando a mi espalda ahora ya no podía verlo mi único apoyo era la vara de carne caliente que nos unía, sólo sentía el sitio en dónde él se hundía en mí y mi cuerpo empujado por cada impulso poderoso de sus embestidas, quería sentirlo en el momento mismo que se volcara dentro, el respondió, solo existía la plenitud, la presencia enorme que nos unía, comencé a arquear mi espalda, mis paredes lo presionaban, luego lo sentí, la calma antes de la tempestad, él estalló, precipitado manoteando mis muslos, moviéndose frenéticamente, mientras mi propio orgasmo colisionó con la fuerza de él, luego sentí ese frenético chorro caliente dentro de mi vagina ese océano bañando mi propio océano de líquidos, mezclándose.

Cada parte de mí cantaba en armonía, estaba íntegra, mi sueño se había cumplido.

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