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La diosa del amor II

Los días en la residencia de Isabel pasaban y las sesiones sexuales entre ella y su fiel asistente se hacían cada vez más frecuentes e intensas, ella aprovechaba las noches que su prometido, Paúl, estaba de viaje para gozar al máximo con Albert, hubo ocasiones en que prácticamente hacían el amor, noches completas y de todas las formas conocidas.

Isabel seguía enamorada de su prometido, pero estaba totalmente conectada sexualmente a su fiel esclavo Albert, quien cumplía al pie de la letra todos sus caprichos sexuales, y siempre hacia a la perfección una de las cosas que más le gustaba, el sexo oral.

Era su delirio cuando Albert con su experta lengua le provocaba en una sola sesión más de tres orgasmos, y le era muy agradable ver como este se tomaba extasiado sus jugos vaginales. A ella le agradaba que Albert estaba dispuesto a la hora y en el lugar que ella lo quería para satisfacerla.

Pero algo cambio todo, en su trabajo, ella es maestra de universidad, fue seleccionada para participar como exponente en un encuentro Iberoamericano que se celebraría en la Habana Cuba, el departamento de Letras y Comunicación de la Universidad Nacional de Cuba era la anfitriona, era una experiencia académica que no podía perderse, por lo que Albert su “asistente privado” preparo las maletas y salieron de España rumbo a la paradisíaca isla.

Paúl entendió la naturaleza de su viaje que era una oportunidad que no debía dejar escapar, y su fiel asistente que era también su guardaespaldas, la acompaño.

Todo el vuelo fue normal llegaron ya entrada la noche al aeropuerto internacional de Cuba, “José Martí”, pero cuando estaban retirando el equipaje en la sala de las maletas un desconocido, por accidente confundió sus pertenencias con las de Isabel, lo que provoco que esta al acercarse para averiguar la situación, no se fijó que la solapa del abrigo que llevaba puesto, se atoro en el sistema mecánico que traslada las maletas , lo que ocasiono que perdiera el equilibrio precipitándose al suelo.

Albert que se encontraba al otro extremo del salón no se percató de la situación, cuando Isabel estaba a punto de caer el desconocido la tomo entre sus abrazos y de un fuerte jalón saco el abrigo del mecanismo de las maletas, pero la acción hizo que Isabel cayera sobre él, uniéndose accidentalmente sus labios con las del desconocido, pero no se apartó, en fracciones de segundos aquel contacto estimulaba su lívido al máximo, y en ese mismo momento pudo observar la figura del desconocido, un hombre atlético piel trigueña, ojos agradables redondos, pero bien delineados.

Ella no hizo nada para apartarse, ya que lo mismo que Albert le hacía sentir en las largas sesiones de sexo, lo estaba sintiendo en un solo contacto con aquel extraño, cuando reacciono se levantó le agradeció al desconocido, y este con voz dulce, solo le respondió.

No te preocupes preciosa, Manuel Candal para servirte y dando la vuelta se retiró.

Isabel estaba en otro mundo, no reaccionaba, no oí nada, no veía nada más que la figura de Manuel ayudándola y retirándose, fueron segundos en lo que cualquier cosa hubiera pasado, ella no se habría dado cuenta, fue hasta que Albert llego a su auxilio y la despertó del dulce letargo en el que estaba sumergida.

Ella quedo robotizada, salieron del aeropuerto tomaron un taxi hacia el Hotel Habana Libre, que era donde se hospedarían durante su estancia en la preciosa Isla caribeña, durante el recorrido de la terminal aérea hasta el hotel, Isabel iba robotizada no decía nada, no pronunciaba palabras solo respondía con pequeñas sílabas de sí o no cuando Albert le pedía alguna indicación, en su mente estaba fija, y repetida la imagen de Manuel besándola por accidente, su cuerpo lo tenía grabado totalmente en su memoria.

En el hotel se alojaron en la suite presidencial, ella solo entro y se acostó en una hermosa cama redonda con sabanas rojas de diversas tonalidades que hacían juego con los adornos dorados del lugar, pero su mente no estaba para admirar tanta belleza, en ese momento solo podía pensar en la situación del aeropuerto.

Albert se encargó de ubicar toda su ropa en los hermosos closet de la suite, además de preparar la tina que tenía figura de una concha marina, cuando estuvo lista, Albert fue hasta la cama ayudo a Isabel, su ama, a desvestirse y tomándola entre sus manos la llevo cargada hasta la tina, la coloco en las sabrosas aguas termales y comenzó con una delicada esponja a lavar cada parte del hermoso cuerpo de Isabel, este recorría magistralmente todas sus partes, dedicando especial atención a su hermosa concha perfectamente depilada y su estrecho ano; ella respondía a cada estimulo pero con la mente en otro lugar.

Cuando Albert termino su trabajo la llevo nuevamente en brazos hasta la cama y le aplico toda una sesión de secado, después saco del equipaje de Isabel unas cremas para humectarle el cuerpo, y comenzó a colocárselo a su “Diosa del Amor”, Isabel se estaba excitando por las expertas manos de Albert.

Cuando el fiel asistente de Isabel había terminado de humectar todo el hermoso cuerpo de su ama y se disponía a retirarse, ella con un gesto le llamo y le indico que le besara su ya muy húmeda vagina, ya estaba muy excitada, pero por el pensamiento de Manuel, quien era el que realmente la tenía en el cielo.

Albert comenzó con sus expertos labios y lengua a besar la ardiente concha de Isabel, solo basto un par de caricias sexuales para que Isabel tuviera el primer orgasmo de la noche, pero algo era diferente, Albert como siempre, le hacia el mejor sexo oral del mundo, pero ella tenía en su mente a Manuel mientras estaba disfrutando al máximo cerraba los ojos y en su imaginación era Manuel quien estaba trasladándola a la tierra del placer total.

Albert lo intuía pero no le importaba mucho porque él quería, la felicidad de su amada Isabel y si eso significaba en ese momento la figura de Manuel, eso era santa palabra y así sé hacía.

Cuando siguió con su tarea se atrevió a subir sus manos hasta los ya erguidos pechos de su ama, quien en el mayor éxtasis posible, repetía frases como ” seguí Manuel” “adelante Manuel”, definitivamente era el recién conocido, el del incidente en el aeropuerto, quien la estaba poseyendo oralmente, como a ella tanto le gusta.

La sesión duro mucho tiempo, ella tuvo 5 orgasmos, todos sus fluidos vaginales fueron ingeridos satisfactoriamente por Albert, pero el acto no paso de sexo oral, ya que así a ella le era más fácil imaginar que era Manuel quien le brindaba el inmenso placer que sentía.

A la mañana siguiente fue despertada por un nutritivo desayuno que Albert le llevaba en una linda charola, se alimentó, se bañó se vistió muy elegantemente, con un hermoso traje verde agua, unos hermosos zapatos de tacón a media altura, que hacían juego con la cartera ejecutiva que llevaba, que a su vez combinaban perfectamente con su piel tostada, lo que hacía que su imagen luciera mucho mejor; Salió rumbo a la universidad nacional de la Habana donde daría inicio las exposiciones del encuentro al que asistía.

Por momentos pensaba en la figura de Manuel, pero sabía que era muy difícil que la suerte le sonriera y lo volviera a ver, cuando ingreso al salón de la conferencia, se llevó la más feliz de las sorpresas, algo que no esperaba, el Coordinador General Académico del evento era él, Manuel de Jesús Candal, Jefe del Departamento de Investigación de la Universidad cubana, así es el hombre que la llevo al cielo con solo unos segundos de contacto físico casual en el aeropuerto……..

¡Pero que paso, en la tercera parte sigue la historia… ¡

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