Relato en primera persona.

Me llamo Facundo, soy un chico normal de un barrio de capital. Mi viejo Juan, de cuarenta y ocho trabaja para el estado, por ello en el barrio mucho lo quieren.

Es un buen hombre, algo gordo y calvo. Mi madre, Fabiana, es muy distinta a él, es ama de casa, de cuarenta, una mujer guapa, morocha de ojos miel, bajita y con muchas curvas, buen culo y tetas normales. De puertas para afuera es una mujer amable, pero puertas para adentro saca a relucir un carácter, que da un poco de miedo, es un sargento. Esto me llevó a cometer una locura.

Me dio una bronca terrible, cuando volví a las seis de la mañana un sábado, estaba con un pedo terrible cuando llegué a casa. Mi vieja me seguía por el pasillo cagandome a pedo. Entré al baño para vomitar y seguía con todo, mi viejo le decía que se tranquilice que ya estaba.

Cuando llegué a mi cuarto y cerré la puerta, ella me la golpeo y me dijo que esto no había terminado. Me desplomé en la cama, y cerré los ojos, entonces la escuché, al otro lado está la habitación de mis padres. El cabecero de su cama coincide con el mío, seguía quejándose de todo lo que hacía en mi vida, me reía por dentro, procurando no hacer ruido. Mi padre cuando esta se calmó un poco, intento tener suerte con mi madre, con la mala onda que ella estaba tenía lo mandó al carajo.

Y justo se me vino a la cabeza que la causa de toda su mala onda es que le hacía falta un buen polvo, que necesitaba un macho, un hombre con huevos, que la diese para que tenga y guarde. Lo es que empecé a pensar en candidatos, tipos de mi rutina, hombres del barrio, incluso algún amigo que se la garchen.

Después de ese sábado la idea me rodeo la cabeza por mucho, y un día se lo comenté a un amigo del cole. Sebastián, repetidor, me pasaba el porro mientras escuchaba la historia, en su momento le dije que había pensado en él y se le abrieron los ojos como huevos.

Me daba la razón en mi pensamiento, los dos éramos igual de pelotudos, y nos habíamos hecho la rata en el cole.

Sebas – olvídate, un buen polvo se le baja los humitos a tu vieja. – Dio otra calada. – si queres voy ahora a tu casa y.…-

Yo –  siiii claro, mi madre no te puede ni ver. Te llegas a tirar un lance y te arranca la cabeza. –

Sebas – tirándome la goma podría arrancármela – y se empezó a reír

Yo – flaco ni la hora te da mi vieja –

Sebas – se necesitan dos palabras para que se ponga en cuatro. – Fardó y se dejó caer en el banco de la plaza.

Yo –  si vos lo decís – dije con soberbia – es lo que necesita una buena cogida –

Sebas – ¿Hace mucho que no cogen tus viejos? –

Yo – y te diría que bastante, años más precisamente –

Sebas – entonces le vendría bien que yo la atienda, con 2 palabras lo hago. – En ese momento empecé a pensar si sería capaz de hacerlo o no y si tendría alguna oportunidad.

Yo – ¿Cuáles son esas dos palabras? – Me moría de curiosidad.

Sebas – arrodíllate puta. – Soltó y no pude evitar cagarme de risa.

Yo –lo único que podés conseguir con eso es que mi madre te meta una cachetada –

Sebas – No creo, mira que yo se manejar a fieras como tu mamita. ¿apostamos? –

¿Yo – dale, 100 Lucas te va? – Me parecía una cantidad razonables. – En cualquier caso, gano yo, si la tenes tan clara va de dejar de estar rompe bolas y si no. me gano 100 Luquitas –

Sebas – dale, de una después no te quejes. – Se levantó y nos dimos la mano.

Yo – ¿A dónde vas? –  empezó a caminar y lo trate de alcanzar.

Sebas – A coger con tu vieja, ¿o queres que vaya cuando este tu viejo? –

Estaba re loco para mandarse de esa manera. Lo seguí hasta la puerta de mi casa, y ningún momento hizo dudo para nada, el chabón estaba decido para mí con ayuda del porro, supuse. Toco el timbre y desde adentro preguntaron quién era, cuando dijo que era él. mi madre le abrió la puerta en ese instante yo entré por el patio y me metí por la ventana de mi habitación. De ahí comencé a escuchar lo que sucedía.

Sebas – Me dijo Facu, que se olvidó un libro y me pidió que se lo lleve. – con su voz temblorosa.

Fabiana – ¿Dónde se lo dejo? – Le preguntó ella, con un tono seco, era cierto que no le caía bien.

Sebas – No sé, déjame pasar y me fijo. –

Fabiana – Déjeme, dirás. – Ya estaba marcándole territorio. – Pasa, y no me hagas perder el tiempo. –

Entraron y cerraron la puerta tras de sí. Sebas fue hasta mi cuarto para encontrarme a mí y empezó a hacer como que lo buscaba, oía a mi madre en la cocina. Escucha como ella se acercaba, me metí detrás de la puerta.

Fabiana – ¿Lo has encontraste? – Le preguntó.

Sebas – Sí, sí. – agarro cualquier libro y lo movía en su mano.

Fabiana – bueno dale andando entonces, que vos también tendrías que estar en la escuela.

Sebas me guiño un ojo y salió de mi habitación. Yo me preparé para salir para quedarme viendo en el pasillo lo que sucedía, y mi amigo me sorprendió con un arrebato de valor.

Sebas – Arrodíllate puta. – mi madre y yo nos quedamos helados

Fabiana – ¿Cómo dijiste pelotudo? – Mi madre elevó el tono.

Sebas – que te pongas de rodillas puta. – Esta vez sonó más convencido. – Vamos, dale que se te nota que necesitas un buen polvo –

Yo pensaba que perdía a mi amigo en ese instante. Me metí en mi cuarto asomándome para saber que pasaba ese día mi madre vestía con calzas negras y una remera gris clara que se podía ver su corpiño negro.

Fabiana- Repítelo. – Lo miraba directamente a los ojos, yo iba a ganar cincuenta euros de un momento a otro.

Sebas – Que te arrodilles y chúpame bien la pija, putita –

Fabiana – ¿así que te viniste machito hoy? – El tono de mi madre cambió. – Tan grande, y tan macho, con ese cuerpito de gimnasio que tenes. – Le acarició la cara, es verdad que Sebastián tiene un cuerpo atlético con gran pectoral y músculos ya que se mata en gimnasio y juega muchos deportes – Qué pasa, ¿no te dan los huevos ahora? Típico de los hombres todos bocones, por un momento pensé que era enserio, pero que veo que no.

Sebas – Quieres un macho, acá me tenes – la tomo de la cintura y con la otra mano le agarró el culo.

Fabiana – A ver si es cierto. – Ella le agarro el bulto. – Pues parece que sí que eres un macho. – Le frotó la entrepierna, y aunque no podía verlo estoy seguro que él empezaba a tener un buen bulto ahí. – Un par de cosas antes de empezar, no le contas nada a nadie y sin tonterías, – me dio la impresión de que apretaba con fuerza- y más te vale que me cojas bien.

Sebas – Te voy a garchar como nunca antes lo hizo. – estaba excitadísimo

Fabiana – Anda a mi cuarto y espérame en bolas – dando una orden directamente

No lo podía creer, sebas que parecía que se olvidó de mí se metió al cuarto de mis padres, mi madre se quedó en la cocina.

Yo sigilosamente fui hasta allí, pero al pasar por el cuarto de mis padres vi como mi amigo se estaba sacando la ropa y al estar en bolas se acostó boca arriba con su pija (que era enorme) parada. Seguí hasta la cocina

Y ahí mi madre buscaba algo en su cartera que estaba sobre la mesada de la cocina y al encontrarlo (era un preservativo) fue hacia su cuarto. Lo cual yo volví al mío sin ser visto.

Siento como se cierra la puerta de al lado y como puso traba en la puerta. Decido espiar por el picaporte y veo que mi madre se saca la remera para tirarla sobre la manija tapando mi visión.

Se me había ocurrido ver por la ventana, pero me di cuenta que estaba cerrada así que me quedaba escuchar tras la puerta.

Relato en tercera persona.

En la habitación ella le tiro el preservativo, lo cual sebas se lo coloco costándole por el tamaño del miembro. Luego Fabiana se desabrocho el corpiño y las tetas de ella quedaron en el aire. Ese fue el s objetivo de Sebastián yendo hacia ella, sus manos las agarraron con fuerza la carne, y se lanzó a comerle una de aquellas ubres, se encaramó como un ternero. El pezón moreno desapareció en la boca de él. Fabiana dejó escapar unos gemidos de placer el apretándolo, exprimiéndolo, estirando del pezón, erecto, hacía el techo. El deleite de Javito me dejó clara la plasticidad de los senos de mi madre, así como su rotundo tamaño, también que eran zonas especialmente erógenas para ella, a juzgar por el coro de gimoteos de placer que llevaba emitiendo desde hacía un rato. Por fin se entregó por completo a su amante, este había cambiado su boca de lado, ahora ella le acariciaba con la izquierda la cabeza mientras la derecha se abría camino hacia abajo, ella echada hacía atrás sujeta solo por mi amigo, él había sobado y salivado cada palmo de sus tetas y aun parecía querer más.

Sebas – aaaaaaaaaglup glup glup glup, que ricas tetas fabi –

Fabiana – aaaaaaaaaaaoohhhh oohhhhgghhh si te gustaaaaaaaaaaannn??? –

Sebas – me encantan –

Relato en primera persona.

Sentía como lo gemidos de mi madre rebotaban por toda la habitación yo ya tenía mi miembro como un hierro lo cual comencé a desabrocharme los pantalones.

Fabiana – aaaaaah si pendejo hijo de puta – se escucha tras la puerta

Sebas – mmammamamauuauacjkjjj –

Yo ya con mi pija afuera comencé a meneármela lentamente

Relato en tercera persona.

Sebas apoyo sobre la cama a Fabiana y se agachó frente a ella. Estaba sumisa, calmada y caliente.

sebas se arrodilló, aun agarraba las tetas de mi madre, le tenían encandilado. Cuando por fin las soltó fue para bajarle a ella las calzas, expuso unas bombachita negra Ella abrió una pierna y después otra para librarse de las mallas del todo, él se dispuso a quitarle la bonbachita.

Fabiana -¿eso te gusta?- Seguía coqueteando con su voz de puta.

Sebas – si te voy a comer toda esa conchita.-.

Relato en primera persona.

Cuando escuche que sebas le iba a chupar la concha a mi madre la paja se intensifico

Solo pude imaginarme la fragancia de hembra que emanaba de allí, sebas por su parte dio una sonora respiración captando cada matiz de ese aroma.

Relato en tercera persona.

Sebas empezó con los dedos, sin piedad se los clavó, con su mano derecha vertical, hacia arriba, casi levanta a Fabiana a la fuerza. La masturbaba con violencia, ella gemía como loca, le pedía más.

Fabiana – ahhhh aaaaaaaaaaaaaaahhhh sii mas mas mas aaaaaaaaahhhh-

Sebas – si toma yegua –

Fabiana – bueno ahora chúpame la conchita que estoy toda mojadita por vos –

Sebas – si por mí, bueno prepárate –

Hundió su cara entre sus piernas, yo pude ver como llevaba la lengua fuera desde antes de llegar, como un perro acalorado.

Ella gritaba y se puso a mover las caderas hacía delante y atrás, su culo chocaba contra la cama haciendo ruido. Parecía estar cogiendo, la cabeza de sebas le deba placer dentro de sus piernas y con su lengua probaba los flujos vaginales.

Fabiana – aaaaaaaaaaaaahhhh AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH ¡!!!!!!!-

Sebas – mmmmmm glup glup mmmmmmuackk –

Fabiana – aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhgg mi aaaaaaaaaaaaamoooor –

Sebas – que rica estas yegue hermosa –

Fabiana – si, pero para que me vas hacer acabar hijo de puta –

Relato en primera persona.

Mi madre gritaba con tanta fuerza como cuando me enoja conmigo, eso no le bastaba que vicio tenía, estaba en efecto necesitada. Cuando tuvo suficiente no se cortó en anunciarlo a todo volumen.

Fabiana – ¡Me corro, me corro, mejor sigue, me corroooooooooooooo…! –

Sebastián – Ahora te toca a ti. – Dijo mi amigo, reparó entonces en mí y añadió: – arrodíllate puta.

Relato en tercera persona.

Se levantó para sentarse en la punta de la cama y ella se de rodilla frente a él, queda en cuclillas frente a él, con la verga engomada Fabiana se sorprende nuevamente

Fabiana – ¡Qué bien voy a comer! – con cara de golosa – Me muero de ganas de que me cojas con esto, pero primero te la voy chupar.

En la boca con el glande y un par de dedos más de su pija. Se le hincharon los carrillos un tanto y emitió un sonido de gusto con la boca llena. No dejaba de masturbarlo mientras se esmeraba en chupar a base de bien la cabeza del rabo del chico. sebas se echaba hacia atrás disfrutando de los lengüetazos de la madre de su amigo.

Fabiana – glup glup glup gluuuuuuggg gluuuuuuugppp – mientras pasaba la lengua por ese mismo glande a como si fuera un helado

Sebas – aaaahhh aaaaaaaaaaassss si diosa que bien peteas –

Ella empezó a poner a prueba su garganta avanzando con ganas sobre la pija de él. Llegó más allá de la mitad y siguió ganando terreno a la carne.

Fabiana – Que poronga más rica Tenes. – Descansó un segundo y después pasó a sus huevos. Los chupó con cuidado. – Que pedazo huevos hijos de puta.

Sebas – aaaaaaaaaaaaooooo es toda tuya aaaaaaaooooooggg –

Fabiana – muacj glup glup glup mmmmmmm glup –

Sebas – y vos sos un Pedazo viciosa, siempre se te noto, pero no me lo imaginaba tan bien. – se entre cortaba gozando del sexo oral realizado por la madura – Levántate que te la voy a dar.

La ayudó a ponerse de pie, y la puso en cuatro. ella le ofreció gustosa el culo poniéndose en 4. Agradeció el regalo con un azote que hizo temblar su enorme orto. Se escupió en la polla y extendió la saliva, la apuntó a la entrada de su vagina.

Fabiana – oooouuu ya la estoy sintiendo –

El cuerpo atlético de sebas se aplastó contra la redondez del culo de ella y esta quedó con la pija del joven dentro. Soltó una especie de bufido mientras él se apretaba, se la estaba clavando, tomando las caderas al fin recibía lo que tanto necesitaba.

Fabiana – aaaaaaaaaaaaaaaooooohhhh aaaaaaaaaaaaagggg –

Sebas – aaaaag aahahahahah aaaa –

Sebas empezó a mover las caderas adelante y atrás y una cascada de gemidos se sucedió, las piernas de ella temblaban ligeramente. Diez minutos le estuvo propinando profundas penetraciones que aplastaban sus tetas contra el colchón de la cama matrimonial.

Fabiana – aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaagggg aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh AHAAAAAAAAAAAAHH AAAAAAAAsiiiii –

Sebas – aaaaooohhh toma yegua tomaaaaaaaaaaaaaaa –

El sexo se volvió frenético a continuación y duró más del doble hasta que el deseó les empezó a desbordar.

Sebas – ¿Te gusta o no, puta? – Tiró de su pelo hacia atrás mientras sus cuerpos chocaban con un sonido húmedo.

Fabiana – Sí pendejo, me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaAAAAAAAAAAAAAH- Se besaron. – Que ganas tenía de que me cogieraaHHn de verdad. – sus tetas ahora colgaban moviéndose armónicamente con las embestidas del otro.

Sebas – alta perra sos, no me extraña que tengas tanta mala onda, lo que te faltaba era una buena empomaaaaaaaaaaafaaaaaa. –

Fabiana – Cállate y dame más fuerte. – Le obedeció.

Luego el sentó en la cama y ella de frente se sentó sobre él y entre embestidas abrazados mientras sebas volvía a comerse sus tetas seguían cogiendo

Fabiana – aaaaahhhhhhhhhhhh aaaaaagggagga aaaaaaaaaaaaaaggg AAAAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGHHH – mientras reboleaba la cabeza de un lado al otro

Sebas – aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh aaaaaaaaaaaahhh –

Ambos acabaron, en la cama. Javito la sacó a tiempo, sebas lleno el forro de leche.

Relato en primera persona.

Escuche como acabaron de la misma manera que yo luego de pajearme como loco manche el suelo del pasillo, lo limpie con un trapo y Salí de casa

Luego de uno minutos estaba en la esquina y vi salir a sebas

Sebas – impresionante chabón, una yegua tu vieja – cuando se me acerco

Yo – si escuche todo, ahora te debo 100 Lucas – mientras caminábamos

Sebas – deja ya me lo pago tu vieja – y seguimos sin hablar del asusto

A la noche note a mi madre más calma y de buen humor. Luego del almuerzo me dispuse a tirar lo sobrante del pollo que cocino al tacho de basura. Y fue ahí que encontré el forro con el que habían cogido, rápidamente lo tome y me lo guarde.

se ve que lo dejo seco, era mucha cantidad de semen. Mientras lo observaba me volví a pajear. Ahora en más de vez en cuando sebas le hace visitas a mama y yo me pongo a escucharlos. Espero alguna vez poder verlos

aaaaah la apuesta la gane yo, mi madre está más contenta y buena onda mientras que sebas me paga por cogérsela.

FIN