Mi regreso como funcionario oficial a reorganizar la asistencia técnica a los agricultores y reabrir una oficina de esa agreste región montañosa donde como técnico agrícola había iniciado mi profesión hacía diez años, me produjo una sensación de nostalgia porque podría contactar a viejos conocidos y los compadres que dejé.

Llegué a la supuesta sede y sólo encontré un ruinoso caserón abandonado, con puertas y techos perforados, donde los perros y otros animales del lugar entraban y salían, cierto que estaba previsto que una pequeña inversión en adecuación, pero lo que encontré era inhabitable, sobre todo la que debería ser el lugar de habitación del director o sea mi alcoba, con ventanas rotas y paredes mugrientas.

Me comuniqué enseguida con la oficina central y autorizaron pagar arriendo pues debía conseguir un lugar donde vivir alquilado mientras se rehabilitaban oficinas y mi habitación, por lo que me fui a pedir asesoría a donde mi comadre Alicia a la cual no veía desde que me trasladaron a la capital y a la que sólo llamaba anualmente para Navidad o para enviarle algún aporte para la educación de mi ahijada, esto desde de la muerte de su esposo, mi amigo y compadre José hacía unos cinco años por un accidente de carretera y además quería aprovechar entregar unos regalos para Alicia y sus hijas, Aída, y sobre todo para mi ahijada Lucia a quien no veía desde esa época donde la dejé de unos seis años hoy tendría 17 años

Al llegar me di cuenta que la situación económica no debía ser muy solvente, ya que la antes bien cuidada casita tenía las huellas de la falta de recursos para mantenimiento.

Cuándo toqué la puerta sólo apareció la cara de mi comadre, la sorpresa de Alicia fue mayúscula pues no había avisado mi retorno, «Raúl, ¿tú por acá?», tan pronto me vio se echó a mis brazos y besó mis mejillas, cuando la abracé sentí la presión de sus grandes globos contra mi pecho, al estar sin sujetador los comprimió contra mí, seguía siendo la hermosa mujer de pelo negro en cascada, los ojos intensos que siempre me gustaron enmarcados en unas cejas gruesas y su cuerpo de mujer madura que a sus 36 años, se notaba firme sobre todo en su impresionante delantera la cual siempre me llamó la atención,

-«Ingrato, mira que llegar así sin avisar, las niñas no han llegado, ya que Aída está trabajando con el árabe Abedul en la tienda del pueblo y Lucía está haciéndome unas compras, pero Raúl sigue por favor y me cuentas el motivo de tu visita.»

Pasé a la pequeña sala detrás de Alicia mirando su generosa cola, su bata raída por el uso me permitió apreciar que sus nalgas rotundas cubiertas por unas bragas tradicionales se mantenían bien firmes, sus tetas se bambolearon al caminar y cuando giró aprecié sus pezones a través de la tela, mi comadre se conservaba bien y al notar que yo miraba sus grandes rosetas se colocó las manos en los pechos.

-«Perdón por mi facha pero estaba haciendo limpieza en este vestido viejo y no esperaba visita.»

-«Tranquila, sabes que somos como de la familia y entiendo que estás en tus labores. Además te conservas bien».

-«Gracias, pero desde la muerte de José las cosas se han complicado, y con algunos trabajos míos y el empleo de Aída sobrevivimos apenas, las niñas están de lo más grandes y lindas, no porque sean mis hijas, Aída es muy bonita, alegre y descomplicada, imagínate que su aspiración es llegar a ser modelo, Lucia es la intelectual de la familia, es muy seria y le ha ido muy bien en sus estudios, pero cuéntame qué te trae por este pueblo tan lejano.»

-«Bueno, después de mi divorcio acepté cambiar de aires y debo abrir una oficina de asistencia técnica agropecuaria acá, pero por ahora de conseguir un lugar en arriendo mientras reparamos las oficinas que son un asco».

Me contestó -«En este pueblo sólo hay una posada, así que espéreme me baño y me visto para acompañarte y recomendarte con Doña Luz, la dueña del lugar, quédate un momento sentado en la sala que no me demoro».

Entró a la alcoba que sólo tenía en la puerta que daba a la sala un transparente velo por cortina, vi atravesar a mi comadre hacia el baño de la alcoba, curiosamente una vieja foto mía con mi difunto compadre adornaba la sala y para matar la espera me levanté a tomar una vieja revista mientras oía abrirse la ducha, cuando crucé la sala y sin querer miré hacia la alcoba, con sorpresa observé que el baño no tenía puerta… Mi comadre estaba de espaldas desnuda con su abundante y redondo trasero dirigido en mi dirección, sus voluminosas nalgas tenían una ligera presencia de celulitis pero muy llamativas, ¡¡¡para jabonarse las rodillas se agachó!!!… desde mi posición alcancé a ver cómo se abrían sus nalgas y entre sus muslos ligeramente abiertos una respetable mata de pelos se dejó ver al fondo, al momento me asusté porque podía ser sorprendido mirándola y me retiré, pero pensé si ella no se cuidaba para que no la vean, menos lo iba hacer yo, así que regresé y aparté el velo que me impedía una nítida visión, Alicia seguía en igual posición lavándose el cabello y ahora sí aprecié el impresionante culo a sólo tres metros, de los gruesos labios de su vulva colgaban unos pendejos negros y largos goteando el agua. Fue una visión de un minuto, tiempo más que suficiente para que mi verga se pusiera como un riel, quería mirar sus tetas pero ella tendría que estar de frente, así que se me ocurrió hacerme el encontradizo, tan pronto cerró la ducha hice el simulacro de pasar enfrente de la puerta de la alcoba, efectivamente en ese momento mi comadre tomaba la toalla de frente, sus grandes y aun firmes tetas resaltaban en el cuadro con grandes rosetas oscuras, así como su tupido y brillante coño negro, tan pronto me vio se cubrió con la toalla y yo me retiré con cara de sorpresa de nuevo a mi silla.

Al rato salió Alicia y me dice, «Qué pena compadre que me vio toda desnuda, pero fue mi culpa por no advertirle que no hay puerta en el baño desde hace un año que se cayó, pero como somos todas mujeres no nos preocupamos en volverla a colocar y tampoco ha habido plata con qué, pero sobre todo con este cuerpo tan descuidado que lo tengo». 

-«No se preocupe comadre que no es la primera mujer que veo desnuda y espero que no sea la última, pero no estoy de acuerdo con Ud. tiene un bonito cuerpo, ya quisieran muchas tener los senos suyos tan bien presentados.»

-«Le agradezco sus comentarios, claro que lo que más cuido son mis senos, sin embargo ya no están tan paradas como antes, pero bueno compadre vamos a llevarlo a su hospedaje, claro que si antes te quieres duchar, puedes usar el baño».

-«Sabes que es buena idea después de tantas horas de viaje.»

Seguí a la alcoba y me desnudé comencé a ducharme, sentí pasar a mi comadre enfrente del baño seguramente observándome, pero cuando cerré la ducha ella estaba en la puerta, mirándome como si nada. Me las di de sorprendido, pero Alicia sonriendo me dijo:

-«Toma esta toalla limpia y seca, que la otra está mojada. Y como dices, no eres el primero que veo desnudo ni espero que seas el último.»

Mi verga reaccionó al momento e inició un lento ascenso.

Alicia miraba mi polla sin disimulo y sólo dijo señalando una cicatriz en mi muslo, ceca a la ingle:

-«Qué te pasó ahí.»

-«Hace como tres años en un accidente de autos una lata me cortó».

Ella sonriendo dijo, -«Menos mal que la lata no bajó 10 centímetros, hubiera dañado una buena pieza». Refiriéndose a mi picha que estaba medio parada.

Retiré mi prepucio que cubre completamente la cabeza y descubrí mi glande rojo y brillante delante de ella y lo sequé, ya tenía la verga completamente parada.

-«Tienes bastante piel, así se ven mejor». Fue su comentario y salió con una sonrisa en los labios.

Me terminé de vestir y salimos en mi campero hacia el hotelito, llegamos a la casa de Doña Luz y mi comadre habló con ella, pero llegó con la noticia que las dos alcobas disponibles estaban ocupadas por unos viajantes todo el mes así que regresamos sin solución.

-«Raúl, acá no otro hotel, pero se me ocurre que te tocaría pagar un alquiler de una casa entera y siendo tú de nuestra entera confianza, te podemos organizar una cama mientras arreglas tus oficinas, es más barato y de paso es un ingreso para la familia que de verdad necesitamos, eso si no te incomoda vivir entre tres mujeres solas.»

-«Te agradezco mucho, a mí no me incomoda y lo acepto pero no sé cómo nos acomodamos, porque sólo veo las dos alcobas de siempre, y no quiero incomodarlas en su intimidad».

-«No te preocupes, respondió – Ahora que vengan las niñas miramos cómo podemos acomodarnos, cambiaremos un poco las costumbres, ya que por ser solas nosotras a veces no cuidamos la forma de vestir, sobre todo Aída que es muy liberada a pesar que en este sitio normalmente somos muy recatadas con los extraños, pero tú no eres un extraño, tanto que te tienen como un tío, mira si no fuera por tu ayuda Lucía no podría estudiar y tus envíos de Navidad seguramente no tendríamos regalos en esa época, por eso aunque no te ven hace tanto, las niñas te tienen gran estima y yo también por supuesto».

Seguimos hablando y poniéndonos al día con las últimas incidencias de la familia y los amigos comunes. Al anochecer apareció Aída, la hija menor, cabello castaño y una boca de gruesos labios, alta y gruesa de caderas, con cintura estrecha y unas pantorrillas torneadas que su larga falda apenas dejaba ver, no podía creer que ese monumento fuera la niñita que dejé, me reconoció al momento supongo por la foto de la sala, me abrazó y su olor a mujer del campo me invadió, sentí unos muslos gruesos juntarse a los míos y sin querer los pubis coincidieron, no sé por qué sentí un bulto prominente contra el mío, -Tiene la regla, – pensé.

-«Qué lindo que vengas a visitarnos, nosotras te recordamos mucho», Dijo Aída.

Alicia intervino, – «Realmente no vino de visita, Raúl trabajará acá en el pueblo y por lo pronto se quedará con nosotras porque la posada está llena.»

Al momento apareció Lucia, trigueña con cabello negro, usaba unos lentes de aro metálico que le daban un toque intelectual, pero cuando bajé un poco la vista aprecié un pecho desproporcionado para su edad, a pesar del uniforme escolar que traía se notaban los genes maternos, me miró tratando de recordar.

-«No me reconoces, soy tu padrino», dije.

Al instante una magnifica sonrisa apareció me brincó al cuello y la levanté del suelo, los abundantes pechos se me pegaron y me besó las mejillas.

-«Padrino, pensé que nos habías olvidado, tanto tiempo sin verte, yo te hacía como un viejito.»

Alicia intervino, -«Pues tu padrino no es ningún viejito, está muy bien conservado, seguro que las mujeres del pueblo van a tratar de pescarlo ahora que va a trabajar acá y sepan que es soltero, pero como les decía, el compadre va a vivir con nosotras un tiempo, así que vamos a tratarlo bien, por lo pronto creo que Lucia por ser la ahijada le cederá a su padrino la cama y dormirá en la cama doble conmigo, Aída seguirá en su cama en el mismo cuarto con Raúl mientras tanto, recuerden que es como del familia, pero Aída tendrás que usar bata, es que esta niña se le da por dormir desnuda, bueno Raúl si quieres pasa a acostarte que debes estar cansado, yo saldré temprano en la mañana con Lucia a su escuela así que Aída te hará el desayuno, de todos modos Aída se irá mañana donde mi hermana a acompañarla porque su esposo viaja a la capital «.

-«Bueno, agradezco su hospitalidad, pero no quiero interferir con sus costumbres, yo soy el que debo acostumbrarme a las suyas, así que sigan haciendo sus cosas como si yo no hubiera llegado.»

Se había hecho de noche y comencé a deshacer maletas, saqué los regalos, una bata de dormir para mi comadre Alicia, unos jeans para Aída y una blusa bordada para mi ahijada Lucia, se los entregué confiando en que las tallas fueran correctas.

Alicia y Lucia se retiraron a dormir y prudentemente esperé a que Aída se cambiara de ropa para dormir y se acostara, sobre todo porque dado que vivo solo no uso pijama y acostumbro a dormir desnudo, leí unas notas y cuando calculé que ya se había dormido, entré al cuarto, mi joven vecina acostada de lado tenía la almohada sobre la cara y su bata levantada en un lado mostraba parte de las nalgas ¡¡¡sin pantys!!!,… sus ancas de piel tersa a la luz que entraba por la ventana me provocó acariciarla, pero más pudo el temor de abusar de mis anfitriones en la primera noche, pero la polla se me inflamó, me desnudé sin encender la luz, cuando terminó de bajarme el slip la picha saltó erguida y caminé a colocar la ropa asumiendo que estaba dormida, en eso Aída giró la cabeza y los ojos quedaron en frente de la picha semierecta y me susurró:

-«¿A ti también te gusta dormir desnudo?

Sorprendido me tapé la verga y rápido me metí bajo las sabanas, –

«Perdona pensé que dormías, pero no traje y no uso pijama», también susurré.

-«No te preocupes que a mí también me gusta estar desnuda, pero ya oíste a mami.», dijo en voz apenas audible.

– «Por mí puedes dormir como gustes, recuerda que somos como de la familia», dije entre dientes.

Me dormí pensando en que ojalá Aída no comentara nada 

Cuándo me desperté y abrí los ojos, Aída arreglaba su cama de espaldas a mí, cubierta por su corta bata y seguía sin nada debajo, se alcanzaba a ver el inicio de sus nalgas, ubiqué mi línea de visión y sus nalgas a dos metros me entregaron la imagen de su raja, que cuando dio un paso lateral abrió la unión de sus gruesos muslos, ¡caramba!.. Esa niña nunca se había depilado a juzgar por la maraña de pelos que me mostraba en medio de las piernas, incluso su raja trasera dejaba escapar unos pelos negros, la verga se me levantó al instante. Aída no sintió que desperté por lo que siguió en su labor, dejándome ver la raja de su culo, se agachó, ahora su chocho peludo me quedó enfrente como un erizo, me lo estaba mostrando tan cerca que si estiraba el brazo lo podía tocar.

-«Buenos días Aída, qué bonitas piernas tienes», fue mi comentario.

Se levantó rápidamente sorprendida intuyendo que había logrado ver algo más, -«Buenos días, qué susto, ¿Estabas despierto?». Y sorprendida se giró sentándose en la cama. La imité sentándome yo también en la cama, tapándome con la sabana.

-«Claro y hace rato estoy mirando a una futura modelo que tiene unas lindas pantorrillas, pero tus muslos son algo gruesos. Claro que no he visto bien tu figura, ni cómo luces caminando.». Dije tratando de dar un giro a la situación.

-«Aunque no creas sé algo de caminar, porque me fijo en la TV cómo lo hacen, déjame y te lo demuestro.»

Se levantó e inició un supuesto desfile, con cierta gracia movía sus poderosas caderas, al final dio un giro que levantó el ruedo de su bata, fugazmente volví a ver sus nalgas.»

«Te ves bien pero acércate y déjame ver tus muslos, levanta un poco tu bata.»

-«Bueno pero te advierto que no tengo ropa interior»

Yo seguía sentado en la cama y se colocó a mi lado, subió el borde de la bata, sus muslos gruesos y firmes quedaron descubiertos, la punta del velludo vértice de la «V» de su chucha se alcanzó a ver.

Coloqué mi mano en su muslo y sobé su juvenil piel, con una suave pelusa negra que contrastaba con su tono blanco de piel.

-» Parece que tienes un cuerpo bien formado».

-«¿Quieres ver el resto, puedo desfilarte sin la bata si quieres?». Me dijo Aida.

-«Si crees que es seguro. Es que eres tan joven y me puedo meter en problemas, ¿qué tal que regrese tu madre y te encuentra sin ropa?»

-«No te preocupes que estamos solos por largo rato, salió con Lucia y se van a demorar, oye, tú también tienes un buen cuerpo anoche lo alcancé a ver. ¿Sigues desnudo?».

-«Realmente siempre duermo así, ni siquiera tengo pijama»

Me contestó. -» Anoche alcance a ver algo grande y bonito, ¿cómo amaneció hoy?».

-«De muy buen ánimo, porque ahora después de ver ese trasero tuyo está muy estirado».

-» Si me dejas ver tu cuerpo, te dejo que veas el mío».

-«Me parece justo, si me quieres ver desnudo estoy de acuerdo, pero prepárate porque la tengo algo parada».

Me levanté y al ponerme de pie la sabana cayó al piso descubriendo mis 18 cm de gruesa verga bien templada.

-«Qué linda pichota tienes…digo pene, Raúl y eso que sólo está algo parada, es más larga y gruesa que la de…..», se interrumpió Aída.

-«Ahora te toca a ti, mostrarme cómo se ve una futura modelo desfilando desnuda, así que permíteme y te saco esa bata».

Con la polla templada me acerqué y subí su bata, arrimando mi cuerpo con toda intención hasta que la punta de la verga, se colocó entre sus piernas y con la punta de la picha toqué los pelos, enseguida me retiré para apreciarla, ¡Qué caderas por Dios, amplias y un exagerado monte de Venus densamente poblado de hebras negras que se encrespaban sobre sí! Los senos medianos, con pezones rosados pequeños y puntudos. ¡Toda una hembrota! 

 

Caminó moviendo graciosa y coquetamente sus firmes ancas, para luego regresar a mí sonriendo.

-«¿Cómo me ves?, me dicen que tengo bonitas nalgas.»

-«Ven y lo compruebo, pero tu chocha se ve mejor»:

La esperé de pie, se acercó y mirándome descaradamente a los ojos juntó su desnudo cuerpo a mí y agarré sus glúteos, estaban duros, Aída pegó su cuerpo al mío, bajé una mano a su chocho, era un promontorio carnoso tapizado de hebras suaves, separé los pelos y deslicé un dedo en su raja, toqué su botoncito, ya estaba tan húmeda que mi dedo sintió la baba espesa que despedía, Aída abrió sus piernas invitándome a acariciarla así que introduje mi dedo y lo clavé suavemente hasta la última falange, rotándolo en su interior. Besé su boca y bajé a sus pezones mordisqueé sus puntas rígidas. Puso una mano sobre mi tranca endurecida palpándola y apretando la cabeza, e inició una suave paja.

-«Raúl tienes una verga suave pero dura, me gusta.»

– «Oye ¿con la verga de quien comparaste la mía? Yo creo que conoces otras porque tienes el chocho abierto».

-«Claro que ya me he metido otras y muchas veces, es que soy algo caliente, así que no te preocupes por mi virginidad, porque tengo ganas de sentarme sobre tu tranca.»

Me senté en la cama y Aída se ubicó a horcajadas sobre mi garrote, tomó mi picha con la mano y con la cabeza despejó los largos pendejos, el jugo vaginal lubricó el glande que separó los labios y fue entrando suavemente en su empapada raja, se tragó la mitad de una, en un segundo envión se la clavó hasta que quedó ensartada del todo con mis huevos tocando su ano y comenzó a realizar círculos con su coño sobre la tranca que acababa de tragarse, mi linda nena era toda una maestra en el arte del culeo. Dada la abundancia de vellos en su chucha mi palo prácticamente no se veía, sólo sentía las contracciones de su vagina.

-«Sabes que anoche que te vi desnudándote y cuando vi tu verga la comparé con las que ya conozco bien, es igual a la de mi primer novio pero más larga, pero más gruesa y corta que la de Abdul mi patrón, a quien me estoy culiando últimamente tiene una picha larguísima pero delgada, creo que necesitaba un cambio, es que soy muy arrecha pero ahora quiero que te aproveches de mí y yo de ti, así que dame verga que es lo que me gusta, tengo que reconocerlo y no me apena decirlo, me encanta la picha.»

Oír esa declaración de alguien tan joven y de una supuesta formación conservadora me extrañó, pero yo no estaba en plan de moralizar a nadie y menos teniéndole a la niña la verga metida hasta el fondo, así que me dediqué a bombear en su vulva mojada, comenzó a gemir, empalada hasta las pelotas, se abrazó a mi cuello acelerando sus golpes de chocha contra mis bolas. Rotaban sus caderas dándose gusto sin sacar casi nada la tranca que la invadía.

En mi oído y con voz ronca la oí decir -«Quiero venirme yaaaa,…estoy tan arrecha…dame tu leche ahoraaaaa… me vengoooooo…dame lecheeeee…»

La complací porque no aguanté más, un chorro espeso y caliente y repetido se vomitó en su hoyo, lo sintió porque se apretó a mi cuello y buscó mi boca donde introdujo su lengua, se levantó sacándose el invasor palo y tan apareció mi verga goteante se agachó la introdujo en su boca limpiándome la leche con su lengua y separándose me dice sonriendo:

-«Para ser el primer día, ya nos hemos conocido bastante, así que me voy a vestir y espero lo repitamos. Te compensaré con un buen desayuno por haberme dado esos tan buenos días».

Me tocó salir a conseguir un maestro de obras e instruirlo para que reparara las maltrechas oficinas y ordenar los materiales requeridos me tomó todo el día, pero debía iniciar un censo de fincas que se inscribieran en un programa de subsidios a pequeños agricultores y estaba sobre el tiempo, llamé por teléfono a la oficina central a reportarme y le consulté a mi jefe y amigo José cómo avanzar en el trabajo me recomendó contratar un ayudante-secretario para que me acompañara y llenara los formatos. En eso recordé que la ropa interior de mis anfitrionas estaba en mal estado y aproveché para pedirle el favor que me comprara y enviara 3 juegos surtidos de brasieres y pantys, como agradecimiento por las atenciones.

En la noche llegué cansado y sudoroso, encontrando la casa sola, entré y me desvestí, decidí ducharme, me lavé el cabello con champú y me bañé rápido dado que no había puerta y cuando me secaba me pareció oír que la puerta de la sala se cerraba, salí desnudo hasta la sala tapando mi verga con la toalla, no había nadie pero extrañamente el morral de Lucia estaba sobre la mesa, me coloqué la toalla en la cintura, al minuto la puerta se abrió y apareció mi ahijada.

-«Hola padrino, está todo fresquito, ¿Te estabas bañando?, Es que hace un calor tremendo». Me dijo y me besó en la mejilla.

Pasé a mi cuarto a cambiarme pero me quede pensativo acerca del morral, ya que estaba seguro de no haberlo visto cuando llegué, terminé de vestirme con camiseta y una pantaloneta de fútbol, pero me quedó la impresión que Lucia tenía rato de haber llegado desde cuando me duchaba.

-«Padrino te conservas muy bien, tienes un cuerpo de jovencito, tan velludito, debes haber dejado muchas novias en la capital, pero no te preocupes que acá las hay mejores, por ejemplo, ¿no te gusta mi mami?, Ella está solita, en confianza te comento que hoy me dijo que estás muy bueno, yo creo que hacen buena pareja».

La confidencia me extrañó porque dado el compadrazgo y a pesar de lo atractiva de mi comadre, no la había visto con ojos de deseo, bueno hasta esa mañana, que la vi en cueros bañándose.

-«Lucia, yo no vine a buscar novia, sólo a trabajar, no niego que Alicia es muy atractiva, pero después de mi divorcio no quiero repetir la experiencia, así que no te hagas el Cupido».

Al momento llegó Alicia, y cargando una bolsa de mangos, que sabía me gustaban, -» Raúl apenas vi los mangos me acordé de ti, cuéntame cómo te fue con los albañiles, pero déjame me baño y me cambio y ya conversamos».

Cuando Alicia entró al cuarto, una sonrisa le cruzó la cara de Lucía, en voz baja dijo, -«Si ves que mi mami es un amor, pórtate bien con ella, porfa, los dejo solos».

-«Chao mamá, me voy a la plaza a charlar y me demoro», dijo saliendo puerta afuera enfatizando el «me demoro» y sin darme tiempo a reaccionar. Creo que madre e hija se habían puesto de acuerdo o Lucia aprovechaba para facilitar algo entre su madre y yo, porque al momento la ducha se sintió caer, sólo fue asomarme a la alcoba y ahí estaba desnuda en el marco de la puerta del baño mi comadre de espaldas con su amplio culo y sus bien formadas piernas un poco abiertas dejando que agua corriera por su cuerpo, entraba por la raja del culo y seguía recorriendo hacia el chocho. No había tomado ninguna precaución para que no viera. La picha se dilató al tope. Decidí que una hembra así no se podía despreciar y decidí disfrutar del espectáculo desde la sala. Alicia volteó y me miró admirándola, yo hice como si sólo pasaba por la puerta.

Algo turbado y para no ser tan directo en mis miradas sólo dije, -«Alicia tengo un buen champú, ¿no deseas lavarte el cabello?».

-«Bueno si me lo prestas te lo agradezco, pásamelo por favor.»

Busqué el tarro de champú y llegué hasta la puerta de la alcoba dándole la espalda, -» Alicia, acá está el champú.»

-«Sigue, total ya me has visto desnuda, una vez más no importa, yo creo que mientras estés acá tendremos que acostumbrarnos a vernos en pelota con frecuencia», entré hasta el baño, mirándola en su total desnudez, de frente sus impresionantes tetas eran eso. ¡¡¡ I m p r e s i o n a n t es..!!! , Unas finas venitas surcaban la piel de semejantes globos, rematados por unas rosetas amplias y unos pezones puntudos, el vientre ligeramente abultado y su pubis denso y oscuro por los pelos largos que cubrían el abultado chocho. Bajó la vista y apreció el paquete que impúdicamente se notaba en mi pantaloneta y que yo no disimulaba en absoluto.

-«Es más, por qué no me ayudas, pero es mejor que te saques la ropa para que no se te moje”. La invitación no podía ser más clara ni más obvia.

Me saqué la camiseta y bajé la pantaloneta, su ocupante saltó desafiante y entré a la ducha, tomé el champú mientras Alicia me daba la espalda, la punta de la verga se colocó entre las masas de sus nalgas, mientras colocaba en su cabello el producto, mi bella comadre empujó su culo contra mi verga que se deslizó por la parte inferior de sus nalgas entre sus piernas, sentí sus pelos cubrir el glande, pero la verga no entró. Sólo se oía el ruido de agua al caer, había un silencio cómplice de los hechos que daban, no nos decíamos nada pero todo era evidente, mientras frotaba su cabellera sentí que tomaba mi verga con la mano y la dirigía al centro de su vulva, sólo empujé y con la humedad se fue clavando hasta el fondo, no decíamos nada sólo la metía y la sacaba, se agachó parando sus nalgas y la enterré toda, puse las manos en sus caderas y seguí en silencio clavándola y sacándola, me estaba culiándome a mi comadre sin ninguna conversación previa.

De pronto se sacó mi arma de su coño y me dijo, -» Enjuágame el pelo y vamos a la cama».

Salimos y se sentó en la cama mientras yo de pie le apuntaba con mi trozo a la cara, -» Compadre ese salchichón me lo tengo que comer ahora como es debido, tengo una arrechera acumulada, espero me entienda pero necesito un buen polvo».

Me agarró la picha y le descubrió el glande lentamente por tener mucho prepucio tuvo que correrlo todo, la cabeza color rojo intenso brillante palpitó por la arrechera.

Mirándome a los ojos me dijo, -«Cómo se te ven de marcadas las venas. Te han dicho que tienes una verga muy bonita, no es que conozca mucho pero ésta me gusta, ¿Me dejas chupártela?

-«Por favor comadre considérala como si fuera suya, chúpela hasta que quiera.»

Sólo tomé su cara y la dirigí a la tranca que pedía algo de satisfacción. El trozo entró toda su cabeza en la boca y ella lamió su división con el tronco, para iniciar una paja-chupada, frotando con la mano y succionando con la boca mi miembro, mientras me miraba a los ojos pasó la mano a acariciarme las bolas, su cara reflejaba la excitación que tenía. En un momento recordé a mi difunto compadre tuve un pequeño sentimiento de culpa y retiré la verga de la boca.

-«¿Qué pasa?».

-«Nada, es que me acordé de tu esposo, pero sigue chupándomela que lo haces rico.»

-» Compadre, mi Julio lo apreciaba tanto que yo sé que Ud. es la persona que él hubiera escogido para culiarme, en vez de un desconocido.»

Abrió la boca esperando mi glande, tomé la verga, cuando pelé la cabeza lo introduje entre sus labios y ella lo sorbió con ganas y comenzó a meterlo y sacarlo de su boca ayudando con su mano, la leche anunció su aparición, pero quería deleitarme con su chuchota.

-» Comadre déjeme metérsela en la chucha, que desde antier que se la vi, le tengo ganas, la pruebita que me dio en baño me dio más ganas».

-» Compadre mis huecos son suyos, pero comience por delante».

Se recostó sobre su espalda y recogió y abrió las piernas, ¡qué labios tan gruesos y peludos!, Abrió los largos pendejos con sus dedos y apareció la rosada hendidura, separó los labios y su mojado hoyo se abrió, me metí entre sus muslos, hacia allí dirigí mi polla que entró abriendo las paredes vaginales llegando hasta el fondo, iniciando un delicioso mete y saca que fue subiendo de intensidad, Alicia pasó sus piernas por mis espaldas restregando sus pelos contra los míos, empezó a gemir.

-«Así, así clávame toda tu tranca papito… me tocas el fondo de la concha,…así…asiiii…». Bajó su mano hasta el coño metió sus dedos alrededor de la verga. -«Compadre me la tiene enterrada toda, no quedó nada afuera».

Mientras me apretaba la espalda con sus piernas enlazadas y percibí que llegaba tenía su orgasmo con espasmos y gemidos,-» ¡Compadrito qué verga de ricaaaaa!, me Vengooooo!..No sé por qué».

Yo sentí mi leche acercándose y me dejé ir, tres descargas sucesivas llenaron su almeja, seguí dándole hasta que el palo se me empezó a ablandar, no sé por qué pero aprecié que el reflejo de una sombra se movió en la sala y un suave ruido de puerta me pareció oír, Alicia se desenganchó de mi trozo y escurriéndole el semen por los muslos se fue para el baño jalándome por el brazo, nos bañamos juntos y luego me vestí presuroso saliendo la alcoba, me senté en la sala y luego salió Alicia a hacerme compañía.

-«Compadre, gracias por ese polvo, de verdad lo necesitaba, no imaginé comerme su tranca, está muy buena.»

-«Favor que Ud. me hace comadre, porque su chucha está muy linda y tan velluda, como me gustan.»

-«Eso como que es de familia, lo digo por mis hermanas que también los tienen bien velludos. Pero para coños peludos los de mis hijas, sobre todo el de Lucía, qué niña para tener una chocha grande y velluda».

Estuve de acuerdo ya que había tenido la oportunidad de comprobar el de Aída.

Nos sentamos a charlar en la sala, al rato apareció Lucia sonriente mirándome en cierta forma que no supe interpretar.

-«Hasta mañana padrino espero que te hayas comido un buen mango», pasando a la alcoba para dormir solo ya que Aída se había ido donde una tía.

Me acosté relajado después de tan buen polvo y me dormí satisfecho.

En la mañana cuando me levanté ya Alicia había salido y Lucia estaba en una bata abotonada por delante, se nota que no tenía brasier porque sus globos se movían, ya me había servido el desayuno y le pregunté,

-» No me has dicho nada si te gustó la blusa que te traje».

-«Cierto, no he tenido tiempo, pero ya me la pruebo». Entrando a la alcoba, al momento salió a la sala sólo con la camisa nueva puesta que a medio muslo le cubría unos viejos pantys de algodón, sus piernas desnudas eran largas no muy gruesas pero bien formadas, estaba abrochándose dificultosamente los botones y comentó:

-«Padrino, es muy linda pero creo que me quedó un poco pequeña adelante, los botones no cierran, ayúdame por favor, porque este es mi problema de siempre».

-«Es que no sabía qué tan desarrollada estabas por delante. Déjame y te la cierro».

No había apreciado realmente los pechos de mi ahijada por su diario uniforme escolar, pero ahora con la blusa a medio abotonar y sin brasier sus grandes tetas no correspondían a la chica que era, sus anteojos le daban una visión contradictoria entre niña ingenua y excitante adolescente, traté de tomar sólo los botones pero no pude por lo abundante de las masas.

-«Déjame y te recojo un poco los senos».

Agarré los duros pechos por encima de la camisa, uno con cada mano que apenas cabían en mi palma y cerré ajustadamente el botón, pero al instante volvió a soltarse de repente dejando destapados sus senos y a medio cubrir sus juveniles pezones rosados sobre todo el izquierdo que quedó casi al aire. Mi ahijada de pronto por mi condición de padrino lo dejó descubierto.

-«Tendremos que mandarla a arreglar, pero trae el metro para medirte el busto y darle el dato a la modista».

Trajo un metro de cinta y con toda calma le desabotoné la camisa la cual se abrió dejando sus rotundos senos destapados, ella misma abrió la camisa y sus tetotas quedaron al aire, los pezones saltaban sobre sus grandes rosetas.

Le dije -» Si te parece mejor quítate la camisa para medirte, no había notado que tienes los senos tan grandes y bonitos».

Se la sacó quedando sólo en unos pantys grandes de algodón que por lo anchos formaban un promontorio extraño en su pubis y cubrían toda su entrepierna. Levantó los brazos y pasé la cinta alrededor y medí por la punta de sus pezones que se veían parados, puse un dedo sobre el derecho al tacto se sentía rígido, observe que sus axilas estaban velludas con pelos largos ya que en las áreas rurales no se acostumbra el depilarse, los senos eran redondos y tersos me provocó agarrárselos y chuparlos pero me contuve, pero rozando sus pezones con mis dedos al medirla me tocó esconder un poco la erección que comenzó.

-«Son 94 cm, bastante para tu edad pero los tienes muy bonitos».

-«Qué bien que te gusten, porque en la escuela me tienen acomplejada por lo grandes, mira cómo se me mueven, me parece que están blandos, tócalos para que lo notes».

Los agarré y sentí la firmeza de sus mamas, sopesé sus globos y luego tomé sus pezones entre los dedos que se pararon endurecidos, seguí sobándolos con la total aceptación de Lucia.

-«Nena tienes unos senos preciosos, nada blandos y mira cómo tienes de duras tus puntas, oye no tienes que comentarle a tu mamá que te medí el busto. Aprovechemos ahora para tomarte la medida de caderas por si tengo que comprarte jeans.»

-«Padrino ¿quieres que me quite los calzones, para medirme?»

-«No por encima te la tomo», apenas lo dije me arrepentí, pero debía respetar a mi ahijada.

Claro que me agaché y pude apreciar el gran bulto en su entrepierna y como si fuera la forma normal pasé la cinta sobre su vulva colocando el dorso de la mano sobre su monte de Venus y sentí un suave pero abultado cojín en el vértice. Unos tímidos y largos pelos asomaban por el lado del panty.

-» Son 92 cm. Tienes buena cadera. Bueno me voy a bañar porque debo salir, así que mientras ponemos la puerta, es mejor que salgas».

-«Padrino yo te guardaré los secretos que quieras, si quieres puedes bañarte delante de mí que yo no digo nada, fíjate que estoy delante de ti sólo en panty tú ya me viste los senos, yo también puedo verte desnudo».

-«Por mí no hay problema y no es que te tenga pena pero es mejor que salgas un momento al patio, no sea que llegue tu madre, y me vea bañándome en pelota delante de ti, Ok».

Salió de mala gana poniéndose una toalla encima, me desnudé y entré a la ducha, cuando me jabonaba pude apreciar que se movía el velo que estaba en la entrada de la alcoba, de reojo pude ver a Lucia asomando su cara, me excitó que una chica le gustara verme desnudo, me volteé y tomé mi verga ya parada y la lavé pajeándola por lo que terminó de pararla. Podía sentir la mirada de mi ahijada clavada en la polla mientras la sobaba. Pero viendo lo tarde de la hora decidí cancelar mi acto, tan pronto cerré la ducha oí la puerta del patio cerrarse.

Terminé de vestirme, y al momento entró Lucia que me miraba con ojos brillantes y se notaba acalorada, le dejé un dinero para víveres y salí a seguir en la continuación de los trabajos de reparación, pasé a reclamar la encomienda de ropa interior y al revisarla, me di cuenta que mi amigo supuso que era para alguna conquista ya que eran unas pequeñas bragas, dos tipo bikini y una hilo dental, los puse en el auto y no volví hasta por la noche a casa, ya las luces estaban apagadas.

Alicia me esperaba en la oscuridad, cuando llegué me abrazó y la besé en los labios, metió su lengua y jugó con la mía, al oído me dijo,

-«Me tienes bien arrecha hace mucho no me comía una picha como la tuya, tengo que aprovechar tu permanencia, así que vamos a tu cuarto para más tranquilidad, Aída ya se fue y Lucia está bien dormida en mi cama, te tengo un regalo».

Encendí la lamparilla de la mesa de noche, Alicia se sacó la bata estaba desnuda abajo, me desnudó y de pie comenzó a lamerme las tetillas, cuando tomé sus tetas recordé los senos de Lucía, bajé y comencé a lamer los pezones gruesos, mordí las puntas que se pararon, seguí bajando y arrodillado llegué a su bosque piloso, lamí sus pendejos y con la punta de la lengua llegué al clítoris, tan pronto lo lamí comenzó a restregar sus hebras contra mis labios, chupé sus jugos que manaban.

Sacando la cara de su vulva, le dije,-» ¿Y mi regalo?».

Me dio la espalda y agachándose quedando en cuatro patas y abrió con sus manos sus rotundas nalgas, y dijo -«¡Búscalo en el centro!».

Un anillo oscuro y brotado apareció en medio, metí mi cara en su raja y lamí su ano, tratando de meter la lengua en su recto. Luego metí un dedo ensalivado y luego otro dedo girándolos. Cuando estimé que estaba lubricada, me levanté y poniendo la punta de la polla en su anillo fruncido empujé, se clavó lenta pero sin interrupción hasta la base del garrote, – «Qué delicioso, me encanta», exclamó mi comadre, deduje que el difunto había sido un usuario permanente del esfínter que ahora disfrutaba yo y mi recién amante conservaba su deleite por ser sodomizada, en ese momento intuí un leve movimiento en la entrada del cuarto, sólo podía ser Lucia y si quería un show lo iba a tener, disimulé que la había sentido.

Bajé la espalda de su madre que apoyó sus manos en la cama y comencé a bombearla una y otra vez, luego sacando el garrote que dejaba un vacío en el ano y antes que cerrara, volvía a meterla, la tenue luz de la lámpara iluminaba la clavada, Lucía seguramente veía cómo el trozo de carne se zambullía en ese pozo oscuro que era el ano de su mamá al salir la verga brillaba por los jugos, después pasé a clavarla en el coño un rato donde mi verga desaparecía en la selva oculta de su chucha, Alicia empezó a gemir calladamente, aumenté la velocidad de mi cadera hasta que se vino en un orgasmo ya no tan silencioso pero sabiendo que Lucía esta despierta y como espectadora no le impedí que gimiera a su gusto, cumpliendo ya con mi pareja regresé al recto de mi comadre que impresionó cómo se comía de fácil mi gruesa polla y mi éxtasis de verme como centro del espectáculo me presionó la salida de la leche, la primera descarga cayó en los intestinos, pero sacando mi picha del dilatado agujero, la próxima emisión fue a la espalda y la última sobre las nalgas de Alicia, Lucia concentrada ante lo que veía sacó la cabeza para ver mejor y se dio cuenta cómo bañaba a su madre de semen y rodaba por su culo.

Metí de nuevo el menguado pene en el culo y quedé con las nalgas de Alicia pegadas para darle tiempo a Lucia para que regresara a su cama, Alicia se enderezó, me besó, se despidió y pasó para su cuarto. Me dormí satisfecho pensando que en ningún hotel por lujoso que fuera incluía esa atención, pero mis sueños estaban enmarcados en las preciosas tetas de mi ahijada.

(Continuará)