El morbo de hacerlo a escondidas con una amiga

Tengo 25 años, mido 1,74, tengo un cuerpo atlético, debido a que voy al gimnasio y suelo hacer ejercicio, ojos marrones, pelo castaño y largo. Según me dicen soy guapo, aunque yo no me lo creo.

La cosa pasó un día estaba en casa de una amiga, estábamos algunos más, un amigo que vino de viaje, mi amiga con el novio, otra pareja más, la hermana de mi amiga y su hermano chico. Estábamos tranquilamente jugando a las cartas, cuando a mi amiga se le ocurrió quedarnos allí todos a dormir, debido a que sus padres estaba fuera de la ciudad, a todos les pareció buena idea, así que eso hicimos, pedimos algo para cenar y seguimos jugando y hablando.

La hermana de mi amiga, con la cual hace ya un par de años estuve saliendo, aunque nada, fue una tontería ya prácticamente casi olvidada, comenzó a tontear un poco conmigo, a su manera, siendo antipática y con malas contestaciones, pero yo ya sabía que juego se manejaba, así que comencé a seguirlo un poco, y cuando me di cuenta estaba sentada a mi lado, y pasándome la mano por mi pierna sin que nadie viera nada, y rozándonos las piernas, que ella llevaba al aire, ya que tenía puesto un pantalón corto.

Ella mide más o menos lo mismo que yo tiene 23 años, el pelo a la taza, casi como un chico, unas tetas normalitas de tamaño, redonditas y bien puestas, su cara no es gran cosa aunque tiene algo que recuerda a un adorable conejito. Tras tanto tonteo, decidimos irnos a la cama, temporalmente, para que el hermano de mi amiga, que apenas tenía 9 ó 10 años, se fuera a dormir, el plan era que cuando se durmiera, nosotros nos levantaríamos a seguir con lo nuestro.

Hicimos el reparto, mi amiga y el novio en la habitación de los padres, la otra pareja en otra habitación, el llegado de fuera en otra, y yo en la habitación de la hermana, me tocaba dormir con ella y el hermano chico. Puesto que era una litera, acordamos en dormir ella arriba y yo con el joven zagal abajo. Nos pusimos el chaval y yo al revés, él con la cabeza en los pies y yo con la mía en la cabecera. Y así apagamos las luces y cada uno a dormir a sus cuartos. Sin duda las parejas aprovecharían para hacer sus cosas.

Yo por mi parte no podía cerrar aún los ojos, soy de dormir tarde, y menos aún teniendo a esta chica encima de mi cabeza y sabiendo que nos levantaríamos en una media hora, cuando el joven se durmiera. De pronto vi como ella, dejó caer un brazo por un lado, yo me puse a cogerla de la mano y a darle suaves pasadas con la punta de los dedos, por la muñeca, la palma de la mano, el antebrazo. Por todos los sitios donde dan esas agradables sensaciones.

A ella desde luego no parecía molestarle así que continué un rato más así, unos diez minutos, ella bajaba un poco más el brazo y yo intentaba llegar desde donde estaba un poco más alto, hasta llegar a su hombro incluso. Luego cogí su mano y le di unos besos en cada uno de sus dedos. Luego cuando vi que el hermanillo ya se había dormido, me puse de pie con mucho cuidado de no hacer ruido. Y apoyándome en el borde de la cama, pude ponerme de forma que mi cara estaba cerca de la suya… y bueno de su cuerpo ya dicho, ya que ella se mantenía tumbada.

Yo ya a sabiendas que ella no me rechazaría, me acerqué poco a poco a su cara y comencé a besarla, primero despacito, suave, y luego algo más fuerte, cada vez con más pasión, dándonos mordisquitos y mordiscazos en los labios. La verdad era una situación bastante extraña, en una postura tan incómoda, atento por si alguien de fuera entraba, ya que se escuchaban los sonidos de algunos salir y entrar en habitaciones y además con el zagal debajo.

Una situación morbosa, yo allí besándome con ella aunque dejándonos por unos instantes cuando escuchábamos ruido fuera. Al final dejamos de besarnos, y salí de la habitación, mi amiga estaba fuera, había discutido con el novio, así que hablé un poco con ella y le dije que su hermano se había dormido ya. Me bajé a la cocina (la casa tiene los dormitorios arriba y cocina, salón y un cuarto de baño debajo) a por algo de agua, también bajó mi amiga, el que vino de fuera, y la hermana.

Mi colega se puso a tomarse unos cereales, y mi amiga dando vueltas por la cocina, cogimos y nos pusimos a jugar a las cartas la hermana, el de los cereales y yo. Después de unos diez minutos, la hermana ya dijo que se quería ir a dormir, y tal como lo dijo se fue. Yo como me sabía mal, dejarla irse sola, sabiendo lo que me esperaba arriba, así que dije que estaba cansado así que mejor nos fuéramos todos a la cama. Y eso hicimos. Todos a la cama.

Yo una vez tumbado esperé hasta que dejé de escuchar movimiento fuera. Una vez todo estaba en la más absoluta calma de la noche, me levanté, y viendo que la chica estaba despierta, sin duda esperándome. Me volví a subir al borde de la cama y comencé otra vez a besarla, y ya con una mano apoyándome para no caerme, la otra comencé a sobarle las tetas por encima de la camisa que llevaba para dormir, y el sujetador. Empecé a apretarle un poco fuerte.

Le dije que se quitara la camisa y el sujetador, y así lo hizo. Y allí estábamos liándonos, y yo comencé a masajear una de sus tetas y luego la otra, pellizcándole pezones, apretando, pasando las yemas de los dedos en círculo.

Ya cuando saciado estaba de su boca, comencé a bajar poco a poco, primero la barbilla, la mejilla, el cuello, ahí me entretuve un poco y después empecé por la garganta y bajé hasta sus pechos, suaves y comencé a acercarme despacito, besando y pasando la lengua, llegué a la teta y comencé a acercarme al pezón haciendo círculos, despacito pasando la lengua y besando, hasta llegar al pezón que comencé a presionar con la lengua y mover, a darle pequeños mordisquitos, ella ya respiraba pesadamente, aunque sin decir palabras.

Mi mano que ya no tenía trabajo, comenzó a ir bajando, mientras mi boca se entretenía con esas suaves tetas, la mano fue yendo por el abdomen, la cintura y debajo del pantalón y las bragas, hasta que llegué a la zona peluda, juguetee un poco con los pelos y seguí bajando, hasta llegar a su rajita. Comencé a pasar los dedos por fuera, por los labios, despacio, despacio, y luego como siempre, más rápido, hasta que estaba bastante lubricado uno de mis dedos se deslizó dentro de su rajita y comencé a moverlo dentro y fuera rápidamente, mientras mi boca se seguía divirtiendo con sus tetas.

Yo ya tenía la polla dura como una roca. Y ella movía su cintura, adelante y atrás, sin duda disfrutando de mi dedo dentro de ella, al poco comencé a meterle un segundo dedo, ella abrió un poco más las piernas y para mi sorpresa sentí una de sus manos que me palpaba la barriga, y bajaba, y se colaba por debajo del pantalón de pijama y de los calzoncillos, buscando mi dura polla, me puse un poco de puntilla para que le fuera más fácil alcanzarla, y la agarró con fuerza y comenzó a meneármela, sin mucho arte tengo que decir, pero el hecho de que su mano estuviera meneando mi miembro, me ponía a cien.

Comencé a meterle los dedos más rápido y a darle algunos mordiscos a sus tetas y pasaba también por su boca, las iba turnando. De pronto ella gimió un poco y empezó a respirar muy fuerte y moviéndose más rápido, haciendo un pequeño ruido con la cama, yo estaba disfrutando, pero temiendo que alguien entrara, disfrutando muchísimo con la situación, el riesgo me ponía aún más. Ella comenzó a relajarse hasta que empezó a respirar más pausadamente y dejó de mover la cadera, e incluso soltó mi pene. Yo saqué mis dedos, llenos de sus jugos y dejé de besarla.

La ayudé a bajar de la cama, con mucho tiento de no hacer ruido. Me dijo que estaba cansada y se quería echar a dormir. Yo le dije que no me podía dejar así, con el pedazo de erección que tenía, así que me bajó un poco los pantalones se agachó y comenzó a chuparme la polla, lo hacía con poco arte, sin duda no tenía mucha experiencia igual que cuando me pajeó, pero aún así, el tener mi pollita dentro de su boca, húmeda y caliente, y comenzó a mamarme la punta, a pasarme la lengua. Yo ya estaba casi para correrme, cuando escuchamos abrirse la puerta de al lado, la habitación de sus padres…

Así que se sacó la polla de la boca, me subí los pantalones, y la ayudé a subirse a la cama, hizo bastante ruido, yo me tumbé en la cama y entonces la puerta se abrió, y allí estaba mi amiga. Miró y vio a su hermana arriba dormida, (se lo estaba haciendo) y me preguntó si yo estaba dormido, le dije que no, que aún no podía dormir. ¿Cómo iba a dormir con el calentón que llevaba y ella me acababa de joder una mamada? Y encima tenía que procurar ocultar mi erección. Así que esperé que ella saliera, y salí yo detrás de ella para irme al cuarto de baño, donde con excusa de mear, terminé de aliviar el calentón.

Al volver a la habitación, mi queridísima amiga estaba dormida, esta vez de verdad, lo comprobé bien de cerca. Así que me fui yo también a dormir, con el dulce olor de su conejito en mis dedos… Aún tenemos pendiente un par de cosas, a ver si un día la arreglamos, y tal vez la ponga aquí…