La conocí en un vuelo de Cancún a México, yo regresaba de un viaje de negocios y ella de unas vacaciones que tuvo que interrumpir por asuntos laborales según me enteré en el transcurso de la plática.

Yo esperaba en el Bar del Aeropuerto a que nos llamaran a abordar cuando hizo una entrada realmente espectacular, un cuerpo alto y delgado que movía al caminar con un ritmo digno de la música de los mejores compositores de la música Afro-Cubana.

Como el Bar estaba lleno y mi mesa solo yo la ocupaba, el mesero me solicitó compartirla a lo que accedí con verdadero deleite, intercambiamos frases de cortesía y brindamos por un viaje placentero, nuestra plática se llenó de esos asuntos triviales que acostumbran a intercambiar desconocidos cuando tienen necesidad de compartir la mesa.

Descubrimos que la casualidad nos había colocado en asientos contiguos en el Avión, llegó la hora de abordar y ya sentados continuamos la plática ahora intercambiando datos personales, así fue como me enteré que trabajaba como ejecutiva de cuenta de una agencia de publicidad, debo decir que yo trabajaba como consultor de Telecomunicaciones para varias Aerolíneas, y que esa era precisamente la razón de mi viaje.

Cuando llegamos a México, como nadie la esperaba dado lo intempestivo de su viaje, le ofrecí llevarla a su casa en mi auto que tenía estacionado precisamente en el estacionamiento de una de las Compañías para las que prestaba mis servicios, esa noche no pasó nada, la llevé a su casa y nos despedimos con un beso, yo como por casualidad en lugar de dárselo en la mejilla se lo dí en la boca y ella correspondió con calidez, quedamos de vernos en el curso de la semana, ya se imaginarán que mi pensamiento en esos días no dejaba de estar en ella y en lo que me había deparado el destino.

Finalmente llegó el día de la cita, nos dirigimos a un bar en la Carretera de Cuernavaca de los que tienen servicio en el auto y desde el que se ve la espectacular panorámica de la Ciudad, yo ordené un Vodka-Tonic y ella un Whisky con agua mineral, después de brindar por la amistad que nacía nos dimos un beso, nuestras lenguas se encontraron y saboreamos de ese gusto tan especial que tiene una boca ajena cuando tiene residuos de una bebida en ella, continuamos bebiendo y besándonos, el ambiente se empezó a poner cálido, empecé a acariciarle los muslos por debajo de su falda, y ella abrió sus piernas para facilitarme llegar hasta su pubis, por encima de su ropa interior noté que este ya estaba húmedo por la excitación, con mucho cuidado empecé a retirarle las panties y a bajarle las pantaletas hasta que se las quité y las arrojé al asiento de atrás, volví a buscar sus labios y a besarla con pasión, en tanto con mi mano empecé a acariciarle el pubis, tomando su clítoris entre dos dedos lo empecé a acariciar con mucha delicadeza pero con firmeza acelerando mis movimientos al notar como ella gemía de placer y alcanzaba un orgasmo realmente grandioso, cuando sentí que este llegaba hundí mi cara en medio de sus piernas y recibí en mi boca el chorro de jugos vaginales que lo acompañaron, como comprenderán esta actividad me provocó una fuerte erección.

Alice me bajó el zipper y lo sacó empezando a acariciármelo, rodeándolo con sus manos en ese antiquísimo movimiento que todos los hombres aprendimos desde nuestra adolescencia, después acercó su boca, empezó a lamer desde los testículos hasta la punta, para después rodearlo con sus labios y empezar una mamada de las que dejan huella por toda la vida, mientras chupaba daba golpecitos en el glande con la punta de la lengua, así continuó hasta que empecé a sentir como mis piernas se ponían tensas, yo en tanto ya había encontrado sus nalgas y después de estrujarlas estaba dando un masaje con un dedo a su ano le pedí que si me permitía venirme en su boca, cuando accedió estallé llenándosela de semen, después de eso nos fundimos nuevamente en un beso apasionado, como la situación en el automóvil era incómoda decidimos continuar en un Motel cercano.

Al entrar al cuarto inmediatamente empezamos a deshacernos de nuestra ropa hasta que quedamos totalmente desnudos, la arrojé sobre la cama, le abrí las piernas y hundí mi cara entre sus muslos, empecé por recorrer los labios exteriores de su vagina con mi lengua y luego le tome el clítoris primero rodeándolo con mi lengua y después oprimiéndolo contra mi labio superior, al mismo tiempo le metí un dedo en la vagina metiéndolo y sacándolo como si fuera mi miembro, continué hasta que la traje a un nuevo orgasmo, el cuarto se llenó con sus gritos y gemidos, con lo que alcancé una nueva erección, le abrí las piernas, empecé a acariciarle el clítoris con la punta de mi miembro, luego la penetré, empezamos a movernos al unísono, ella nuevamente alcanzó otro orgasmo, le puse las piernas sobre mis hombros, le saqué el miembro de la vagina y lo puse frente a su ano, lo retiré y empecé a acariciárselo con la punta de la lengua para excitarla, después me enderecé y lentamente empecé a penetrarla por el culo empezamos a movernos con rapidez, en tanto que yo metía mi cara entre sus pechos y luego le besaba y mordía los pezones, así continuamos hasta que los dos nuevamente alcanzamos el orgasmo, quedamos exhaustos, nos abrazamos y besamos con ternura, ella se recostó en mi torso y nos quedamos inmóviles por un tiempo, Nos dimos un baño, nos vestimos y la llevé a su casa, eso fue el principio de una relación apasionada en el que el único límite fue nuestra imaginación.