Tino mi vecino me vuelve a chantajear

Ya hacía más de 15 días que mi viejo y perverso vecino, Tino, me había amenazado con descubrir lo que solíamos hacer mi joven vecino Luis y yo.

Aquel día me hizo subir a los trasteros y allí me dio por el culo, me sodomizó con 2 enormes consoladores, me había sacado unas fotos con aquellas monstruosidades ensartadas en mi culo, y luego me dio por el culo preñándome con su leche.

Aquel día después de hacerme suyo, me había dicho que para la semana siguiente quería que lo volviera a visitar, no me había dicho que día ni a que hora, por lo que me supuse que el me volvería a contactar como había hecho en aquella ocasión.

Yo no las tenía todas conmigo y trataba de no coincidir con él. En 2 ocasiones lo había visto entrar en el edificio, por lo que dejé que subiera el solo y no me viera.

Así al menos no podría contactarme, que iluso era yo, claro que él me tenía bien vigilado y sabía que yo trataba de evitarlo.

Lo que hizo el muy cabrón y perverso del viejo vecino, fue enviarme recado por mi jovencito vecino, Luis. Este aquel día al verme entrar en mi casa, fue a la ventana y esperar a que yo lo viera.

Tan pronto lo vi, empezó a hacerme señas para quedar.

Me hacía señas preguntándome si estaba solo, y al decirle que sí, volvió a hacerme señas para que le abriera la puerta de mi casa sin que nadie nos viera.

Yo pensé que lo que quería era que hiciéramos como en tantas ocasiones, mantener un encuentro sexual, algo rápido y furtivo como solíamos hacer.

Ya estaba empalmándome, pensando en lo que íbamos hacer, por lo que rápidamente fui hacia la puerta y esperar que él saliera de su piso, abriendo yo sigilosamente la puerta de mi casa dejándolo pasar furtivamente sin necesidad de que tocara el timbre y así nadie pudiera sospechar nada.

Cuando escuché cerrar la puerta de su casa, abrí sigilosamente la puerta de la mía, dejando que pasara rápidamente. Entró sigilosamente y después de cerrar la puerta sin hacer ruido alguno, nos fuimos para mi habitación.

Nada más entrar en mi habitación, nos abalanzamos uno contra el otro empezando a meternos mano y comernos la boca con desesperación.

Yo empecé a sobarle la polla y genitales, y mientras le mordía los labios, buscaba con mis manos su cinturón para aflojárselo y empezarle a bajar el pantalón.

Espera espera, me decía él, tengo que darte un recado de Tino, me decía mientras yo seguía comiéndole la boca y aflojándole el cinturón. Nada más escuchar el nombre de Tino, me quedé paralizado mirándole a los ojos.

¿Porqué le hablaste de lo nuestro? Le solté de sopetón.

Yo no le dije nada, fue él el que nos descubrió, me dijo que sabía lo que hacíamos y que él quería ayudarnos. Que, si le dejábamos participar, hasta podríamos ganar algún dinero con él.

Tiene amigos y que nos pagarían si nosotros queríamos estar con ellos

Ya me dijo que estuviste el otro día con él en los trasteros y que habías quedado para la semana siguiente. Lo tienes medio cabreado, dice que no fuiste y que lo andas evitando.

Qué hijo de puta,… ¿eso te dijo?

Sí, me dijo que habías hecho lo mismo que yo, y que habías quedado otra vez, pero que no apareciste.

El hijo de puta, lo que hizo fue chantajearme. Que, si no me dejaba dar por el culo, iba a descubrir lo nuestro. Dice que tiene fotos y videos de ti.

A mí, también me sacó fotos, y ahora quiere que vuelva si no quiero que mis padres descubran esas fotos y sepan lo nuestro.

Yo caliente y cabreado mientras le contaba lo que había pasado con el hijo de puta de Tino, el viejo vecino, iba bajándole el pantalón a mi jovencito vecino Luis, metiendo mis manos por el elástico del slip, liberando su polla y genitales.

Dios, como me gustaba la polla de mi vecinito, el cabrón ya estaba empalmado como un burro.

Olía a sexo y la polla se veía hinchada con el capullo enrojecida asomándose por la piel del prepucio.

¿Cuándo lo viste? Le pregunté.

Hace cosa de 2 horas que estuve con él.

¿Estuviste en los trasteros con él?

Sí, fue cuando me dio el recado para ti. Me dijo que el jueves a las 3 de la tarde fuéramos los 2 a su casa sin falta, que si no tú ya sabías lo que pasaría.

¡Joder! Exclamé, descapullándole la polla mientras le bajaba el pantalón y slip hasta los tobillos.

Estos días no puedo ir, hasta el sábado no tengo libre. Tienes que decirle que no puedo hasta el sábado, dile que el sábado por la mañana a las 11 iré a los trasteros, que antes no puedo ir.

Me agaché para llevar aquella jovencita polla a mi boca, empezando a chuparla mientras la descapullaba y acariciaba sus bolas.

¿Follaste con él? Le pregunté.

Sí, me contesto. Me dio por el culo mientras me enseñaba tus fotos.

Joder que maricón eres, y ya tienes ganas de follar otra vez, ¿eh?

Ya sabes que yo siempre tengo ganas, me decía empujando mi cabeza con sus manos a la vez que impulsaba su pelvis, haciendo que tragara toda su polla.

Además, después de la follada que me dio Tino, y ver tus fotos con aquellos consoladores abriéndote el culo, me han dejado con más ganas.

Que cabrón mi jovencito vecino, si yo era un maricón empedernido, el todavía era más que yo. Le gustaba hacer de todo, que lo follaran, follarte él, y le encantaba hacer el 69, y que le dejaran correrse en la boca y le bebieran todo el semen.

Le encantaba subirse a horcajadas, que abriera la boca, y mientras le acariciaba los cojones y le metía los dedos en el culo, el se pajeaba hasta correrse en mi boca y cara.

Le gustaba ver como su semen salía cayendo sobre mi boca y cara, terminando por introducir su verga en mi boca y que terminara de succionarle todo el esperma que salía de su verga.

Sin poder aguantar más, dejé de chuparle la polla, empezando a quitarme la ropa. Lo mismo que hizo él, terminando de desnudarse, quedando ambos desnudos por completo, como dios nos trajo al mundo.

Una vez estuvimos desnudos, nos abrazamos uno al otro, empezando a magrearnos besándonos, recorriendo con nuestras manos todo el cuerpo, acariciándonos mutuamente.

Quiero que me folles y te corras dentro de mi culo, le susurraba mientras le mordía los labios. Quiero sentir tu verga dentro mía y que me dejes preñado con tu leche.

Sin poder aguantar más, le cogí de la mano, lo llevé hacia mi cama, me subí a ella colocándome a 4 patas, le dije que me follara. Vamos métemela le dije, girando la cabeza mirándole cómo se quedaba mirándome.

Mejor acuéstate boca abajo y déjame montarte tumbado sobre tu espalda, me dijo mientras se subía a la cama, poniendo sus manos sobre mi culito, empujándome para que me tumbara, así como estaba.

Yo no protesté nada, solo me dejé caer, así como estaba, quedando boca abajo, en espera de que el me abriera de piernas y empezara a montarme, metiéndome su rica verga en mi ardiente y desesperado culito.

Y eso hizo, me abrió de piernas colocándose en medio de ellas, buscó mi entrada con su mano, y después de mojar sus dedos con saliva, empezó a introducirme uno de ellos.

¡Ohhh ooohhh! Gemí al notar como mi esfínter se abría dejando que su dedo se introdujera en mí.

Jugó con él y después de meter y sacarlo varias veces, metió un segundo dedo, haciendo que mi esfínter se expandiese más, y fuese abriendo y dilatando, en espera de su polla.

Yo gemía y levantaba mi culito dejando que sus dedos me fueran abriendo el culo, ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba notando sus dedos hurgar dentro de mi culo. ¡Ohhh Luis! Métela ya, gimoteaba pidiéndole que me ensartara la verga de una vez y empezara a cabalgarme.

Sacó sus dedos de mi culo, se arrimó más a mí y pidiéndome que levantara un poco el culo, colocó la punta de su polla en la entrada a mi agujerito y dando un movimiento a su pelvis, metió todo su glande dentro de mi ardiente y caliente culito.

¡Ohhh! Gemí al notar como la cabeza de su verga entraba en mí, ¡ooohhh ohhh! Volví a gemir notando como mi jovencito vecino, Luis, se tumbaba sobre mi espalda e iba introduciéndome toda su hombría dentro mía.

Se acomodó sobre mi espalda, a la vez que impulsaba su pelvis ensartándome su polla en lo más profundo de mis entrañas, mientras yo no paraba de gimotear, dejando que me diera por el culo.

Así montado como me tenía, empezó poco a poco a mover su pelvis, empezando a darme por el culo.

¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gemíamos ambos a la vez.

Te gusta, me decía mientras me serruchaba el culo introduciendo su verga una y otra vez, haciendo que yo levantara mi culito en busca de su polla, notando como se introducía una y otra vez en mí, sin dejar de llorar gimoteando.

Dios que gusto sentía, notaba su polla entrar y salir una y otra vez, golpeando su pelvis mi culito cada vez que me ensartaba toda la polla.

Apoyando los codos sobre la cama, me ayudaba con ellos a impulsar mi culito, levantando un poco la cintura, elevando de esta manera un poco mi culo, buscando su verga, sin querer que su pelvis se despegara de mi cuerpo.

Me gustaba notar su pubis pegado a mí, el roce de sus vellos púbicos rozarme el culo, y como sus bolas golpeaban una y otra vez la entrada a mi ano.

Se escuchaban nuestros gemidos y el plof, plof plof plof, plof, plof plof plof, de su pelvis golpear mi culito una y otra vez mientras era culeado, tumbado boca abajo sobre mi cama, siendo montado por mi jovencito vecino, Luis.

Ya empezaba a culearme cada vez más rápido, sabiendo yo que en poco tiempo empezaría a correrse, dejándome preñado el culo con su leche.

Y así fue, empezó a culearme salvajemente, empezando a gritar que se corría, ¡ohhh! ¡ooohhh! Me corro, me corro.

¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba derramando todo su esperma dentro de mi culo, dejándome preñado con su semen.

Los 2 estábamos sudando, yo todavía tumbado boca abajo sobre mi cama, y él tumbado sobre mi espalda, dejando que su polla fuese soltando sus últimas gotas y fuese saliendo de mi culito mientras ambos recuperábamos la respiración.

Después de recuperarnos, Luis mi jovencito vecino echándose a un costado de mi cama, quedó boca arriba viendo mi cara de satisfacción y felicidad. Llevó su mano a mi cara a la vez que empezaba a besarme los labios.

Me acariciaba con su mano mientras me besaba, para ir luego buscando con su mano mi polla y empezar a acariciármela.

Vio que estaba toda pringada de semen, por lo que empezó a acariciar los genitales, mientras yo me daba la vuelta dejándole que me fuese acariciando los genitales y me empezase a menear la polla.

Chúpamela, le pedí. Quiero correrme en tu boca le dije mientras él me besaba, y yo llevaba mi mano a sus genitales empezando a sobárselos acariciándolos.

No hizo falta que le dijera nada más, colocándose a 4 patas, dejó mi cabeza en medio de sus piernas, llevó su boca a mi entrepierna, y mientras me acariciaba los genitales, metió mi polla en su boca, empezó a chuparla a la vez que me iba meneando la polla, esperando que soltara mi leche en su boca.

Mientras yo me retorcía gimiendo de gusto, agarré su polla que colgaba medio morcillona delante de mis narices, metiéndomela en la boca, empezando a chuparla, limpiándole todos los restos de semen que le quedaban.

No tardé ni un minuto en correrme, nada más empezar a chuparme el glande mientras meneaba mi polla, empecé a gemir agarrando su morcillona verga, a la vez que se la chupaba, limpiándola de todo resto de semen. Largué 4 trallazos de semen, que el muy maricón de mi vecinito Luis, se tragó, haciéndome retorcer de gusto mientras succionaba mi polla tragando toda mi corrida.

¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía retorciéndome de gusto, mientras mi jovencito vecino, Luis, sorbía toda mi esencia.

Luego de reponernos de esta tremenda cogida que me dio mi vecinito, nos vestimos y luego de enviarle el recado al perverso y chantajista de nuestro viejo vecino Tino, por él, diciéndole que hasta el sábado por la mañana yo no podía quedar, Luis salió de mi casa, yendo a junto el viejo vecino Tino para darle el recado.

Al poco tiempo ya estaba de vuelta mi jovencito vecino en su casa. Desde la ventana me hizo señas para que lo llamara por teléfono, cosa que hice, poniéndose él a la primera señal de llamada. El sábado sin falta me dijo. Que te esperaba a las 11 en su casa, que no subas al trastero. También me dijo que fuera yo si podía, que quería estar con los 2.

Colgué el teléfono, quedando pensando en que nos iba hacer el cabrón del viejo vecino.