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Taberna Bernardino, vinos y licores II: Introduciéndome por el culo el habano del tabernero

Taberna Bernardino, vinos y licores II: Introduciéndome por el culo el habano del tabernero

Hacía ya al menos 3 años o algo más, que no había tenido ningún encuentro con el dueño de la taberna Bernardino, Ahora al no ir al instituto, iba menos por aquella ruta, además que el tabaco lo solía comprar en el estanco o lo compraba en el bar donde paraba, y los encuentros sexuales, aunque no muy abundantes, o bien solía ir a los aseos públicos, o los tenía con mi vecino de puerta con el que solía mantener relaciones sexuales, después de haberlo iniciado entre sus primos y yo.

Aquel sábado cuando salí de casa con intención de bajar al centro de la ciudad; tenía intención de ir primero al cine, haciendo así algo de tiempo y luego ir a la discoteca o algún pub y ver si encontraba con quien follar; al echar mano al paquete de tabaco, me di cuenta de que no me había acordado de coger tabaco en casa, en el paquete que llevaba, solo me quedaban 2 cigarrillos, por lo que pensé en dar media vuelta y volver a casa a por otro paquete. Pero no sé el porqué, en esos momentos me vino a la memoria la taberna de Bernardino, donde antes solía ir a comprar el tabaco, y a donde ya hacía mucho tiempo que no iba.

Miré la hora que era, recordando que todavía estaría abierto, solía cerrar sobre las 10 de la noche. Al instante me vino a la memoria recuerdos de la primera vez que le chupara la polla. Recordaba como si hubiese sucedido ayer, cuando aquella noche que había acudido a comprar unos cigarrillos, me había tanteado como en muchas ocasiones, ofreciéndome un purito y consiguiendo aquella noche, que le chupara el puro habano que se gastaba el muy cabrón. Recordaba como levantaba aquel trapo que usaba a modo de mandil, y como llevaba mi mano para que palpara el puro que me iba a tragar, como me fue llevando hasta el fondo de la taberna y allí sentado me iba desnudando.

Al momento empecé a empalmarme recordando aquella primera vez. Luego empecé a recordar las otras veces en que acudí a chuparle la polla, recordando sus infructuosos intentos porque le entregara mi culito.

Envuelto en esos pensamientos, seguí caminando por la acera. Sin darme cuenta, me había encaminado en la dirección que me llevaba a la taberna Bernardino, no dejaba de pensar en él, así que me dije a mi mismo, y porque no, vamos hasta allí que hace mucho tiempo que no voy. Caminaba por la acera rumbo a la taberna, y ya no se me iba la imagen de la polla del tabernero de la cabeza, cada vez me iba excitando más. Notaba como la polla se me iba poniendo cada vez más dura de solo pensar en aquel pedazo de habano que se gastaba el tabernero.

Cuando llegué a la puerta de la taberna, ya iba empalmado como un burro, nada más entrar, al verlo, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, haciéndome estremecer. Respiré profundamente, pudiendo sentir aquellos olores a vino que todavía guardaba en mi recuerdo. Me acerqué al mostrador como había hecho toda la vida y cuando se acercó a preguntarme que iba ser, le pedí un paquete de tabaco. Se me quedó mirando como si no diera crédito a lo que veía, cuando me preguntó, Aguila, no?

Sí, le contesté esbozando una sonrisa.

Mientras cogía el paquete de tabaco que le había pedido, giré la cabeza echando una visual a la taberna, pudiendo ver que ahora tenía una televisión donde varios clientes que había miraban el partido de futbol que se estaba retrasmitiendo en aquellos momentos. En esos momentos me di cuenta de que, si quería intentar hacer algo con el tabernero, tendría que beber algo, ya que no iba a estar allí habiendo comprado solamente el paquete de tabaco, por lo que, volviéndome hacia él, a la vez que echaba la mano al paquete de tabaco que me daba, le pedí que me pusiera una cerveza.

Sí, decididamente iba a intentar hacer algo con el tabernero. Mientras bebía la cerveza, iba a mirar el partido haciendo tiempo. Ahora que ya estaba allí, tenía que esperar a ver como respiraba el tabernero y ver si me insinuaba algo.

Por el momento, los 4 clientes que había, todos estaban mirando el partido de fútbol, no faltaba mucho para que acabara, así que malo sería que no quedásemos solos, por lo que no me apuraba a beber la cerveza, todo era cuestión de tener paciencia.

Él después de atenderme, fue hasta la cocina, volviendo a salir al poco rato. Yo miraba para él a ver si me hacía alguna seña, pero solo vi como me miraba algo pensativo, a saber, que cosas estaba pensando. Me fijé que todavía seguía llevando aquella especie de mandil, como se lo había visto llevar toda la vida, cuando se escucha por la televisión, como anunciaba el final del partido.

En esos momentos, 2 de los viejos que estaban, levantándose de la mesa donde estaban, hablaban del resultado y terminaban el vino que estaban bebiendo, anunciando que se marchaban. Salían por la puerta, cuando otro de los clientes, luego de saludar al que quedaba, anunciaba que también se iba.

Ya solo quedábamos un cliente, el tabernero y yo. Yo seguía sin apurar a beber la cerveza, en espera de ver que sucedía, cuando veo como se levanta el cliente que quedaba, e iba hacia el aseo, mientras el tabernero terminaba de recoger los vasos de los otros 3 clientes, y luego de llevarlos al fregadero, salía acercándose a mí.

Que, cuanto tiempo sin venir por aquí, ¿eh? Me decía echando su mano a mi entrepierna, empezando a palparme la polla y genitales, a la vez que me preguntaba si ya no me gustaba fumar puritos.

Sí, le contesté, encogiéndome al notar su mano sobre mi entrepierna notando como palpaba mi polla y genitales.

Ufff, como estás, andas bien empalmadito, ¿Eh? Me decía apretando mi polla. Así que te siguen gustando los puritos… bueno bueno. Pues si quieres hoy puedes probar a fumarte un buen habano y si tienes suerte, igual te fumas 2, me decía sin dejar de sobar la polla y genitales. En eso estaba, cuando salía del aseo el cliente que quedaba.

En esos momentos me empecé a poner algo nervioso, no sabía si el cliente que salía del aseo, había visto cómo me estaba magreando el tabernero. Pero el tabernero sin importarle que nos pudiera ver, pegándose más a mí, me preguntó:

¿Tú que dices, quieres sí o no?

Bueno, le contesté, empezando a enrojecérseme la cara como un tomate maduro, viendo como el otro cliente miraba para nosotros sin decir nada.

Bueno pues esperar que voy poniendo las contras y cierro. Vosotros seguir bebiendo que solo tardo 2 minutos, decía el tabernero soltándome la entrepierna por donde me tenía agarrado.

Yo nervioso y colorado como un tomate, miraba de reojo al otro cliente. No sabía si íbamos a estar los 3, o si solo íbamos a esperar a que se fuera. No sabía si había visto como me sobaba el paquete metiéndome mano, o no lo había visto, pero aquella situación, me había puesto muy nervioso.

El cliente en cuestión no decía nada, yo lo miraba de reojo pudiendo apreciar que, siendo mayor, parecía algo más joven que el tabernero, eso sí, si el tabernero era alto y delgado, este era más bajito y tenía una buena pancita, no era que me gustara mucho, pero bueno, ahora ya estábamos metidos en el ajo.

Mientras el tabernero terminaba de colocar las contras y cerraba la taberna, yo muerto de nervios y excitado como estaba, tuve que ir al aseo, estaba nervioso y quería relajarme un poco. Una vez dentro del aseo, intenté mear, pero apenas me habían salido unas gotas, con lo empalmado que ya estaba y el nerviosismo que tenía, no me daba relajado, por lo que luego de estar unos minutos intentando mear, volví a guardar la polla y luego de colocarme la ropa, salí del aseo.

Nada más salir del aseo, vi que ambos estaban sentados hablando, el tabernero ya había cerrado la taberna y algo le comentaba al otro cliente. Yo fui hacia el mostrador donde tenía la cerveza y le dije al tabernero que me cobrara.

¿Ya te quieres marchar? No tengas prisa hombre, bebe tranquilo que ahora tenemos tiempo. Ahora ya nadie nos va a molestar, decía levantándose de donde estaba sentado, viniendo hacia mí.

¿Quieres otra cerveza? Me preguntaba llevando de nuevo su mano a mi entrepierna, volviendo a sobarme el paquete.

Yo al momento di un paso atrás, quedándome pegado al mostrador más de lo que ya estaba. Él al ver mi nerviosismo y como yo miraba para él, luego hacia el otro cliente, como preguntándole que pasaba con él.

Jejeje, no te preocupes, es un amigo, ya verás lo bien que lo vamos a pasar los 3, me decía sobando la entrepierna.

Hoy vas a tener 2 puritos, ya verás que pedazo de habano que te vas a fumar hoy, me decía susurrándome al oído, dándome a entender que el amigo tenía un buen badajo entre las piernas. ¿No estás contento? Me susurraba al oído sin dejar de sobar la entrepierna, mmm, que bueno estás, decía mordisqueándome el lóbulo de la oreja. Estás todo empalmado, ¿eh?

¿Quieres otra cerveza? Me volvía a preguntar, sin dejar de magrearme, encendiéndome cada vez más.

No, le contesté a la vez que movía la cabeza en señal de negación.

¿No quieres? ¿Quieres que empecemos verdad? Tienes ganitas, ¡eh? Decía sin dejar de meterme mano, notando lo excitado y nervioso que yo estaba.

Pálpame la polla, anda cógela con la mano, ya verás cómo me tienes, me decía mientras seguía metiéndome mano a la vez que seguía jugando con el lóbulo de mi oreja en su boca.

Apechugado como me tenía pegado a él, bajé mi mano llevándola a su entrepierna, y luego de apartar aquel paño que usaba de delantal, empecé a palpar su entrepierna, pudiendo notar lo hinchada que tenía ya la verga. Dios, que ganas tenía de probar de nuevo aquella verga, a cada minuto que pasaba, yo ya estaba más encendido. Tocaba y palpaba la verga del tabernero, deseando que me empezara a desnudar y me hiciera suyo. Hoy le iba a entregar mi culito, iba a dejar que me lo abriera y me hiciera suyo. Y no iba a ser solo el tabernero, esa noche me iban a follar los 2, ambos me iban abrir el culo y preñarme con su leche.

Encendidos como ya estábamos tanto el tabernero como yo, este empezó a comerme la boca a la vez que empezaba a aflojarme el cinturón.

Yo dejaba que él fuese haciendo, mientras le seguía palpando la polla con mi mano. Dios, cada vez estaba más caliente, quería polla y la quería ya. Moría en deseos por sentirme empalado, quería entregarme totalmente y que me hiciesen suyo.

Ya me había aflojado el cinturón y desabrochado el pantalón y ahora metía su mano por dentro de mi slip, agarrándome y sobando los genitales y polla que ya estaba que reventaba de dura que la tenía.

Gemía y me retorcía de gusto sintiendo como me magreaba los genitales con su mano metida por dentro de mi slip, a la vez que mordía mis labios y cuello.

Así maricón así, estás caliente como una puta. Mira cómo te retuerces de gusto, pareces una yegüita en celo, pero no te preocupes que te vamos a dar verga. Hoy te vamos a dar unos buenos habanos.

Ufff, maricón, ya tienes el culito preparado, me decía cuando metiendo su mano entre mis piernas mientras acariciaba mis genitales, notó como ya llevaba mi culito lubricado. Empujó más su mano haciéndome abrir de piernas, empezando a pasar sus dedos por la entrada a mi ano, donde se paró empezando a presionar con un dedo, viendo como este resbalaba entrando en mí.

¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemí al sentir como se abría mi culo dejando que se introdujera su dedo.

Ay maricón, hoy me vas a dejar que te de por el culo. Hoy nos vas a entregar tu culito, ¿eh putita?

Siií, le decía yo, abriéndome de piernas, notando como su dedo entraba una y otra vez por mi culo.

Cuando sacó su dedo de mi interior, acariciándome los genitales con aquella mano, fue llevándome hacia donde estaba sentado su amigo, y mientras él seguía metiéndome mano, calentándome cada vez más a la vez que su lengua se apoderaba de mi boca, me colocó de espaldas a su amigo, que sentado como estaba, echo sus manos a mi cintura, empezando a bajarme los pantalones.

Una vez hubo bajado estos, dejándolos a la altura de mis tobillos, hizo lo mismo con el slip, dejándome de cintura para abajo, desnudo con el culo al aire. Intentó subirme luego la cazadora y camisa que llevaba puesta, dejando mi espalda al aire, mientras pasaba sus manos por mi abdomen y pecho, notando lo caliente y excitado que ya estaba.

Viendo que no podía subir ambas prendas y que estas volvían a caer tapándome de nuevo la espalda y abdomen, levantándose de la silla donde estaba sentado, llevó sus manos a mi pecho rodeándome con sus brazos por la espalda, empezando a desabotonarme la camisa. Una vez la hubo desabotonado, tirando de esta por mis hombros, me sacó la camisa junto a la cazadora que llevaba puesta.

Tiró estas sobre una de las sillas que había junto a la que estaba sentado él, dejándome ahora completamente desnudo. Solo tenía el pantalón y slip a la altura de mis tobillos, apoyados sobre mis zapatos, que era por el momento lo único que les faltaba por quitarme.

Yo estaba que me derretía de gusto, chillaba y gemía sintiendo como el tabernero no dejaba de acariciarme con sus manos, mientras con su boca, no dejaba de morderme por todas partes. Mordisqueaba y chupaba las orejas, luego recorrió todo mi cuello haciéndome lo mismo, dándose cuenta de cómo temblaba de gusto cuando mordisqueaba mi cuello, luego hizo lo mismo con mis hinchados y duros pezoncitos, mientras su amigo, una vez me hubo desnudado, dejándome el pantalón y slip sobre mis tobillos, empezó a bajarse los pantalones junto al calzoncillo, dejando su rabo duro e hinchado al aire y listo para introducírmelo por el culo.

Escupió en su mano, pasándola luego por su polla a la vez que la descapullaba, y una vez hubo preparado su verga, palpándome el culo y comprobando que ya lo tenía lubricado, se sentó de nuevo en la silla, a la vez que sujetándome por las caderas tiraba por mí, haciendo que me fuese sentando sobre su enorme vergajo.

Noté como colocaba la punta de aquella enorme verga sobre la entrada de mi ano, y como este mientras abría los cachetes de mi culo con sus manos, veía como su glande, iba abriendo mi esfínter, hasta que este hubo entrado por completo.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillaba yo, notando como entraba aquel enorme glande en mi culo, abriendo por completo mi esfínter anal, dejando que aquella enorme verga fuese entrando en mí.

Mientras yo me iba ensartando en aquella enorme verga, el tabernero, pellizcándome y retorciendo mis hinchados y duros pezones, a la vez que mordisqueaba mi cuello, dejándome que me sujetara a él, me decía:

Así maricón así, mira cómo chillas de gusto cabrón. Enorme habano que se está tragando tu culito, pedazo de cabrón. Menudo maricón que estás hecho, vaya putita que nos has salido.

Dios, sudaba y temblaba mientras me iba ensartando en aquella enorme estaca que se iba introduciendo por mi culo, chillando y gimiendo como un poseso, notando como aquella verga me abría en canal.

Una vez la tuve por completo dentro mía, sentí como el amigo del tabernero que ya me tenía empalado en su polla, me abrazaba pegándome a su pecho, empezando a morder mi hombro a la vez que impulsaba su pelvis, haciéndome chillar de gusto, a la vez que yo trataba de levantarme, cada vez que notaba como aquella estaca se clavaba más en mis entrañas.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillaba de gusto, empezando a subir y bajar sobre aquel enorme falo que se insertaba una y otra vez en mi culo, mientras el tabernero junto a su amigo, mordisqueaban mi cuerpo y pellizcaban retorciéndome los hinchados y duros pezoncitos.

¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gruñía una y otra vez el que me estaba dando por el culo.

El tabernero que veía como gozaba y no pudiéndose aguantar más, empezó a sacarse la verga de fuera, diciéndome:

Chupa maricón, chupa y no chilles tanto joder. Van a pensar que estamos matando a alguien.

Abrí la boca mientras seguía subiendo y bajando sobre aquel pollón que me estaba dando por el culo, y mientras me sujetaba con una mano a la cadera del tabernero, llevé la otra mano a su polla, metiéndomela en la boca como si fuera un recién nacido en busca de la teta para empezar a mamar. Chupaba como podía la verga del tabernero, no pudiendo resistir el tener que sacarla de vez en cuando, chillando por el placer que estaba sintiendo al ser ensartado una y otra vez en aquella estaca que tanto me estaba haciendo gozar.

Ya llevábamos un buen rato allí follando, viendo como aquello no terminaba y los gemidos y gritos que pegaba cada vez eran más escandalosos, el tabernero diciéndonos que paráramos un momento, dijo que era mejor que fuésemos para la habitación donde tenía el dormitorio.

Es mejor que vayamos para la habitación, allí estaremos mejor y no se nos oirá tanto.

Haciendo lo que nos había dicho, su amigo que era el que me estaba dando por el culo, dejó que me levantara, y mientras me sujetaba por las caderas, se levantaba él, dejando que yo me agachara a levantar mi pantalón y slip, pudiendo así caminar sin problemas.

Siendo sujetado por la espalda, el que me estaba dando por el culo, fue llevándome hacia la habitación donde estaba el dormitorio, y una vez allí, luego de cerrar la puerta para que no se escuchara tanto, me dijeron que me quitara el pantalón y zapatos y me desnudara por completo, igual que empezaban a hacer ellos 2.

Yo que ya estaba desnudo por completo al haberme despojado del pantalón, slip y zapatos, miraba para ellos, como se iban despojando de sus ropas, pudiendo ver ahora aquellas 2 vergas que aquella noche me iban a dar por el culo y dejarme bien preñado.

Dios que pedazo de verga que tenía el amigo del tabernero, hasta ahora no se la había visto, pero ¡joder! Menudo puro habano que me había introducido por el culo. Como hostias no iba a chillar. Miraba para ella y no lo creía, joder con el viejo de los cojones, con aquella pinta de borrachín y aquella barriguita que tenía, menuda polla que se gastaba, nadie lo pensaría al verlo vestido.

Una vez se hubo desnudado el que me estaba dando por el culo, mientras el tabernero terminaba de quitarse la ropa, su amigo se acercó a mí, poniéndose a acariciarme el culo sin dejar de mirarme a los ojos. Dios, me estaba devorando con aquella mirada, tuve que agachar la cabeza, mirando hacia el suelo. Él viendo como me ruborizaba, sin dejar de acariciarme el culo, llevó su otra mano a mi barbilla, haciéndome girar la cabeza, a la vez que él llevaba su boca hacia la mía, apoderándose de ella. Primero mordió mi labio inferior, para acto seguido, introducirme la lengua empezando a saborear toda mi cavidad bucal mientras jugaba con mi lengua e iba saboreando mi saliva.

Dios, aquel cabronazo sabía ponerme bien cachondo, además no dejaba de pensar en aquel pedazo de rabo que le colgaba en medio de las piernas, y que tanto me había hecho chillar cuando me la había metido por el culo. No pudiéndome contener, llevé mi mano a aquello que le colgaba en medio de las piernas, recorriéndome un escalofrío por todo el cuerpo, nada más cogerla con mi mano. Se la empecé a acariciar mientras el no dejaba de morrearme. Notaba lo suave de la piel y lo gruesa e hinchada que se le notaba, y el sabor a vino que desprendía su boca mientras me besaba, metiéndome la lengua hasta las amígdalas.

Dios, estaba temblando, y no era precisamente de frío, era el contacto con aquel jodido tío. Aquel hombre me hacía temblar tan solo con su contacto.

Viendo como me hacía temblar, el tabernero ya desnudo por completo, le dijo que se tumbara sobre la cama boca arriba, y a mí, que me pusiera a 4 patas sobre la cama, quedándome en medio de las piernas del amigo, y con el culito mirando a los pies de la cama.

Ve chupándole la verga, me decía el tabernero, poniéndose detrás mía. Estaba claro que ahora el que quería darme por el culo, era el cabronazo del tabernero. Tenía la polla que estaba a punto de explotarle, se le veía la polla hinchada con el capullo sonrosado, mirando al frente, totalmente tiesa.

Yo que estaba igual de empalmado y con la polla totalmente pringada por el líquido preseminal que no había dejado de salir, pringándome toda la polla, me coloqué como me había ordenado, cogiendo con mis manos aquel enorme falo que hacía tan solo un ratito me había hecho chillar de placer, empecé a acariciarlo mientras la iba pajeando lentamente, sabiendo que ahora iba a ser penetrado por la polla del tabernero, que aún no siendo tan grande como aquella, también era un buen pedazo de puro habano.

Agaché la cabeza para lamer aquel glande que tanto placer me había proporcionado, cuando noté como el tabernero, me abría más de piernas, pasaba luego su mano por mis genitales acariciándolos junto a mi polla, pasaba esta luego por mi culo, parándose en la entrada a mi ano, viendo lo abierto que ya lo tenía, diciéndome mientras jugaba con sus dedos en la entrada de mi agujerito, Dios maricón que culito más rico tienes, joder que ganas tenía de que me dejaras probarlo.

Colocó la punta de su polla en la entrada de mi agujerito, y mientras yo trataba de chuparle el glande al amigo, el tabernero aferrándome por las caderas, empezó a tirar por mí, a la vez que empujaba sus caderas, introduciéndome toda su verga en el culo, de una atacada.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí, notando como su polla se introducía por mi culo, haciendo que me estremeciera de gusto. Eché mis manos por medio de mis piernas, pudiendo tocar los huevos del tabernero, que estaban pegados a mi culo, Dios, me había entrado la polla de una sola atacada y había entrado como cuando entra el cuchillo en la mantequilla.

¡Ohhh! ¡ooohhh que gusto! Ya maricón ya, ya eres mío, tu culo ya es mío, gritaba el tabernero, pegando su pelvis todo lo que podía a mi culito.

Empezó a sacar de nuevo su polla, volviendo a introducirla hasta que sus huevos chocaron con la entrada de mi agujerito, volviendo a gritar, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh maricón que gusto! Gritaba empezando un mete y saca cada vez más frenético.

Yo apenas podía chuparle la polla al amigo, entre lo gruesa que era y el bamboleo que me estaba dando el tabernero, apenas podía saborear aquel pedazo de rabo que se gastaba el amigo.

Se escuchaba el rechinar de la cama con las salvajes envestidas que me estaba dando el tabernero, y el chof, chof chof chof, del sonido que producía su pelvis al chocar con mi culito, cada vez que este me introducía la polla en el culo.

Yo que no podía parar de gemir, acariciaba la enorme verga que trataba de chupar, mientras estaba siendo follado por el tabernero.

Ahora sí, ahora ya le acababa de entregar mi culito, dejándome que por fin me hiciera suyo. Hoy me estaba entregando a él, y también a su amigo. Hoy los 2 me iban a dejar preñado el culito, con aquellos pedazos de puro habanos, que me estaban metiendo por el culo.

Ya llevaba un buen rato dándome por el culo, cuando empecé a notar como el tabernero empezaba a apurar sus envestidas, clavándome más sus dedos en las caderas.

Ya maricón, ya me vengo, ya me vengo, gritaba apurando cada vez más sus arremetidas, hasta que su polla empezó a hincharse más, a la vez que esta empezaba a palpitar dentro de mi culo, empezando a soltar varios trallazos de esperma, regando mis entrañas con su semen.

¡Ohhh! Me corro, me corro, ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba llenándome el culo de leche, dejándome preñado.

Una vez recuperados, volviéndosenos a normalizarse la respiración, mientras el tabernero acariciaba los cachetes de mi culo a la vez que su polla iba saliendo por si sola del interior de este, habiéndome dejado preñado con su semilla, este dándome unas palmaditas en el culo, me decía:

Ahora sí, ahora ya me has entregado tu culito, maricón, ahora ya eres mío.

Yo que todavía estaba sudando y ardía en calor, con ganas de seguir siendo follado, luego de chuparle por fin la polla al amigo, gateando por la cama, me subí a horcajadas sobre el amigo que seguía allí tumbado boca arriba dejando que yo acariciara su enorme verga, mientras el tabernero me había estado dando por el culo haciéndome suyo. Ahora quería sentir de nuevo aquella enorme polla dentro mía, quería ser follado y preñado por aquella polla que me volvía loco.

Después de colocarme a horcajadas sobre él, sujetando aquella enorme verga con mi mano, la coloqué en la entrada de mi agujerito, dejando que fuese entrando por mi culo, a la vez que yo me iba agachando, quedándome sentado a horcajadas sobre él con aquel enorme falo insertado en mi culito.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillaba notando como aquel falo iba entrando por mi culo. Dios que gusto sentía, notaba como mi polla no dejaba de gotear líquido preseminal, y como de mi culito iba escurriendo el esperma con el que el tabernero acababa de preñarme.

Una vez introducida toda aquella enorme polla en mí, me incliné hacia delante, llevando mi boca hacia la suya, dejando que mordiera mi labio inferior y metiera su lengua en mi boca. Dios como estaba gozando, estaba delirando de gusto.

Luego de comernos la boca mientras me tenía empalado en aquella estaca, inclinándome hacia atrás, dejando que mis brazos hicieran de soporte, empecé a mover el culo adelante y atrás, follándome yo mismo con aquella verga que se iba deslizando por dentro mía.

Gritaba y me movía todo lo que podía, notando como aquel falo que estaba profanando mi culo, no dejaba de machacar una y otra vez mi glándula prostática, haciendo que chillara por el placer que me estaba dando.

Ya sudaba como un carnero y empezaba a estar agotado, cuando empecé a notar un hormigueo que iba subiendo poco a poco por mis huevos, hasta que noté como mi polla se hinchaba preparándose para soltar trallazos de semen.

Viendo que me iba empezar a correr, empecé un frenético movimiento con mi culo, lo movía adelante y atrás, deslizándome por su pelvis, hasta que estallé, derramando toda mi corrida sobre su vientre e inflado abdomen.

Me corro, me corro, gritaba soltando varios trallazos de semen que fueron a parar sobre su cuerpo. ¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh ohhh que gusto! Gritaba sintiendo como mi polla iba derramando el esperma que aquel rico y delicioso orgasmo me había hecho tener aquella maravillosa y enorme polla que me estaba follando.

Una vez terminé de eyacular, no pudiendo moverme, sudando y temblando como estaba, quedé a horcajadas sentado y agotado, con la polla ensartada en mi culo, tratando de recuperar el aliento.

Dios, no podía más, aquel cabrón me había dejado agotado, y él aún no se había corrido. Viendo que yo no podía moverme, él se incorporó, haciéndome que me tumbara de espaldas sobre la cama, y luego de sacarme la polla del culo, levantó mis piernas a la vez que me las abría, y llevándolas casi hasta darme con las rodillas sobre mi pecho, dejó mi culo totalmente abierto rezumando parte de la corrida con la que me había preñado el tabernero, y totalmente expuesto y listo para ser de nuevo perforado por aquella enorme polla.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí al notar como mi culo se volvía abrir, dejando paso a aquel enorme falo, que ahora volvía a follarme.

Ahora las envestidas eran mucho más profundas y rápidas, haciendo que chillara con cada una que me daba, haciéndome poner los ojos en blanco y no pudiera cerrar la boca. El cabrón aquel iba a acabar conmigo, me había llevado al clímax, y ahora me estaba haciendo delirar de gusto.

Menos mal que no tardó en correrse, sino creo que, de mi culo, hubiesen salido chispas.

Noté como su polla se hinchaba más empezando a palpitar a la vez que el incrementaba la velocidad de las penetraciones, empezando a escucharse el golpeteo de su pelvis y pelotas sobre mi culo, cada vez que su enorme polla se introducía por él, chof, chof chof chof chof.

¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Me corro, me corro, ¡ooohhh ohhh que gusto! Gritaba, empezando a correrse dentro mía.

Después de que su polla largara 4 o 5 trallazos de esperma, dejándome preñado por segunda vez esa noche, dejando su polla enterrada en lo más profundo de mis entrañas, dejó que esta se fuese desinflando, dejando que fuese saliendo por si sola, a la vez que me iba acariciando con sus manos el abdomen, mientras no dejaba de decir:

¡Dios que gusto! Joder maricón que culito más rico tienes, me has hecho correr como nunca.

Una vez su polla salió de mí, dejando que mis piernas se recostasen estiradas sobre la cama, echándose él a un costado mía sin dejar de acariciarme el abdomen, nos fuimos recuperando.

Un calor recorría todo nuestro cuerpo, sudábamos por todas partes, apreciándose un olor a sexo impregnada en aquella habitación, donde acababan de darme por el culo, el tabernero y su amigo, dejándome preñado.

Después de haber descansado durante unos minutos, donde no dejaron de meterme mano, empezando a notar algo de frío, nos levantamos, empezando a vestirnos.

Cuando ya estuvimos todos vestidos, bebimos otra ronda de lo que estábamos bebiendo antes de que empezaran a follarme, siendo invitados por el tabernero. Hablaban de volverme a follar otro día, de si me había gustado y del tiempo que hacía que no iba por allí.

Cuando terminamos de beber, el amigo del tabernero dijo que él se iba, aprovechando yo a decir que yo también. Ya estaba bien servido de polla, y no me apetecía quedarme solo con el tabernero.

Nos abrió la puerta, saliendo juntos el amigo y yo, después de despedirnos hasta otro día, del tabernero.

Marchábamos los 2 juntos, caminando por la acera, cuando el amigo del tabernero me dijo si quería que me llevara a algún sitio. Miré la hora que era, viendo que todavía la noche comenzaba, le contesté que bueno, que todavía era pronto y quería tomar algo.

¿Dónde vives? Me preguntó.

Vivo aquí cerca, al lado de la estación, le contesté.

Yo voy para Sada, tengo allí una casita, pero te dejo donde tú me digas.

Bueno, tenía intención de bajar al centro, pero me puedes dejar en la estación o en 4 caminos. Le dije, mientras nos subíamos al vehículo.

Te llevo a donde tu quieras, me decía acariciándome la pierna, como si quieres venir conmigo a mi casa a tomar algo y pasar juntos la noche.

¿Qué dices? Me preguntaba frotándome la pierna con su mano.

Quedé pensando sin saber que contestarle, diciéndome él, anímate, ya verás que bien vamos a estar. Luego cuando tú quieras, te traigo de vuelta.

Bueno, le contesté.

De mojados al río, pensaba yo para mí. Total, seguro que en el centro iba a ir en busca de ligue, y aquel tío, aunque físicamente no es que me llamara la atención, me acababa de dar una follada espectacular, así que porque no aprovechar…

Continúa la serie << Taberna Bernardino, vinos y licores I: El purito Taberna Bernardino, vinos y licores III: Justo, el amigo del tabernero >>

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