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Primera experiencia

Primera experiencia

Después de estar en mi habitación, casi sin salir, dilatándome a tope mi ano, decidí llamar a Alexia.

Llame al mediodía, sobre las cuatro de la tarde.

Me contestó una voz soñolienta y femenina, y pregunte por Alexia.

A su vez me preguntaron de parte de quien.

Tras un par de minutos de espera se puso al aparato.

Me disculpe por si la había despertado o molestado.

Ella me dijo que no pasaba nada y que ya era hora de levantarse de la cama.

Sin más entre directo al grano y la dije que quería verla.

Ella me contestó que cuando.

Hoy por supuesto-repliqué-. ¿A mi sola o con mis amigas? Primero a ti sola y luego con quien quieras-replique. Quedamos esa misma tarde en su casa.

Me dio la dirección. Vivía en Batán. Cerca del metro. Tenía que estar en su casa a las nueve. Nos despedimos y colgamos.

De nuevo en mi habitación, empecé de nuevo a jugar con mis nuevos juguetes.

Para los dos más pequeños apenas necesitaba gel, pero con los otros dos la cosa era diferente, pues aunque sí podía introducírmelos, tan solo me cabía la punta, y notaba que mi ano necesitaba algo de ayuda.

Me penetré con el dildo mediano, y me lo estuve metiendo y sacando durante una media hora, hasta que me corrí.

Tal y como me había dicho Jacqueline, podía dejarlo dentro de mí, siempre que me pusiera un slip para que no se me saliera.

En la casa solo estaba la chacha, por lo que me puse el traje de baño y me baje a la piscina.

Me metí en el agua, me apoye en el bordillo, y empecé de nuevo a jugar con el dildo.

La sensación era maravillosa, no solo por el roce del dildo contra mi ano, sino por sentir el agua en mi esfínter.

Me dije, esto lo tengo que probar, pero con una buena polla.

Salí y me puse a tomar un poco el sol.

Sin darme cuenta me dormí.

Cuando desperté eran cerca de las seis.

Subí a mi habitación, y me preparé para mi “misión imposible”.

Veréis el dildo más grande, lo apoye en una silla y me unte el ano con gel.

Me acerque a la punta, y poco a poco empecé a metermelo.

Despacio sin prisas.

Al principio todo iba muy bien, me quedó insertado sin problemas pero al moverme el dildo no se quedaba quieto, por lo que cogí un pegamento de contacto y lo pegue a la silla.

Espere un poquito, y de nuevo me lo empecé a meter.

Ahora si que podía moverme sin problemas, el dildo estaba bien pegado y yo gozaba como un loco, tenia mis brazos libres y podía tocarme el resto de mi cuerpo sin problemas.

Después de un rato de estar follándome con el dildo, di por terminada la sesión.

La silla era plegable por lo que la guarde en mi armario sin problemas.

Me metí en el baño y me peló al cero.

Después me rasure los pelos de mis partes, y me metí en el baño.

La entrepierna me picaba por lo que decidí darme un poco de gel de aloe vera para calmarme el picor.

Empecé a vestirme.

Ya sabia que ropa me iba a poner.

Me puse unos calzoncillos Calvin Klein que tienen un par de cintas traseras dejándote las nalgas sin cubrir.

Un pantalón vaquero súper roto. Unas zapatillas de deporte y una camiseta un poco ajustada.

Me despedí de la chacha, y le dije que me iba a dar una vuelta con unos amigos y que tal vez no vendría a dormir, para que se lo dijera a mis padres.

Serían las siete y media. Aún tenía tiempo. Me fui a casa de Luis, un amigo que no sabe nada, y le compre algo maria.

A las ocho me dirigí hacia casa de Alexia.

Llegué un poco pronto, por lo que decidí darme una vuelta por la Casa de campo.

Casi en el mismo sitio vi de nuevo a Jacqueline.

Pare la moto y me puse a hablar con ella. Me dijo que aún no había hecho nada y que si yo quería algo.

Le dijo que me gustaría, pero que no tenía suficiente dinero (mentira llevaba diez mil pelas en el bolsillo)

Cuanto tienes, me preguntó. Apenas mil Ptas. ¿Me regalas un cigarrillo? Si claro, saqué mi paquete de Marlboro y se lo di.

Lo encendió y me echo el humo en la cara. Ven, deja ahí la moto y acompáñame.

Amarre la moto y la seguí.

Detrás de unos árboles, me dijo que deseaba correrse, por lo que ni corto ni perezoso me agache, le saque su pollon y empecé a mamarselo.

En un momento se puso duro. Ella saco un condón, me lo dio y se lo puse con la boca, un poco torpe, pero se lo puse.

Me di la vuelta, me baje el pantalón y le dije que me follara.

En cuanto note su polla en mi agujero, ella se quedo sorprendida

¡Papi, veo que me hiciste caso!

¡Ahora si lo tienes como una verdadera putica! Le dije que me diera, que me follara, que lo necesitaba.

Empezó a moverse rápido mientras me nalgueaba, yo gemía y solo le pedía que follara mas fuerte, que era su putito, y que mi culo estaría abierto para ella cuando lo quisiera.

Después de casi diez minutos de joderme, empezó a gemir.

Me dijo que sé venia, por lo que me la saque, le quite el condón y me la metí en la boca.

Enseguida note mi boca llena de semen, que trague, relamiéndome lo que se escapaba entre las comisuras de mis labios.

Ella dio por terminada la sesión y me dijo que sé tenia que poner a trabajar.

Me dio un beso y se despidió, diciéndome que no me olvidara de llamarla.

Yo me quedé entre los árboles, arreglándome y me hice un porro de maria.

Cuando estaba fumándomelo, la vi de nuevo en la lejanía.

Estaba hablando con otra travestí.

Una enorme mulata rubia, de formas desproporcionadas.

Cerré los ojos y me imagine a esa mulata penetrándome.

Tiene que tener una polla increíble.

Mire el reloj, las ocho y veinte.

Aún queda tiempo.

A mí me gusta llegar a todos los sitios puntualmente.

Seguí con el porro. De pronto veo como Jacqueline viene hacia donde yo estaba acompañada por la impresionante mulata.

Llegaron hasta donde yo estaba y las salude. Jacqueline me pidió el porro, y se lo di. La otra se me presento. Hola, guapo yo soy Deborah y tu. Alexis.

Nos dimos un beso en la mejilla y seguimos entre los tres fumando el porro.

Prepare otro y lo encendí, pero esta vez se lo di primero a Deborah.

Me miro y me guiño un ojo. No se porque pero mi mano sé fue a su entrepierna y empecé a tocarla por encima de la mini que llevaba.

Ella se dejaba, no dejaba de hablar con Jacqueline y de fumarse el porro entre las dos. Me agache y le saque la polla. Me quede hipnotizado, aquello era enorme, bestial, y no estaba en erección.

Empecé a hacerla una paja. Me acarició la cabeza y me dijo ¡Papi metetela en la boquita! No lo dudé y empecé a chuparsela.

Cada vez se hacía más y más grande.

No sé pero le debía de medir como veinticinco o veintisiete cm. A mi no me cabía en la boca, por más que quisiera.

Así que me deleite en comerle su cabeza, que era bien gorda.

Ella se arrimó al árbol, abrió mas las piernas y con una mano en mi cabeza, empezó a follarme la boca.

Mientras Jacqueline, tocaba los pechos de la recién llegada. Deborah, me dijo que me quería culear, y ver si era verdad lo que su amiga le había dicho.

Me di la vuelta y me baje de nuevo los pantalones, dejando a su entera disposición mis nalgas. ¡Bonito culo! Vamos a ver como es tu agujerito.

Y sin más apunto a mi dilatado esfínter y empezó a introducírmela.

Sin esfuerzo su polla entro en mi ano. No del todo porque sentí como me tocaba algo por dentro.

Empezó a follarme, mientras yo me sujetaba en las caderas de Jacqueline.

Deborah y sin avisar me la metió toda de un golpe notando sus cojones golpearme las nalgas.

Yo di un respingo y le dije que me dolía.

Pero no me aparte lo único que hice fue decirle que fuera un poco más despacio.

Me hizo caso y siguió follándome con más lentitud.

Sentía en todo mi cuerpo un placer enorme.

Aquello era el paraíso.

Yo me solté de Jacqueline y me arquee un poco hacia Deborah.

Entonces vi como las dos se morreaban y se tocaban las tetas, unas enormes tetas.

Se pellizcaban los pezones y se los lamían.

Deborah me estaba follando sin condón. Se lo dije pero me contestó que ella estaba limpia, y yo lo siento mucho, no deseaba sacarme aquello de mi interior.

De pronto me agarro mas de mis caderas y me dijo que sé venia, yo seguía culeando y ella no paraba de nalguearme.

Cuando empecé a sentir como su polla se hinchaba me prepare y le dije que me diera su leche, que la quería sentir en mi.

Se corrió, por lo menos estuvo como tres minutos corriéndose sin parar mientras le comía la boca a su amiga.

Me la saco y me dijo que se la limpiara.

De nuevo en mi boca, chupe con mucho ardor ese tremendo pedazo de polla, notando el sabor de su leche y el de mis intestinos.

Note como de mi culo salía la leche de Deborah y como caía por mis muslos.

Cuando acabe, Jacqueline me dio un pañuelo de papel y me limpie lo mejor que pude. Me volví a vestir y unimos los tres nuestras lenguas en un beso durante un par de minutos.

Deborah me dijo que quería follarme en una cama y que no dejara de llamar a Jacqueline. ¡Yo también quiero meterte ni mano!-añadió.

Y sin mas se fueron de allí, dejándome con un placer exquisito y con la polla muy dura pues yo no me había corrido todavía.

Mire el reloj y vi que era menos diez para las nueve.

Salí de los árboles, desamarre la moto y me fui hacia casa de Alexia.

Estaba llamando al telefonillo a las nueve en punto.

Me respondió ella y me dijo que subiera. Vivía en un segundo piso. La puerta estaba abierta, entré y la llame.

Me contestó desde el final de la casa diciéndome que entrara y me acomodarse en el salón.

Me senté en un sillón. La sala estaba vacía. Por fin apareció en la puerta.

Estaba de escándalo. Llevaba un tanga con encaje de hilo dental, con ligueros y medias, todo en color blanco.

Unos zapatos de tacón alto también blancos, que se abrochaba con unos cintas que le llegaban hasta por debajo de las rodillas.

Un sujetador que dejaba al aire sus bonitos pechos y por encima una especie de tul blanco transparente.

¡Pareces una diosa!-exclame. ¡Estas muy bonita! ¿Te gusto?-pregunto. Sí y mucho. ¿Quieres beber algo? Una coca-cola, por favor. Se fue hacia la cocina y oí como preparaba algo.

Al rato traía en una pequeña bandeja dos vasos de coca-cola y un cuenco con un poco de maní.

Se sentó en el sofá, cruzando sus largas piernas y me dijo

¡Ven siéntate acá! Me levanté del sillón y me acomode a su lado.

Bebimos de nuestros respectivos vasos e hicimos un brindis. ¡Por ti!-dijo ella. ¡No por los dos!-exclamé yo.

La ofrecí un cigarrillo y le di fuego.

Yo la miraba y casi no podía creérmelo. ¡Vaya mujer que tenía a mi lado!

Le acaricie el muslo que quedaba más a la vista y con un dedo le toque un pezón.

Me miró y cerró los ojos. Se acercó y buscando mi boca, nos besamos entrelazando nuestras lenguas.

Mientras nuestros labios no paraban de besarse, nuestras manos corrían locas por nuestros cuerpos.

Metía sus largas manos en mi pecho y acariciaba mis tetillas.

Yo por mi parte no dejaba de tocarle por detrás de la nuca y de sobarle a conciencia la teta derecha.

Poco a poco fui bajando y la toque en su entrepierna.

Ella paró y me dijo ¡No, todavía no! Me quito la camiseta y empezó a chuparme con su lengua todo mi pecho.

Deje de tocarle la teta y abriendo su tul me dispuse a chuparle sus grandes pezones y a darle pequeños mordisquitos que hacían que empezara a gemir.

Me cogió de la cabeza y nuevamente nos besamos.

Se levantó y dándome la mano la seguí. Llegamos a una habitación abrió la puerta, pase y la cerró.

Caímos a la cama abrazados y ahí desembocó todo nuestro ardor.

Sentados en la cama y de frente empecé a quitarle el tul y el sujetador. Con ambas manos sopese sus pechos y metí mi cabeza entre ellos.

Mi lengua no daba abasto.

Ella se tumbó en la cama, y yo poniéndome a su lado izquierdo la empecé a acariciar y a besarle aquel sorprendente cuerpo.

Poco a poco le baje la tanga, descubriendo la polla que me había desvirgado.

La introduje en mi boca y se la mame muy despacio, deleitándome como si fuera un caramelo.

¡Oh, Negro que bien lo haces!-me decía ¡Sigue así, no pares, papito! Ya con la polla erectada, mis movimientos cada vez eran más rápidos.

Me sentía muy bien con esa polla en mi boca. Alargue una mano y le introduje dos dedos en la boca, que ella lamió.

Los saque y le toque su pezón hasta ponérselo bien duro.

Pare y la mire. Era como una diosa.

Con su melena negra, esos pechos impactantes, sus piernas y la ropa que llevaba, acompañando a un pene que me enloquecía, en un perfecto cuerpo de mujer.

La bese de nuevo y empezó a quitarme los vaqueros y las zapatillas.

¡Me enloquece como hueles, papi! Cuando descubrió mi calzón, se rió pero me dijo que le pareció muy coqueto.

Empezó a tocarme por encima de la tela, aunque no hacía falta porque yo estaba como una moto de salido.

Cuándo me desnudo del todo cogió mi falo y se lo tragó, ¡del todo! Mis ojos no podían creer lo que veían pero así era.

Mi capullo rozaba con sus amígdalas y la sensación nueva para mi, me gustaba tanto que la pedí que parase, pues quería saber como lo hacía.

Me explico que tenia que ponerme tumbado en la cama y que ella me la metería en mi boca poniéndose por detrás de mi cabeza.

Al principio me costo acostumbrarme, pero lo logró y por fin pude introducirme todo su pene en mi boca.

Ella se echo sobre mi cuerpo y comenzamos con un rico 69.

Cuando estábamos en ello, noté como se abría la puerta y aparecía una travestí de piel muy blanca, vestida solo con unas botas negras de tacón.

Le alargué mi mano y se unió a nosotros.

Tenía unos pechos muy duros pero no eran tan grandes como los de Alexia y su polla tampoco parecía como la de aquella aunque estaba morcillona.

Ya encima de la cama, se puso acariciar el culo de su amiga, y a lamérselo.

Los gemidos de Alexia pronto empezaron a sonar en la habitación.

La amiga empezó a meterle un dedo por su ano, mientras seguía acariciándole las nalgas. Nosotros paramos de hacer el 69, y Alexia nos presentó.

Se llamaba Danna. Nos dimos un beso y se incorporo ya plenamente a nuestra sesión de sexo.

Alexia me preguntó, si quería algo especial, a lo que le conteste que si. ¡Quiero follarme a Danna mientras tu me follas a mí!

Como locos nos empezamos de nuevo a meter mano, yo le chupaba el ano a Danna y esta se lo chupaba a Alexia.

Ella por su parte me introducía tres dedos en mi ano. Era el goce sublime. Paramos y Danna busco un bote de aceite que unto en su ano y en mi polla.

Me lo pasó a mí y me puse un poco en mi agujero, a sabiendas que no lo iba a necesitar.

Alexia, se puso un poco sobre su polla.

Danna se colocó en cuatro y me mostró su agujero separándose las nalgas con las manos, mientras me decía ¡Dame papito, hazme tuya! Yo sé la metí de una sola vez y empecé a moverme.

Alexia se puso tras de mí, y tras pedirnos que paráramos un momento, me la introdujo. Aquello era simplemente maravilloso, pues mientras yo me follaba a Danna, Alexia me follaba a mi.

Los envites de Alexia y a través de mi polla iban a parar al culo de Danna que no paraba de gemir y gritar.

No tarde mucho en correrme y expulse todo el contenido de mi testículos en el culo de Danna, que lo recibió culeando mas rápidamente.

Como yo ya me había ido, cambiamos las posiciones.

Danna me follaba a mi y Alexia se follaba a su amiga.

Aquello duró como diez minutos.

A un lado de la habitación había un espejo, no muy grande pero lo suficiente como para poder vernos los tres mientras follábamos.

Recibí la segunda corrida de mi vida en mi culo mientras que Alexia también eyaculo en el ano de Danna.

Nos desacoplamos y rápidamente me puse debajo del ano de Danna para chuparle el semen que le casi por su rico agujero.

A su vez Alexia hizo lo mismo conmigo.

Cuando acabamos, nos quedamos los tres abrazados y sudorosos encima de la cama.

Nadie decía nada, tan solo nos acariciábamos y de vez en cuando buscábamos la boca de uno u otro.

Nos levantamos pasado un rato y nos metimos a duchar, de uno en uno pues la ducha era muy pequeña.

Alexia me invitó a quedarme a cenar. Mientras ella se fue a preparar algo a la cocina, nos quedamos solos en el baño Danna y yo.

Apenas bastó una mirada para que me agachara y me pusiera a mamarle su polla.

En poco tiempo erecto.

Me di la vuelta y le pedí que me la metiera. Ella se sentó en el w.c. y me dijo que me sentara encima de ella.

Me introduje su polla y empecé a cabalgar como un poseído mientras le lamía los pechos.

Las uñas de Danna me arañaban la espalda y nuestras bocas en un momento se juntaron para no volverse a separar hasta que ella me dijo que se corría.

Me levanté y me metí su polla en la boca, tragándome todo de lo que ella salía. Me levante y la bese.

De pronto me dijo que me metiera en la pileta, y me pusiera de rodillas. Me imaginaba lo que iba a hacer por lo que abrí la boca y me acerque a su verga ya flácida.

De repente, ella empezó a orinar y yo como podía recogía todo el orín y lo tragaba con desesperación. Mucho de él cayo por mi cara y mi cuerpo.

Pero lo que pude alcanzar lo saboree y me lo trague, como si fuera el don más preciado.

Me di una nueva ducha y salí del baño.

Alexia había preparado unos patacones, huevos fritos, salchichas y arroz. Nos sentamos los tres desnudos en la mesa y dimos buena cuenta de la comida.

Después ayude a recoger la mesa y me ofrecí a lavar los platos.

Eran cerca de las doce y Danna dijo que tenia que preparase para ir a trabajar.

Nos quedamos solos Alexia y yo en el salón, desnudos, fumando un porro y hablando de mil y una cosas.

Hacia la una y media, oímos ruidos de llaves en la puerta, por lo que nos tapamos con unos cojines.

La luz del recibidor se iluminó y aparecieron en la puerta del salón dos nuevas amigas de Alexia, Erika y Jenny. La ultima venia bastante nerviosa y traía el vestido roto.

Después de tomarse una manzanilla y más calmada nos contó lo que había pasado. Una travestí nueva se había puesto en su zona, por lo que Jenny le llamo la tensión y le dijo que allí no podía estar.

La nueva en vez de amilanarse llamo a alguien por teléfono y al cabo de diez minutos aparecieron dos tíos que se liaron a hostias con Jenny, por lo que tuvo que irse de la zona en cuestión, buscar a Erika y pedirla que la acompañara a casa.

Alexia se cabreo mucho y dijo que esto no iba a quedar así.

Cogió el móvil y llamó a un tal Marcelo, explicándole lo que había pasado.

Quedó con él en la casa en media hora.

Yo seguía desnudo y con el cojín encima de mi. Alexia se fue a la habitación y se vistió.

Salió con unos jeans y una camiseta. Cogió su bolso y dijo que iba a esperar a Marcelo en la calle. Me dio un beso y se fue. Me quedé solo con Erika y Jenny.

Esta última dijo que necesitaba relajarse y se fue a su habitación.

Yo fui a la habitación de Alexia y me puse los pantalones.

Salí de nuevo al salón y me puse a hacerme un porro de maria. Erika dijo que iba a buscar a Jenny.

Al rato salieron las dos, Jenny llevaba una camiseta muy grande y unas braguitas de color negro. Erika por su parte se puso una camisa de hombre.

Compartimos el porro y charlamos un rato.

Jenny me pidió que si le regalaba uno, la dije que si. Se lo hice y se lo llevo, diciendo que iba darse una ducha.

Nos quedamos solos Erika y yo.

Ella se sentó a mi lado para terminar el anterior porro y me pregunto que si era amigo de Alexia. Le dije que sí y que también conocía a Danna.

Ella me volvió a preguntar que si era cliente y yo le dije que hoy no.

Y como parecía muy interesada en saber qué hacía allí, le conté todo lo que había pasado con pelos y señales.

Note que se turbaba con mi relato pero yo quería esperar su primer paso.

Me dijo que lo de Alexia no era normal, pues era la primera vez que había traído a un chico a casa, pero que si le gustaba comportarse de manera muy activa, y que incluso todas ya habían follado con ella, pues ninguna se pudo reprimir a no meterse el pene de Alexia.

Y que además era muy cariñosa y dulce en la cama y que follar con ella era un placer.

Erika cada vez estaba más cerca de mi, hasta que note como relajaba su cuello encima de mi hombro y me acariciaba la cara con una mano.

Yo la pregunte ¿Y contigo follar también es un placer? Busque su boca y la empecé a morrear. Le metí la mano por debajo de la camisa y encontré unos pechitos muy pequeños.

Me dijo que recién se estaba hormonando, pero que ella también era toda una mujer. ¡No lo dudo!-respondí.

Le dije que nos fuéramos a su habitación.

Ella me dijo que dormía en la misma que Jenny y que si no me importaba.

Le dije que no. Me explico que la única que tenía habitación propia era Alexia y con cama de matrimonio.

Que ella la compartía con Jenny. Y que Danna lo hacía con una chica que ahora estaba en Barcelona.

Nos metimos en la habitación y cerramos la puerta. Jenny aun seguía en la ducha.

Yo me senté en una cama y ella se arrodillo y me abrió la bragueta empezando a comerse mi polla, que en poco tiempo estaba bien dura.

Me gustaba cómo la chupaba.

Nos subimos a la cama y tras quitarnos la ropa le busque su pene.

Este era bien chiquito, con unos testículos enanos, pero me lo metí en la boca.

Mientras estábamos en pleno 69, Jenny abrió la puerta y nos pilló.

No dijo nada, tan solo se quitó la camiseta y las bragas y se sentó en su cama mirándose y tocándose su polla.

El pene de Erika creció muy poco, por más que se lo chupe y chupe.

Ella me dijo que era solo pasiva y que le encantaba tener una buena polla en su ano. ¿Cómo la mía?-le pregunte.

¡Sí, como la tuya!-me contestó. Me recosté sobre la cama para que Erika me pudiera lamer mejor mi polla.

Era una experta mamadora. Así se lo dije. ¡Es mi pasión comer pollas!-me aseguro.

Mientras Jenny seguía masturbándose.

Pude contemplarla mejor.

Tenía unos pechos parecidos a los de Danna pero era un poco más gruesa y su polla era mediana.

Con mi mano la invite a que se uniera.

Se levantó y se sentó a mi lado, uniéndose a la comida que Erika me estaba haciendo.

Con mi mano derecha le toque su pene y empecé a pajearla.

Mientras una se la tragaba, la otra me lamía los huevos y viceversa.

Deje de tocarle el pene a Jenny y puse mi mano en su cola. Introduje un par de dedos y empecé a follarla.

A Erika también le introduje un par de dedos en su ano y empecé a moverlos.

Las dos culeaban como hembras en celo, hasta que Erika paró de mamar, me pidió que le pusiera saliva en el ano y se puso a cuatro, invitación que no rechacé.

Se la metí de golpe, moviéndome como un animal en celo. Jenny, empezó a lamerme el ano y me metió un dedo que con sublime maestría movió.

Erika se dio la vuelta y colocó sus piernas en mis hombros y de nuevo se la metí. ¡Así papi, metela toda! ¡Así la siento toda en mi cola! Y empezó a jadear y gemir.

Jenny se levantó y de un cajón cogió un consolador que se lo metió y mientras se follaba con él nos acariciaba y chupaba a los dos.

No pude resistir mucho y la dije que me iba ¡En mi cola no! ¡Hazlo en mi boca! La saque y de nuevo Erika se la metió en la boca.

Cuando empecé a eyacular la saco y la compartió con Jenny, mientras yo recogía el consolador y se lo introducía de nuevo a esta última.

Termine y caí rendido en la cama. Ellas hicieron otro tanto. Al rato sonó un móvil.

Era Alexia que decía que iba a tardar un poco y que me dijeran que no me fuera, que ya mismo regresaba.

Volví a ducharme, me sequé y me fui a la habitación de Alexia.

Me metí en la cama.

Mi intención era esperarla despierto pero al final me dormí.

La sentí cerca de mi un rato después.

Me abrazo y nos quedamos plácidamente dormidos.

Después de esta noche de sexo, Alexia y yo empezamos a salir como pareja.

La dije lo que había ocurrido con Erika y Jenny, y me dijo que se lo imaginaba, pero que a partir de ahora solo te acostaras con quien yo quiera.

Ha pasado cerca de siete meses y aun estoy con Alexia.

Sigo practicando el fist-fucking con Jacqueline y Deborah, a espaldas de Alexia y sigo follando con ella y sus amigas.

Últimamente se ha unido otro travestí que es ama y tiene un chico de 17 años como esclavo (que quiere convertirse en travesti).

Alexia y yo nos hemos colocado algunos piercings y… pero eso ya es otra historia.

¿Qué te ha parecido el relato?


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