Capítulo 3

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Mi amigo Jey III

Cuando volvimos de la excursión (la del segundo relato) eran como eso de las 7 y teníamos bastante hambre así que ni bien llegamos al departamento con bañamos para salir a cenar.

El día había sido espléndido y caluroso (en todo sentido).

Nos fuimos a un comedor cercano donde pasaban buena música, comimos unos cangrejos riquísimos y bebimos abundante cerveza, teníamos ganas de ir a bailar pero estábamos muy cansados y decidimos volver.

El aire acondicionado se había roto y tuvimos que abrir la puerta-ventana que daba al balcón para que entrara un poco de aire, el calor era intenso y afuera había mucho ruido (estábamos en el cuarto piso), había otros edificios con balcones con gente bebiendo y charlando pero el cansancio pudo más y nos dormimos pese al ruido.

Como a eso de las dos de la mañana me desperté, estaba bastante transpirado por el calor, afuera seguía el murmullo de la gente.

Tenía ganas de ir al baño y al pararme no pude resistir la tentación de salir al balcón a ver que pasaba afuera.

Como ya les conté con Jey dormíamos desnudos.

Sin la menor inhibición salí a ver la noche y los vecinos de enfrente me vieron.

Me gritaron algo pero no entendí nada (obvio, no hablo tailandés) conteste con una sonrisa y volví a entrar.

De más está decir que la verga ya se me había parado y como un poco de luz entraba desde afuera podía ver el culito de Jey y eso terminó de excitarme más.

Prendí la radio, revolví su mochila hasta que encontré su gel y mientras seguía durmiendo suavemente le abrí el culo y le puse el gel.

Me di vuelta para ver hacia afuera y vi como los vecinos nos estaban mirando.

Se reían y gritaban cosas, me di cuenta que llamaban a otros porque al poco tiempo desde otro balcón se asomaron más chicos.

Jey seguía dormido boca abajo y su culito estaba brillando por el gel que le había puesto.

Yo lo me puse arriba (dándole la espalda a la puerta ventana), le puse la punta de mi verga en su hoyito y enseguida se despertó.

Rápido puso una almohadón debajo de su cintura y su culito quedó en una posición elevada perfecta. Se la puse hasta el fondo como a él le gustaba. Lo cabalgué agarrándolo por las caderas.

Los vecinos seguían gritando pero Jey no los escuchaba porque ambos gemíamos de placer.

Agarré una remera y le vendé los ojos, le dije que de esa forma iba a disfrutar más…

Me di vuelta acostándome boca arriba y le senté sobre mi verga de cara al balcón.

Los vecinos aplaudían pero Jey no se daba cuenta porque no los podía ver y escuchaba la música… el gozaba enterrándose mi pija hasta el fondo, está cogida la manejaba él y estar a ciegas lo ponía loco…

Empezó a pajearse y al ratito acabamos los dos; como siempre nos besamos profundamente y él fue a bañarse (al no tener el aire estábamos re-transpirados).

Yo aproveche para asomarme al balcón e hice una reverencia. Nunca sabré lo que me gritaron.

Al otro día cuando salimos a desayunar vi como unos chicos se acercaron a Jey y le dijeron algo que lo pusieron coloradísimo!

El solo me dijo «parece que se dieron cuenta que entre nosotros pasa algo porque nos invitaron a tomar algo esta noche»… yo no podía parar de reirme!!!

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