Capítulo 1

El viejo del sex shop I: Descubriendo el gloryhole

Mi nombre es Pedro, soy mexicano, Casado, mido 1.75, peso unos 90 kilos, nací y crecí en una ciudad del norte de México, en la frontera con Estados Unidos, desde muy joven me di cuenta de que me gustaba ser pasivo, aunque nunca había tenido sexo, pero desde la primaria, siempre que íbamos a los baños nos poníamos jugar que cogíamos y a mí siempre me gustaba quedar abajo, luego un primo mayor que yo me agarró contra un árbol y me froto su verga en mi culo por encima del pantalón y a mí me gusto, tiempo después un tío, hermano de mi padre me invitó a juntar estiércol en los ranchos cercanos para hacer ladrillo, cuando ya habíamos juntado bastante me dijo que nos metiéramos a un canal de riego a bañarnos, nos metimos completamente desnudos, mi tío me hizo voltearme de espaldas a él, me puso una mano en el hombro y me dijo, Agáchate, me restregó su verga en el culo sin meterla y
de pronto me dijo, Ya Vámonos, eso fue lo más cerca que estuve de probar una verga en mi culo.

Luego fuimos a vivir a una ciudad más grande, me hice muchos amigos de mi edad y más chicos, nos pajeábamos, más bien yo los pajeaba a ellos, les mamaba sus pichitas, uno de ellos trató de metérmela varias veces, pero la tenía pequeñita y todo quedo en juegos de niños.

Cuando empecé la secundaria y me empezaron a gustar las niñas, me hice de algunas noviecitas, tuve muchos amigos, luego me enamoré por primera vez de una niña de mi barrio, era una chica preciosa de mi edad, ella estaba enamorada de uno de mis amigos, tuve más novias, incluso dos al mismo tiempo, terminé la secundaria y empecé la preparatoria, tuve nuevos amigos, en Todo este tiempo nunca paso por mi cabeza que me podrían gustar los hombres, ya ni recordaba aquellos juegos cachondos de la niñez.

A los 18 años comencé a trabajar en una fábrica, tuve nuevos amigos y amigas, tuve una nueva novia, era una muchacha muy bonita, como 10 años mayor que yo, pero a mí me parecía muy linda, en esos tiempos me di cuenta de que los hombres volteaban a mirarme y algunos maricones hasta me decían cosas como:

Papasito, que bueno estás, a mí me causaba gracia, pero nada más.

Luego cambié de trabajo y conocí a la que hoy es mi esposa, comenzamos a salir y andar en serio, nos comprometimos para casarnos a los pocos meses, está vez comencé a trabajar en una empresa, mi trabajo era de noche, era un trabajo muy fácil, solo trabajaba tres días por semana, los fines de semana regularmente se quedaban los empleados del turno de día y venían algunos amigos y a veces venían chicas, tomábamos, jugábamos cartas y mirábamos el box en el televisor, luego todos se iban y en ocasiones alguna chica se quedaba a dormir conmigo.

Un día, o, mejor dicho, una madrugada sonó el timbre de la puerta, fui a abrir, era un hombre mayor, como unos 30 o 35 años, pregunto por un amigo de él que trabajaba ahí.

Ando buscando al cordobés, me dijo.

No está, él trabaja está noche, hoy me toco quedarme a mí, pero pasa, eran las cinco y media de la mañana.

Que lastima, le traía unas manzanas y ni modo de llevármelas al trabajo, ¿las quieres tú?

Si claro.

¿Oye, me dijo, es cierto que vienen muchas morras?

Sí contesté.

¿Y te las coges?

Claro.

¿Donde?

Eh, pues aquí en el sofá, en la alfombra o en una cama plegable que tengo allí dentro.

¿Tienes una cama?

Si.

Y cómo te las coges, me dijo pegándose a mi sentados en el sofá.

Cuando menos pensé me lo estaba cogiendo, cuando acabamos de coger se vistió, tengo que irme o voy a llegar tarde al trabajo, estuvo muy bueno, cuando trabajas otra vez?

Le dije que días estaba y prometió volver, seguimos cogiendo así varias semanas, me case y seguimos con lo nuestro, también seguí cogiendo con chica.

Así paso el tiempo, el venía una o dos veces por semana, me mamaba la verga y luego yo me lo cogía, pero todo aquello despertó en mi mi lado pasivo, yo quería que el me cogiera a mí, yo quería mamarle su verga, un día me animé y se la agarre y se la empecé a menear,

¿Te gusta?

Sí, le contesté.

¿te la quieres comer?

Sí, le dije.

Pues mámamela.

Esa noche se la mamé y por primera vez tuve una verga en mi culo.

Ufff de lo que me había perdido todo aquel tiempo.

Desde entonces fui su puta, me cogía cada vez que teníamos oportunidad, fui su puta por varios años.

Venía a mí trabajo una vez por semana o yo iba a su casa, varias veces me cogió en la casa de una de sus hermanas, en un hotel, en un baño público, así estuvimos hasta que me vine con mi esposa y mis hijos a vivir a Texas, estados unidos.


Aquí en Texas vivo en una ciudad pequeña, casi sin ningún tipo de diversión, no hay bares ni clubes, no hay salones de baile, vaya, que ni cine tenemos, para tener un poco de diversión hay que ir a las ciudades grandes, la más cercana está como 48 km al sur, al norte hay dos ciudades más grandes donde puedes encontrar cualquier tipo de diversión, desde salones de baile, clubes para caballeros, centros nocturnos, áreas de cruising y sex shops. Una de estas ciudades es Dallas a 99 km y la otra es Fortworth a 93 km.

Estas dos ciudades están separadas por unos cuarenta km, tienen otras muchas ciudades satélites que son más pequeñas pero que las unen entre sí.

Trabajaba yo con una compañía de remodelación y un día estuvimos trabajando en una pequeña ciudad al oeste de fortworth, éramos 3 trabajadoras y nuestro patrón, el caso es que cuando íbamos de regreso a casa mire a la orilla de la carretera una sex-shop o tienda xxx, un poco oculta entre dos clubes, se veía una tienda pequeña, pero me prometí que la visitaría apenas tuviera oportunidad, cosa que sucedió casi seis meses después por lo alejado del lugar.

Aquel día no hubo trabajo así que me fui a buscar aquella tienda, llegué allá como a medio día y entre, era una tienda como todas, películas, revistas, juguetes, lencería, etc. en la pared del fondo había una puerta y arriba de esta puerta se leía «preview rooms».

Estos cuartos eran para ver películas sin tener que comprarlas o rentarlas, escogías una película, la llevabas al mostrador y pagabas una pequeña cantidad, te daban una llave y te abrían aquella puerta automática, entrabas y allí estaban los cuartos, cuando entrabas a tu cuarto ya estaba comenzando la película en la pantalla, al otro extremo de aquella pared había otra entrada, está era más grande y no tenía puerta, arriba se podía leer «Arcade», eso era lo que yo buscaba, en esta misma pared, junto a la entrada había un escaparate donde decía «películas que se exhiben hoy».

Fui al mostrador y compré monedas para el arcade, me fui por aquella entrada, lo primero que vi fue un pasillo largo con puertas a ambos lados, arriba de cada puerta una luz que decía «en uso”, solo se oían gemidos, jadeos y gritos sexuales, en el pasillo varios hombres recargados en la pared o entrando y saliendo de aquellas puertas, a la derecha, junto a la entrada el baño, me fui para allá y oriné, luego salí y empecé a caminar por aquel pasillo, los hombres se me quedaban viendo, a mitad del pasillo abrí una puerta y entre, era como todas, una cabina pequeña, de escaso un metro de ancho por un metro y medio de largo, oscuro, en la pared del fondo una pantallita, un tragamonedas, un botón para el volumen y otro para cambiar canales, en la pared de la derecha junto a la puerta una silla de plástico, puse varias monedas y apareció una película gay, me puse a revisar las paredes, en la pared de la derecha vi un hoyito, me asomé, el cuarto estaba completamente oscuro.

En la otra pared también había un agujerito, me asome allí también, en este si había acción, había bastante luz que venía de la pantalla, pero lo que me gustó es que pude ver un hombre hincado con su cara pegada a la pared contraria, movía su cabeza atrás y adelante, de pronto retiró su cabeza de la pared y volteó a donde sabía que estaba yo mirando, entonces pude ver el hoyo en la pared y saliendo del hoyo una hermosa verga llena de babas.

Sí, era un gloryhole, lo que yo quería.

Salí de aquel cuartito, en la última puerta de la izquierda la luz de arriba estaba encendida lo que quería decir que allí había alguien, me metí en el cuartito continuo, puse varias monedas, al momento se oyeron caer monedas en el cuartito de al lado, busque en la pared y ahí estaba, era un hoyo grande, como de 10 centímetros.

Me asomé por aquel agujero, ahí estaba un hombre sentado, viendo una película gay, me vio, se paró, saco su verga del pantalón y vino hacia la pared donde yo estaba, era una verga muy linda, no muy gruesa ni muy grande, saqué la lengua y la probé, tenía muy buen sabor, la empecé a chupar, el hombre gemía al otro lado de la pared, luego la saco y la volvió a meter con todo y huevos, los lamí, los chupé, volví a su verga y se la seguí chupando por un buen rato hasta que se vino, mmmmm era una leche deliciosa, me la tragué sin ningún tipo de asco, el hombre se retiró, se subió sus pantalones y salió de aquel cuartito. Yo puse más monedas, no pasó mucho tiempo sin que alguien más entrará a aquel cuartito, este nuevo hombre metió un dedo por el agujero de la pared, yo me quedé sorprendido, sin saber que hacer, luego lo saco y lo metió de nuevo, como no vio respuesta se separó de su agujero y se fue, luego entró otro, puso monedas y se sentó muy serio, de vez en cuando miraba para el agujero de la pared, entonces metí mi dedo, al momento se levantó, saco su verga del pantalón y se acercó a la pared, estuve ahí toda la tarde chupando.

Luego salí al pasillo, estaba contento, había tenido bastante verga para un solo día, me di cuenta de que en la pared de enfrente había un espacio vacío entre dos cabinas, algunas veces vi hombres cogiendo en aquel espacio oscuro, también descubrí que a mitad del pasillo había un cuartito vacío, tenía pantalla y todo lo demás, pero no tenía silla lo que lo hacía más amplio, aquel cuartito también lo usaban para coger, algunas veces después de una buena mamada me habían invitado a ir a ese cuartito y me habían culiado, lo único malo de todo esto era la distancia, por lo que no podía ir tan seguido como me hubiera gustado.

Pero aprendí que días había más concurrencia y esos días trataba de ir, también aprendí que si se sacaba un dedo por el agujero significaba que querían verga y si se sacaban dos, es que querían que pusieras el culo.

Un día me di cuenta de que ya habían llenado el hueco vacío con otra cabina, y me metí en el nuevo cuartito, puse monedas y me puse a revisar las paredes y sorpresa, había un hoyo en la pared de la derecha y otro en la de la izquierda, wow, doble placer, en el cuartito de la izquierda no había nadie, en el de la derecha estaba un hombre muy serio, me vio y se salió, luego entro otro, metí un dedo por aquel hoyo y al momento tuve su verga lista para mamar, apenas tenía un ratito mamando aquella verga cuando alguien entro en el cuartito de la izquierda, saqué la verga de mi boca y me asomé por la otra pared, era un chavo de unos 20 o 25 años, delgado, de cabello hasta los hombros, volví a lo mío, seguí mamando aquella verga cuando de repente sentí una mano hurgando mi culo, rápidamente me enderece un poco y me baje el pantalón junto con mis calzoncillos, él siguió manoseando mis nalgas, luego metió un dedo, mmm, lo metía y sacaba, empezó a jalarme hacia la pared y yo entendí, puse mi culo en el agujero y mientras mamaba una verga otra me llenaba el culo, aquello era delicioso, el hombre de la derecha se vino en mi boca, se salió y se fue, rápidamente fue reemplazado por otro hombre que también me dio su verga a mamar, que más podía yo pedir, el jovencito empezó a moverse atrás y adelante más rápido y en cada empujón me hacía tragarme más profunda la verga en mi boca, se corrió en mi culo y se fue, el otro hombre también se vino en mi boca y también se fue, quede lleno de leche en mis dos agujeros, pensando que no podía pedir más.

Continuará…

Continúa la serie