Capítulo 7
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo I
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo II
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo III
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo IV
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo V
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo VI
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo VII
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo VIII
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo IX
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo X
- Desvirgado por el padre y tío de su amigo XI
Ya pasaban 20 minutos de las 7 de la tarde y yo cada vez más nervioso no sabía que hacer, ya tenía la mochila con la ropa que me iba a llevar lista, así como el portátil, teléfono y cargadores, y el tío de Iker, no daba aparecido, no quería salir de mi habitación, temía que mi madre pudiera ver mi nerviosismo e impaciencia, cuando de repente suena el timbre de la casa.
¡Bufff! Suspiré al escuchar la voz de Mario saludando a mi madre, al momento que un fuerte escalofrío recorría todo mi cuerpo, sin esperar a que mi madre me llamara, ya aparecía yo cargado con mis pertenencias, listo para marchar.
Me paré delante de mi madre y Mario, acerqué la cara a mi madre y luego de darle un beso en la mejilla, me despedí de ella diciéndole que sí, que llevaba todo, que no se preocupara, que llevaba dinero suficiente y que no me olvidaba de nada.
El tío de Iker, al ver lo nervioso y apurado que yo estaba por marchar, no se demoró más, volviendo a saludar a mi madre a la vez que se despedía de ella, vino tras mía y luego de abrirme el maletero del automóvil para que metiera mis pertenencias, montábamos ambos en el vehículo a la vez que yo saludaba con la mano a mi madre despidiéndome de ella mientras el automóvil se ponía en marcha.
Nada más ponernos en marcha fue cuando me empecé a relajar un poco, estaba nervioso y excitado y aquella espera por el tío de Iker, todavía me había puesto más nervioso.
Qué pasa, te veo algo inquieto, me decía Mario mientras conducía el vehículo hacia su apartamento.
Sí, le contesté, es que estoy algo nervioso, pensé que ibas a llegar antes y no sabía que hacer en casa.
Pues tranquilo cachorrito que ya estoy aquí. Me llevó algo más de tiempo, he tenido que ir a comprar unas cositas que vamos a estrenar esta noche y me llevó más tiempo de lo previsto, pero tu tranquilo que ya ves que no me he retrasado tanto, ¿eh? Me decía el tío de Iker, llevando su mano a mi pierna, apretándola a la vez que me la acariciaba.
Ya verás como esta noche vas a disfrutar, me decía mientras seguía conduciendo y a la vez que apretaba mi pierna izquierda con su mano.
Bufff, que sería lo que me tendrían preparado el tío y padre de Iker, acababa de decirme que había ido a comprar unas cositas, que sería lo que habrían comprado y que sería lo que me iban hacer. Si ya estaba algo nervioso y un poco excitado por la situación, ahora sabiendo que me tenían una sorpresa, un hormigueo empezaba a recorrer el estómago.
No tardamos mucho en llegar, en menos de 30 minutos ya estábamos entrando en el parquin del edificio donde Mario tenía el apartamento.
Nada más aparcar el automóvil en la plaza que le correspondía, ambos salimos del vehículo, Mario abrió la puerta del maletero y mientras yo recogía mis pertenencias, el tío de Iker aprovechó a meterme mano.
Ven putita, déjame que te abrace, me decía pegándose a mi espalda a la vez que llevaba sus manos a mi entrepierna sobándome los genitales mientras su boca mordía mi oreja susurrándome, mmm, que ganas tengo de tenerte desnudito y a mi entera disposición, ya verás cómo te voy a hacer gozar, cachorrito. Esta noche vas a disfrutar como nunca, vas a chillar y gemir pidiendo clemencia.
Joder, ni siquiera había podido sacar mis pertenencias, y el muy cabrón ya me tenía empalmado. Me había empezado a poner colorado como un tomate maduro y la calentura que empezaba a subir por mis huevos me estaba haciendo que mi polla se pusiese dura como un fierro candente. Me revolví mientras él me apretaba a su pecho, y al hacerlo restregué mi adolescente culito por su verga, pudiendo notar lo duro y caliente que se le podía notar el bulto que tenía en medio de las piernas.
Menos mal que en aquellos momentos escuchamos como entraba en el parquin un vehículo, si no, el muy cabrón del tío de Iker hubiera sido capaz de follarme allí mismo. La verdad es que mucho no le había faltado, pero gracias a que escuchamos el ruido del vehículo, este me soltó, pudiendo yo terminar de coger mis cosas. Nada más sacar mis pertenencias, Mario cerró la puerta del maletero, marchando ambos hacia el ascensor, donde una vez en él, subimos para la última planta que era donde tenía el apartamento.
Nada más llegar el ascensor, Mario abrió la puerta aguantando para que yo saliera del mismo, luego abrió la puerta del apartamento, entramos ambos y luego de cerrar la puerta me llevó a uno de los dormitorios, donde pude dejar mis pertenencias.
Aquí cachorrito, aquí puedes colocar tus cosas, tienes toda la habitación para ti solito, ahí en el armario tienes perchas y toallas en los estantes, así que ve colocando y ordenando tus cosas que yo voy a ponerme cómodo y preparar las cosas que he comprado. Vamos a probarlas antes de cenar y de que venga Oscar. No se si Oscar vendrá para cenar o ya vendrá cenado, ya nos llamará diciendo si tenemos que esperarlo, ponte cómodo, cachorrito que enseguida vengo.
Y allí me quedé solo, viendo como Mario se iba a preparar mientras yo acomodaba mis pertenencias. Pertenencias que enseguida terminé de colocar, pues no eran muchas las que había echado en la mochila para pasar aquellos 15 días que iba a estar fuera de casa, tan solo llevaba un pantalón tejano además del que llevaba puesto, un chándal junto a un pantalón muy finito que se apretaba como si fuese un pantalón de chándal, lo usaba para ir a la playa o piscina, 2 sudaderas junto a 3 camisetas de manga corta además de la que llevaba puesta, 4 pares de calcetines junto a 4 calzoncillos tipo bóxer, que eran los que solía utilizar, 2 bañadores y la toalla que llevaba cuando iba a la playa, un par de zapatos además de las zapatillas deportivas que llevaba puestas. Así que con aquellas pertenencias que llevaba, enseguida terminé de colocar todo, llevé al baño los enseres de limpieza, peine, cepillo de los dientes, pasta dentífrica y champú.
Cuando salí del baño de dejar las cosas de aseo, dejé el portátil sobre la pequeña mesa que había, miré el teléfono por si tenía algún mensaje, mientras revisaba los mensajes, entró en la habitación Mario.
¿Ya estás listo? Me dijo Mario al verme revisando los mensajes del teléfono.
Sí, le contesté viendo cómo se acercaba con una pequeña bolsa en la mano, esbozando una ligera sonrisa.
Pues ven para aquí cachorrito que vamos a probar como te queda lo que te he comprado. Dejó la pequeña bolsa sobre la cama, se acercó a mí, y mientras yo terminaba de revisar los mensajes del teléfono, él rodeándome con sus brazos, me pegó a él, empezó a morder la oreja y base del cuello, empezando a sacar la camiseta que llevaba puesta. Ven cachorrito, ven que me tienes que ya no aguanto más, quiero ver como te queda lo que te compré y quiero probar este rico culito antes de cenar, me iba susurrando mientras yo dejaba que me fuese quitando la camiseta mientras iba revisando los mensajes que tenía.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemí al notar como sus dientes se clavaban en la base de mi cuello y sus dedos empezaban a apretar mis pequeños pezones una vez me hubo quitado la camiseta, ¡ooohhh ohhh! Volví a gemir al notar su boca mordisquear mi cuello, su mano apretaba manoseando mi pequeño pezón a la vez que su otra mano bajaba por mi abdomen acariciándome, mientras iba en busca de mi cinturón para aflojarlo.
Al notar su mano recorrer mi vientre, ya no pude seguir revisando el teléfono, como pude lo dejé sobre la pequeña mesa y mientras Mario empezaba a aflojar mi cinturón, yo llevaba mi mano a su entrepierna empezando a manosear aquella gorda y dura polla que tenía. Mientras jadeaba y gemía dejando que Mario me fuese desvistiendo, yo con mi mano palpaba su duro y gordo mástil, tratando de bajarle la cremallera del pantalón.
¿Tienes ganas, eh putita?
¿Te gusta la pollita, eh cachorrito? Me iba diciendo el tío de Iker, mientras me iba desnudando.
Cuando ya consiguió aflojarme el cinturón, con su otra mano giró mi cabeza hacia él, llevando su boca a la mía empezó a morder los labios. Mordía y comía mi boca con desesperación y mientras metía su lengua en mi boca, con su otra mano empezaba a bajarme el pantalón.
Ya maricón ya, no desesperes, ya se que tienes ganas de que te meta la polla en el culo y haga mío, pero primero vamos a probarte lo que te he comprado, me decía dejando que cayera el pantalón por mis piernas. Metió su mano por dentro de mi bóxer, haciendo que me estremeciera pegándome más a él. Sobó mis genitales a la vez que terminaba de bajarme el bóxer. Viendo cómo me retorcía gimiendo, pasó su mano por los cachetes de mi adolescente culito, parándose a palpar mi caliente agujerito mientras me susurraba al oído, ¿tienes ganas, eh? ¿te pica el ojete, verdad cachorrito?
No te preocupes, que pronto te aliviaré esa picazón que tienes, ahora vamos a probar lo que te he comprado, me dijo terminando de bajarme el bóxer junto al pantalón.
Mientras yo me sacaba las deportivas y terminaba de sacarme el pantalón y bóxer, Mario sacaba de la pequeña bolsa de plástico, un diminuto tapa rabos. Era un pequeñísimo tanga que solo tapaba mi rabo, luego tenía un delgadísimo hilo que iba desde la base de mis huevos por toda la rajita de mi culito hasta llegar a la cintura donde una estrecha banda elástica, recorría mi escuálida cintura, era de color rojo, pero aquello era tan pero que tan diminuto que era como si no llevara nada puesto, solo se limitaba a sujetar y tapar mi rabo. La verdad es que cuando me ví con aquello puesto, al verme al espejo, me vi muy sexi. Además, se veía cómodo, era como si no llevara nada puesto.
Mario al verme con aquello puesto, no dejaba de acariciarme los cachetes de mi adolescente culito, me decía:
Te queda perfecto, te ves muy sexi con el puesto, cuando te vea mi hermano Oscar, no sé si podrá resistirse.
Luego Mario volvió a la bolsa, sacando un artilugio de metal, era de acero, que no sabía que era cuando me lo enseñó, quedé mirando con extrañeza hasta que Mario me dijo de que se trataba.
No te asustes, solo es una pequeña jaula, es para el pene, es una jaula de castidad. Vamos a ver como te queda, tiene para regularse, así que no creo que haya ningún problema.
Yo miraba para aquel artilugio que Mario me enseñaba, miraba con preocupación, hasta que Mario viendo mi cara de extrañeza, acercándose a mí, bajó el pequeño tapa rabos, dejando mi polla y genitales al aire, disponiéndose a colocarme aquel artilugio.
Cuando me lo hubo puesto, mi polla quedaba mirando hacia abajo, no dejando que mi polla se pudiera empalmar por completo. Llevaba un anillo que iba por detrás de mis huevos, luego la pequeña jaula donde iba introducida mi polla, quedando una pequeña abertura por donde asomaba el glande. Era para que pudiera mear sin tener que sacarme dicha jaula, lo malo es que cuando me empalmaba, aquello me impedía hacerlo en su totalidad, además que la parte que sujetaba la jaula a la anilla que iba por detrás de mis huevos, impedía que mi polla se levantase por lo que siempre me quedaba la polla mirando para abajo. No era molesta, pero sentía una extraña sensación, era como si estuviera preso y no pudiera hacer nada.
Menos mal que aquello no abultaba mucho, pues al colocar el diminuto tapa rabos, aunque se notaba más abultado el paquete, no era muy exagerado lo que se notaba, lo único es que mi polla con dicho artilugio siempre estaba mirando al frente, era como si estuviera permanentemente empalmado.
Luego de dejarme encerrada mi polla en aquella jaula, así como estaba con la polla enjaulada y el tapa rabos puesto, Mario llevándome sujeto por la mano, me llevó a su habitación donde me esperaban más sorpresas. Nada más entrar en la habitación, ya pude ver esparcidos por la cama varios artilugios más. En lo primero que me fijé, fue en un enorme consolador y un tapón anal, cosa que supe después, pues era la primera vez en mi vida que veía uno. Junto a estos artilugios había un antifaz, varias esposas y cadenas y luego lo que pude saber de que se trataba, pues eran unas pinzas para los pezones, lo supe porque fue lo siguiente que probé.
Lo primero que hizo Mario, fue coger aquellas pinzas y empezar a colocarlas sobre mis pezones. Fue regulándolas hasta que el dolor era soportable, lo único malo es que estas llevaban una cadena que al tirar de ellas hacían que mis pequeños pezones se estiraran y sintiese como las pinzas presionaban los mismos haciéndome dar pequeños chillidos.
Luego de colocarme las pinzas en mis ya hinchados pezones, Mario empezó a colocarme unas tobilleras de cuero, estas llevaban unos mosquetones para sujetar y una argolla donde luego supe que se podía enganchar una barra separadora, era para poder mantenerte totalmente abierto de piernas.
Luego de dejarme colocadas las tobilleras, hizo lo mismo con las muñequeras, eran también de cuero y podían sujetarse entre ellas a modo de esposas o sujetarse a las tobilleras, cosa que no tardé mucho en saberlo, pues fue la primera de las posturas que Mario me hizo probar luego de sacarme el diminuto tapa rabos.
Nada más terminar de colocarme las muñequeras, lo primero que hizo fue ponerme el antifaz, dejándome sin poder ver, luego me sacó el pequeño tapa rabos y haciéndome sentar sobre la cama, colocó la barra separadora, haciendo que mis piernas quedaran totalmente abiertas e inmovilizadas. Me hizo tumbar sobre la cama a la vez que sujetaba mis manos a las tobilleras utilizando los mosquetones de estas, dejándome como un pollo asado, abierto de piernas y totalmente expuesto.
Al no poder ver nada, no sabía lo que Mario estaba haciendo, hasta que noté como su mano recorría todo el canal de mi adolescente culito, pudiendo notar algo frío en la entrada de mi agujerito, eran los dedos de la mano de Mario que me estaba lubricando la entrada anal con un lubricante, ¡ohhh! ¡ooohhh! Suspiré al notar sus dedos presionar mi esfínter colándose estos en mi interior.
Así cachorrito así disfruta que vamos a prepararte para que puedas gozar de mi polla, primero vamos a lubricarte un poquito el chochito y que puedas probar el Blutt plug que te he comprado, es un tapón anal hinchable para que podamos dilatar bien tu esfínter, luego ya probaremos el consolador, con ese consolador si podré abrirte bien el agujerito así será más fácil poder realizar el fisting y hacerte disfrutar como tu adolescente culito te pide.
Luego de lubricarme con sus dedos el ano, noté como un objeto empezaba a entrar por mi expuesto culito, era el tapón anal que Mario me estaba empezando a introducir por el culo, ¡ohhh! ¡ooohhh! Gemí al notar como aquel objeto se introducía una y otra vez por mi agujero. Era Mario que lo introducía y sacaba una y otra vez, haciendo que mi esfínter se abriera y cerrara continuamente. Mételo, mételo todo por favor, le pedía sin poder parar de gemir.
Ah cachorrito, te gusta ¿eh? Te gusta como te abro una y otra vez el culito, ¿eh pequeño maricón?
¡Ohhh! ¡ooohhh! Mételo, mételo todo, le pedía suplicando que lo metiese a fondo y parara con aquella tortura que me estaba haciendo pasar. Notaba la polla querer empalmarse, pero esta llegaba un momento que no podía hacerlo, por lo que la frustración que sentía era cada vez mayor, hasta que por fin el cabrón del tío de Iker metió a fondo el blutt plug y al poco este empezaba a hincharse en mi interior haciendo que mi esfínter anal se fuese dilatando cada vez más y más.
Cuando ya mi culo estaba totalmente abierto y dilatado a todo lo que el tapón anal le permitía, Mario empezó a acariciar mi vientre y abdomen.
Que cachorrito, te gusta lo que te hago ¿verdad? Mira como gimes y disfrutas, me decía acariciándome con su mano el vientre y abdomen.
Vamos a ver como chillas dijo Mario tirando de las cadenas que sujetaban las pinzas con las que presionaba mis pequeños pezones.
¡Ahhh! ¡aaahhh! ¡aaahhh ahhh! Grité notando como aquellas pinzas mordían mis pequeños pezones haciendo que estos se estiraran cuando Mario tiraba de las cadenas que los sujetaban. Dios, me sentía impotente, me tenía totalmente inmovilizado, pero la verdad es que el muy cabrón me estaba haciendo gozar, lo malo era que la polla no podía ponerse dura de todo, cuando más estaba gozando, notaba una pequeña frustración al no poder que mi polla se empalmara por completo, cuando la erección llegaba a lo máximo que la jaula le permitía a mi polla, esta al no poder seguir empalmándose, la jaula presionaba mi polla hacia abajo haciendo que la erección de la polla volviese abajar, dándome una pequeña frustración, era como sentirse impotente.
Así me tuvo un buen rato el cabrón del tío de Iker. Tenía los pezones hinchados y doloridos y la frustración que sentía al no poder empalmarme y aliviar mi pobre polla, me hacían estar cada vez más caliente, notaba mi culito palpitar y cada vez más caliente y deseoso de que me metiera la polla por el culo y empezase a follarme salvajemente.
¡Fóllame! ¡fóllame! Le pedía insistentemente al tío de Iker. Méteme la polla y préñame, no aguanto más, quiero que me folles, ¡fóllame joder! Le pedía desesperadamente.
Bueno Nandito, pequeño maricón, ahora vamos a cumplir tus deseos y darte polla.
Sentí como se quitaba la ropa y al poco como Mario volvía empezando a acariciar mis piernas y culo con sus manos. Con una mano apoyada sobre la barra separadora impulsaba un poco más mis piernas hacia mi pecho, haciendo que mi culito se levantase más quedando este aún más expuesto. Con la otra mano mientras la iba bajando por mis piernas, la llevó hasta el tapón anal, empezando a moverlo haciéndome soltar pequeños gritos. Deseaba que lo quitase y me introdujese de una puñetera vez la gorda polla que se gastaba, quería sentirla dentro y no dejaba de morderme los labios y pedirle que me follara, ¡fóllame! ¡fóllame! Le pedía una y otra vez.
Por fin el muy cabrón de Mario me sacó el butt plug del culo a la vez que metía 2 de sus dedos en mi agujero diciendo:
¡Uy maricón! Mira que abiertito tienes el agujerito, mira con que facilidad entran mis 2 dedos, ahora si que parece que tienes un lindo chochito. Mira mira con que facilidad te entran, me decía metiendo y sacando sus dedos por mi culo una y otra vez haciéndome retorcer de gusto.
De pronto noté como Mario se pegaba más a mí, pudiéndole notar como su pelvis se pegaba a mi culo sintiendo al momento sus huevos posarse en la entrada de mi caliente ano y como este me decía:
Mira como me tienes, nota que hinchados tengo los huevos, notas como me tienes cachorrito, pues no te preocupes que ahora voy a descargar toda la leche que contienen dentro de tu lindo culito.
Noté como sus pelotas acariciaban la entrada de mi ano y como Mario iba pasando la punta de su polla por mi caliente y abierto culito, cada vez que apoyaba sus huevos, notaba algo raro, era como algo metálico, luego supe que él se había colocado en la polla un anillo doble, era para retardar la eyaculación y hacer que su verga se hinchase más e incluso pareciese que tenía una polla mucho más grande.
Cuando por fin colocó la punta de su polla en la entrada de mi agujerito, notando como él se colocaba pegándose más a mí, cuando siento como de una sola estocada me introduce toda su verga por el culo, haciéndome dar unos escandalosos chillidos.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillé notando como su polla entraba por mi culo haciéndome estremecer de gusto.
Ya maricón ya, ya la tienes toda dentro, ¿es lo que querías no? Pues ahora disfruta de ella, me decía bombeando sin piedad una y otra vez haciendo que sus huevos chocaran con la entrada de mi adolescente y caliente ano.
Sentía chocar su pelvis una y otra vez contra los cachetes de mi culo y como su gorda verga entraba una y otra vez por mi caliente culo. Se podía escuchar mis gemidos junto a los gruñidos que daba el tío de Iker y como su pelvis golpeaba una y otra vez contra los cachetes de mi culo, incluso se podía escuchar el ruido que hacia su polla cada vez que se introducía por mi culito, chof, chof chof chof, chof, chof chof chof.
Así cachorrito así gime y chilla pequeño mariconcito, gime que ya verás que preñado te voy a dejar, te voy a llenar de leche hasta que te salga por las orejas pedazo de maricón.
Yo chillaba y gemía retorciéndome de gusto, notaba la gorda polla del tío de Iker entrando una y otra vez por mi culo, como sus huevos y pelvis golpeaban contra mí y como con cada culeada que Mario me daba, este tiraba de las cadenas que colgaban de las pinzas que presionaban mis pequeños pezones, haciéndome chillar aún más.
En los huevos notaba un constante gustito que hacía que un escalofrío recorriese por toda mi columna vertebral haciéndome delirar de tanto gusto que estaba sintiendo.
Ya empezaba a estar cansado con aquella postura que tenía, pero el cabronazo de Mario no parecía tener fin, era como si no se cansara de introducirme la polla por mi culo una y otra vez, cuando por fin le pude escuchar que ya se venía.
Ya maricón ya, ya me viene, ya te voy a preñar, cachorrito.
¡Ohhh siií! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Me corro, me corro, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba una y otra vez el tío de Iker, llenándome el culo de leche, dejándome preñado insertándome en lo más profundo de mis entrañas su semen.
Dejó que su polla fuese soltando todo el esperma que sus huevos contenían dentro de mi adolescente culito, hasta que de su polla ya no salía nada y esta se fue resbalando hasta salir de mi preñado y caliente culito.
Cuando Mario por fin pudo recuperar la respiración y su polla ya había salido de mi culo, fue cuando me quitó el antifaz con el que me había tapado los ojos para que no pudiera ver nada, luego volvió a ponerme el butt plug en el culo, lo volvió a inflar para que me quedase bien ajustado, me liberó las manos de los pies donde me había esposado, pero sin sacarme ni las muñequeras ni las tobilleras de cuero que me había colocado, luego me sacó la barra espaciadora que hacía abrirme de piernas, dejó que cogiera algo de aire y así que vio que me había recuperado un poco, viendo como mi pobre polla no dejaba de soltar líquido preseminal, me pasó el tapa rabos que más bien parecía un hilo dental, me dijo que me lo pusiera y quedara con el puesto así como estaba, que no creía que su hermano Oscar tardara mucho, que quería que me viera así a ver qué impresión le daba.
Y eso hice, así como me había dejado, con las muñequeras, tobilleras pinzas y la jaula de castidad puesta, solamente tapada por aquel diminuto tanga, me quedé, incluso me tuve que quedar descalzo, pues no me había acordado de traer unas chanclas ni zapatillas, pero la verdad es que daba igual, en aquel apartamento además de no hacer frío alguno, el suelo estaba todo de parqué de corcho y andar descalzo hasta daba gusto.