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Alfredo IV

Alfredo IV

Propuse que fuéramos al mismo pub donde Alfredo y yo nos habíamos conocido, Víctor había estado allí, nos dijo.

Fuimos en el coche de Alfredo. Era una gozada para mí sentirme protector de aquellas dos personas ayudándolas a entrar y salir del coche, a tomar sus manos, a cerrar la clavija del aparato de Alfredo, me ponía muy excitado.

Entramos, tomamos una mesa, pedimos unas copas y comenzamos la charla. Le pregunté a Víctor si sabía de alguien más del grupo que estuviera abierto al sexo sin fronteras. Sonrió y me contestó que a él le atraía Candelaria, la señora en silla que tenía polio en ambas piernas, y que mientras trataba de seducirla, había hecho mucha amistad con su hermano Rafael. Nos contó que Rafael le había confesado que era bisexual. Su hermana lo sabía y lo admitía. Víctor sospechaba que ambos hermanos mantenían una relación más que de hermanos.

Le pregunté si había compartido sexo con Rafael, descaradamente me dijo que sí, que en varias ocasiones pero que no habían pasado de meros juegos, sin penetraciones.

Propuse que podríamos ampliar nuestro “particular club” intentando un acercamiento a Rafael. Quedamos en hacerlo cada uno por nuestro lado, pero siempre con el compromiso de que cualquier ampliación sería para disfrute de todos. Lo aceptamos y así lo acordamos.

Saqué a bailar a Víctor, con el consentimiento de Alfredo. Coloqué su mano flácida sobre mi hombro, le tomé por la cintura y lo apreté contra mí procurando sentir su polla lo más cerca posible a la mía. Nos las notamos muy pronto. Mientras me movía para excitarnos más, le besé su oreja y su boca se revolvió buscando la mía, con su lengua abrió mis labios y metió toda la lengua suya en mi boca, estaba impregnada de saliva. Su brazo flácido se caía a cada instante por lo que se lo sujeté alrededor de mi cuello.

Cuando la música cesó nos dirigimos a la mesa y nos sentamos, pero Víctor tomó el lugar que antes ocupaba yo, junto a Alfredo, quedando en el centro de Alfredo y mío. Puso su mano buena sobre la pierna flaquita de Alfredo, acariciándola y subiendo poco a poco hasta su entrepierna, comenzando a masajearle su paquete que esta a reventar, mientras yo con su mano inerte, la apretaba contra el mío. Sentir su frialdad en mi mano, era algo sutil para mí, por lo que me fui calentando de una manera muy grande. Bajé mi cremallera y metí esa mano, como pude, en mi slip, me corrí en el acto. La saqué y chupé cada uno de sus dedos hasta dejarla tan limpia como había entrado.

No dejábamos de acariciarnos. Era una sucesión de toqueteos, caricias y besos desenfrenados. Tanto desenfreno teníamos, que un camarero se nos acercó y nos dijo si queríamos pasar a un cuarto reservado, cosa que no dudamos en hacer. Nos acompañó hasta un cuarto muy coqueto con una enorme cama. El camarero me dijo que era un servicio complementario y que había que abonarlo. Me quedé en la puerta del cuarto para pagarle al camarero, mientras Alfredo y Víctor entraban. Mientras sacaba los billetes de mi cartera el camarero me tocó la polla y me dijo:

Se veía que tenía que estar caliente con los dos que está. ¿Envidia? Le dije Bastante, pena que estoy trabajando. ¿Les traigo preservativos? No, todos somos “legales y limpios” Qué suerte. . . y encima a pelo, me contestó.

Me dio un beso en la boca y se marchó.

Cuando entré. Víctor trataba de bajarle el pantalón a Alfredo, no dándose cuenta en su precipitación de cómo hacerlo. Me acerqué y se los quité yo. Cuando procedía a quitarle el aparato me dijo que no lo hiciera, que le ayudase a desvestirse a él, para tardar menos.

Le desvestí, era muy distinto a Alfredo, su culo perfecto, sus huevos perfectos, su polla que ya conocía era bella. Alfredo le miraba con lujuria. Nos tumbamos los tres en la cama. Les dejé jugar a ellos. Víctor me pidió que le ayudase a ponerse sobre Alfredo en posición para un 69, lo hice, tomó la polla de Alfredo y se la introdujo íntegra en su boca. La suya estaba ya alojada en la de Alfredo que chupaba con los ojos muy cerrados y con fuerza.

Como pude metí una mano bajo Alfredo y traté de llegar a su culo, introduciéndole dos de mis dedos. Con la otra mano manipulé el culo de Víctor, era más estrecho por lo que solo pude introducir un dedo que quedó aprisionado por su esfínter como intentando que no se escapara. Mi polla se rozaba alternativamente con uno y con otro cuerpo.

Cuando procedía a meterle tres dedos al culo de Alfredo, Víctor me dijo que le ayudara a poner en el borde de la cama, que le sujetara y que Alfredo se lo follara estando en pié. Así lo hicimos, pero con la salvedad de que Víctor apoyó su cabeza en mi entrepierna aprovechando para meter todo mi polla en su boca. Alfredo le embestía con fuerza, que a la vez me trasmitía la boca de Víctor. Cogí la mano inerte y la llevé a mis huevos. Entre sus chupadas y aquella mano en mis huevos me corrí en su boca sin poderle avisar, cosa que al parecer le agradó. Su convulsión al recibir mi chorro le hizo cerrar mas aún su esfínter lo que provocó que Alfredo se corriera dentro de él. Rápidamente separé mi polla de la boca de Víctor, me levanté y me puse en su espalda, de rodillas y lamí su ojete impregnado de la leche de Alfredo que tanto me gustaba. Alfredo estaba a mi lado, su polla estaba flácida. La agarré y comencé a manosearla sin dejar de lamer con mi lengua el culo de Víctor.

Los tres nos tumbamos a descansar en la cama. Propuse irnos a casa, pero Víctor nos dijo que le gustaría que conociéramos la suya.

Nos vestimos. Salimos y me acerqué al camarero para indicarle que el cuarto quedaba libre. Se me acercó y me preguntó ¿qué tal había estado?. Le contesté que no habían números para dar una puntuación. Me dijo si algún día podría él participar. Le miré, le dije que me dejase su teléfono y que le contestaríamos. Me notó el número, mientras sobaba su culo con mi mano. Nos besamos de nuevo y salí hacia el coche donde los dos me esperaban para ayudarles a entrar.

Felices, relajados y con ganas de continuar tomamos rumbo hacia la casa de Víctor.

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