Esta fue una de tantas fantasías que he realizado con mi «amiga» que aunque tiene novio nunca lo ha hecho con él y sin embargo conmigo cumple todos sus sueños.
Una noche mandándonos SMS subidos de tono me comentó que le gustaría hacerlo en un sitio distinto, que había soñado en la universidad en la misma aula donde yo voy, (ella no estudia) le dije que precisamente en el aula era muy difícil pero que ya tenia pensado un sitio discreto.
Por fin quedamos un día para llevar a cabo una aventura, ella quería pero temía que alguna amiga suya o de su novio la viera por el campus, a final se atrevió y fue. (todo esto aún sin saber el sitio que yo había escogido)
Yo tengo las clases por la mañana pero algunos días me quedo por la tarde para ir al gimnasio de la universidad, solo le dije que llevará un chándal !!!
La espere a la entrada del gimnasio y entró conmigo como si fuésemos a natación (el segurata se lo mamo, que tonto) fuimos directos a los vestuarios y allí comenzó todo.
A lo primero estaba nerviosa por si nos cogían pero poco a poco con las caricias y los besos nos fuimos dejando llevar los dos hasta que nuestros labios nos sabían a poco y las ropas empezaban a estorbar, me desnudo como una loca y me dijo: «desnúdame poco a poco y ya veras…» pues bien fui bajando la cremallera de su chándal, dejaba ver una camiseta blanca ceñida y que dejaba entre ver algo rojo por dentro, después le quité el pantalón mientras acariciaba con mis manos sus suaves y contorneados muslos deseosos de mis caricias, por ultimo le quite la camiseta y pude ver una especie de corpiño rojo que por si no fuesen ya sublimes sus pechos los realzaba mucho mas, yo me quedé perplejo mirando ese cuerpazo que estaba a mi entera disposición, ella lo notó y me dijo que era una sorpresa que me quería dar y que si le gustaba, y les respondí que me encantaba y me acerque a ella para besarla y enredarme con su lengua, mientras, no paraba de cogerle ese culo respingo con mis manos ella me fue acariciando mis testículos y fue haciendo que me fuera empalmando con solo rozar sus dedos por mi capullo, otra vez presa los dos de la lujuria se quito el corpiño y empecé a besarle todo su cuerpo de arriba abajo haciendo hincapié en esos pechos redondos y firmes que poco a poco se pusieron más y más tiesecitos.
Seguía bajando mi lengua hasta que llegue a su conejo (la verdad es que algo espesito, me prometió que la próxima estaría rasurado para facilitarme las cosas) empecé a acariciárselo, separando y juntando esos labios tan rosados y calientes, le daba pequeños lametones que le hacían cerrar los ojos y dar un pequeño gemido, casi un suspiro, estuve algún tiempo con mi cabeza entre aquellos poderosos muslos que me tenían atrapado y cada vez que daba un lametón se cerraban de gusto, por fin empezó a segregar sus jugos y estar como poseída y se derrumbó al suelo haciéndome ponerme en posición para practicar un 69, ella estaba loca y empezó a chuparla con unas ganas que me hacían casi perder la respiración y no me dejaban que yo pudiera seguir con su clítoris el cual lo cogía con mis labios hasta que lo puse bien durito y grandote, sin darme cuenta me corrí en su boca después nos dimos la vuelta, nos levantamos del suelo, le besaba el cuello, le mordisqueaba las orejas mientras estábamos abrazados cogió mi rabo lo acarició con sus dedos mágicos hasta que consiguió ponerlo otra vez duro (cosa que le costo pocos segundos) se lo puso en la puerta de su conejo y movió su cintura para que yo notara que sus labios me estaban esperando, me miró y sin decirme nada me agarró por detrás y me unió a ella.
Cuando sitió como se llenaba toda su vagina pude ver como echó la cabeza hacia atrás, sus ojos se cerraron y se le escapó un gemido mayor, entonces la agarré del culo y la subí encima de mí se agarró a mi cuello y la empecé a mover de arriba abajo, yo sentía un placer indescriptible a veces se me doblaban las rodillas del goce tan aterrador, con mis manos sujetándola por el culo sentí como lo tenía de calentito y casi sin darme cuenta uno de mis dedos empezó a meterse por su agujerito sin que ella se opusiera, presos de la lujuria y el desenfreno ella se bajo de encima de mi la puse a cuatro patas y con sumo cuidado empecé a encularla cosas que poco a poco empezó a gustarle y cada vez los movimientos eran cada vez de mayor intensidad mis manos la agarraban por la cintura, frotaban su espalda y hasta le agarraban sus voluminosos pechos.
Así llegamos al final de nuestra aventura cada uno nos duchamos en nuestras duchas correspondientes y salimos a la par que el grupo de natación los cuales se quedaban extrañados por no habernos visto en la piscina.