Mi ama hace conmigo lo que le place

Reconozco que no soy todo lo sumiso que debiera, en realidad con el resto del mundo (a pesar de mi timidez) en cuanto tengo algo de confianza soy bastante borde y discuto cualquier argumento aunque sepa que la otra persona tiene razón sólo por llevar la contraria, pero con mi ama no puedo y ella sabe que puede hacer conmigo todo lo que le plazca y que puede usarme como desee, a pesar de esto el ser humillado por una mujer (aunque lo desee y disfrute con ello) hace que salga mi orgullo a relucir, incluso el último día que estuve con ella volví a defraudarle, reconozco que a veces me aprovecho de lo buena que es conmigo y mi orgullo me delata, lo que hace que se enfade y yo en el fondo soy el que más lo siente, cuanto más disfruto es viendo feliz y complaciendo a mi Señora y soy incapaz de darle una alegría.

A veces lo he pensado, y aunque muchas veces me amenaza con expulsarme o entregarme a otra ama más severa para que de verdad sepa lo que es la disciplina, creo que se lo ha tomado como un reto personal, me ha ordenado que me presente ante ella y aquí estoy, de pié observando como ella, sentada en su trono termina de leer un libro, es perfecta, con que suavidad pasa cada una de sus hojas, como cruza sus interminables piernas, como se levantan sus pechos con cada uno de sus suspiros, como se aparta el pelo que le molesta cuando cae sobre su ideal rostro… por fin termina, cierra el libro y mirándome a los ojos me dice:

– Hola Lete, pero bueno todavía estás así, ¿cuántas veces tengo que decirte que en mi presencia debes estar completamente desnudo y arrodillado?

Contemplando tanta belleza me había quedado absorto en mi pensamiento, olvidando mis obligaciones.

– Ruego me disculpe, mi AMA -respondo nervioso. – Desde luego está claro que contigo no puedo ser buena, mira que sabes que no me gusta castigarte, pero no aprendes…

Una vez completamente desnudo me acerco a ella y me arrodillo para que me imponga el collar de perro al cuello y el arnés que aprieta mi polla y huevos, desde ese momento ya no tengo escapatoria, ya no puedo hacer nada, mi orgullo desaparece, mis ideas de rebeldía dejan de existir y me convierto en su juguete, soy simplemente algo de su absoluta propiedad, es dueña de mi cuerpo, alma, mente y espíritu, soy de su posesión y no puedo hacer nada, su superioridad y mi debilidad son infinitos una vez enfrente.

– ¡Qué! te gusta ¡eh! perro, ¿ahora no me criticas? Lo ves puedo hacer contigo lo que quiera ¿ahora no dices nada? – Mi ama suplico perdón, soy suyo puede hacer conmigo todo lo que desee, mi rebeldía y orgullo han desaparecido, seré mucho mejor esclavo… se lo aseguro, mi ama. – Ya no te puedo creer, tu palabra cada vez vale menos. – Lo sé mi ama pero esta vez es diferente.

Pronto se levanta de su sillón y eso quiere decir que debo tumbarme en el suelo boca arriba para que ella pise mi miembro y lo use como suyo mientras la contemplo desde esa perspectiva y no puedo evitar excitarme pensando que alguien tan perfecto puede estar perdiendo su valioso tiempo con algui en que es tan poca cosa.

Cuando se cansa de juguetear con mi pene y tirando de la correa que une mis huevos y cuello con su mano, me hace ponerme a cuatro patas para tirando de mi arrastrarme hasta un potro atando cada una de mis extremidades a sus patas.

– Mira que intento ser dulce contigo, pero no hay manera…-me decía. – Lo siento mi ama, cambiaré seré más dócil. – Ya… eso me lo has dicho demasiadas veces, ya no puedo creerte. – Se lo aseguro, soy un esclavo nuevo. – Eso tenlo seguro. Y ahora calla puto esclavo.

Mientras me ordena que me calle y con el látigo en la mano empieza a fustigar diferentes zonas de mi cuerpo, piernas, espalda, brazos, polla,… mientras dice «esta por desobedecerme, esta por rechazarme, esta por abandonarme, esta por tocarme, esta por criticarme, esta por contradecirme, esta por correrte sin mi permiso, esta por dudar de mi superioridad,… esta porque me apetece…». Con cada uno de sus latigazos no puedo evitar disfrutar de esos momentos de placer y dolor con lo que mi polla crece mas.

Mi señora me ha dejado solo durante unos instantes, cuando vuelve y sin decir palabra empieza a ponerme vaselina en el culo

– dios, no mi ama – no puedo reprimirme, gritando durante los primeros días de mi doma, mi Señora ante mi temor que yo tenía a ser penetrado me había dado el privilegio de no ser sodomizado, y ella aceptó no hacerlo si no era necesario conformándose con mi palabra de que yo me prestaría a ser enculado cuando ella lo desease, pero sin llegar nunca a realizarlo sobre mi; hasta cierto punto me sentía un esclavo especial porque mi ama no me lo hiciese, pero debía de haberla enfadado mucho cuando ahora lo iba a hacer

– Ya sabes lo que voy a hacer ¿verdad? – Mi ama no por favor, eso no, se lo suplico seré mucho más sumiso se lo prometo, pero eso no, no me enculé, por lo que más quiera.

– Tus súplicas no te servirán de nada, te mereces un buen castigo.

– Mi Señora como Vd. desee, pero no es necesario llegar a esto para que sea un mejor siervo, ¡por favor no me sodomice!.

– Cállate, no quiero oír tus lamentos, ni siquiera un sólo ruido tuyo mientras te penetro o recibirás un castigo aún mayor.

– Perdone mi ama , no diré nada más.

– A callar y así lo hace, una vez finalizó de aplicarme la vaselina, se pone delante mía y me enseña el consolador que me iba a penetrar, me parece inmenso, realmente no sabía por donde iba a meterlo con un ojete tan pequeño como el mío, estoy acojonado y callo, con tal de que pase lo más rápidamente posible.

Lo saca y lo mete, una y otra vez, llega hasta el fondo por momentos pienso que me va a atravesar, ahora si que puedo decir que ha aniquilado toda resistencia, su control sobre mi es absoluto…

Me conoce demás cuando termina me deja sólo durante unos momentos, pensando en que al menos a valido la pena si he satisfecho a mis señora, cuando vuelve se pone delante mío y yo con el poco orgullo que me queda levanto la mirada para contemplarla, a pesar de lo que me había hecho me siento bien conmigo mismo y más después de ver su cara de satisfacción por el triunfo obtenido, en el fondo me había gustado por ver que había complacido a mi Señora y más ahora que la estoy contemplando, está increíble con su maravillosa

– Todavía no he acabado contigo -me dijo.

Me desata y tirando de la correa me lleva entre arrastras y a cuatro patas hasta su habitación

– Esto ha sido sólo el principio, perro. Yo ya no me atrevo a decir nada, ya me puedo esperar cualquier cosa, una vez en su dormitorio me ata los piernas y las manos a la espalda, me hace sentarme en una silla, a la que me ata uniendo mis muñecas con mis tobillos, esta vez si que ha atado bien, no hay forma de mover un músculo, esto y completamente inmovilizado, posteriormente me amordaza y me venda los ojos. Ya no sé que pensar, no quiero ni imaginarme lo que me podría pasar. Pero pronto lo iba a notar, eran los pellizcos de una pinzas las p

– ¿deseas correrte? -me preguntó dulcemente acercando su boca a mi oído

Yo sin poder decir palabra sólo muevo la cabeza en señal de afirmación, mientras ella continúa manejando mi miembro a su antojo

– ¿De verdad que lo deseas? ¿lo deseas mucho? – me volvió a preguntar, ahora en la otra oreja mientras, muevo la cabeza cada vez más rápido, me tiene en sus manos pero es un placer indescriptible, la corrida iba a ser de las que hacían época y cuando siento por las tuberías de todo mi cuerpo, que el volcán en erupción en que se ha convertido mi polla va a explotar…. mi AMA vierte sobr e este la cera de una vela caliente, y todo lo que podía haber sido se queda en nada

– ¿Ves lo fácil que es controlarse? -me decía desde al oscuridad de mis ojos vendados, desde el silencio de la mordaza, desde la inmovilidad de mis ligaduras, no puedo dejar de tener su imagen presente, su mirada altiva, sus gestos de superioridad… sólo tengo algo en mi cerebro, su figura; la operación la repite una, dos y tres veces más s in permitirme llegar nunca al orgasmo.

– A partir de ahora seguro que empiezas a pedirme permiso antes de tocarte y seguro que no te corres si no te lo he permitido yo.

Desde luego tiene razón, cuando se cansa me desata y me quita la venda , la mordaza así como el collar y el arnés, y se dirige a mi con voz desengañada

– Sabes Lete creo que lo mejor es que te deje en libertad y busques a otra ama; me canso de tener que estar siempre detrás tuya para que cumplas mis deseos… – No, -reaccioné-, se lo suplico mi señora no me abandone, imploro clemencia, no me deje, usted es la mejor ama no me deje a mi suerte sin usted, se lo suplico Imploro clemencia, mientras intento que mi dueña entre en razón y me permita ser uno más de sus muchos sumisos que forman parte de su pléyade, no me puedo creer que mi ama decida despedirme, ya no sé que hacer así que me aferro a sus largas piernas y a sus perfectas nalgas como único motivo de m i existencia y empiezo a lamerle sus zapatos como si se me hubiesen acabado los argumentos y sólo quisiese complacerla para que entrase en razón y me permitiese seguir con ella. Pero esta me rechaza apartándome y

– Muy bien esclavo si quieres ser uno de mis sumisos, ya sabes lo que tienes que hacer así que espero que lo hagas bien o sino ya sabes las consecuencias – Si mi ama, intentaré satisfacerla… si mi ama, no puedo desaprovechar esta oportunidad y a cuatro patas subo hasta los dominios de su lecho, aquí está yaciendo en la cama y con la oportunidad de dar placer a mi señora, poco a poco y lentamente me acerco a ella y empiezo a tocar su cuerpo todavía vestido recorriendo con mis manos su cuello, seguidos de pequeños mordisqueos y mimitos, mordisqueando los lóbulos de sus orejas y soplándole al oído, rozando levemente mis labios con los suyos, acariciando sus pechos todavía con la blusa puesta, quitándosela

– Es usted fantástica, es perfecta,… -no puedo reprimirme a decírselo

me pongo a sus pies para reverenciarlos, acariciarlos, lamerlos,… dedo a dedo, pasando por la planta voy lamiéndolos para ir lentamente subiendo por sus largas piernas disfrutando de ese espectáculo que es estar con alguien tan deseable y aferrándome a sus nalgas…

– es Vd. única, dios como la deseo recorro cada centímetro cuadrado de su cuerpo con lentos y largos lametazos, introduzco mi lengua en su ombligo para girarla dentro, fuera alrededor… desplazo mi atención a sus pechos para recorrerlos con besos pequeños y cariñosos, sobando sus tetas, sujetándolas, acariciándolas, chupeteándolas, manoseándolas suavemente, adorando sus dos pecas… paso mis dedos por sus axilas y las beso y contemplo su precioso rostro apartándole delicadamente los pelos de su bonita melena y metiéndole mi dedo índice

– que cuerpo mas perfecto, su silueta es la de una diosa le abro de piernas y acaricio sus muslos, arrodillado ante monumento tan grandioso, no puedo hacer otra cosa que comérselo… mi lujuria recorre todo mi ser mientras ella empieza a estremecerse y no deja de pedirme que siga y no lo deje, está gozando, lo noto y para mi es un honor que me deje dárselo todo… me coloco arrodillado debajo de su coño, mientras ella me tiene en su poder pasando sus largas uñas por todo mi cuerpo y tocándome la polla, mi lengua mojada recorre todos los alrededores de su aguja.

– Mi ama, pero que buena está me muevo al compás que mi dueña me marca, se lo chupo, se lo acaricio, se lo succiono, se lo lamo,… todo lo rápido que puedo, de arriba a abajo, de derecha a izquierda, en círculos… mientras hago lo mismo con el dedo índice en la parte superior de su vagina, sólo me repite una y otra vez que continúe, que no lo deje «sigue, sigue, sigue…» siento como mías cada una de sus sensaciones, lo hago una y otra vez, de derecha a izquierda, de arriba a abajo, en circulo, sigo tal y como mi Señora desea, y

– mmmmm…Bien Lete, lo necesitaba…. – Le agradezco mi Señora que me lo haya permitido…

Mi ama me acaricia suavemente el pelo mientras quedo echado a su lado como un buen perro. – Lete hoy no te voy a permitir que te corras, aunque te has portado bien, debes volver a aprender a contrólate,… pero es posible que vuelva a llamarte para complacerme.

– Si mi Señora, lo sé, como siempre tiene razón. Gracias mi ama por su comprensión, paciencia y generosidad. Gracias mi ama. Su esclavo Lete intentará no volver a defraudarle.

En ese momento cae una lágrima por mi mejilla, yo sé en mi interior que ya nada será como antes y que mi señora se merece sumisos mejores… sólo espero haber perdido a mi ama pero haber ganado a una amiga (la mejor).