Capítulo 4
Al cabo de dos horas largas fueron apareciendo, en primer lugar apareció Susana, con un vestido vaquero hasta las rodillas, que me gustó mucho pues es de esos con botones de clic desde arriba abajo, medias de color azul y zapato tipo de tacón forrado con tela vaquera.
La siguiente en aparecer fue la PUTA de Raquel, con una falda por encima de las rodillas de color marrón claro y un jersey del mismo color, pues aunque es más alta que Isabel sí que tienen más o menos la misma talla, medias beige y sus zapatos de tacón de color beige también, y tras ella aparecieron Las PUTAS de Isabel y Ceci, la primera con un vestido azul a medio muslo con mucho escote, medias azules y zapato de tacón azul y Ceci, bueno a esta última es a la que más se le noto el cambio, pues traía un vestido negro de lana, más que nada porque no creo que a ella le estuviese bien otro tipo de ropa, pues está más rellenita y es más baja que las otras tres PUTAS, medias de rejilla pequeña negra y unas bailarinas negras como calzado.
-Susana. -Lo siento SEÑOR, ante de que usted diga nada, pero es que lo único que no tenemos para esta PUTITA, (Ceci), son zapatos.
-Sin problema PERRA, como vamos a comer en el Ojeda y vamos a ir andando, tú y yo nos adelantaremos y las PUTAS de tu madre y de tu tía que entren en una de las zapaterías que hay de aquí al restaurante y le compren unos bonitos y por supuesto buenos. ¿Entendido?
-Isabel. -Sí mi SEÑOR
-Pues vamos que ya es tarde y tengo hambre, mientras vamos saliendo, llama al restaurante e intenta reservar en unos los salones privados.
-Isabel. -Sí mi SEÑOR.
Dicho y hecho mientras esperábamos el ascensor la PUTA de Isabel llamo al restaurante.
Entre tanto yo observaba el comportamiento gestual de las otras tres, pues el de Isabel era el normal, de PUTA HUMILLADA, pero a la vez feliz. El más serio y como no queriendo aceptar aún su situación era el de Raquel, aunque sinceramente era el que menos me preocupaba o mejor dicho me afectaba, sin embargo, el rostro de Ceci mostraba ingenuidad, pero a la vez una sonrisa digamos que picara, como esperando el devenir de los acontecimientos e intentar disfrutarlos, y a la vez un poco temerosa de que luego no recibiese represalias por parte de ninguna de sus dos jefas. Y para terminar el de Susana, este era de plena felicidad y satisfacción, y supongo yo que maquinando más situaciones con las otras tres PUTAS.
Salimos los cinco a la calle y mientras Susana y yo seguimos calle abajo en dirección al restaurante que está a cinco minutos de la casa de Isabel, ellas se fueron directas al Corte Ingles que esta frente a su casa, ya que por la hora que era las tiendas ya debían de estar cerradas.
Nosotros dos entramos directamente al restaurante y Susana se dirigió al encargado al que conocía muy bien, pues son muy buenos clientes.
-Susana. – ¿Miguel, te ha llamado mi madre para reservarte para cinco?
-Miguel. -Buenas tardes Susana, pues si, y como ya es un poco tarde habéis tenido suerte y se ha quedado libre uno de los comedores privados, aunque es para doce, pero no hay problema.
-Susana. -Gracias Miguel, pues si no te importa nosotros nos vamos a ir acomodando mientras viene mi madre y mi tía Raquel.
Este no dijo nada más solo le indico cual era el salón, y hacia allí nos dirigíamos cuando a lo lejos alguien saludo a Susana y rápidamente se acercó a ella.
Susana me miro un poco contrariada y me dijo que se llamaba Julio y que era abogado y a veces trabajaba con su madre.
Yo no lo había visto jamás, pero sí sabía de su existencia pues más de una vez la PUTA de Isabel ya me había hablado de él y de que más de una vez le había tirado los tejos, aunque nunca sucedió nada, yo siempre la he creído, porque no creo que lo hiciera por darme celos, pues ella bien sabe que no soy nada celoso.
-Susana. -Hola Julio, cuánto tiempo.
-Julio. -Hola Susana.
Le dio sus respectivos dos besos.
-Julio. -Que haces por aquí a estas horas.
Esto lo dijo mirándome a mí de reojo, pues jamás me había visto.
-Susana, pues aquí con un amigo de mi madre y de mi tía que ha venido del sur, (me gusto que no mencionara mi ciudad), ellas vienen ahora con Ceci, es que estaban terminando de hacer unas compras. ¿Y tú?
-Julio. -Pues yo que he tenido que bajar al despacho y ya he aprovechado para entrar y comer algo, aunque sea en la barra.
Yo sabía que estaba separado y por lo que me contaba la PUTA de Isabel no tenía pareja, pues mujeres no le faltaban e iba de flor en flor.
-Pues si no ha comido usted aún, porque no se queda con nosotros, no creo que uno más importe y tampoco creo que les importe a Isabel y Raquel.
En ese momento Susana me miro con cara de no entender nada.
-Julio. -Pues si no es problema acepto la invitación, pero no querría molestar.
-Para nada molesta, no vamos a hacer nada malo
Esto lo dije con una media sonrisa y mirando a Susana y viendo como a esta por primera vez le cambiaba la cara y la puso de preocupación.
Y sin decir más subí las escaleras en dirección al reservado, pero a la vez ideando la manera de involucrar a este tío, sin que luego afectara a mis PUTAS.
Una vez dentro del reservado, que me gusto, pues ofrecía una total privacidad, ya que los camareros solo entrarían si fuesen llamados, ya que las mesas disponían de un pequeño timbre.
-Julio. -Si me perdonáis voy abajo que me he subido y no he dicho nada abajo y me he dejado el maletín con todos los papeles en la barra.
-Susana. -SEÑOR, esto no me gusta.
-No te tiene que gustar PUTA, pero no te preocupes que solo lo haré si veo que no existe problema.
-Susana. -Confío en usted, aunque me he puesto nerviosa.
Me puse a darle vueltas a la cabeza sin saber aun como me lo iba a montar para que participara.
El no tardo en aparecer y soltando las cosas se acercó a Susana y a mí, que no nos habíamos sentado, pues estábamos esperando al resto de comensales.
Me acerque a una de las mesas y toque el timbre no tardando en aparecer el camarero.
– ¿Puede traer una botella de Ribera?, para ir tomando algo mientras llegan el resto.
-Camarero. – ¿Alguna marca en especial?
-Susana. -Dile a Miguel que la que nos pone normalmente.
-Camarero. -Entendido
Salió y cerro tras él la puerta.
-Susana. -Es que no se la marca, pero sé que mis padres siempre toman el mismo.
-Me parece bien
-Julio. -A mí también.
– ¿Y de que conoces a Isabel?
Esta pregunta la hice como si no supiese nada de la relación existente entre ellos.
-Julio. -Pues la verdad es que a Isabel la conozco desde la carrera, pues la hicimos juntos, pero también llevamos muchos asuntos juntos y es raro la semana que no nos vemos un par de veces.
En ese momento se me vino a la cabeza una idea un poco descabellada, pero que si no salía bien solo me perjudicaría a mí.
-Susana vete abajo y espéralas en la puerta, pero no digas nada de nuestro invitado.
Los dos me miraron a la vez, uno con cara de no entender nada y Susana entre miedo y excitación.
En eso momento tocaron a la puerta y tras esperar unos segundos entró el camarero con la botella, ese detalle me gusto, pues así nos daba tiempo a poder tapar, en caso de que allí ocurriera algo.
Susana salió tras el camarero y cerró la puerta.
-A ver Julio, según creo y no me equivoco, tú le tienes muchas ganas a Isabel.
-Julio. – ¿Como? No…
-No te he preguntado pues lo sé, pues Isabel ya me lo ha dicho más de una vez.
-Julio. -Si, pero una cosa es que me guste y otra es que haya pasado algo.
-No me gustan los rodeos Julio, no ha pasado nada porque ella siempre te ha parado los pies, no porque tú no lo hayas intentado.
En ese momento bajo un poco la cabeza como aceptando mi argumentación.
-Julio. -Bueno sí, pero….
-La verdad es que a mí no me importa, pero no sé yo que diría su marido.
-Y te digo que no me importa porque yo sé cómo puedes conseguirla, como te has dado cuenta, Susana se ha ido sin rechistar y es porque yo quería proponerte algo.
-Julio. -Pues sí, la verdad es que me ha sonado raro la forma en como lo has dicho, pues ha sonado más a una orden que a una petición.
Yo viendo que iba entrando en el juego me envalentoné, pues casi siempre es verdad eso de que tiran dos tetas más que dos carretas.
-Es que ha sido una orden, pero escucha bien, esto que te voy a proponer solo lo haré una vez, no quiero preguntas ni excusas, si quieres follarte a Isabel has de cumplir lo que te voy a pedir ahora, siempre que aceptes, sino pues aquí no ha pasado nada, yo lo negaré todo y será mi palabra contra la tuya, pero como has visto Susana ha hecho lo que le he pedido.
-Julio. -Si claro que me gustaría estar con ella.
Esto lo dijo ya no tan seguro de sí mismo como había estado hasta hace un rato.
-Pues este es el trato; tendrás que bajarte los pantalones, sentarte en la silla y hacer como que te estas masturbando, yo te haré una foto donde se te vera por completo con la polla en la mano y se apreciara el sitio.
-Julio. – ¿Como?
-Te he dicho que sin preguntas y sin excusas, esa foto la guardare yo y solo la usare, si tú alguna vez intentas algo en contra de Isabel, pero te aseguro que te traerá cuenta.
-Julio. -Pero como sé que tú vas a cumplir y no te estas quedando conmigo.
-Ya has visto como me ha obedecido Susana, y en algo te tienes que arriesgar, tienes diez segundos, pero te aseguro que no te vas a arrepentir del día de hoy. Pero date prisa que ya mismo estarán aquí y entonces no habremos hablado nada.
Yo esperaba un no u otra pregunta, pero volviendo a tener la seguridad que tenía antes de la conversación se desabrochó la correa y seguidamente los pantalones y tirando de ellos hacia abajo y arrastrando los bóxer a la vez, se quedó desnudo.
El muy cabrón ya tenía media erección, y no estaba mal dotado.
-Jajajaja, veo que le tienes ganas, siéntate en la silla y agárrate la polla.
Lo hizo rápidamente, como temiendo que se abriera la puerta y lo pillaran.
Le tire un par de fotos donde se le apreciaba a él y al sitio donde estaba.
Las fotos me las reenvié a mi correo, así me aseguraba tenerlas en caso de que fuesen borradas, pero esto no se lo dije.
-Está bien, ya puedes vestirte.
-Julio. -Espero que ahora cumplas.
Sin decir más me senté y me llené mi copa y la suya, y levantándola…
-Por nosotros, por lo bien que lo vas a pasar.
Él también la levantó, pero no teniéndolas todas consigo.
A los diez minutos más o menos aparecieron las cuatro.
Nada más entrar a Isabel y a Raquel se le cambió la cara al ver allí a Julio.
Yo no dije nada sobre él.
-A ver Isabel, son ya casi las cuatro la tarde así que pide por todos algo rápido.
Esta dudo en cómo contestar y al no saber si llamarme por mi nombre o por SEÑOR, se limitó a darse la vuelta y a pedir a Miguel que venía tras ellas.
Una vez pedida la comida ya empecé a actuar.
-Tú Raquel aquí a mi derecha, y tú Susana a mi Izquierda, junto a ti Ceci, luego Julio y junto a Julio que se siente Isabel.
El que fuese una mesa redonda facilitó mucho las cosas.
– ¿Por cierto, Ceci no me has enseñado lo que te han regalado?
Esta se puso en pie y separándose de la mesa, me enseño unos zapatos de medio tacón de charol negros.
-Isabel. -Se lo hemos comprado de medio tacón porque no está acostumbrada a llevar tacón
Por eso me gusta tanto mi PUTA Isabel, porque en todo momento sabe mis deseos, aunque todo esto lo dijo con un tembleque en la voz que todos nos dimos cuenta.
-Toca el timbre por favor Raquel.
Se lo dije a ella porque lo tenía al lado y aun no quería levantar la liebre llamándolas como lo que son, MIS PUTAS.
A los poco minutos llamaron a la puerta y tras entrar les pedí que subieran una botella más de vino para así poder hablar más tranquilamente sin interrupciones.
El camarero no dijo nada, pues estaría acostumbrado a que en los reservados se trataran temas importantes donde el ir y venir del servicio podía llegar a molestar.
Durante unos diez minutos que es lo que tardaron en subir un par de ensaladas un par de platos de jamón y una fuente de Cordero Lechal asado, solo hablamos de tonterías, aunque todos menos Ceci y yo estaban nerviosos y expectantes esperando a ver cómo iba a suceder todo.
Y no iba a tardar mucho, pues nada más salir el último camarero y cerrar tras él.
-Bueno ya que nos hemos quedado solos y mientras no llamemos no va a venir nadie, quiero las bragas encima de la mesa ya.
Las cuatro me miraron con cara de asustadas, pero al ver mi expresión no dijeron nada, aunque tampoco se movían, hasta que Ceci se levantó, metió las manos por debajo del vestido y tirando de las bragas hacia abajo las saco y las puso encima, estas eran negras muy bonitas, y seguro de que la PUTA de Isabel, aunque le tendrían que estar un poco estrechas.
Viendo que no bromeaba, Susana, ya más tranquila hizo lo mismo dejando una bragas de encaje azul celeste. Le siguió la PUTA de su madre que también llevaba unas bragas azules pero estas oscuras, y la última fue Raquel, que viendo que no tenía escapatoria también se las quito, dejando unas bragas de color chocolate.
Pero el que estaba más alucinado era Julio, que casi se atraganta, aunque su cara fue cambiando al darse cuenta de lo que allí podía suceder y de que yo no iba de farol.
-Vuestras bragas serán las servilletas PERRAS.
Al oír lo de PERRAS, la cara de Julio cambió por completo, pues si antes estaba expectante ahora estaba asombrado y descolocado.
-Tú Susana dale la tuya a Ceci, Ceci a la PERRA de tu madre, tu madre a la PUTA de tu tía y tu tía a ti.
Rápidamente cada una cogió la que les había asignado y sin más nos pusimos a comer, pero mientras comíamos, yo le metía mano tanto a Susana como a la PUTA de Raquel.
-Uhmmmm, como están los coños de estas PUTAS, mira PERRA, como está el coño de tu sobrina.
Y sin miramiento le metí la mano que había sacado del coño de la PUTA de Susana en su boca.
-Chupa PUTA, que por muy digna que quieras parecer tienes el coño igual de mojado que la ZORRA de tu sobrina.
-Ceci. -Uffffffffffff, SEÑOR, yo no estoy acostumbrada a esto, pero también estoy súper mojada.
-Sabes que tienes libertad de actuar.
Y en ese momento creo que se acabó la comida, pues Ceci se separó de la mesa y mirando a las dos hermanas que las tenía en frente.
-Ceci. -Tú ZORRA, (mirando a Raquel), ven aquí y cómeme el coño.
Esta me miro y como vio que yo no dije nada, se levantó y con cara de funeral, aunque yo sabía que estaba excitada la muy ZORRA, pues le acababa de sacar los dedos del coño.
Ceci se levantó un poco lo suficiente para subirse el vestido y dejar el coño el libre.
-Ceci. -De rodillas PERRA, y chupa PUTA.
Con mala cara Raquel se puso de rodillas y metiendo la cara en el coño de Ceci empezó a comerle el coño.
En ese momento Susana estaba recostada sobre su silla con las piernas abiertas mientras yo la estaba masturbando con mis manos.
Los únicos que no hacían nada era Julio que aún no salía de su asombro e Isabel, aunque esta ya tenía una cara de PUTA, que no podía con ella, esperando a ver que le ordenaba.
-Ufffffffff, como tienes el coño PUTA, como te gusta ¿eh?, y tu Julio a que esperas, lo prometido es deuda ella es tuya
Parece que solo esperaba la confirmación, pues se puso de pie de un salto, tanto que hasta tiro la silla, se acercó a Isabel y sin decirle nada la cogió de forma brusca del brazo y tirando de ella la llevó hasta una de las mesas que estaban libres y poniéndola con el culo hacia fuera y pegándole la cara y las tetas a la mesa, como pudo se desabrocho el cinturón y el pantalón y dejándolo caer.
-Julio. -Ufff, cuantos años deseándolo, cuantos rechazos y resulta que no eres nada más que una PUTA.
Y diciendo esto la penetro de golpe
Yo que no soy de piedra ya estaba totalmente empalmado, cogí me incorpore un poco me baje los pantalones y volviéndome a sentar cogí a la PUTA de Susana del pelo.
-PUTA, métetela, metete la polla en tu puto coño de ZORRA.
Pego un salto y poniéndose la polla a la entrada de su coño, se fue sentando encima de ella, mientras me restregaba sus tetan por la cara.
-Julio. -Agggggg, me voy a correr, ZORRA, cuantas ganas de ti, cuantos años, Ufff, me corroooooooo
-Isabel. – ¿Me puedo correr SEÑOR?
Yo entre jadeos y aguantando la cabalgada que me estaba dando la PUTA de su hija.
-Si PERRA, te puedes correr, ufff, os podéis correr todas ZORRAS.
-Isabel. -Agggggg, me corroooooooo, uffffffffffff, gracias SEÑOR
-Julio. -Con que SEÑOR, ¿eh?, ufffffffff, te estoy follando otra vez, cuantas ganas, y vaya PUTA ZORRA que eres
-Isabel. -Y no la sabes bien, jejeje, pero solo de mi AMO, y si me estás follando que te quede claro es porque el me lo ha pedido, agggggg, me corroooooooo ufffffffff, otra vez, agggggg.
Ceci. -Ufff, SEÑOR, que gusto como me chupa el coño la ZORRA esta, agggggg, me corro, ufffffffff, y la PUTA esta ufffffffff, mucho llorar, y la muy GUARRA se está masturbando.
Y así era, la mojigata de Raquel se había subido la falda por encima del culo y tenía una mano en su coño
-Raquel. -Ufff, uhmmmm, me corroooooooo.
Yo no podía tampoco mucho más, pero quería sentir antes a Susana, que tampoco tardo mucho.
-Susana. -Agggggg, SEÑOR me voy a correr, pero quiero hacerlo con usted a la vez, quiero sentir como nos corremos, quiero que me preñe, ufff
-Me corro PERRA, agggggg, PUTA, siiiiiiii, quiero y deseo preñarte, ufff
-Susana. -Yo también, agggggg, me corroooooooo, Graciassssssss
Como la postura era algo incomoda Susana se incorporó y se sentó en su silla con la respiración agitada, mientras Ceci también estaba igual, y Raquel tumbada en el suelo en posición fetal, con las lágrimas saltadas, mientras tanto Julio aún seguía follándose por segunda vez a la PUTA de Isabel.
-Isabel. -Me voy a correr otra vez, agggggg, ufffffffff, me corroooooooo
-Julio. -Ufff, PUTA, yo también agggggg, que gusto, me corroooo.
Conforme termino se salió de la PUTA de Isabel y sin subirse los pantalones se sentó en la silla.
Yo para demostrarle aún más el poder que tenía sobre todas las PUTAS PERRAS, y para humillar aún más a Raquel le dije a esta que se acercara a Julio y que le limpiara la polla.
Esta fue a ponerse de pie.
-A cuatro patas PUTA, que solo eres una PERRA.
Sin levantar la cabeza y a cuatro patas se dirigió a donde estaba Julio sentado o mejor dicho arengado y metiéndose su polla en la boca se la limpio hasta dejarla reluciente.
-Recomponeros PUTAS, que voy a llamar para que traigan la cuenta, porque el café nos lo vamos a tomar en casa.
Rápidamente se recompusieron, y me mirando como pidiendo permiso para coger las bragas.
-Podéis coger las bragas, pero no os las pongáis ZORRAS.
Julio aun con tembleques en las piernas se levantó y se recompuso la ropa.
Yo llame al timbre y cuando entro el camarero me limite a pedirle la cuenta, y para que metiera la comida en envases para llevar, pues la verdad es que menos las ensaladas y un poco de jamón, el resto de la comida ni la habíamos tocado.
-Julio. -Después de esto me vais a dejar pagar Isabel.
-Isabel. -Aun no te has dado cuenta, Julio, lo que quieras hacer se lo tienes que consultar a nuestro SEÑOR.
Al decirle esto se volvió a mí y me dijo lo mismo,
-Claro que puedes pagar, y espero que cumplas lo pactado.
-Julio. -Por supuesto, porque ni en mis más eróticos sueños con Isabel jamás me habría imaginado esto.
-Pues si quieres seguir el día solo tienes que comprometerte a obedecerme en todo y todo es todo
-Julio. – ¿Y que es todo?
-Que cualquier cosa que te pida lo harás pero que sepas que puedo hacer que alguna de mis PUTAS o todas también te usen y hasta te follen.
En ese momento se quedó callado y coincidió con la entrada de Miguel con la cuenta y de un par de camareros con los envases de la comida.
Como había dicho Julio pago la cuenta y le dejo la propina.
Conforme salió por la puerta el servicio, me volví hacia el
-Tu dirás.
-Julio. -No sé dónde me voy a meter, pero estoy otra vez empalmado, acepto.
-Pues para empezar coge el abrigo de mis PUTAS y ayúdalas a ponérselo.
-Ceci. – ¿SEÑOR, de aquí nos vamos a la casa?
– ¿Si PUTA, tienes que hacer algo?
-Ceci. – ¿No es eso SEÑOR, sigo pudiendo hacer lo que quiera con estas dos PERRAS?
-Por supuesto yo solo tengo una palabra-
Para sorpresa de todos incluido yo cogió del pelo a Isabel
-Ceci. -De rodillas PUTA.
Esta se puso de rodillas, sin saber en ningún momento que iba a pasar, pero nosotros tampoco, pero Ceci si, se subió el vestido y cogiéndola de la nuca pego la boca de Isabel a su coño y empezó a mearse.
-Ceci. -Uffffffffffff, SEÑOR, ya no aguantaba más.
Como por la postura no podía tragarlo todo además de que le vinieron varias arcadas, los meados de Ceci le caían por todo el vestido manchando también el suelo.
Cuando termino se separó y tirándole las bragas, que las tenía en la mano, a la cara.
-Ceci. -Limpia el suelo con las bragas PUTA, y a ti ni se te ocurra limpiarte hasta la casa.
Yo volví a empalmarme, pero ya no era el momento.
– ¿Nos podemos ir ya?, o alguien tiene algo más que decir o hacer.
Nadie dijo nada, Isabel con una cara de PUTA salida que no podía con ella, se levantó y mirando a Ceci a la cara, cogió las bragas con las que había limpiado el suelo de los restos de meados, y sacando la lengua las lamió un par de veces.
Las guardo en su bolso, espero a que Julio la ayudara a ponerse el abrigo y salimos todos hacia la casa de mi PUTA.
Los seis nos fuimos andando para la casa, en silencio, supongo que cada uno pensando en lo que había pasado o en lo que iba a pasar, aunque la única que tenía aun mala cara era Raquel, pero ya no engañaba a nadie, pues en todo momento había estado excitada.
Cuando llegamos al portal y como íbamos seis y no cabíamos todos en el ascensor, yo me subí con Isabel y Raquel y les dije que ellos cogieran el otro, pues lo bueno de ese bloque es que tiene dos ascensores.
Como llegamos nosotros primero, la PUTA de Isabel entro antes para desconectar la alarma, y conforme la desactivo se quitó el vestido azul que estaba mojado, quedándose solo con los zapatos, las medias y el sujetador azul.
– ¿Y tú a que esperas PUTA?, quieres que te lo rompa también.
Rápidamente y sabiendo que era capaz de hacerlo, Raquel se quitó la falda y la blusa, quedándose con un sujetador color chocolate muy bonito, las medias y los zapatos, y mientras terminaban llegaron Ceci, Susana y Julio.
Estas dos conforme entraron y vieron a las PUTAS de Isabel y Raquel semidesnudas, hicieron lo mismo, para Susana resulto muy fácil, pues solo tuvo que tirar del vestido vaquero que era de clic quedándose con las medias azules y un sujetador celeste y sus zapatos, y por último Ceci que solo tuvo que sacarse el vestido por encima de la cabeza, quedándose con las medias sus zapatos nuevos y un sujetador negro.
Solo quedábamos vestidos Julio y yo, pero para nada se lo iba a poner fácil a Julio, pues lo iba a poner al nivel de mis PUTAS.
– ¿Y tú a que esperas?, desnúdate.
En ese momento recordó en lo que habíamos quedado y sin decir nada, se desnudó totalmente, dejando a la vista su polla nuevamente empalmada.
-Como todos venimos con ganas de usar el baño, lo vamos a hacer por orden, tu PUTA, (mirando a Raquel), a la bañera
Esta al sentir mis palabras y ver mi cara ya sabía lo que se le venía encima, pero no fue capaz de decir ni Pio, con la cabeza agachada y las lágrimas saltadas, se metió en la bañera sin hacer intención de quitarse nada de ropa, solo se deshizo de los zapatos.
Y por orden empezando por mí, todos a excepción de Ceci nos meamos en ella, hasta Julio que seguía totalmente empalmado lo hizo.
Ella totalmente empapada de meados de todos, ni se movió de la bañera.
-Muy bien PUTA, ahora la PERRA de tu sobrina te ayudara a lavarte y a vestirte otra vez, mientras la PUTA de Isabel con la ayuda de Julio prepararan el café y Ceci y yo os esperamos en el sofá.
Me fui al salón me senté en el sofá y tras de mi fue hacerlo Ceci.
-Donde vas PERRA, tú al suelo y empieza a chupármela mientras esperamos.
-Ceci. -Si mi SEÑOR.
Y yo simplemente me dejé caer hacia atrás en el sofá y cerré los ojos mientras Ceci me la chupaba.
CONTINUARA…
Soy Amo, me encanta la dominación, me gusta tener y someter a parejas y a quien se quiera iniciar, necesitar un tutor o conocer este estilo de vida.
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