Capítulo 2

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Iniciación II

Tania no podía ver nada, pero sentía a Romo detrás de ella husmeando debajo de su falda, hasta que sorpresivamente tiró fuertemente de su vestido hasta arrancarlo de su cuerpo, lo mismo hizo con la blusita de la joven estudiante, convirtiendo su ropa en girones esparcidos por la sala, la confundida joven permaneció de pie en medio del cuarto, con dada encima excepto sus zapatillas y sus braguitas que aún se aferraban a sus caderas.

Tania sintió un aliento sobre su nuca y una voz que susurraba:

– Ooohh!, una hermosa jovencita para jugar… toda para mi… Me trajeron una hermosa cachorrita con duras y paradas tetitas para coger… Ahora tu conejito es todo mío, y nunca dejaré que me lo quiten… Ahora, ¡voy a cogerte hasta que revientes!-

Y e golpe Tania comprendió cuan estúpida había sido su decisión, entendió las palabras de Elisa cuando dijo que su madre no tendría que volver a trabajar tan duro… claro, ¡porque ya no tendría a quién mantener!. Súbitamente Romo zarandeó por los hombros a Tania obligándola a girarse para poder ver su lindo rostro de cerca y con voz rasposa le dijo:

Deja que te mire de cerca… eres una hermosa chiquita consentida ¿verdad?, si, una hermosa chiquita con un lindo conejito, y seguro nunca has tenido una verga adentro ¿o si? –

Tania negó tímidamente con la cabeza.

Que bien. Me encanta meter mi palo en un coño virgen, los coños vírgenes son tan apretados, hacen que mi palo se sienta tan a gusto que se mantiene duro por horas…-

De pronto comenzó a escucharse el tema musical de «Bety la fea» como música de fondo, Tania notó que la música provenía del cuarto contiguo.

Oh-oh – comentó Romo – Hermosa chiquita, no voy a poder meterte la verga ahorita, tengo que ir a ver a las hermosas señoras que aparecen en la tele, pero puedes venir y sentarte conmigo en el sillón, puedo meter mis dedos en tu vagina , meterlos y sacarlos, ¿Qué te parece? Lo haremos mientras vemos la tele, te meteré los dedos en tu cosita para hacer que se ponga caliente y húmeda ¿si? tu puedes apretar mi verga con esas manitas suaves y pequeñas y agitarlo hasta que te escupa, mientras vemos a las señoras de la tele-

Sin agregar más Romo cargó a la aterrada jovencita hasta el cuarto contiguo y la sentó sobre sus piernas enfrente de la tele, separó ligeramente las piernas de Tania al tiempo que lamía cada uno de sus dedos.

Quizá pueda meter todos mis dedos dentro de tu conejito ¿si?… o quizá te meta el puño entero, espero que puedas aguantarlo, porque de seguro te va a doler… me gusta mucho cuando hago llorar a las niñas dulces como tu, y me gusta aún más cuando gritan, eso hace que mi pene se endurezca 10 veces más que de costumbre… –

Tania comenzó a temblar de sólo escuchar todas las salvajadas que Romo el Pervertido le contaba a la indefensa jovencita. De pronto sintió como el desgraciado violador de menores le introducía los dedos por encima de las panties, quiso morderlo, quiso salir corriendo, pero en vez de eso se limitó a cerrar los ojos y así, mientras Bety la Fea vivía sus aventuras en la tele, Romo comenzó a bombear el hasta entonces virgen tesorito vaginal de Tania con sus dedos, clavándoselos mecánica y brutalmente en un violento meteysaca, sonriendo al tiempo que Tania sollozaba, de cuando en cuando Romo lamía las lágrimas que corrían por las mejillas de la niña, disfrutando de ellas como si fueran gotitas de miel.

Asi estuvieron durante media hora, hasta que la música del cierre del programa comenzó a sonar. Romo al fin cesó la brutal masturbación forzada de la chica que no paraba de sollozar.

Ahora si, mi verga está lista para penetrarte, y tu conejito está húmedo y suave, listo para recibir su merecido –

Justo cuando terminó de decir eso llamaron a la puerta. Romo se incorporó para abrir. Tania escuchó un irrumpir de risas y saludos y en seguida tuvo delante de sí a un grupo de hombres maduros y desaliñados.

Oigan chicos – dijo Romo – ¿quieren divertirse con mi hermosa jovencita? –

Aunque no lo creas – dijo alguno – a eso vinimos. Elisa nos dijo que había una hermosa zorrita impaciente por ser cogida –

«¿Elisa?» pensó Tania, «¡maldita!, así que de cualquier manera iban a violarme los vagos de la pandilla»

Sin agregar más uno de los sujetos caminó hacia Tania y la jaloneó del brazo para conducirla a un cuarto más reducido. Tania notó que en medio del cuarto había una cama de doctor, ella las había visto en las clínicas mientras la examinaban cuando iba al médico.

Había también unas barras de acero a los costados para sujetar las piernas, como si se tratara del consultorio de un ginecólogo; aquel hombre cargó a Tania y la colocó en la cama, colocó cada tobillo sobre las frías barras de acero y después le colocó grilletes para inmovilizar sus pies. Y allí estaba ella, con las piernas bien abiertas y los ojos como platos sin saber que seguiría a continuación.

De pronto otro sujeto la tomó por las manos y colocó las muñecas de la joven por detrás de su cabeza amarrándolas fuertemente con algún pedazo de tela que sin duda había sido parte de la propia blusa de la chica. Así que Tania estaba completamente inmovilizada, sometida y rodeada por una jauría de machos encelo. La adolescente suspiró. Sabía que su desfloración era cosa de minutos.

La estuve masturbando con mi mano cerca de una hora – comentó sarcástico Romo – Hice que su conejito se pusiera caliente y mojadito, pero aún así su vagina sigue dura y cerrada, ¡como si nunca la hubiera tocado! –

Todos guardaron silencio y fijaron sus miradas en el expuesto bizcochito de Tania que efectivamente lucía mojado.

-¿Y porque no nos enseñas como la vilas? – Lo animó alguien.

Sin decir nada más Romo se acomodó entre las piernas de Tania y preparó su monstruoso tolete colocándolo a la entrada de su vagina. De pronto alguien sujetó a Tania por la cabeza obligándola a erguir su rostro para poder ver a Romo en el momento en que la penetraba, Romo introdujo su miembro con suavidad, casi se podría decir que con ternura, encajando su hinchada cabeza lentamente dentro de los labios de la vulva de la jovencita hasta que el amoratado pedazo de carne comenzó a desaparecer en su interior.

Tania sintió una aguda punzada de dolor que no la dejaba pensar con claridad, pero se mordió los labios para no regalarle a ese depravado la satisfacción de oírla gritar. Romo clavó su mirada en los suplicantes ojos miel de Tania y le dijo secamente: «Ahora vas a gritar para mi como un bebe ¿si?… porque vas a sentir como si tuvieras dentro un poste telefónico». Al oír esas palabras Tania se estremeció. Romo comenzó a penetrar decididamente a la chica. Tania sintió una increíble descarga de dolor recorriendo su espina dorsal.

Tania sentía con toda nitidez como era violada por ese enorme pene que la taladraba lentamente, sin poder contenerse más tiempo comenzó a gritar y llorar de dolor; de pronto un sujeto se colocó a la altura de la pelvis de Tania y comenzó a masajear lenta y tiernamente su clítoris. Tania no daba crédito, sentía oleadas de placer mezcladas con el dolor de su desfloramiento que la ayudaron a soportar lúcidamente aquel momento.

Romo continuó embistiendo a la adolescente, pistoneandola con una fuerza tal que Tania sentía que en cualquier momento su verga iba a salirle por la garganta, metiéndole y sacándole aquel pedazo de carne una y otra y otra vez, dentro y fuera de su vaginita. Tania podía percibir como los músculos de su vagina se contraían alrededor de él como si fuera un puño tratando de aferrarse a su miembro.

Seguro que Romo estaba disfrutando de ese momento al máximo, porque comenzó a gemir y bufar incesantemente, bombeando cada vez con más fuerza dentro del apretado hoyito de Tania, haciéndole casi a la jovencita el poder respirar debido al impacto de sus furiosas envestidas.

El pistoneo se volvió cada vez más rápido, Tania gemía y gritaba como si estuviese dando a luz; súbitamente Romo se quedó tieso y con los ojos en blanco, Tania comenzó a sentir como sus entrañas eran inundadas con una ardiente sustancia que parecía quemarle el interior, su matriz recibía por primera vez en la vida un intenso viaje de semen que era expulsado en medio de fuertes espasmos que parecían no tener fin.

Romo terminó por salirse de Tania, restregando su miembro lleno de semen mezclado con sangre en el muslo de la chica para limpiarlo.

Hey Romo! Se ve que lo gozaste! – Dijo un sujeto.

¡Vaya que si!… ¿oyeron como la hice gritar?… hermosa chiquita con un lindo y apretado conejito… haz que grite un poco mas para mi Ricardo – le dijo Romo a aquel sujeto casi suplicándole – Viólala por atrás –

Pero si no me lo tienes que decir dos veces – Contestó sonriendo el sujeto.

Antes de que Tania pudiera reaccionar siquiera dos tipos la sujetaron por las piernas, tomaron sus rodillas y las pegaron fuertemente al pecho de la joven, pronto Tania sintió una sustancia fría y grasosa que era untada en su ano y al rededor de sus nalgas, la chica comenzó a forcejear en un desesperado intento por escapar de lo que le esperaba aunque ella sabía que era imposible librarse.

Mientras tanto Ricardo se deshizo rápidamente de sus pantalones para luego pararse frente a Tania. Su cuerpo estaba cubierto de vello, Tania pudo ver con horror que su pene estaba completamente erecto y parecía más grueso y largo aún que el de Romo. Ricardo debió percibir la expresión de terror que se dibujó en el sudoroso rostro de Tania porque enseguida le guiñó un ojo y le dijo:

Puede que esto te mate muñequita, y si no lo hace estoy seguro de que tu misma vas a desear estar muerta –

¡Oye! – Protestó alguno – ¡Hazlo con cuidado! Yo también quiero que me toque algo de ese hoyito –

No seas imbécil – contestó Ricardo – Sólo digo eso para que la putita se cague del susto. Yo también quiero conservar este juguetito sexual para que nos entretenga por lo menos un par de dias más –

Con la mirada clavada en Tania Ricardo acomodó su verga entre sus nalgas mientras se afianzaba a sus muslos que temblaban ligeramente por la tensión, comenzó a presionar su cabeza contra el hoyito de la chica, el cual por cierto nunca había recibido en su interior nada que fuera más grande que un supositorio. Tania contuvo la respiración esperando la envestida del nuevo macho que albergaría en su interior para ser desvirgada por segunda vez. Súbitamente la jovencita sintió un intenso dolor que le inundaba el cuerpo, cortesía del glande de Ricardo que acababa de penetrar en su interior.

¡ NOOOOOOOHHH…..! Gritó a todo pulmón la indefensa muchachita, intentando con todas su fuerzas de alejarse del temible miembro

AHHH!!… Que hermoso – Dijo Romo – Apuesto que eso te dolió ¿verdad?… mantenla gritando Ricardo ¿si?, me encanta cuando gritan, me pone la verga bien dura…-

Ah claro que ella va a seguir gritando para mi, algunos de ustedes van a tener que taparse las orejas, jajajaja – Y con esas palabras llegaron los minutos mas dolorosos que Tania jamás conoció. Ricardo comenzó a penetrarla, separando sus nalguitas para penetrarla tan hondamente como fuera posible. Fue entonces cuando Tania verdaderamente comenzó a gritar, a gritar en serio, sintiendo como si aquella barra caliente fuera un tubo de acero al rojo vivo a punto de partirla en dos.

De pronto Ricardo se detuvo, comenzando a extraer su mástil de las profundidades de su ser hasta dejar dentro sólo la enrojecida cabeza y allí se detuvo de nuevo, mientras apretaba las nalgas de Tania retorciéndolas entre sus inmensas manos.

Entonces envistió ferozmente contra la joven de nuevo ensartándola de un sólo empellón, Tania soltó un grito bien agudo, sintiendo como oleadas de dolor eran disparadas a través de su espina dorsal para estallar en su cerebro tan abruptamente que vio estrellas. Hondonadas de dolor se esparcían por todo su cuerpo haciendo sentir a la joven que en cualquier momento su corazón dejaría de latir.

Tania gritaba sin parar mientras Ricardo repetía su dolorosa y lenta extracción para luego empalarla salvajemente una y otra vez. Tania se sentía envuelta en un mar de dolor inapagable, luchaba por mantenerse consciente al tiempo que escuchaba como trasfondo de sus propios gritos la voz de Romo que decía – OOOHHH!!!… Esos gritos hacen que se me ponga tan dura… –

También escucho que alguien decía: «Oye, todavía no le encajas la verga completa, le estas dejando fuera una o dos pulgadas, te apuesto que tienes miedo de ensartarla toda»

Esos comentarios parecían hacer enojar a Ricardo. Tania pudo ver que su rostro se ponía rojo: de pronto la adolescente percibió claramente como se la hundía muy dentro de su ser; aquella envestida transportó a Tania a un lugar más allá del dolor, dejándola sumergida en una sensación terrible mientras él le encajaba sus últimas dos pulgadas de carne dentro de su estrecho y virgen recto.

Después de eso Ricardo hizo una pausa, tomo aire y acercando su rostro al de Tania le susurró:

Ahora si corazón, voy a tomarme mi tiempo para cogerte rico y despacito. Quiero ver cuanto tiempo puedo mantener dura mi verga dura dentro de este rico y apretado traserito tuyo.-

Ricardo comenzó a bombear a Tania intensamente despacio, metiendo y sacando su riata del trasero de la jovencita al tiempo que observaba atentamente a su propio pene hundirse y salir de la cavidad rectal de la hembrita.

A Tania ya no le quedaba aire en los pulmones para seguir gritando así que permanecía en silencio, aunque aún resbalaban algunas lágrimas por sus mejillas como única señal de que la muchacha aún estaba despierta y consciente de lo que le estaba pasando. Todos los hombres en aquella reducida habitación permanecían en silencio, disfrutando de aquella imagen de Tania siendo violada casi tanto como si fuesen ellos los violadores en turno.

A Tania le pareció que Ricardo había estado dentro de ella por una eternidad, penetrándola aún lenta y suavemente sin detenerse, y a pesar de que las embestidas ya no eran tan severas, aquel bombeo lento le causaba a Tania una sensación de dolor tan intensa que su cuerpo se sacudía involuntariamente, contraía los músculos de su pelvis apretando sin querer el miembro de Ricardo, lo cual él disfrutaba enormemente.

Luego de un rato las envestidas de Ricardo volvieron a intensificarse, pistoneando a la jovencita hasta que finalmente se vino en seco dentro de las entrañas de Tania llenándola hasta el tope con caliente y espesa leche que causó en la chica una inesperada sensación de alivio..

Ricardo extrajo su miembro lentamente del trasero de la joven y se salió de entre sus piernas.

Tania suspiró aliviada al ver que Ricardo finalmente había terminado. Sin embargo el cuarto se llenó de aplausos en el momento en el que Romo se colocó una vez más entre las piernas de la joven con una descomunal erección y listo para penetrarla…

Continúa la serie