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Año 2428 I: La doma de las hembras

Año 2428, desde hace algo más de 300 años el mundo ha vuelto a la normalidad.

Los hombres dominamos la tierra y a todos sus seres vivos.

Las hembras de nuestra especie, antes llamadas mujeres, ahora simplemente hembras, trabajan para nosotros y nos sirven en todos los sentidos.

Cincuenta por ciento de la población trabaja – las hembras – y la otra mitad vivimos a placer gracias a su trabajo y obtenemos placer de sus cuerpos y voluntades.

En mi caso, vivo en una espléndida mansión frente a una gran cala mediterránea, con un par de docenas de hembras que cuidan de mi casa, del gran jardín, de mi playa y de mis veleros y, por supuesto, de mi y de mi sexo.

Tengo 42 años y durante los últimos 20 he amasado una inmensa fortuna comerciando con hembras alrededor del mundo, creando una gran red de relaciones y amistades que hace que fluyan a mi las mejores y más hermosas hembras.

Mi casa se organiza a mi alrededor y dos de mis hembras que me acompañan como “mis reinas”, mandan en mi nombre y dirigen a las demás con puño de acero.

Ellas son dos preciosas venezolanas, Aida de 26 años,, rubia, voluptuosa y de carnes generosas pero firmes y Tony de 38, alta, espigada, musculosa y de piel cobriza. Ellas me comparten, me dan placer y preparan al resto de las hembras para mi mejor deleite y servicio.

Además, en mi casa viven 4 muchachos de 16 a 18 muchachos, hijos de muy buenos amigos míos, que están conmigo para aprender mi negocio y para educarse como auténticos machos en las artes de extraer el mayor goce de las hembras. Realmente, aprenden rápido las sutilezas de la doma.

La obediencia y sumisión de todas las hembras es absoluta, ya que ante la más mínima desviación la aplicación de correctivos psíquicos y castigos físicos es implacable. Estos se desarrollan en una sala especial, dotada de los más apropiados y sofisticados aparatos, como de potros y sistemas de suspensión, así como de todos los instrumentos necesarios e inimaginables.

En algunos casos elijo con mis reinas a alguna hembra para gozar con el dolor ajeno, con el placer del castigo y para experimentar nuevas torturas.

Normalmente tenemos pocas ocasiones para gozar del trabajo de doma y sumisión de una hembra,estos 300 años de educación nos lo han puesto difícil. Pero, en ocasiones surgen sorpresas agradables. Hace 6 meses surgió una ocasión y hoy se ha vuelto a repetir.

Todo empezó cuando adquirí una nueva y muy atractiva esclava , llamada Glossy,, alta con grandes pechos, algo caídos pero muy hermosos y una gran cadera con preciosas nalgas y muy muy atractiva a pesar de estar algo entrada en años. Antes de ponerla a trabajar en el jardín, ese era su trabajo, pase un par de días con ella y se entregó plenamente, sin embargo al final y antes de dejarla, quise encularla a lo que se negó, diciendo:

-“solo entregaré mi ano al hombre de mi alma, ahora soy tu esclava, pero un día llegará mi príncipe azul y solo para él, será mi culo”.

La amenacé, pero no quiso entregarme lo.

-“Bien, le dije, tu lo has querido, serás torturada por mis reinas”

Convoqué a toda la casa en la sala de torturas y expliqué que Tony, a su libre antojo, iba aplicarle 3 castigos distintos en 3 partes diferentes de su cuerpo y que podía ser tan dura como quisiera.

-” Cuando tu digas: basta!, Tony parará y entonces será el turno de Aida que dispondrá exactamente del mismo tiempo para castigarte nuevamente con otras 3 modalidades de tortura.”

Tony aplicó con dureza sus castigos ( que más adelante describiré) y al cabo de 40 minutos cuando estaba llegando al clímax de tercero. Glossy grito : – “¡ Basta!¡ piedad! me entrego”

Le pregunté : “¿ estás segura de que me entregarás tu ano sin rechistar y con gusto?

Respondió: ” si, pero no me castigues más”

“Yo cumplo lo que prometo, ahora es el turno de Aida; Tony te ha convencido, Aida te castigará para que aprendas a no desafiarme”

Aida castigo con saña y dureza, quizás tiene menos fuerza Que Tony, pero es muy hábil. Aplicó sus 3 castigos ( que, también, explicaré) durante otros 40 minutos y Glossy no paró de suplicar y gemir.

En esos casos suelo gravar en vídeo digital y holográfico los castigos, para ejemplo de otros casos similares y para entrenamiento de mis discípulos.

Al final, soltamos a Glossy y le ordené ponerse de 4 patas con las piernas separadas, moje su ano con saliva y clavé sin contemplaciones mi polla de un duro y seco golpe, la cabalgué sin contemplaciones, gocé tremendamente de ese ano y ella no ofreció ninguna resistencia; poco antes de correrme cachetee con fuerza sus nalgas y ni rechistó. Estaba domada.

“Ahora y durante dos días serás el objeto de placer de mis 4 aprendices”

Le pusimos un bozal que le impedía el sexo oral, cerramos sus puños y los atamos con correas para que no pudiera usar sus manos y le pusimos un cinturón especial de castidad que le hacía imposible el sexo vaginal.

” Muchachos el que la dé por el culo más veces en estos dos días tendrá como premio a la negrita que compramos con ella”

Le dieron por el culo 31 veces, el campeón lo hizo 11 veces.

Al acabar Glossy tenia el ano destrozado; pero, hoy encula de maravilla, incluso mis reinas se divierten metiendole zanahorias, nabos, botellas y todo lo que se les ocurra.

Pasados esos seis meses, hoy se ha vuelto a repetir la oportunidad de domar a otra hembra y por azares del destino, al repasar su documentación hemos descubierto que es una hermana menor de Glossy, llamada Angie. Es más joven, también algo entrada en carnes y de unos 36 años.

Llegó algo sucia y después de lavarla y arreglarla, mis reinas me la trajeron para que la probará, pero se negó a tener sexo conmigo, diciendo:

“He sido vendida por mi amo-marido, soy tu esclava, trabajaré pero no follaré, porque soy miembro del movimiento de resistencia de mujeres”

” ¡Que interesante!¡ Otra doma en ciernes!”

Le expliqué como su hermana Glossy estaba con nosotros y la historia de su doma y enculamiento.

“Lo tenemos grabado y podemos verlo, no quiero estropear tu cuerpo, ni dañarlo, solo quiero tu entrega”

“Si al final de las cintas, no estás convencida, llamaremos a tu hermana y le repetiremos los castigos a ella, prefiero malbaratar un cuerpo dos veces que tener a dos hembras maltrechas; la castigaremos hasta que tu digas basta y luego, tanto tiempo más, como aquí es habitual” “Ella no te verá y tu gozarás del espectáculo de su sufrimiento”

Vimos las cintas. En la primera de ellas. Tony le dio a Glossy azotes en el culo y nalgas con un látigo de siete puntas acabadas en pequeños nudos, como Tony es musculosa y recia, golpea con fuerza y de forma certera, puede dar tantas veces como quiera en el mismo punto , dejando marcas preciosas y amoratadas en cada nalga. Glossy colgaba del techo con las manos separadas y llegando al suelo solo con la punta de los pies, que manteníamos separados por una barra, así su piel se mantenía tensa. Glossy resistió bien, ni rechistó.

Seguidamente, Tony acercó un apoyo a las rodillas de Glossy e hizo que se arrodillara dejando la planta de los pies a la vista y colgando. Castigó sus pies con una fusta de verga de toro que cimbreaba en el aire. Golpeó ambos pies por separado incidiendo en el revés de los dedos y en el empeine, con golpes muy secos .Glossy empezó a gemir.

A continuación, con un largo látigo fustigó los pezones de Glossy desde algo más de 2 metros y de arriba a bajo, de forma que solo rozaba los pezones. Descargó tres golpes en el pezón derecho y cuando acabó el segundo latigazo en el izquierdo, Glossy pidió piedad y perdón.

Angi, su hermana, estaba alucinada viendo el castigo con todo realismo en las imágenes holográficas.

Me pidió hablar y me negué. “Ahora verás la segunda parte”

Aida con el látigo de 7 puntas castigó la parte interna de los muslos de Glossy. Aida tiene menos fuerza pero busca las partes más sensibles. Una vez castigados los muslos les aplicó unas pinzas de la ropa pero de acero. En una carne dolorida esto es insoportable. Se veía y oía a Glossy suplicar.

Le ordené seguir.

Ahora con el látigo largo golpeó en el costado de forma que se doblara hacia delante dando en la teta y finalmente en el pezón que ya estaba resentido. Descargó media docena de latigazos en cada costado y en sendas tetas y pezones. Glossy gemía y gritaba a cada golpe. Angi no podía creerlo.

Finalmente, viendo que sus pezones estaban rojos e hinchados, Aida se dedico a rozarlos con un cigarrillo encendido, sin llegar a presionar sobre ellos que es lo que Glossy más temía. Glossy perdió el conocimiento durante unos instantes y ordené dar por acabado el castigo.

Para acabar le mostré a Angi las imágenes del ano de su hermana después de las proezas de los aprendices y le pregunté: “¿ no crees absurdo resistirme?

” Y ahora, ¿ que hacemos?”, pregunté agarrándole su lindo rostro.

“Me entrego” ” Me entrego, completamente, haz de mi lo que quieras, poseeme a tu antojo”

“¡Bien!, pero no tan rápido, primero serás la esclava de Aaida y Tony por 2 días, y luego serás mía”

“Aida y Tony, disfrutadla y si no os complace… mano libre!!!”

Cuando al cabo de esos dos días regresaron a mis aposentos, vi que Angi tenia el coño rasurado y los pezones muy hinchados y enrojecidos”

“¿Qué ha ocurrido?”

“Ah, nada que esta mañana después de cagar se negó a chuparme el culo y le hemos aplicado electrodos en los pezones y nos hemos divertido con sus contorsiones”,explicó Tony.

“¿Y contigo como fue, Aida?”

“Bien pero al final, me aburrí un poco, sabes, tiene poca imaginación y decidí estimulársela metiendole un electrodo por el culo y una pinza en el clítoris y fue divertido ver como se meneaba”

“¡¡¡Sois terribles!!! , pero me encanta que seáis salvajes y os divirtáis”

Ordené a Angi separar sus piernas, abrí sus labios y cuando rocé el clítoris con un dedo, salto de un respingo.

“Creo, querida Angi, que tienes problemas, te me resistes, te resistes a mi mano; ¿ Ya olvidaste que pedías ser mía?”

“No, no lo he olvidado, hazme lo que quieras”

Pedí a Tony Y Aida que le vendaran los ojos y la agarraran de brazos y piernas. Me puse unos guantes que son de una mezcla de gruesa lana y esparto y que son terriblemente rugosos. Un clítoris en estado normal no aguanta su masaje

Rocé su clítoris e introduje un dedo en su ano, chillaba y se mordía los labios. De pronto froté con más fuerza y moví rápidamente el dedo en su ano, se retorcía y aceleré el movimiento y la frotada de clítoris; aguantó bastante pero, de pronto tiró de sus brazos y piernas y se soltó cerrándose sobre si misma; yo no retiré mis manos y seguí ejerciendo presión sobre su clítoris y así estuvimos unos instantes, hasta que se relajó y abrió de piernas y susurró : ” Soy tuya, sigue””

Volví a presionar y frotar su clítoris y metí dos dedos en su ano, con fuerza y hasta dentro. No se resistió.

“Ahora serás mía, en primer lugar y de rodillas gozaras de mi leche”

Me mamó con temor al principio y con fruición al final. Tragó mi semen hasta su ultima gota.

Pasó la noche conmigo con una entrega absoluta, tiene un follar delicioso

Hoy es una de mis mejores hembras y no es reina, como Aida y Tony, porque no tiene todavía la crueldad para castigar a otras.

Ella me pide que la “eduque”….pero eso será otra historia.

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