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Pasion inducida I

Pasion inducida I

El inicio de las clases en la Universidad representa cada año el fin de mis diversiones veraniegas y casi indefectiblemente me sume en un letargo intelectual que en nada ayuda al éxito de mi futura carrera. No hay en el ambiente universitario nada que pudiera ,de algún modo ,conmover mis percepciones. Todo me es ya tan conocido que lo único que me mantiene allí es saber que esto un día terminará

Con ese ánimo tome asiento esa mañana y me estiré en mi butaca dispuesta a hacer todo el esfuerzo necesario para no dormirme en la primera clase del curso sobre ” Comunicación Humana”. Acomodada , hacía los esfuerzos de rigor a fin de que el profesor no se diera cuenta de mi desinterés y esperaba con resignación que transcurriera el tiempo prescrito.

Fue al promediar la clase , cuyo contenido aún ignoro , que sentí lo que llamaremos el primer síntoma. Era una sensación que no daba lugar a duda alguna , el sujetador me quedaba estrecho. No lo había notado en la mañana al vestirme y recordé haber leído que el cuerpo humano sufre dilataciones por cambios circulatorios localizados. Me había pesado y no había alterado mis 54 kilos que tanto orgullo me causan, sobre todo frente a Martina , mi amiga en constante lucha contra su tendencia a engordar.

Me moví suavemente en mi sitio para reducir la intensidad de la sensación y efectivamente disminuyó , pero fue solamente por un momento, porque al cabo de unos cinco minutos reapareció y pude notar con claridad que mi teta derecha presionaba con mas intensidad que la izquierda , pero eso tampoco me extraño , porque se que la tengo levemente mas grande Eso sí , me sentí por primera vez incómoda porque en ese momento el profesor estaba justamente a mi lado.

Pero terminó la clase y no le hice comentario alguna a Martina , aparte de preguntarle.

-¿ Tu piensas que estoy mas gorda?

Martina como todo respuesta se río en mi cara antes de decirme

– Ni un gramo.

Al día siguiente había olvidado el asunto , pero el viernes en la mañana de nuevo tenía clases de “Comunicación Humana” y tomé asiento junto a Martina para ver las posibilidades de conversar un poco sin que el profesor se diera cuenta . No obstante ,el nos sorprendió y sin dejar de hablar se acercó directamente a nosotros , como para darnos a entender que nos había visto. Yo sentí que me ruborizaba mientras Martina contenía la risa , pero el pasó junto a nosotros sin decirnos nada. A mi ,el calor de la cara se me había pasado al cuello y recorría mi espalda longitudinalmente hacia abajo y como una ola intima que me abrazara , si situó entre mis muslos que sentía húmedos a tal punto que tuve que separar las piernas . Sin embargo esta sensación desapareció rápidamente y el profesor ya estaba lejos de mi continuando con sus reflexiones de las cuales tan alejada me encontraba.

La sensación de calidez me atacó tres veces durante esa clase y pude darme cuenta , no sin sorpresa , que ella me invadía cuando el profesor se acercaba y me iba abandonando a medida que el se alejaba.

Cuando le conté lo que me pasaba, Martina no podía dejar de reírse haciéndome todo tipo de comentarios escabrosos respecto del profesor. Yo por mi parte atribuía todo lo que me estaba pasando a procesos fisiológicos normales y la cercanía o lejanía del profesor la consideraba una mera concidencia. Sin embargo ahora tenía por primera vez un motivo de interés en una clase porque deseaba saber si el fenómeno volvería a repetirse . Y se repitió.-

Los primeros minutos de esa clase los dediqué a observar detenidamente al profesor de comunicación. Era un hombre común y corriente, vestido de forma mas o menos descuidada, de contextura robusta . no muy alto de unos 50 años, con una voz con tendencia a adormecer , de mirada sin brillo, nada en él mostraba algo impactante o atractivo yo diría que era quizás un hombre en el cual no me habría fijado jamás. Sin embargo en ese mismo momento el se acercaba a mi y sin que yo pudiera evitarlo mis piernas comenzaron un movimiento de abrirse y cerrarse rítmicamente , que mi amplia falda apenas podía disimular . El movimiento alcanzó su máxima intensidad cuando el estaba junto a mi butaca y fue cediendo a medida que él se alejaba. Me sucedieron dos cosas . Una fue que me asusté, y la otra ,que jamás podría negar que me había invadido una nítida sensación de placer.

Me quedé inmóvil durante varios minutos. Cualquiera hubiese pensado que estaba terriblemente concentrada en lo que el profesor decía, pero yo estaba sumergida en un mundo cuyo umbral recién estaba vislumbrando. Esperé anhelante que él diera vuelta en el otro extremo de la amplia sala y con los ojos cerrados supe que se estaba acercando porque mis piernas comenzaron a oscilar ahora con una cadencia erótica indesmentible al tanto que yo no hice nada por evitarlo , porque un placer desconocido me invadía e inclinándome sobre el cuaderno permanecí con los ojos cerrados moviéndome ahora sin ningún cuidado hasta que escuche la voz de Martina que me decía.

-Deja de moverte de una bendita vez.

La clase había terminado y ya en la cafetería . Mi amiga me preguntó sin tapujos que era lo que me había pasado y me describió con detalles la cara de ensoñada que yo tenía y esos movimientos sin explicación. No tuve otro remedio que contarle también con lujo de detalles lo que realmente me estaba pasando . Al comienzo Martina se río , pero luego cuando le insistí que lo me estaba pasando me gustaba mucho , guardó silencio y solamente me dijo

-Me encantaría saber como sigue la historia -. Ya éramos dos las interesadas en la clase de ” Comunicación Humana”

Yo había prometido que en la clase siguiente le contaría a Martina todo lo que me fuera pasando en el momento mismo que sucediera . Nos instalamos en el fondo de la sala dejando como tres corridas de butacas desocupadas entre nosotras y el resto del grupo.

El profesor llegó algunos minutos atrasado y luego de dar las explicaciones del caso comenzó su clase anotando una serie de datos bibliográficos en el pizarrón, y solamente luego de esta operación se dirigió al curso ,para comenzar a dictar. Fue en ese momento cuando me di cuenta que yo tenía dificultades al escribir , mi mano derecha no tenía la fuerza suficiente para asir el lápiz , al tiempo que una sensación de suave dolor me invadía el bajo vientre. Lleve mi mano allí y comencé por acariciarme con movimientos circulares teniendo cuidado de cubrirme con el cuaderno para disimular mis movimientos .El profesor había pasado junto a nosotros sin percatarse de lo que me sucedía , pero yo estaba ahora sin poder contenerme y por sobre mi falda recorría con placer todo mi vientre , al tiempo que le decía a Martina que no podía controlarme Mi amiga me tomó la mano izquierda y trató de tranquilizarme , pero yo vi en su rostro que estaba asustada. La sensación que me invadía disminuyó levemente cuando el profesor se alejó , pero en ningún momento desapareció y cuando el se detuvo a unos cuatro metros de nosotros dándonos la espalda , yo sin poder evitarlo levante mi falda para presionar sobre mis genitales que latían desesperados y comencé a masturbarme francamente mientras mis piernas se juntaban con una fuerza desconocida como queriendo detener el placer que me invadía. En ese momento Martina , sin soltar mi mano me dijo que saliéramos de la clase y eso hicimos.

Ya en la cafetería , permanecimos un rato en silencio , y luego Martina me contó que en el momento en que yo me había masturbado ella había experimentado como unos calambres en la parte interna de sus muslos y que los pezones se le habían endurecido y le latieron con fuerza casi hasta dolerle por la presión de la ropa .

Acordamos que en la clase siguiente observaríamos el desarrollo del fenómeno y si algo raro pasaba simplemente abandonaríamos la sala. Estabamos algo asustadas .

Ese día el profesor comenzó su clase sentado frente a su mesa y todo transcurría en forma absolutamente normal. Nosotros nos habíamos instalado en el fondo de la sala. Faltaban solamente unos 20 minutos para el término cuando se puso de pié y fue también en ese momento cuando yo sentí que un líquido caliente y suave comenzaba a empapar mis pequeñas bragas . La humedad se propagaba a la parte alta de mis muslos y una especie de calambre placentero se originaba muy dentro de mi vagina par hacerla latir como un reloj enloquecido.

Mireé a Martina y ella estaba con los ojos cerrados y moviendo las piernas con ese balanceo que yo tan bien conocía . Entonces ya no pude resistir , me puse de pie y abandoné la sala .

Había junto al aula , una pequeña biblioteca a la que acudíamos a veces para estudiar . Entré en ella , estaba desierta , y me afirmé en una de las sillas para poder disimular y resistir la ola de placer que me estaba invadiendo, cuando la puerta se abrió y entro Martina.

-No puedo resistir – dijo – al tiempo que cerraba la doble chapa de la puerta .

Luego me abrazó como hipnotizada , mientras yo desabotonaba mi blusa que me molestaba , me deshacía de mi sujetador y le ofrecía mis tetas inflamadas de pasión . Ella buscó con premura mis piernas y su mano encontró mi centro inundado . Se había sacado la falda y sus nalgas ardientes se me ofrecieron . No hablábamos

Al momento nuestras manos habían encontrado el lugar buscado y mutuamente nos penetrábamos tratando de encontrarnos sin prisa para prolongar la pasión . Besaba sus tetas generosas , y nos reconocíamos como si siempre hubiésemos estado anhelando estas caricias . Como si por fin nos hubiéramos encontrado después una larga búsqueda que nunca había existido .

La pequeña habitación comenzaba a impregnarse de nuestro íntimo perfume

y nuestros cuerpos adheridos sentían ahora la vibración potente del deseo desatado.

Sosteniéndonos apenas en pie y sintiéndonos penetradas física y mentalmente . recibimos abrazadas este primer orgasmo nuestro tan nuevo y tan definitivo , en silencio , mientras a través del fino tabique oíamos las frases finales de la clase.

” Así verán Uds. que hay formas especiales de comunicación que constituyen experiencias únicas..”

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