Una relación con un compañero de trabajo termina de manera sorprendente

Me llamo Gema, tengo 28 años y estoy casada, espero que lo que os voy a contar os guste, yo cada vez que lo recuerdo me pongo tan caliente que no tengo más remedio que masturbarme.

En primer lugar os diré que en mis diez años de matrimonio nunca le he sido infiel a mi marido, solo una vez siendo novios, le puse los cuernos con un italiano, al que masturbe y le hice una mamada, aunque duro poco, pues el muy flojo se corrió en mi boca después de dos o tres chupetones.

Hace unos meses nos fuimos a cenar con unos amigos, llevábamos planeando salir desde hacía tiempo, yo estaba muy ilusionada pues me gusta salir de noche, pero además tenia otra motivación, y es que Luis, mi compañero de trabajo, nos iba a acompañar aunque Maite su novia no podía venir por motivos laborales, como podéis imaginar yo misma me encargue de llamar a su novia para decirla que no se preocupara, que Luis estaría entre amigos, y se lo devolveríamos sano y salvo.

El restaurante era muy bonito y acogedor, teníamos reservada una mesa para catorce por lo que tuvieron que poner un cubierto más para Luis, como no conocía a nadie se puso a mi lado, mi marido se sentó al lado de María la mujer de su primo que yo creo que le hace «tilín».

La cena fue exquisita, en los postres todos estábamos muy a gusto, la música de fondo y las botellas de vino nos dieron un punto muy agradable.

Luis charlaba con todos como si les conociera de siempre, la verdad es que es un hombre muy extrovertido además de guapo y simpático.

La presencia de Luis cerca de mi, me iba calentando poco a poco, pensaba que era una pena no poder estar a solas con él para hacerle disfrutar como nunca nadie lo había hecho.

Mi sorpresa fue muy grande cuando note que Luis tocaba mi pierna con su mano, mire a mi marido, pero estaba muy ocupado hablando con María, yo estaba muy nerviosa por lo que decidí hacer como si no pasara nada.

Luis seguía sobando mi muslo, mientras hablaba con otro amigo, poco a poco fue subiendo mi falda hasta que mi piel noto su mano, esto me puso a cien, y mi tanga empezó a mojarse, muy despacio casi sin darme cuenta su mano se poso encima de mi chochete y poco a poco fue apartando el tanga hasta tocar los labios que en ese momento estaban hinchados y muy mojados.

Mi marido me miraba de vez en cuando y se sonreía ajeno a lo que estaba pasando por debajo de la mesa.

Yo estaba caliente como nunca, y al ver que nadie se daba cuenta, decidí facilitar el trabajo a mi compañero, tape mis piernas con el mantel metí mi mano derecha debajo de la mesa cogí mi tanga y con dos dedos le aparte, dejando mi chocho abierto a los deseos de Luis, el se dio cuenta e introdujo un dedo en mi cueva ardiente, el dedo se metió hasta dentro sin ninguna dificultad por lo que decidió sacarle y meter dos, yo no sabia lo que hacer ni a quien mirar, mi compañero de trabajo me estaba follando con sus dedos delante de mi marido, esto me ponía cada vez más y más caliente, me mordí los labios para no gritar de placer, y en ese momento una oleada de calor me recorrió todo el cuerpo, me estaba corriendo como nunca lo había hecho.

Agarre la mano de Luis y saque sus dedos de mi chocho, el se llevo los dedos a su boca y poniendo una servilleta por delante los chupo mirándome a la cara.

Como pude arregle mi tanga y mi falda, y me levante para ir al baño, pero antes decidí acercarme a mi marido, estaba muy alegre charlando con María el vino y las copas le ponían un poco «piripi», le di un beso en la boca y le dije donde iba, el asintió con la cabeza casi sin hacer caso.

Entre al baño y me lave la cara con agua, estaba inclinada en el lavabo con los ojos cerrados pensando en lo que había ocurrido, unas manos presionaron mi cabeza contra el grifo, mientras un hombre apretaba su polla contra mi culo, me asuste y estuve apunto de gritar, pero estaba tan caliente que no pude hacerlo, me tapo los ojos con una servilleta y me empujo hacia el wáter cerrando la puerta con violencia, me agarro por detrás aplastándome las tetas con sus manos por encima de la camiseta, me dio la vuelta y me sentó en la taza del wáter, me cogió las manos y me las puso encima de su paquete.

Yo estaba como una loca y lo único que quería era hacerle una mamada, empecé a tocársela por encima del pantalón, pero mi ansia me hizo bajarle la cremallera meter la mano y sacársela, tenia una polla enorme, estaba caliente y su punta muy mojada, me la metí en la boca y empecé a chupársela mientras me tocaba por encima del tanga.

Mientras se la chupaba con ganas, el me subió la camiseta hasta el cuello y amasaba mis tetas produciéndome dolor, apartó mi boca de su polla, me levanto y me dio la vuelta, subió mi falda y me bajo el tanga sacándolo por un pie, de un empujón me puso contra la pared haciéndome que me agachara dejando mi chocho a su entera disposición, se la cogió con la mano la puso en la entrada y de un solo golpe me metió su polla hasta dentro, no podía creerme que ese instrumento tan grande estuviera dentro de mi, pero así era pues sus huevos golpeaban contra mi culo a cada sacudida, era tan grande el gusto que me estaba dando que me corrí rápidamente, él lo noto, y después de bobearme un poco más, la saco por completo, tenia la polla totalmente mojada gracias a mi orgasmo, me sentó otra vez en la taza del wáter, empujó mi cabeza hacia su polla y empezó a meterla y sacarla de mi boca mientras se masturbaba, un chorro de leche caliente me lleno la boca por completo, estaba tan excitada que me trague gran parte de ella después estuve un rato chupándosela hasta que no echaba ni una sola gota.

Los dos estábamos rendidos, me quite la servilleta de los ojos, delante de mí estaba Jorge el marido de María, mientras su mujer charlaba con mi marido, el si se dio cuenta de todo lo que había pasado entre Luis y yo por debajo de la mesa.